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domingo, 9 de febrero de 2020

Los mundos prehistóricos de Willis O'Brien expuestos por Charlie Charmer desde Koprolitos.


Bocetos de Story Board para el proyecto original de Willis O'Brien "The valley of Mist"


Previendo que este año estaremos muy ocupados con asuntos docentes, burocráticos y académicos en general, intentaremos mantener el interés por los contenidos de El Animal Invisible retornando a la exclusividad antrozoológica del arte que nos caracteriza, pero con más material prestado y sin reelaborar. Recientemente hemos encontrado un artículo biográfico sobre Willis O'Brien (concretamente: Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de Willis O'Brien. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado de https://www.biografiasyvidas.com/biografia/o/o_brien_willis.htm el 9 de febrero de 2020.) que nos ha recordado una deuda obligada tras nuestros comentarios sobre la trascendencia iconográfica de Karel Zeman y Ray Harryhausen. En ambas ocasiones nos limitábamos a comentar, contextualizar y apenas ampliar los excelentes artículos elaborados por Charlie Charmer para Koprolitos. Quedaba sobreentendido entre líneas, para los iniciados en la imaginería zoológica cinematográfica, que ambos autores estaban en deuda con el pionero O'Brien, pero sin duda protagonizamos una omisión, o cuando menos una mención excesivamente superficial, de la trascendencia del trabajo del maestro de los recreadores audiovisuales de criaturas antediluvianas, tanto desde una perspectiva científica como meramente fantástica o especulativa.

Concept Art de Ray Harryhausen inspirado en el stoyboard de su mentor O'Brien
Intentaremos no insistir excesivamente en todo aquello que quisimos dejar claro acerca de la influencia de los artistas gráficos y plásticos en la divulgación popular de animales extintos cuando apenas ampliamos con matices lo recopilado por Charmer acerca del ilustrador Jack Sparling, quien llevó El Valle de Gwangi, de Harryhausen, al cómic.

No es casual que encabecemos esta entrada con una imagen correspondiente al proyecto de O'Brien ("The valley of mist") que quedó aparcado para ser recuperado por su discípulo Harryhausen y realizarlo bajo el título de "The valley of Gwangi". Enlazamos con lo entonces manifestado y lo ampliamos con el valioso material que Charmer ha elaborado para Koprolitos en sucesivas entradas dedicadas a los maestros del arte antediluviano para el cine y la ilustración. Concretamente, recopilamos aquí el contenido de las tres entradas dedicadas al maestro O'Brien complementadas, a modo de introducción, con la reseña biográfica de Ruiza, Fernández y Tamaro mencionada más arriba, con el deseo de ofrecer la mejor información posible en línea para todos los interesados por este tipo de actividades artísticas y por la obra de alguien de la trascendencia de O'Brien, de quien la wikipedia en español se limita a decirnos lo siguiente:


Willis Harold O'Brien (Oakland, California, 2 de marzo de 1886 - Los Ángeles, California, 8 de noviembre de 1962) fue un pionero en efectos especiales y animación stop motion estadounidense.
Algunos de sus más notables trabajos son El mundo perdido, King Kong y El gran gorila (película que obtuvo un Óscar a los mejores efectos visuales).1​ 

Afortunadamente, el resumen que nos ofrecen Ruiza, Fernández y Tamaro en Biografías y Vidas, es bastante más detallado en cuanto al tipo de actividades desarrolladas por el artista:
 
Willis O'Brien
(Oakland, 1886 - Los Angeles, 1962) Animador y técnico de efectos especiales estadounidense. 

Insatisfecho con la vida familiar, huyó a los once años de su casa y desempeñó toda clase de oficios, desde vaquero hasta boxeador y dibujante, pasando por asistente de un paleontólogo en una excavación de fósiles en Crater Lake. Posiblemente esta experiencia lo marcó para siempre, pues lo introdujo en el mundo de los dinosaurios, que luego habría de recrear cinematográficamente con sus maquetas y efectos visuales.

