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miércoles, 1 de enero de 2020

De Ray Harryhausen a Jack Sparling, el ilustrador que llevó a Gwangi al cómic. Charlie Charmer para Koprolitos.




Enlazamos los dinosaurios y zoología naturalista y criptozoológica de Karel Zeman con más animales prehistóricos, surgidos tanto de la ilustración naturalista como de la literatura y el cine fantástico. Y volvemos a hacerlo de la mano de los redactores de Koprolitos, quienes nos descubren a Jack Sparling, el ilustrador que se encargó de la versión para cómic de la película "Gwangi", un clásico del cine de aventuras mítica para los amantes de los dinosaurios y de sus recreaciones plásticas y audiovisuales.

El valle de Gwangi es un largometraje de 1969 dirigido por Jim O'Connolly y protagonizado por James Franciscus , Gila Golan y Richard Carlson. La película combina el género Wéstern con el fantástico, siendo además la última película de dinosaurios que contó con efectos especiales de Ray Harryhausen.

Un cowboy encuentra un paso entre las montañas que da a un misterioso valle poblado por dinosaurios y otros animales prehistóricos. Los problemas llegan cuando captura a uno de ellos, un Allosaurus al que llaman Gwangi, para exhibirlo en el circo en el que trabaja. 

La película se rodó íntegramente en España,1​ en las provincias de Almería y Cuenca (España). La parte de Almería se rodó casi en su totalidad en el Desierto de Tabernas, aunque también se rodaron escenas en la capital, como la famosa secuencia en la que Gwangi escapa de la plaza de toros. En Cuenca la mayoría de las escenas se rodaron en los paisajes de la Ciudad Encantada, cuyas extrañas formaciones eran ideales para la parte del valle prohibido, y en la catedral de la ciudad, donde transcurre el final del film.

John Edmond Sparling (el 21 de junio de 1916 – el 15 de febrero de 1997), mejor conocido como Jack Sparling, canadiense, fue un artista de cómics americano.
Nacido en Winnipeg, Manitoba, Sparling se mudó a los Estados Unidos cuando era niño. Recibió su formación artística temprana en el Arts and Crafts Club en Nueva Orleans y luego asistió a la Corcoran School of Art. Trabajó brevemente como caricaturista en el New Orleans Item-Tribune. En 1941, Sparling, junto con el escritor William Laas, creó la tira cómica United Feature Syndicate, Hap Hopper, corresponsal de Washington, para la cual los columnistas de periódicos de la vida real Drew Pearson y Robert S. Allen figuraban como editores.
 Una fuente lo menciona como lanzado el 29 de enero de 1939, pero el historiador de cómics Don Markstein, señalando que ese día fue un domingo, dice que el 29 de enero de 1940 está mejor respaldado y es más probable. Sparling fue el artista hasta 1943, cuando fue sucedido por Al Plastino.

La siguiente tira cómica de Sparling fue Claire Voyant, que se estrenó el 10 de mayo de 1943 en el PM de Nueva York. y corrió hasta 1948.

Este personaje constituye la antesala de otros personajes femeninos inspirados por mitos eróticos del espionaje como Mata Hari, y daría pié de algún modo a la creación del personaje homónimo tanto de Voyant como de la Viuda Negra, asociable a personajes posteriores de corte similar como Nikita, sus versiones sucesivas, y otros. 

Básicamente se trataba de un pretexto para situar a la heroína en situaciones comprometidas en cuanto a su vestimenta para la pura provocación erótica, pero lo cierto es que también mostraba astucia y dominio sobre personajes masculinos estúpidos y manipulables, además de poseer habilidades físicas hasta entonces casi exclusivas de héroes masculinos, a no ser las mencionadas chicas de la jungla, de las que Tiger Girl constituye un curioso remedo al moverse en un ambiente urbano.

Lo más destacable de Tiger Girl es el hecho de jugar iconográficamente con la asociación entre lo gatuno y lo femenino, tanto desde una perspectiva de elegante provocación erótica como de traicionero peligro. El término tigresa está implícito, y pese a la contundencia expeditiva de la violencia física del personaje, ésta se acentúa por verse acompañada de un tigre real, que ejerce de mascota y de guardián, de arma ofensiva y temible, pero que encarna de alguna manera, desde cierta perspectiva, una especie de avatar zoológico tal y como se plantea en las narraciones de la Brújula Dorada, cosa que, al fin y al cabo, no deja de ser análoga a la compañía ofrecida por Zabú a la versión marveliana de Ka-Zar, por ejemplo.


