Recientemente he recibido consultas y comentarios acerca de la existencia del libro "Animales Invisibles" de Gabi Martínez. Algunos consistían en preguntarme si teníamos algo que ver o si habíamos colaborado en dicho trabajo. La respuesta es que no, y que he leído este interesante trabajo, por lo que me siento obligado a comentarlo y despejar toda posible duda producida por la coincidencia del título con el de mi tesis doctoral y el blog que estáis leyendo y que gestiono desde hace ya más de una década.
Mi personal trabajo de investigación, en el ámbito de la Teoría e Historia de la Imagen, arrancaba a principios de los años noventa con intenciones más cercanas a la crítica de las formas de arte figurativo y a la influencia de la estética fotográfica como paradigma de realismo ("Digo, miento, fotografío"). Sin embargo, debido a mi interés por otras formas de artes aplicadas como la escultura, el modelismo y la escenografía en el ámbito de las exposiciones divulgativas de carácter científico, como ciertos recursos museísticos en exposiciones temáticas en los que yo mismo me vi involucrado por azares laborales, inicié una segunda etapa de mi trabajo ("El árbol de plástico") más centrada en este tipo de recursos visuales y expositivos que complementé con una especie de cierre de una trilogía que titulé, precisamente "El animal invisible", que dió título a la tesis doctoral que publiqué en la UB a principios del presente siglo.
En esta tercera parte, concreté el ámbito de mi estudio a diversos aspectos problemáticos de la iconografía animal en los medios de divulgación científica (zoológica) especialmente dedicados al público generalista, no especializado, y que por tanto nos da pistas sobre la apreciación cultural de las demás especies animales. El título alude a la invisibilidad de las especies animales no humanas en nuestra cultura pese a su omnipresencia iconográfica y simbólica, a su dificultoso calado en la mentalidad colectiva y a las constantes distorsiones en la apreciación de las características peculiares de las diversas especies que nos acompañan en nuestro viaje planetario.
Casualmente, hace poco más de un lustro, descubrí un trabajo del ámbito de la teoría de la sociología titulado también "The Invisible Animal"de los profesores Philip Mancus y Richard York, de cuyo contenido realicé una breve recensión en una entrada que explica bastante bien el alcance de su trabajo y del mío propio, así como la posible relación entre ambos. Desde aquel momento decidí adoptar la definición de Antrozoología Artística, o Antrozoología del Arte, para el género artístico de mi estudio y para mi propio estudio, respectivamente, como enmienda a la inexistencia del término "Antrozoología" en el diccionario de nuestra lengua, reivindicando un campo de estudio no reconocido nominalmente pero cada vez más presente en universidades de todo el mundo e incluso, más recientemente, en nuestro país, normalmente bajo la denominación de estudios críticos humano-animales, ética animal, estudios humano-animal y similares. Entre ellos, por ejemplo, destacaría los campos de trabajo a los que se aproxima Marta Tafalla en su obra "Ecoanimal" a la que aludíamos en la entrada precedente.
Gabi Martínez viene a engrosar nuestra selección de autores vinculados a lo que denominamos literatura antrozoológica, o, mejor aún, antrozoología literaria, ámbito en el que hemos destacado especialmente al gran exponente de las letras gallegas contemporáneas Xavier Queipo, uno de nuestros faros desde los incios de nuestra singladura, y que, ya desde sus primeros apuntes de filosofía natural y microrrelatos de trasfondo naturalista hasta sus más recientes publicaciones de poesía de trasfondo científico (junto a Ramón Neto, "Minutos para a Medianoite"), es uno de nuestros principales referentes.
Queipo practica el ensayo científico, literario y poético tanto como el cuaderno de apuntes, la novela y el libro de viajes, en una amalgama a veces indiscernible pese a su lúcida y clara definición, fruto de una maestría intachable y un bagaje científico curioso y crítico.