En 1915 comenzó a experimentar en el campo de la animación mediante figuras móviles. Un año más tarde fabricó un complicado escenario en miniatura y, junto a un amigo fotógrafo, decidió rodar un cortometraje en el cual O'Brien empleó el sistema de animación stop-motion, consistente en recrear el movimiento filmando un objeto fotograma a fotograma, y variando al mismo ritmo su disposición en el encuadre.
Un empresario al que le fue mostrada la película decidió patrocinar una versión ampliada y mejorada. El cortometraje recibió el título The dinosaur and the missing link, y en él aparecían varias bestias prehistóricas, entre ellas un brontosaurio y un pterodáctilo. O'Brien utilizó piezas de goma para construir los modelos, pues consideró que ésta era un material más fiable que la arcilla a la hora de simular piel o el movimiento de los músculos, ya que las potentes luces del estudio de filmación no la secaban, y se evitaba la aparición de grietas.
La película fue adquirida por Thomas Alva Edison y tuvo una magnífica carrera comercial, a tal extremo que O'Brien y sus colaboradores completaron una secuela de parecido contenido, The dinosaur and the baboon. Edison, buen conocedor del mercado cinematográfico, animó a O'Brien a realizar nuevos cortometrajes de animación, todos ellos de tema prehistórico, pues estos contenidos sorprendían y agradaban al público de la época. Este éxito propició que el animador alcanzase un ventajoso acuerdo con el propietario de una compañía cinematográfica de Chicago, Watterson R. Rothacker. El objetivo de esta alianza era la adaptación de una popular novela de Arthur Conan Doyle, El mundo perdido.
Con medios técnicos patrocinados por la empresa First National Pictures, de Burbank, y bajo la dirección de Harry Hoyt, El mundo perdido supuso una verdadera revolución en el campo de los efectos visuales. Recreando los seres prehistóricos que aparecían en la ficción mediante sofisticadas maquetas móviles de alrededor de cincuenta centímetros de altura, Willis O'Brien logró la admiración sin reservas de sus productores. Tras dos años de trabajo, el animador presentó la versión definitiva de este largometraje, que desveló nuevas posibilidades técnicas en el empleo de las maquetas articuladas.

En 1931 O'Brien se planteó un ambicioso proyecto de animación, Creation, también protagonizado por dinosaurios. David O. Selznick, insatisfecho con el excesivo coste del proyecto, lo clausuró, y ello permitió a O'Brien iniciar su colaboración con Merian C. Cooper, quien planeaba por esas fechas los efectos especiales del largometraje King Kong.
En líneas generales, las técnicas empleadas en esta película fueron muy semejantes a las experimentadas en El mundo perdido. La inversión final ascendió a 430.000 dólares, y se emplearon 55 semanas en el rodaje, que comenzó en la primavera de 1932 y concluyó en marzo de 1933. Aunque aparentaba en la gran pantalla una imponente altura de quince metros, el gran gorila era en realidad un muñeco articulado de alrededor de 45 centímetros de envergadura.
El armazón de la marioneta era de acero, su musculatura era de caucho y látex, y todo su cuerpo estaba recubierto con piel de conejo teñida de tonos oscuros. Para determinados planos, se fabricaron asimismo tres piezas de tamaño real: un pie, una mano y la cabeza, que en realidad era una sólida estructura forrada con cuarenta pieles de oso y movida mediante una serie de dispositivos de aire comprimido.

Animado por el éxito comercial de King Kong en todo el mundo, O'Brien rodó los efectos especiales de dos secuelas, El hijo de Kong (1933), producida por el mismo equipo, y El gran gorila (1949), donde ayudó al técnico un joven aspirante, Ray Harryhausen. En 1955, O'Brien rodó varias secuencias animadas de The animal world. Aunque éste y sus posteriores proyectos acreditaban su excelente conocimiento de los efectos especiales, el veterano técnico, sucedido con éxito por su ayudante Harryhausen, fue espaciando sus trabajos.
Fue el propio Harryhausen quien recuperó materiales de O'Brien en un proyecto estrenado tras el fallecimiento de éste. El resultado, un homenaje al maestro de las maquetas, se estrenó con el título The valley of Gwangi.

Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de Willis O'Brien. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado de https://www.biografiasyvidas.com/biografia/o/o_brien_willis.htm el 9 de febrero de 2020.

Recopilamos, a continuación, los artículos de Charlie Charmer para Koprolitos, cuyos títulos enlazan a las entradas originales para que las disfrutéis si gustáis en formato más generoso con el tamaño de las imágenes:

lunes, 18 de noviembre de 2019


Los mundos prehistóricos de Willis O'Brien (I)

Willis Harold O'Brien (1886-1962), “Obie” para los amigos, para abreviar y para quienes odian los apóstrofes, es uno de los principales responsables del éxito del cine de dinosaurios y, por extensión, del sólido asentamiento de estas criaturas en la cultura popular.
Las emocionantes historias que podemos disfrutar en sus películas son, por otra parte, reflejo de una agitada vida de aventurero: Tras una primera intentona a los once, Obie se marchó de su casa en Oakland (California) con tan sólo trece años, pasando los cuatro siguientes en Oregón, donde aprendió el arte del lazo trabajando como granjero –cowboy los llaman por allí-, fue barman o trampero y, a los 16 años, sirvió como guía a una expedición de paleontógos [1] de la University of Southern California para buscar fósiles en Crater Lake, que ese mismo 1902 fue declarado Parque Nacional [2]. Esta experiencia marcaría el inicio de su pasión por la fauna extinta (en particular, por los dinosaurios).

Primera fotografía de Crater Lake (1874, Peter Britt)
El siguiente año regresa a California, donde trabajó como ayudante de un arquitecto y entró de caricaturista deportivo en el San Francisco Daily World. Enamorado de los caballos y el boxeo, intentó en vano hacer carrera en ambas modalidades, hasta que su padre le facilitó un puesto en el Southern Pacific Railroad. 

Desencantado, probó suerte con la escultura, ganando una competición para diseñar una chimenea para un millonario, y también ayudó al arquitecto-jefe de la Feria Mundial de San Francisco [3] de 1915. 

San Francisco World Fair (1915)

Fue precisamente durante este periodo cuando comenzó a realizar modelos que animaba con ayuda del cámara de un noticiario local, incluyendo minuto y medio protagonizado por un troglodita y un dinosaurio de masilla con esqueletos de madera [4] que decidió al exhibidor de la Feria Herman Wobber a encargarle su primera cinta (The Dinosaur and the Missing Link), para la que dispuso un presupuesto de 5.000 $.

Gertie (1914)


Recordemos que, el año anterior, el también pionero de la animación Windsor Mc Cay había estrenado Gertie, the Dinosaur. Para un modelador apasionado de los dinosaurios como Obie, suponemos que aquello debió ser la revelación definitiva sobre el camino a seguir.

Obie en el estudio de Edison (1917)




En el post que dedicamos a The Dinosaur and the Missing Link (1917) ya os contamos el argumento de esta cinta, que fue adquirida por Edison, quien encargó a Obie más cortos similares, a 500 $ la pieza, estrenando ese mismo año RFD 10,000 DC o Prehistoric Poultry.  

El dinosaurio y (tras el extremo de su cola) el eslabón perdido


La profesionalización de Willis fue acompañada de mejoras técnicas como uniones metálicas en los esqueletos, más flexibles y articulados, o pieles de plástico que cubrían a los muñecos de barro impidiendo que se deformaran.

El Servicio Postal Rural 10.000 a.C.


Aves prehistóricas


El fantasma de la montaña del sueño


También dedicamos otra entrada del blog a desgranarte la historia de The Ghost of Slumber Mountain (1918), rotundo éxito que le costó un pleito –que ganó O’Brien- por apropiación indebida de la patente de sus técnicas de stop-motion con su nuevo productor, Herbert M.Dawley [5], quien animó dinosaurios en Along the Moonbeam Trail (1920).

