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viernes, 22 de junio de 2012

Expectativas, tiburones y Photoshop.


Siguiendo con nuestros ejemplos de distorsiones informativas en noticias sobre animales, hemos extraído y transcrito ésta, de Yahoo, que seguro ya conocéis.
Como bien dice el redactor "en internet las noticias corren como la pólvora" y en este caso los componentes que atraen al público son los animales temidos por antonomasia (aquellos pertenecientes a un medio acuático que nos es tan propio como ajeno: los monstruos marinos encarnados principalmente por los tiburones) y el carácter insólitamente invasivo de este medio a través de una inundación, enlazando con el miedo atávico a las catástrofes naturales que alteran la disposición de las cosas. En la noticia que nos sirve de excusa para nuestras reflexiones, además, se da el caso de que la inundación afecta a un espacio no natural, esencialmente urbano, aumentando el efecto de contraste entre el mundo del artificio, domeñado, controlado, arrebatado a ese control por la naturaleza indómita del agua, que, por cierto, no venía de un río desbordado o de una marea insólita, sino de un tanque o un acuario de grandes proporciones (este tema es recurrente en relatos y películas con animales marinos encerrados en acuarios que se rompen y liberan a los monstruos que encierran -cosa bastante absurda, puesto que una vez superado el auténtico peligro de la masa de agua y cristales o trozos de metacrilato rotos, es difícil que un animal en peligro tenga ganas de comer o de fastidiar por fastidiar-) lo cual conecta con el concepto de una Naturaleza vengativa que se cobra el precio a la osadía de su dominio.
 La forma de mezclar simultáneamente el estar en medio ajeno y que éste invada el medio propio queda resuelta en la película "Deep Blue Sea", socarrona hasta el límite, en cuyo argumento es el mundo artificial el que invade el natural para que éste pueda reclamar su espacio y reconquistarlo (en una plataforma flotante, un laboratorio oceanográfico investiga en tiburones modificados genéticamente y por ello más agresivos e inteligentes de lo habitual). 
Hace unos años esta fotografía acaparó la atención de diversos medios, e incluso llegó a encabezar un ránking de las mejores fotos del año hasta que se reconoció que se trataba de un fotomontaje, pasando entonces a la galería de la fama de los mejores fotomontajes, y lo cierto es que aunque técnicamente dista de ser perfecto, consigue aunar imágenes de una calidad y direccionalidad de iluminación similares con una composición que sabe jugar en los límites de lo "increíble creíble".  



La verdad es que observada en detalle, la definición de la imagen del tiburón es menor que la del submarinista, cosa que se podría interpretar por un desenfoque de movimiento en el caso del cuerpo del tiburón, pero el nivel de contraste, lejos de ser idéntico, delata unos negros de mayor densidad en la imagen del helicóptero/submarinista que los correspondientes a la imagen del escualo.
Por si fuera poco, a principios de la primera década de los 2000, las imágenes de grandes tiburones blancos proyectándose fuera del agua (tal y como no es infrecuente observar en aguas sudafricanas, donde han desarrollado esta técnica para la caza de leones marinos) eran muy raras y poco conocidas (hoy en día, en cambio, resultan casi tan emblemáticas como las de las orcas que invaden las playas chilenas en la captura de focas) lo cual aumentaba su espectacularidad, su excepcionalidad, a la vez que acrecentaba su dudosa veracidad.