La asociación entre Gabi Martínez y Xavier Queipo acaba ahí, en los lindes del libro de viajes justificado por una reflexión naturalista con cierto calado filosófico y antropológico. Queipo construye toda una poética existencial al respecto. Martínez se esfuerza por desvelar información en un periplo no exento de reivindicación ecologista y añade su grano de arena a la equiparación entre zoología y criptozoología en unos tiempos de extinciones masivas que podrían hacer que las especies todavía supervivientes del hoy sean los mitos zoológicos del mañana, como el picozapato o el pangolín, a la manera en que ya lo son el dodo o el moa, acrecentando su valor simbólico (y, en consecuencia, tal vez -y peligrosamente- su valor económico, como apuntábamos en su día).
Gabi Martínez propone una búsqueda intelectual y genuinamente antrozoológica de espacios y lugares en cuanto que biotopos vinculados a especies animales caras de ver, ya sea por su carácter esquivo, por su escasez o por su existencia legendaria. Así, cuestiones como las que planteábamos en relación al tilacino, o argumentos similares a los de Victoria Finlay en sus viajes buscando el origen de los colores y los pigmentos y sustancias naturales que los producen, Martínez nos lleva de viaje con el pretexto de seguir la pista de animales todavía más invisibilizados que los demás.
"El Animal Invisible" hace referencia al concepto de animal desde un punto de vista iconográfico, y cómo la persistencia de ciertos rasgos conspicuos, de ciertos superestímulos, arraiga en la imagen colecctiva de cada especie animal invisibilizando casi totalmente la información acerca de dicho animal. "Los Animales Invisibles" de Gabi Martínez dan título a un libro de viajes y a un proyecto antrozoológico notable, que no ignora en absoluto la antrozoología artística de la que partimos, pero que, como en el caso de Xavier Queipo, toma prestados ciertos aspectos metodológicos de la investigación de campo, de la biología y de la ecología, de la etología y de la antropología.
En una reseña a su libro del blog de cultura de la Cope del pasado mes de marzo, obtenemos la siguiente información, con testimonios del autor a partir de una entrevista a la agencia Efe:
El narrador y periodista Gabi Martínez asegura que estamos en una época en la que solo cree lo que se ve y que el interés por la naturaleza ha disminuido, porque el ser humano hoy solo mira lo que tiene cerca, como demuestra en su nuevo libro "Animales invisibles".
Hace dieciséis años, a Martínez (Barcelona, 1971), cuando escuchó hablar sobre el picozapato, un pájaro que nadie ha visto pero que se sabe que existe y se le respeta, le surgió la inquietud por describir un termitero.
He de decir que me sorprende la perplejidad de Martínez ante la supuestamente críptica existencia del picozapato, un animal que yo creía perfectamente bien conocido para cualquier aficionado a la zoología. Incluso uno de los animales típicos de la fauna africana, como el secretario o serpentario, y ni siquiera raro, escaso, o difícil de ver, como en el caso de animales bien conocidos pero escasos y relativamente recientes en su descubrimiento como el okapi.Hace dieciséis años, a Martínez (Barcelona, 1971), cuando escuchó hablar sobre el picozapato, un pájaro que nadie ha visto pero que se sabe que existe y se le respeta, le surgió la inquietud por describir un territorio siguiendo a un animal, como excusa.
"Animales invisibles" (Capitán Swing y Nórdica Libros) sigue el rastro de seis especies extinguidas o muy difíciles de ver con el objetivo de descubrir nuevos lugares: el picozapato, la gran barrera de Coral, el yeti, la moa, el tigre coreano y la danta.
"Es una excusa para entrar en el imaginario de aquellos que residen en los entornos que rodean a estos animales de leyenda", declara en una entrevista a Efe.
En un mundo en el que prima la imagen, Martínez niega la concepción de que "si algo no se ve, no existe", y define el proyecto, en el que le acompañó el arqueólogo Jordi Serrallonga, como un libro "muy activista, una iniciativa para intentar cambiar las cosas y fijar el foco en la protección de la naturaleza".