Dawley, trabajando sobre un hadrosaurio
 Dado el prestigio conseguido por Obie, cuando el productor Watterson R.Rothaker se animó a adaptar la novela de Conan Doyle El mundo perdido (1912), de la que también te hemos hablado en alguna que otra ocasión, no tuvo que pensar mucho a quién ofrecerle los efectos especiales. O’Brien convenció al escultor mexicano Marcel Delgado [6] (1901-76) para que le ayudase con las maquetas, que modeló basándose en las ilustraciones del paleoartista Charles Knight [7], añadiendo renovadas dosis de realismo con la “filmación con cristal” –en el que se pintaban imágenes que se superponían durante la grabación- ideada por Ralph Hammeras (1894-1970). Tras varios años de producción, se estrenó el 2 de febrero de 1925 con gran éxito de público y crítica, en busca del cual se han sucedido las nuevas adaptaciones de la novela hasta hoy [8].

Richard A.Rowland, gerente de la productora de El mundo perdido, First National Pictures, anunció inmediatamente el comienzo de una secuela con el mismo equipo, Atlantis [9], pero las dificultades económicas que acabaron obligando a vender la productora a Warner Bros. dieron al traste con el proyecto. Algo parecido ocurrió con su siguiente y ambicioso proyecto Creation (1931), al que ya dedicamos este post; aunque David O’Selznick acabó cancelándolo por demasiado costoso, entre los bocetos supervivientes había uno en que un gorila gigante sostenía a una chica en la mano [10]...

Fotograma de lo poco que quedó de Creation (1931)
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[1] Parece que finalmente localizaron algunos restos de Smilodon, pero no hemos logrado averiguar más sobre esta expedición, aunque “Entre 1902 y 1982, sólo se organizaron alrededor de una docena de expediciones científicas para estudiar las características únicas de Crater Lake”: Larson, Douglas W. (2002) Probing the Dephs of Crater Lake: During much of its 100 years of National Park status, this national treasure saw little scientific study, despite significant enviromental threats; en American Scientist vol.90 #1; pp.64-71 (traducción propia).
[2] El 22 de mayo. William Gladstone Steel, que organizó en 1886 la expedición de la USGS de la que resultaría el primer mapa oficial de la zona, luchó desde entonces por su declaración como Parque Nacional, siendo el quinto más antiguo de los USA.
[3] La Feria, que acogió a 19 millones de visitantes, celebraba la inauguración del Canal de Panamá y el centenario de la ciudad. Entre sus hitos, podemos destacar la primera llamada telefónica transcontinental, que Graham Bell efectuó desde su oficina de Nueva York, la demostración del montaje en cadena de Ford (el modelo “T” apareció el año anterior) o la posibilidad de los visitantes de volar diez minutos con los hermanos Lockheed apenas una década después de que los Wright despegaran por primera vez del suelo.
[4] Sawicki, Mark (2010) Animation with Stop-motion Pro, Focal Press.
[5] También produjo las siluetas animadas de dinosaurios de Tony Sarg. Recientemente, Stephan Czerkas ha puesto en duda que Dawley se limitara a aprovecharse de Obie: para saber más, haz click aquí.
[6] Llegado de niño a California tras la Revolución, se resistió al principio a trabajar con O’Brien porque quería ser escultor y no animador. Forraba sus esqueletos de dural (aleación de aluminio) con músculos de hule y goma que cubría con piel de látex, dando a sus modelos un aspecto bastante realista que aumentaba ocultando vejigas inflables para simular la respiración.
[7] Milner, Richard (2012) Charles Knight: The artist who saw through time, Ed. Harry N.Adams.
[8] Además del remake de 1960 con Obie en los créditos aunque inactivo, se produjeron nuevas versiones en 1992 (con la secuela Return to the Lost World ese mismo año, también dirigida por Timothy Bond) ó 1998 (Bob Keen), una serie de televisión en 1999, un telefilme en 2001 o una serie animada franco-canadiense en 2002. King of the Lost World (2005, Leigh Scott) mezcló The Lost World y King Kong.
[9] “La historia de Atlantis es la historia de otro ‘mundo perdido’, un mundo que dio a luz a fieros superhombres que devastaron y conquistaron a las naciones que les rodeaban. Para liberar al mundo de su amenaza, los dioses, dice el mito, enviaron un terremoto y la Atlántida se hundió bajo el mar. La ciencia, sin embargo, sabe que el legendario lugar es poco profundo, y algunos eruditos tienden a creer que se trata del terreno sobre el que Noé hizo flotar su arca. Otra teoría de la ciencia que pondremos en práctica es la creencia de que en las profundidades del mar hay monstruos y vida marina que el ojo humano nunca ha visto. Con la experiencia adquirida a través de nuestro trabajo en 'El mundo perdido', hay muchas razones para creer que la historia de Atlantis será aún mejor.” “Roland Announces Another Big Million Dollar Special”, Moving Picture World, 21 de febrero de 1925 (traducción propia).
[10] En la hoy perdida Stark Mad (1929, Lloyd Bacon) aparece un enorme gorila –un actor disfrazado- que rapta a la protagonista, y la pseudoerótica Ingagi (1930, William Campbell) se anunció como “un documental que mostraba el sacrificio de una mujer a un gorila gigante”.