Otra imagen famosa, la que mostramos a continuación, parece ser que fué tomada en su día por un fotomontaje (bastante sencillo de conseguir para cualquiera iniciado con un mínimo de habilidad con Photoshop y un mínimo de conocimientos pictóricos, zoológicos y fotográficos) pero parece responder, en cambio, a la documentación real del trabajo de un biólogo que hacía sus observaciones a bordo de un frágil kayak, aunque la facilidad para divulgar este tipo de noticias de forma verosímil hace que yo mismo haya de reconocer que no he hecho un seguimiento de las sucesivas fuentes que me permita confirmar tal hecho, lo cual no hace sino confirmar que el atractivo de la imagen, más allá de su veracidad, depende de su capacidad para colmar unas expectativas preexistentes basadas en arquetipos y miedos ancestrales.
Esos temores ancestrales y arquetípicos son los que consiguen que la imagen siguiente (tan famosa como las anteriores por razones obvias) produzca el mismo impacto y consiga una presencia viral en la red, delatando un nuevo problema: ante la imagen fugaz, confusa o incompleta de un animal, la interpretación de la identidad de éste depende de la carga emotiva que imprima a la imagen resultante, y encarar el peligro oculto tras las olas es mucho más impactante con el protagonismo de un tiburón. Ahora bien, si observamos la curvatura de la aleta dorsal y la forma y posición de la aleta caudal, podemos constatar que no nos hayamos ante la amenaza de un tiburón sino ante la presencia de un delfín, cosa que, curiosamente, cambia el significado de la imagen y muchos de los que la contemplan sienten incluso deseos de compartir el momento vivido por el surfista. Bañarse entre delfines es un deseo de muchos amantes de la naturaleza y los animales fascinados por la inteligencia y la simpatía tópica de los túrsidos, acrecentada por la curvatura de su boca, que a nuestros ojos humanos aparenta una permanente sonrisa cómplice y juguetona. Lo cierto es que, pese a esta fama (muy a menudo merecida) un delfín es un auténtico torpedo biológico de gran poder físico, cuyos juegos pueden resultar violentos o peligrosos, y que tampoco están exentos de comportamientos agresivos. Como un famoso etólogo comentó hace años, no es bueno interpretar subjetivamente o humanizar la aparente expresión facial de los animales. El aparente desdén de los camellos puede confundirnos, y, en realidad, no sabemos si están tranquilos o enojados, así que "si quiere saber si un camello está o no enfadado, no le mire a los ojos o a la boca, fíjese en sus orejas". No olvidemos que la expresión facial humana que interpretamos como sonrisa es una adpatación evolutiva de la expresión de miedo (relacionada con el esfuerzo físico y la muestra desesperada de armamento físico ante un depredador que nos supera )asociado a la sumisión, la no agresividad (hasta derivar en complicidad o simpatía) entre los primates sociales de los que descendemos.



Todas estas reminiscencias se dan cita en la noticia en cuestión para que reclame la atención del internauta el tiempo suficiente para rentabilizar a través de sus clics las entradas publicitarias de la página.  Incita a comprobar que una pesadilla recurrente se ha hecho realidad y tal vez haya producido víctimas (tal vez alguien se preocupe por la integridad de los tiburones, auténticas víctimas en peligro si los hechos fuesen ciertos). Hasta aquí todo parecía creíble en virtud de las pruebas fotográficas, antaño a menudo irrefutables o, como mucho no lo suficientemente claras, pero hoy en día, cuanto más clara y diáfana sea una imagen fotográfica más sospechosa resulta de manipulación infográfica.
De hecho, al final se ha confirmado el fotomontaje con Photoshop, que resultaba convincente precisamente por el uso de imágenes poco perfectas, accidentales en cuanto a su encuadre y su enfoque, de exposición y equilibrio de color propias de una toma no estudiada, sino espontánea, casual (creíble). Son muy numerosos los casos de falsas noticias sustentadas en fotomontajes digitales invadiendo la red, y muchos de ellos relacionados con animales en situaciones insólitas, siempre al límite de lo creíble, y el autor del engaño siempre acaba adquiriendo un cierto halo heróico, por conseguir llevar a cabo una osada y sofisticada travesura que requiere habilidad e ingenio, y, a la vez, ejerce de guardián protector que nos muestra los puntos débiles de acceso a nuestro criterio de credibilidad. Orson Wells ya tenía un indudable talento antes de la adaptación radiofónica de "La Guerra de los Mundos", pero conseguir asustar a todo un país habituado a los hábitos del paradigma de información del medio radiofónico es una (involuntaria relativamente) gamberrada mayúscula y una advertencia para una sociedad excesivamente ingenua. Lo que nadie duda es que la popularidad adquirida por Wells estaba teñida de una cierta genialidad como conocedor y manipulador de los medios de comunicación y expresión audiovisual, gracias a lo cual despegó fulgurantemente su carreara cinematográfica para regalar al mundo su "Ciudadano Kane". Era como un hijo travieso que coge sin permiso los trabajos de su padre (la coincidencia onomástica con H.G. Wells provocó que éste se tuviera que manifestar públicamente en contra de este otro Wells del que renegaba) para darles un uso nuevo y sorprendente.
No obstante, la genialidad atribuída a Jamie King, hábil manipulador, sin duda, es excesiva y ni siquiera tengo claro que sea cierto el éxito obtenido a través de ofertas profesionales basadas en este inteligente pero sencillo ejemplo. En todo caso se suma a la iconografía más conocida y llamativa de tiburones en la actualida, una iconografía en la que conviven imágenes reales que nos remiten a imágenes de ficción (especialmente influídas por el clásico de Spielberg con la música emblemática de John Williams) con fotomontajes tan célebres como los que mostramos para ilustrar esta entrada hasta el punto de que un par de imágenes muy célebres no acaba de quedar claro si son reales o frutos del Photoshop.



