Espero que no os importe que lleve un tiempo sin elaborar artículos propios o al menos comentar con cierta perspectiva propia y extensión contenidos obtenidos de fuentes ajenas.
Ya llevo un tiempo inmerso en mi trabajo docente y académico y no tengo tiempo de desarrollar los borradores que se me van acumulando. Querría también que los temas abordados tuviesen una cierta vigencia o frescura de última hora, pero más bien he estado rescatando acopios de contenidos sobre personajes y temáticas más que comentadas en el ámbito de la antrozoología artística y de la iconografía animal en los medios de difusión y entretenimiento.
Tal es el caso del recopilatorio dedicado a Willis O'Brien, o el dedicado a Karel Zeman, ambos extraídos de sendos artículos elaborados por Charlie Charmer para Koprolitos, a quien debemos también el grueso de nuestro artículo sobre especulación, espectáculo y ciencia a propósito de los dinosaurios animatrónicos de los pioneros George H. Messmore y Joseph Damon.
Podríais pensar que ya está bien de aprovecharse del trabajo de Charmer y de los contenidos de Koprolitos, pero comprenderéis que es muy tentador compilar para los estudiosos de las interacciones entre arte y zoología unos resúmenes tan bien documentados e ilustrados, aunque sean tan específicos en cuanto a su carácter paleontológico y especulativo. No en vano, Koprolitos comparte nuestro punto de vista e intereses intelectuales, pero sus redactores están especializados en los animales prehistóricos y muy particularmente en los dinosaurios. Dicho esto, y tras haber traído a nuestras páginas los comentarios acerca de artistas tan influyentes como O'Brien o Zeman, y después de mencionar inevitablemente en múltiples ocasiones a su más ilustre heredero, Ray Harryhausen, entenderéis que era inevitable consagrar una parcela de nuestros contenidos al maestro americano de origen alemán, sobre todo después de que, en tres notables entregas, Charlie Charmer le dedicase un notable resumen y comentario ilustrado a su actividad. Compilamos dichas entregas, enlazadas a sus publicaciones originales para que disfrutéis de una disposición de las imágenes a mayor tamaño, ya que nosotros rediseñamos su presentación para que ocupe menos espacio.
Es muy poco lo que podemos añadir a lo expuesto por Charmer, aparte de matizar que éste se centra en los dinosaurios, y, si bien es cierto que Harryhausen es posiblemente el principal responsable de la popularización de la imaginería dinosauriana en movimiento, también lo es que desde su oficio como narrador de historias y de especulaciones fantásticas, también ha diseñado seres no estrictamente dinosaurianos, y ha tocado aspectos más propios de la especulación mitológica. Ni siquiera Charmer elude esta dimensión en las actividades del maestro de la escultura animada y el stop-motion. Sin embargo hemos de recalcar que su mérito reside en su minuciosa observación zoológica y naturalista de la mecánica animal, de la anatomía comparada y de todos los aspectos científicos inherentes a su estudio, lo que hace que sus obras, además de alimentar fantasías y ficciones, ofrecían la oportunidad de estudiar y comprender aspectos científicos, realistas y consistentes, de las capacidades motrices tanto de animales extintos como de seres fantásticos. Todos ellos siempre enriquecidos con la credibilidad y la verosimilitud otorgadas por las observaciones científicas. Hablamos del influjo de la anatomía comparada instaurada por Cuvier, el influyente naturalista con grandes dotes para el dibujo. No en vano las influencias de Harryhausen hemos de buscarlas entre grandes representantes del arte naturalista y de los ilustradores especializados en especulación paleontológica como Charles R. Knight, a quien ya habíamos dedicado una entrada por su innegable trascendencia en la manera de comprender e imaginar los animales prehistóricos y la fauna extinta. También esta entrada era deudora de los artículos de Koprolitos.
El público no entendería ni visualizaría lo que le explicaban los zoólogos o los paleontólogos si no hubiese contemplado las recreaciones de artistas plásticos pioneros, yni mucho menos habría imaginado su movimiento si no surgiesen escultores especializados en las técnicas cinematográficas como O'Brien o Harryhausen, o sus dignos herederos como Phil Tippett, Stan Winston, Rick Baker, etc.
Alguien podría objetar que dichos trabajos no estaban exentos de errores. Tanto Knight como Harryhausen nos mostraron dinosaurios que arrastraban sus colas por el suelo, mientras que ilustradores posteriores como Gregory Scott Paul mostraon la posibilidad de animales homeotérmicos ágiles y rápidos, con sus colas elevadas del suelo a modo de balancín, lo que sería recogido por Tippett, Winston o Dennis Muren a finales del siglo pasado para renovar la imagen de los dinosaurios, que todavía tendrían que pasar por nuevas fases como, por ejemplo, sugerir la posibilidad de estar cubiertos de plumas multicolores...pero eso ya es otra historia.
Mafa Alborés
A continuación, las tres entradas de Charlie Charmer sobre la obra de Harryhausen:
martes, 22 de octubre de 2019
Los mundos prehistóricos de Ray Harryhausen (I)
La familia de Raymond Frederick Harryhausen (1920-2013) era originaria
de Alemania. De hecho, el apellido era originariamente Herrenhausen
(“mansión” en alemán, de “herren” –caballeros- y “hausen” –vivir-). Con
sólo cinco años, sus padres le llevaron a ver El mundo perdido [1], y su pasión por la animación será irrefrenable desde la pubertad, gracias a otra película de O’Brien, King Kong. Otra influencia temprana es el paleoartista Charles R. Knight
[2] y sus murales de animales prehistóricos, como el que pintó en 1925
retratando a la fauna encontrada en los pozos de alquitrán de La Brea
(Los Angeles), expuesto en el Museo del Condado. Sus padres le animaron
en sus experimentos con marionetas y en el instituto destacó con sus
maquetas y comenzó su amistad con su tocayo y riguroso contemporáneo, el
genio de la ciencia-ficción Ray Bradbury (1920-2012), junto al que en
1939 se unió a la Science-Fiction League de Los Ángeles de Forrest J.