lunes, 25 de noviembre de 2019


Los mundos prehistóricos de Willis O'Brien (II)

El mayor éxito de O’Brien, King Kong (1933, Ernst B. Schoedsack y Merian C. Cooper [1]), llegó tal vez en el peor momento de su vida: su exmujer mató a sus dos hijos y luego trató de suicidarse. El mito de la bella y la bestia es revisitado en la famosa historia del gorila gigante cuyo amor fatal por una mujer le cuesta viajar enjaulado a Nueva York, donde acaba sus días abatido por la aviación encaramado a la cúspide del Empire State. Las maquetas de Obie y Delgado alcanzan nuevas cotas de perfección y la respuesta de público y crítica fue apabullante [2], estrenándose ese mismo año la muy inferior secuela Son of Kong, con animación a cargo de O’Brien Buzz Gibson, ayudante de O’Brien, que planeó otras, como King Kong vs. Frankenstein, que  se vendió bajo el título King Kong vs. Prometheus a los nipones estudios Toho [3], siendo el germen del cine kaiju. Pero no sólo en Japón llega a nuestros días la estela de King Kong, objeto de numerosos remakes y secuelas [4].

Kong, rey de la Isla de la Calavera, haciendo sus pinitos como ortodoncista

Otros proyectos que Obie no llegó a materializar fueron War Eagles (1939), cuyo título hace referencia a las gigantescas águilas prehistóricas que harían de montura para guerreros normandos que combaten contra los nazis, y que frustró el comienzo de la Guerra, o Valley of the Mist (1941), ambientada en un valle perdido en el desierto de México donde unos cowboys capturan a un alosaurio, proyecto que  O’Brien vendió a Colonial Pictures e iba a rodarse en el Gran Cañón, en Arizona, aunque acabará siendo materializado en Cuenca, como veremos.

David Conover y Philip J.Riley han dedicado un ensayo completo al proyecto de Águilas de Guerra
Respecto a la Colonial, fundada por John Speaks (1896-1965) –la fecha de defunción aclara que jamás supo que su proyecto vio finalmente la luz-, es la responsable del trasvase a la gran pantalla del cómic Little Orphan Annie en 1938, dirigido por Ben Holmes y protagonizado por Ann Gillis, voz de Falina en Bambi seis años después y que en los 60 participó en la serie de televisión El Santo o el filme de culto de Kubrick 2001, a Space Odissey (1968).

Y según Mark F.Berry [5], el reparto original de Gwangi en los 40 incluía a Anne Shirley y James Craig, mientras la historia es obra de Emily Barrye y Harold Lamb.