Después de la crisis económica, Martínez manifiesta que desapareció el interés por la ecología, "porque se pensaba que había cosas más importantes", pero el cambio climático ha seguido avanzando y "hay que gritar y luchar por la protección del planeta", añade.
Ante el dato de que el 84 por ciento de las razas autóctonas están en peligro de extinción, el escritor denuncia que "mientras las banderas ondean, se deja que los animales del país, una de las marcas de identidad más naturales que hay, desaparezcan".
"Animales invisibles" nació con la intención de convertirse en un proyecto multidisciplinar que abarca desde el libro, un cómic y una página web hasta un documental sobre la búsqueda en Venezuela de la danta, un animal semisagrado en peligro de extinción.
Martínez, especializado en literatura de viajes, muestra su desacuerdo cuando se dice que hoy hacer turismo ha perdido "su encanto", porque todo esté descubierto. "Cada vez resulta más necesario encontrar un buen argumento para viajar y yo viajo para no ver", concluye con humor.
La aportación de Gabi Martínez a la antrozoología artística viene de su colaboración para la edición del libro con la ilustradora Ester García, ya conocida por otros trabajos suyos relacionados con la zoología y su particular visión de la selección natural, y a quien deberíamos, pues lo merece, dedicar un artículo próximamente. Ester García iguala en imágenes que aluden a la observación astronómica y a la simbología astrológica, la vieja unión entre aprendizaje científico y creencia religiosa o mitológica, la presencia de animales existentes e inexistentes, hermanos en su invisibilidad y pretexto para las expediciones de Martínez en busca de algo que sabe que no va a ver, una experiencia que conecta de alguna manera con lo que comentábamos acerca del fugaz avistamiento de un tigre por parte de Jared Margulies y la foto del tigre ausente para testimoniar su pretérita e irrecuperable presencia.
Volviendo al picozapato como ejemplo de lo invisible o poco documentado, he de decir que tampoco me sorprende esta apreciación del animal como algo escaso y esquivo, o posiblemete extinto en la naturaleza, hasta el punto de que un naturalista no mucho más joven que yo ignorase hasta hace poco su existencia o su imagen, que, por cierto, hasta el advenimiento de las teorías que a finales de los ochenta relacionaban ya con cierta certeza a las aves como herederas del linaje de los dinosaurios (hecho ampliamente divulgado por las novelas de Crichton y convertido en tópico popular por las versiones cinematográficas a cargo de Spielberg a partir de los años 90) no había sido apreciado como la viva imagen de un dinosaurio moderno.
Al fin y al cabo, no creemos casual que haya llegado prácticamente a la misma elección del título que nosotros mismos para su obra, y que también tenga proyectada su presencia en las redes para ampliar el soporte y el alcance de sus testimonios y reflexiones.
Martínez ofrece en sus páginas el testimonio de una singladura personal con una observación directa y concienzuda de las circunstancias sociológicas, políticas, económicas y antropológicas de los territorios en que se ubican los biotopos de las criaturas que motivan su búsqueda, sea toda una gran barreara de coral o un misterioso tigre coreano, se trate de un tapir sudamericano o de una extinta ave gigante.
Quede claro, pues, que no existe vinculación directa entre El Animal Invisible de Mafa Alborés y los Animales Invisibles de Gabi Martínez, pero sí unas motivaciones intelectuales que guardan, como mínimo, empatía, y que, lejos de molestarnos como han sugerido algunos que veían una especie de intrusión o apropiación, nos alegra la feliz coincidencia onomástica y de ciertos planteamientos en ambos proyectos. Pensemos que incluso he dado el título de Animal Invisible a mi proyecto fotográfico sobre la estética de las Cámaras Trampa, o Tarmpas Fotográficas y que en el fondo también ilustra la difícil aprehensión iconográfica o registro de imágenes de animales sumidos en las tinieblas. Esperamos expectantes la aparición en la red de dicho proyecto como algo consolidado y confiamos en contactar en breve con el autor para compartir opiniones, experiencias y reflexiones.
Mafa Alborés
No hay comentarios:
Publicar un comentario