humanos y tiburones

Las informaciones científicas, cuando salen del contexto de los circuítos estrictamente científico, buscan una conexión con el público basada en mensajes aparentemente novedosos o llamativos.
Decir que el hombre desciende del mono es una tergiversación de las conclusiones de las teorías de Darwin y de Wallace. Para ambos hombres y simios (que no monos) comparten ancestros comunes en una genealogía muy ramificada y no siempre en orden ascendente, sin embargo la cultura ha asimilado la descendencia del mono como un argumento alrededor del cual generar polémicas más o menos absurdas y discusiones de carácter religioso, sociológico, científico y, en fin, deseosas a menudo de mezclar conceptos indisolubles.

La noticia que reproduzco a continuación, como es ya habitual en la web, pretende vendernos como novedad el descubrimiento del Meditrráneo, puesto que no es incompatible la descendencia de primates ancestrales con la descendencia de éstos a partir de filos precedentes. Que la mandíbula de los primeros tiburones ancestrales es la base evolutiva de la mandíbula de prácticamente todos los vertebrados no es en absoluto una novedad, pero el ir y venir de los contenidos de las noticias de carácter científico ha generado una sopa confusa, muy sazonada y poco alimenticia, de afirmaciones categóricas descontextualizadas.

Apuntes de Naturaleza

El ancestro común a humanos y tiburones

Crédito de la imagen: Megan Doherty/University of ChicagoHablando de la evolución de la especie humana, siempre decimos que descendemos del mono. Esta frase, que en muchas ocasiones se ha malinterpretado, quiere decir que tenemos un antecesor común con las especies actuales de simios. Simplificando, esto quiere decir que hubo una especie a partir de la cual surgimos, por una parte, los chimpancés y los orangutanes, y por otra, los seres humanos. Con la misma idea, podemos ir tirando del hilo hacia atrás, cada vez más atrás en el tiempo. Y nos encontraríamos con que descendemos del tiburón.
Un artículo publicado recientemente en la revista Nature ha cambiado la manera en que se entendía hasta ahora la evolución de los vertebrados superiores. La teoría que se manejaba proponía que los gnatostomados, el grupo de vertebrados que tienen mandíbulas y que incluye a los mamíferos, aves, reptiles, anfibios y parte de los peces, provenía de los peces óseos. [Relacionado: Collodictyon, un extraño organismo que cambia el árbol de la vida]
Sin embargo, el equipo de investigación de la Universidad de Chicago sitúa como antecesor común a todos estos animales a un grupo de peces extinto denominado acantodios. Este grupo es curioso, ya que está a medio camino entre los peces con espinas y los condrictios, grupo al que pertenecen los tiburones y las rayas. Con los segundos tienen en común que su esqueleto está formado por cartílago, pero presentan unas largas espinas de hueso en el extremo de sus aletas.
Para llegar a estas conclusiones, se han basado en los ejemplares mejor conservados de este grupo, todos ellos pertenecientes a la especie Acanthodes bronni. Este organismo fosiliza mejor que el resto de los de su grupo, lo cual es una ventaja para los paleontólogos, pero también un problema. Fosiliza mejor porque tiene más partes de su esqueleto formadas por hueso, que perdura más. Pero también tiene más hueso por ser lo que se denomina una especie derivada, es decir, tener características bastante distintas de las originales de su grupo.
Sin embargo, la estructura de su cráneo es muy similar a la del resto de especies de acantodios. Este factor es fundamental, ya que es justo en esta parte del esqueleto en la que se puede estudiar cómo surgieron las mandíbulas, una característica que diferencia a los vertebrados superiores y que se considera que fue la razón principal de su éxito evolutivo.
[Te puede interesar: Las tortugas se parecen más a los pájaros que a los lagartos]
Pero, ¿por qué es tan importante la mandíbula? Por varias razones. Para empezar, esta estructura proporcionó una nueva forma de alimentarse, y se piensa que es la base del éxito de los vertebrados como animales. Por otra parte, todas las mandíbulas de los vertebrados siguen el mismo diseño y se mantienen las mismas bases. La diferencia entre las mandíbulas de una especie y las de cualquier otra se pueden considerar detalles. Importantes en algunos casos, pero a la larga, variaciones sobre la misma estructura.
El estudio del cráneo de A. bronni demuestra que se parece más a los tiburones que a los peces. Los científicos trabajaron con más de 100 variables morfológicas, y analizaron su parecido con especies modernas y antiguas de peces y tiburones, y con otros fósiles de acantodios. De esta manera, pudieron agrupar a las especies por su parecido, y la conclusión resultaba clara: los acantodios formaban un grupo compacto, muy cercano al de los tiburones. Los peces óseos aparecían más separados.
Se puede encontrar más información en Sciencedaily.