Emily (1895-1957) y Harold (1892-1962) habían escrito el guión de Las cruzadas (1935) para Cecil B. De Mille. Barrye fue también actriz. Historiador y biógrafo de personajes históricos, Lamb escribió varias novelas de mundos perdidos –aunque sin dinosaurios-, como Marching Sands (sobre una ciudad oculta con cruzados en medio del Gobi) o A Garden to the Eastward (sobre una tribu que habita en un volcán del Kurdistán) y Robert E.Howard le tenía por uno de sus escritores favoritos.

La bestia de la montaña hueca
Según Roy P.Webber [6], la cancelación de la producción a comienzos de 1942 se debió a las restricciones bélicas y un cambio abrupto en la estructura ejecutiva de RKO, la productora que financió el proyecto, algunas de cuyas ideas fueron usadas Mighty Joe Young o la coproducción charro-yanqui The Beast of Hollow Mountain (1956, Edward Nassour e Ismael Rogríguez), en la que se reutilizó el armazón que iba a dar vida a Gwangi. Las –rudimentarias- animaciones y efectos especiales de este filme fueron obra de Nassour, Jack Rabin, Henry Sharp y Louis de Witt.

Storyboard de Obie publicado en Cinefex #7 (1982)
Ray Harryhausen, al que O’Brien entregó una copia del guión y storyboards de Valley of the Mist que éste guardó durante muchos años, recuperará el proyecto inicial tras la muerte de su mentor como El valle de Gwangi

Recuerda Harryhausen, en relación con la producción abortada en 1942: 
No sé si se llegó a fotografíar algo de metraje. O’Brien tenía muchas pinturas en cristal durante la preproducción. Pude ver seis de ellas en su oficina. Marcel Delgado había hecho un precioso alosaurio articulado para la película. Recuerdo que la piel tenía una maravillosa textura, pero no estaba pintado [7].”

Escena del rodaje de El mundo animal
Otra película a la que ya hemos dedicado un post es Animal World (1956), de Irwin Allen [8] (1916-91), que en 1960 realizó un remake de The Lost World para el que volvió a contratarse a O’Brien como supervisor de efectos especiales, con el único objeto de usar su nombre como reclamo ya que no realizó animación alguna, pues los dinosaurios eran lagartos, iguanas o caimanes disfrazados. En Animal World, Obie supervisó los diez minutos de animaciones de su discípulo Ray Harryhausen, cuyo monográfico seguirá al que estás leyendo, y allí dedicaremos algo más de atención tanto a este filme como a The Beast from 20,000 Fathoms (1953), en la que Ray animó a un dinosaurio mutante para Eugène Lourié. Animado por el éxito conseguido, Lourié dirigió la similar The Giant Behemoth (1959), con animaciones de Obie, que tuvo que lidiar con un presupuesto muy bajo, por lo que no pudo lucirse demasiado.

En 1962 terminó el recorrido vital de Willis O’Brien, lo que nos privó de muchas otras potenciales películas de dinosaurios. Si alguien ha mantenido vivo su legado, sin duda, éste ha sido Ray Harryhausen (puedes verlo aquí, aquí y aquí).