Ackerman (1916-2008), editor de Famous Monsters of Filmland, que será otro de sus grandes amigos.
Tras la guerra, consigue trabajar como ayudante de su admirado Willis O’Brien, comenzando por Mighty Joe Young (1949) –la penúltima revisión del mito del mono gigante comenzado con King Kong,
pero esta vez sin dinosaurios en el reparto-, que consiguió el óscar a
los mejores efectos especiales; se dice que Obie les dejó a él y a Pete
Peterson [4] (1903-62) casi toda la tarea de animación.
Su siguiente película, It came from beneath the Sea (1955) –esta
vez el monstruo no es un saurio sino un enorme pulpo prehistórico-, fue
producida por Charles H. Schneer (1920–2009), a quien puso en contacto
con Harryhausen un amigo común del servicio militar. Les unirá una
amistad de por vida y producirá todas sus películas excepto One Million Years BC.
Tras ganar el óscar por The sea around us (1951), Irvin Allen
decidió hacer otro documental sobre la evolución de la vida terrestre,
de los organismos unicelulares a los dinosaurios y la fauna actual: Animal World (1956), que ya fue objeto de este post
en el blog, y donde Ray y O’Brien volvieron a colaborar.
Originariamente, la escena de los dinosaurios iba a ser montada a base
de dioramas con modelos estáticos, pero Allen se puso en contacto con
Harryhausen para comprarle los derechos de Evolution. Ray
convenció a Irvin para producir nuevas animaciones. Mientras Harryhausen
movía los muñecos, O’Brien participó como supervisor del proyecto, diez
minutos de metraje que completaron en tan sólo seis o siete semanas
urgidos por Allen. Ray recuerda que, a imagen de las escenas que Irvin
había grabado, emplearon un tono crudo y gore que, tras el visionado
final, decidieron suavizar [8]. El resto del filme no es demasiado
memorable, por lo que se trata de la única cinta de Harryhausen que no
ha pasado a formato video según Roy P.Webber [9]. Sin embargo, una buena
parte del metraje con dinosaurios fue reutilizada en la película Trog (1970, Freddie Francis), protagonizada por un troglodita que aparece en el Londres actual y, en un flashback ilustrado con Animal World –con nuevos efectos de sonido-, recuerda el mundo que ha dejado atrás. Trog sí pasó a video y DVD.
-----
[1] Belinchón, Gregorio (2013) “Fallece Ray Harryhausen, el mito de los efectos especiales”, en El País.
[2] "Las pinturas y dibujos de
dinosaurios de Knight tienen algo más que un aspecto realista; exhiben
claramente esa inspiración y dedicación que distinguen al verdadero
creador del mero artesano. [...] Su larga experiencia retratando
animales vivos en zoológicos le mostró cómo la anatomía influye en el
movimiento, y su estilo romántico y vivo aportó a sus reconstrucciones
prehistóricas un carisma único". Harryhausen, Ray (2006) The Art of Ray Harryhausen, Watson-Guptill Publications.
[3] The Puppetoon Movie (1987, Arnold Leibovitz) comienza con Gumby dirigiendo una película protagonizada por Arnie,
un T.Rex que se ha vuelto vegetariano por la influencia del cine de
Pàl, que amansa a las fieras, y le muestra una selección de cortos del
animador para que lo comprenda.
[4] Nacido Svend Aage Pedersen, hasta
entonces no era animador, sino técnico de grúas o iluminación. Aquejado
de esclerosis múltiple, se vio obligado a trabajar sentado, por lo que
las maquetas debía situarse a poca altura. Tras su fallecimiento –el
mismo año que O’Brien-, Jim Danforth y otros jovenes animadores
descubrieron unas cortos inéditos de Pete que utilizaron en la
producción de Flesh Gordon (1974).
[5] Había producido el trasvase de la tira de cómic del boxeador Joe Palooka (1930, Ham Fisher) al serial cinematográfico en 1946-51, así como el clásico de terror Night of the Demon (1957, Jacques Tourneur), para cuyos efectos se contactó con Harryhausen, entonces ocupado en The 7th voyage of Simbad.
[6] Productor de The Black Scorpion (1957,
Edward Ludwig), protagonizada por un arácnido prehistórico animado por
Willis O’Brien, y donde aparece junto a un edificio un rhedosaurus, el
dinosaurio ficiticio de dimensiones kaiju (king size dicen los angloparlantes) que protagoniza The Beast from 20,000 Fathoms, donde, por cierto, no se reaprovechó este metraje.
[7] Colaboró en los clásicos La gran ilusión (1937) y La regla del juego (1939) con Jean Renoir, junto al que marchó a USA en 1941. En 1959 codirigirá junto a Douglas Hickox Behemoth the Sea Monster.
[8] “Cuando el estegosaurio muere, el
ceratosaurio, creo que era, le arranca grandes pedazos de carne
chorreando y comienza a masticarla. Pero cuando la película fue
presentada, recibimos tantos comentarios negativos sobre la carnicería
que gran parte fue eliminada en la versión final”.
[9] Webber, R.P. (2004) The Dinosaur Films of Ray Harryhausen, Mc Farlane & Co.
No hay comentarios:
Publicar un comentario