 

Alerta, tiburones... en el centro comercial

En Internet las noticias corren como la pólvora. Lo malo es que no toda la información que circula por el ciberespacio es real, a pesar de que los esfuerzos de quien distribuye los bulos son, en algunos casos, titánicos. Esto es justo lo que ha ocurrido en las redes sociales la pasada semana con esta fotografía en la que se muestra a unos tiburones que nadan a sus anchas por la planta baja de un popular centro comercial de Kuwait, aparentemente inundado.


La imagen fue dada por verdadera en varias noticias y blogs, ayudada por un relato en el que se narraba con todo lujo de detalles cómo una fuga en un enorme tanque había provocado la inundación de la planta baja del centro comercial, dejando escapar a varios escualos hambrientos.
Un soberbio trabajo de Photoshop y una historia atractiva han bastado para que la falsa instántanea producida por Jamie King haya pasado por real en buena parte del mundo. En realidad, este gurú de los montajes creó la imagen a partir de una foto de una inundación en la estación de Union Station, en Canadá, y ya ha recibido felicitaciones y ofertas gracias a este magistral trabajo. Juzgad vosotros mismos. ¿Os lo habríais creído? 







La modelo que susurraba a los tiburones blancos

Los Ángeles, 28 mar (EFE).- Ocean Ramsay es una modelo de 27 años con una figura que le haría pasar por actriz de Hollywood, pero su nombre se ha dado a conocer por un motivo bien distinto: jugarse la vida buceando junto a tiburones blancos, los mayores depredadores marinos, como iniciativa para la preservación de esta especie.
"Quiero contribuir a disipar el miedo irracional de la gente hacia los tiburones y difundir cuál es su comportamiento real y su decisivo papel en el ecosistema marino", dijo Ramsay en una entrevista con Efe. "Los estamos exterminando. El ser humano sólo protege lo que ama, y sólo ama lo que entiende. La gente no entiende a los tiburones. Quiero cambiar eso", añadió.
Esta residente de Oahu (Hawai) afronta su cuarto año haciendo estas actividades con todo tipo de tiburones por todo el mundo -admite haberse zambullido con 32 especies-, pero su misión logró notoriedad cuando un vídeo en YouTube, que cuenta con casi 2 millones de reproducciones y muestra su encuentro en octubre con estos animales en las aguas de Baja California (México), puso su historia en el punto de mira de los medios.
Desde entonces esta conservacionista y profesora de buceo, que detalla todas sus iniciativas desde la página web Waterinspired.com, ha sido bautizada por los medios como "la mujer que susurra a los tiburones", un apodo que no le convence del todo porque quiere dejar claro que no trata de "entrenar a animales salvajes".
"La gente no ve a los tiburones como yo. Su visión es completamente irreal. Sus experiencias se basan en lo que ven en la televisión o el cine. Es muy fácil demonizarlos. Yo viajo, estudio y me esfuerzo por comprender su comportamiento y estudiar cómo se relacionan. Me dedico a ello. Casi nada de eso se ha compartido con el gran público", afirmó.
En el vídeo se aprecia a Ramsay, que asegura ser capaz de mantener la respiración bajo el agua cerca de seis minutos, completamente relajada y sin protección alguna, buceando agarrada de la aleta dorsal de estos peces de más de cinco metros y feroces mandíbulas.