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[1] Cooper (1893-1973) y Schoedsack (1893-1979) eran documentalistas que habían rodado alguna película de ficción, como Las cuatro plumas (1929), con la protagonista de King Kong, Fay Wray. David O’Selznick les protegió dentro de RKO, y luego fundaron Argosy Pictures con John Ford, donde produjeron algunos clásicos. Cooper recibió un óscar especial por sus innovaciones, siendo el primero en comercializar el cinerama. Schoedsack dirigió otro filme con animación de O’Brien –y su protegido, Ray Harryhausen-, Mighty Joe Young (1949), que obtuvo la estatuilla a los mejores efectos especiales.
[2] “Tan excepcional acogida ha recibido en las nuevas generaciones, que forma parte, con otros privilegiados –Charlot, Marilyn, Garbo y Bogart- de la corte de máximos fetiches culturales producidos por el cine e identificados con él. En su momento ‘King Kong’, producida por Merian C.Cooper y Ernest B. Schoedsack, fue la película que en mayor medida contribuyó a la salvación económica de la RKO
[3] La materializó Ishirô Honda (1911-93) en King Kong vs. Godzilla (1962) y Frankenstein vs. the Subterranean monster Baragon (1965), conocida en USA como Frankenstein Conquers the World. Padre de Gojira(1954), Honda dirigió también King Kong escapa(1967), en la que el gorila lucha con un mecha simiesco. Pero los efectos de Eiji Tsuburaya (1901-70) para estas películas no tienen nada que ver con la stop-motion de O’Brien, ya que el monstruo suele ser un actor disfrazado.
[4] Dino De Laurentis produjo un remake de King Kongen 1976, con Jeff Bridges y Jessica Lange, que ganó el óscar a los efectos especiales y tuvo una secuela en 1986 en la que el gorila gigante es operado a corazón abierto tras su caída del World Trade Center, se empareja y tiene un hijo... Peter Jackson dirigió un nuevo remake en 2005 que conquistó tres estatuillas y en 2017 Jordan Vogt-Roberts reinicia la historia en Kong: La isla de la calavera. También se produjeron series -The King Kong show (1966), Kong: The animated Series (2000)- y películas de dibujos animados: The mighty Kong(1988), Kong: King of Atlantis(2005), Kong: Return to the Jungle(2006).
[5] Berry, M.F. (2002) The Dinosaur Filmography, Mc Farlane & Co.
[6] Webber, R.P. (2004) The Dinosaur Films of Ray Harryhausen, Mc Farlane & Co.
[7] Archer, Steve (1993) Willis O’Brien: Special Effects Genius, McFarland Publishing.
[8] Conocido por los filmes catastróficos El coloso en llamas (1974) o La aventura del Poseidón (1972), así como series de ciencia-ficción de televisión como The Time Tunnel (1966), en cuyo episodio 24 los protagonistas viajan un millón de años atrás en el tiempo y se reutilizan escenas de The Lost World de Allen, o Lost in Space (1965), inspirada en el cómic de Gold Key Space Family Robinson (1962, guión Del Connell y luego Gaylord Dubois/Dan Spiegle), cuyas desventuras llevan a planetas similares a la Tierra durante el Mesozoico; a su vez, de Lost in Space procedían los trogloditas de It’s about time, que Spiegle adaptó para la misma editora en 1966.

lunes, 2 de diciembre de 2019


Los mundos prehistóricos de Willis O'Brien (y III): Obie y los cómics

Obie, visto por Sanjulián
Las películas de Willis O’Brien, como las de su discípulo Ray Harryhausen, han cautivado la imaginación de millones de espectadores, entre ellos cientos de creadores de cómics. Por supuesto, las que más nos interesan son las que incluyen dinosaurios en el reparto. Y como vais a comprobar, sus adaptaciones a viñetas pueden llenar sin problemas un estante en vuestro salón, comenzando por las de The Lost World (1925).

The Lost World, versión de Newman/Kane
Entre otros, la trasvasaron al cómic:

 Paul S.Newman (1924-99)/Gil Kane (1926-2000) en 1960 para Dell Comics), Juan Manuel González Cremona (1934)/José García Pizarro (1934) en 1982 para la colección de Bruguera Joyas literarias juveniles #257, con portada de Antonio Bernal (1924-2013), Gray Morrow (1934-2001) en 1993 para Dinosaur Times, o en 1996 Don Marquez, que versionó otros relatos de Arthur Conan Doyle protagonizados por el Professor Challenger, como The poison Belt (1997).

King Kong según Cravath


King Kong (1933) es la película más famosa de Obie. Su secuela Son of King Kong (1933) fue promocionada antes del estreno con una tira de Glenn Cravath (1897-1964), que la Editorial Cisne de Germán Plaza reaprovechó en un cuadernillo de 1942 completado por Tomás Porto (1918-2003), aunque no fue el primer cómic español que protagonizó el simio gigante, obra de Arlet Clapera -posiblemente con guión de José María Canellas Casals (1902-77)- a mediados de los años 30 en Rintintín (1928, Marco), junto a otro de Josep Alloza (1936) en Boliche (1936, Sanxo).

