Inherit the Dust
Nick Brandt ha fotografiado la vida salvaje, lo que le ha hecho célebre, pero la fotografía es el vestigio de un instante pasado, y no está viva, aunque sea hermosa como reflejo de las formas vivas. Brandt lo sabe, y también ha fotografiado la muerte en la naturaleza porque sus vestigios poseen una inquietante belleza. Así lo hacíamos constar al dedicarle un comentario a su memorable trabajo sobre las criaturas muertas de forma misteriosamente natural junto a un lago sulfurosamente tóxico de África, pero también ha contrapuesto la dudosa belleza de los trofeos cinegéticos, depositaria tan sólo de belleza natural que poseyeron sus protagonistas en vida, a la belleza del entorno natural del que fueron arrancados para evidenciar una cruda denuncia por reducción al absurdo, algo no tan lejano de lo que había hecho al contrastar la imagen del marfil como mercancía frente a los espacios abiertos por los que campaban los elefantes de los que deberían constituir tan sólo vestigios naturales, indicios de una presencia pretérita, y no de una masacre. Eso lo hacía en "Across the ravaged land" ("A través de la tierra devastada"), proyecto en forma de libro fotográfico.
Una vez más, Brandt nos conmueve con un proyecto que constituye una denuncia, pero ha buscado una forma más clara y contundente, y de ahí la particular trascendencia de su trabajo, siempre impecable y de tal calidad que lo convierte prácticamente en el paradigma o la quintaesencia del fotógrafo natrualista de hoy en día, el miguel ángel del consrevacionismo fotográfico.
Es precisamente por su indiscutible importancia por lo que apenas hemos comentado su trabajo en nuestro blog. Resulta excesivamente obvio referirnos a alguien suficiente y exhaustivamente comentado por medios especializados de toda índole. Nosotros, desde este blog, preferimos dar a conocer artistas menos conocidos que digan algo original o peculiar acerca de nuestra relación con el mundo animal, especialmente aquellos que, además, nos dan lecciones sobre los límites de nuestra percepción, así que, más allá de dedicarle una justa mención, no creemos que Brandt sea objeto idóneo de nuestros comentarios.
De hecho, cuando lo hicimos en su día fue a propósito de sus fotografías realizadas en el lago Natron cuya salinidad y peculiar concentración de ciertos compuestos químicos momifica sorprendentemente a los animales que mueren en sus cercanías. En aquella ocasión, Brandt se permitió la licencia artística de dejar de lado su estilo estrictamente documental y reubicar los cadáveres para generar la impresión de que habían muerto en el lugar y postura en que los había fotografiado, lo cual no deja de ser un eco de la metáfora implícita en la imagen fotográfica, un vestigio de algo ya pasado (lo cierto es que la fama de esta serie hizo que muchos pensasen que la toxicidad del lago era tan alta que la fantasía fotográfica de Brandt era cierta). Nos pareció lo suficientemente llamativo como para mencionar esta serie en concreto, que en el fondo creo que ya apuntaba hacia la dirección que parece haber tomado su trabajo: la denuncia acerca de la fragilidad de la vida y de los últimos entornos naturales.
Y es que Nick Brandt, pese a su ascendencia inglesa, parece enteramente consagrado a fotografiar y documentar el continente africano, su paisaje y especialmente su fauna. De hecho, podría decirse que ha acabado por erigirse en el más destacado fotógrafo de la fauna africana, o de la fauna en general (en la medida que la sabana y la selva africanas siguen representando el mundo salvaje primigenio por excelencia, seguramente por albergar los paisajes de nuestros propios ancestros homínidos, y también en tanto que la importante, influyente y extensa producción fotográfica de Brandt ha alcanzado unas cotas de calidad documental y artística difícilmente superables).
Brandt es un fotógrafo de fauna que ha trascendido los límites de su especialización. Es una pieza clave de la historia de la Fotografía, sea desde un punto de vista técnico, artístico, creativo o escrupulosamente documental. Es un maestro en toda regla y, además, ha llevado su compromiso conservacionista a los extremos que su pericia y su influencia le han permitido. Diríase que no le satisface la pulcra imagen que sus exposiciones ofrecen de la belleza natural africana o no le parece suficientemente útil. Tal vez quiera ofrecer ahora el fuera de campo de sus imágenes. En "Across the Ravaged Land" ya se propuso poner su maestría compositiva y técnica al servicio de la denuncia documental, y pasarán a la historia sus registros de los colmillos de elefantes decomisados por los agentes de las reservas naturales.
Nos sorprendió también con sus fotografías de animales disecados y trofeos de caza, lejos de las nuevas tendencias que observamos en muchos artistas americanos contemporáneos que se recrean en el atractivo estético de las formas animales aunque estén muertas, porque Brandt los reubicaba en los paisajes en los que habían sido cazados y donde deberían seguir viviendo, dando un mensaje claro y duro sobre la necesidad de acabar con la caza deportiva y furtiva, sobre la dolorosa falta de sensibilidad y respeto por las demás especies animales.
En Inherit the Dust, algo así como "heredar el polvo", o "la herencia del polvo", Brandt utiliza todos sus recursos artísticos y su influencia mediática e institucional para crear unas poderosas instalaciones fotográficas al aire libre. Se trata de impresionantes copias a tamaño natural en sendos murales ubicados en espacios desolados por la acción humana, trátese de vertederos, centros comerciales, extrarradios industriales, márgenes de autopistas o antiguos campos de batalla con huellas y cicatrices de la devastación de la guerra. En ellos sitúa sus imágenes de los paisajes y animales que antaño eran visibles en dichos entornos, a la manera en que las cabezas de los trofeos cinegéticos taxidermizados denunciaban su ausencia. El resultado de su nueva serie es todavía más terrible, porque ahora el vestigio fotográfico muestra un paisaje que también ha desaparecido. El paso del tiempo y la climatología pronto darán cuenta de las fotos, y ni tan sólo este recuerdo perdurará en las llanuras antes recorridas por las jirafas, leones, rinocerontes, elefantes, hienas, guepardos, cebras...
Si realizar estas instalaciones fotográficas nos parece ya un magnífico trabajo que remite al "cuadro dentro del cuadro" magrittiano*, Nick Brandt remata magistralmente la obra documentándolas fotográficamente en un nuevo bucle testimonial técnica y artísticamente impecable y, desde luego, necesario para su trascendencia más allá de los lugares donde han quedado emplazadas, para, por fin, tener nuevo material digno de concurridas salas de exposiciones que no constituyan un mero simulacro de safari programado y tranquilizador. África peligra. El planeta peligra. Estamos destruyendo el paraíso y Brandt ya se ha cansado de mostrar su belleza, porque considera más importante contrastarla con sus graves heridas o tal vez no quedará nadie que se proponga curarlas.
Mafa Alborés
*ver selección de entradas al respecto en:
http://mafa-elanimalinvisible.blogspot.com.es/search/label/cuadro%20dentro%20del%20cuadro
Nick Brandt: La herencia del Polvo:
http://www.nickbrandt.com
http://nickbrandt.inheritthedust.com/
http://www.nickbrandt.com/text_page.cfm?pid=2706
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