Su reto es demostrar que los escualos poco tienen que ver con la imagen agresiva que les acompaña desde que Steven Spielberg provocara pesadillas y terror al agua con su película "Tiburón" ("Jaws", 1975).
"Quiero desterrar mitos. 'Jaws' es una película, una producción de Hollywood destinada al entretenimiento. No es la realidad. Ni siquiera la reflejan esos supuestos documentales donde esperan a los tiburones en jaulas y les alimentan para mostrar sus fauces. Todo eso está preparado, pero es lo único que se muestra. Percibo interés de la gente en superar ese miedo", apuntó.
Varias especies de escualos, incluidos el tiburón ballena, el blanco y el martillo, están en peligro de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Se estima que quedan menos de 400 tiburones blancos en el Pacífico norte, menos de 3.500 en el mundo entero y que desaparecen unos 100 millones de escualos al año por sobrepesca.
"Están en peligro de extinción y la gente no lo sabe. Ojalá la gente contribuya en la lucha por su preservación", indicó.
Además defiende que los "infrecuentes" ataques sobre surfistas se deben, principalmente, a que los tiburones confunden la forma de las personas -habitualmente ataviadas con neoprenos negros- sobre las tablas con presas naturales como focas y otros animales marinos.
"Llevan 450 millones de años en la Tierra. Son extremadamente inteligentes. Saben distinguir siluetas y olores, pero a veces cometen errores porque damos pie a ello", comentó Ramsay, quien, no obstante, es consciente de los riesgos que implica su pasión.
"Hay un instinto humano natural que te hace sentir respeto por sus capacidades, pero la calma la he conseguido tras años y años buceando con ellos. Además, siempre procuramos que los encuentros sean en condiciones óptimas de visibilidad", apuntó.
Ha dedicado su vida a ello. Creció haciendo surf y buceando en las playas de Hawai y San Diego. Su melena rubia pasa más tiempo dentro que fuera del agua. Estudió biología marina y ha trabajado en distintos acuarios cuidando de tiburones y rayas.
Como ella misma resume, la mejor parte de esa interacción es comprobar la reacción del tiburón a su presencia.
"Cruzar la mirada con ellos es una experiencia increíble. El momento el que te reconoce, te mira, te siente... hace que tus sentidos estén a flor de piel. Cuando vuelvo al barco me siento triste pensando que tal vez sea la última vez que les vea", concluyó. Antonio Martín Guirado
Foto sin fecha cedida este 28 de marzo, por WaterInspired de la modelo de 27 años Ocean Ramsay, quien podría pasar por actriz de Hollywood, nadando con varios ejemplares de tiburón "tigre" y "limón" en las aguas de Hawai. EFE

2 comentarios:

  1. Muy entretenido éste pasaje con tiburones incrustados. La verdad es que siempre me pareció que la del escualo saltando hacia el hombre del helicóptero tenía que ser un fotomontaje, pero no tanto por las características técnicas (que no se me dio por ahondar en el asunto), sino porque me parecía bastante inverosímil. En cambio también me lo pareció la del kayak y por lo visto no lo es. En todo caso me encantan éste tipo de trabajos porque ponen a prueba la agudeza del observador y además ayudan a cuestionan la verosimilitud de la información gráfica que muchos medios se apresuran a difundir sin contrastar adecuadamente.

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  2. Es que no necesitan contrastarla, Javier, porque su tiempo de vida, lo justo que necesitan para rentabilizarla un mínimo, es tan breve que no les importa el desmentido posterior, que, ahora que lo pienso, por la misma regla de tres, tiene casi el mismo poder como noticia: "¿se acuerdan todavía del caso aquél? pues resulta que era falso porque tal y tal, con lo que se postea dos veces, o al menos en dos capítulos.
    De hecho resulta tentador demostrar la habilidad como fabulador, salvando las distancias con la genialidad de Wells (que, además, por ser la primera vez a ese nivel, resultó de algún modo aleccionador) y entrar en la galería de los cinco minutos de fama para ponerlo en el currículum. Lo malo es que este hábito está haciendo perder la credibilidad de cualquier testimonio, sea visual o como sea. En la era del Photoshop, el "si no lo veo no lo creo" carece de sentido, y lo único observable es qué está dispuesta a creer la gente, o, según quien, qué es lo que prefiere creer, sea la existencia del bigfoot o de un rescate financiero. En ciertos casos, incluso, la falsedad y la autenticidad provocan dilemas chirriantes (como es el caso de las grandes falsificaciones de obras de arte) pero la información periodística o la científica acban por convertir la pantalla del ordenador o del televisor en una verdadera bola de cristal. Hemos vuelto a la Edad Media.

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