King Kong encogió bajo el lápiz de Calvo


Edmond-François Calvo (1892-1958) publicó una serie en Francia en 1948 donde redujo el tamaño del simio hasta el de un gorila convencional. En México Editorial Orizaba publicó una versión seriada en 1965, reeditada por Ed. Mexico (luego Nama) en 1980 como El Gorila (más tarde El gorila de la selva), y en 1979 Editorial America publicó King Kong en el microcosmos.

King Kong en erótico revolcón con una tiranosauria (Stout)


El italoamericano Alberto Giolitti (1923-93) adaptó King Kong en 1968 para Gold Key. El paleoartista William Stout (1949) dibujó la portada de los #3 y #4 de la serie limitada de la línea “Monster comics" de Fantagraphics King Kong (1991). En 2006 Dustin Weaver (1978) y Dan Parsons realizaron su adaptación para Dark Horse y el siguiente año el británico Andy Briggs (1972) publicó Kong: King of Skull Island en Markosia. Boom! Studios explota el mito desde 2016 y Legendary Comics lanzó una miniserie en 2017.

Osamu Tezuka (1928-89) comenzó su carrera realizando unas adaptaciones libres de King Kong (1947) o El mundo perdido (1948). En Shonen Magazine #34 (1967) se publicó una de las diversas versiones manga de la serie producida por Arthur Rankin Jr. y Jules Bass The King Kong Show, que animó Toei y que también inspiró en USA viñetas: “Kong joins the Circus” (1967) fue publicada en America’s Best TV Comics (Marvel).

El Profesor Challenger no soporta encontrar bichos en el campo (Don Marquez)



http://koprolitos.blogspot.com/2019/11/los-mundos-prehistoricos-de-willis.html

https://koprolitos.blogspot.com/2019/11/los-mundos-prehistoricos-de-willis_25.html?fbclid=IwAR2sNi_KJjg7XflAvOmLe1mmV42NNBV_CROqW0kcJQxS2awM5-feoh0Fd6Q 

http://koprolitos.blogspot.com/2019/12/los-mundos-prehistoricos-de-willis.html

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/o/o_brien_willis.htm


Entradas relacionadas: 

De Ray Harryhausen a Jack Sparling, el ilustrador que llevó a Gwangi al cómic. Charlie Charmer para Koprolitos.

Fotografía y representación

-Animalidad humana. Humanidad simiesca. De Ray Harryhausen a Rick Baker.

Arte, divulgación zoológica e iconografía.

Eslabón a eslabón. Enlace a enlace. (lost links, links oportunos y eslabones perdidos)

Karel Zeman recrea fantasías naturalistas zoológicas y observamos un apunte de Los mundos prehistóricos de Karel Zeman por Charlie Charmer.

El hombre tras la máscara de mono. Rick Baker y el tránsito de los efectos manuales a los digitales.

los monstruos y los hombres anfibios...y Doug Jones

Bellas y bestias. Bestialización femenina y erotismo. El cómic y las chicas de la jungla.

El último cazador y el tilacino como metáfora de la revalorización de lo escaso. La fotografía como trofeo.

El cráneo de Winnie the Pooh

Mandíbulas con garras y reinterpretaciones monstruosas. El jefe Brody manda. Reinterpretación, ironía y collage/montaje cinematográfico.

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Dinosaurios y la generación del 98

Adam Newton y sus collages tridimensionales con dinosaurios.

Analogía entre huellas fósiles y circuitos integrados de Peter McFarlane.

DINOSAURIOS DIBUJADOS POR NIÑOS REINTERPRETADOS POR DOUGAL DIXON. Los límites entre la especulación y la fidelidad gráfica.

Dinosaurios e identificación zoológica: un problema de imágenes y nombres.

Invitación a seguir IMAGINANDO DINOSAURIOS

El dibujo como transmisión de información naturalista. Conflictos entre reproducción y representación.

Prejuicios y espectáculos sobre animales. Los dinosaurios de George H. Messmore y Joseph Damon reivindicados por Charlie Charmer desde Koprolitos.



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