Claire Voyant de Jack Sparling (1948)



Desde la década de 1950 hasta la década de 1970, Sparling proporcionó arte para una variedad de editoriales, incluidas las adaptaciones de Harvey Comics (The Pirana) y Charlton Comics de The Six Million Dollar Man y The Bionic Woman. Sparling también trabajó para Classics Illustrated, dibujando adaptaciones de Robin Hood y el yanqui de Mark Twain en King Arthur's Court. Sparling dibujó cómics biográficos con Adlai Stevenson II, Lyndon B. Johnson y Barry Goldwater para Dell Comics.

En DC Comics, Sparling dibujó Secret Six, la característica "Eclipso" en House of Secrets y la característica "Soldado desconocido" en Star Spangled War Stories. El editor Joe Orlando comenzó una nueva dirección para la serie House of Mystery de DC con el número 175 (julio-agosto de 1968) y el presentador de la serie Cain fue creado por Sparling y Orlando con el escritor Bob Haney. Sparling trabajó con el escritor Dennis O'Neil en The Witching Hour y los Challengers of the Unknown. heroínas de cómic que hemos incluído en el género de chicas salvajes o jungle girls, junto a uno de los padres de Superman, Jerry Siegel, la co-creación de la mencionada superheroínaTiger Girl en 1968.


Dibujó la línea de juguetes Microbots one-shot e ilustró adaptaciones de cómics de la serie de televisión Family Affair, The Outer Limits y Adam -12 (en España, Patrulla 12). En 1976, dibujó una serie de cómics con licencia Welcome Back, Kotter para DC. Para la revista de sátira Sick de Charlton Comics, escribió y dibujó la película nudie-cutie "Cher D'Flower!"

Pero si empezábamos este texto refiriéndonos a la película "Gwangi" es por la trascendencia que dicha película tuvo en el imaginario dinosauriano y por su revisión del mundo perdido de Conan Doyle, trasladándolo a un entorno propicio para la combinación de dos géneros cinematográficos que hasta ese momento parecían incompatibles.

Además, como ya hemos mencionado, "Gwangi" constituyó el último trabajo del animador y modelista Ray Harryhausen, posiblemente el primer gran representante de los artistas consagrados a los efectos especiales cinematográficos y especialmente a la recreación de criaturas zoológicas siguiendo criterios basados en anatomía comparada y estudios genuinamente naturalistas, aportando con ello todo un imaginario que inició la vocación de numerosos paleontólogos y biólogos. Y aunque sus dinosaurios reptilianos, cuyas colas se arrastraban por el suelo, serían superados años más tarde por los dinosaurios homeotérmicos de ilustradores como Gregory Scott Paul, con sus colas elevadas del suelo ejerciendo de balancín, no cabe duda de la importancia de Harryhausen y sus modelos gráficos y plásticos para construir la imagen colectiva de un dinosaurio revivido.

Es de comprender el respeto suscitado por Sparling a Charlie Charmer, Javi Godoy y demás redactores de Koprolitos, todos ellos amantes del cómic y el cine protagonizado por dinosaurios. "The valley of Wangi" constituye el mejor ejemplo de film fantástico-naturalista que deja atrás los ejemplos clásicos y se aventura en planteamientos más modernos, además de representar la despedida del maestro Harryhausen. Su digna adaptación al cómic por parte de Sparling es más que notable y desde luego memorable, lo que marca al dibujante como uno de los referentes gráficos de especulación paleontológica para la posteridad, pero recordemos que el autor recibía encargos editoriales de esta índole independientemente de sus probadas habilidades para representar dinosaurios con solvencia, y entre estos encargos se incluía la adpatación de films de diversas carcterísticas, y, dado que Gwangi se mete en el territorio del western, no está mal recordar que Sparling se encargó de llevar al cómic "Los hijos de Katie Elder".

Ray Harryhausen. Concept-art para "Gwangi"
Ray Harryhausen. Concept-art para "Gwangi"
Es por eso que queremos aportar algo al nutritivo artículo de Charmer sobre la relación entre Sparling y los dinosaurios en diversas publicaciones de su autoría más allá de la versión de Gwangi. Se trata de poner en contexto el tipo de estilo gráfico de Sparling, condicionado por la reproducción fotomecánica de originales en blocado blanco y negro, en el mundo editorial específico del cómic de los años 60 y 70, y contrastarlo con el estilo gráfico concienzudo y detallado de Harryhausen, heredero de los ilustradores científicos desde finales del siglo XVIII. Harryhausen lleva la ilustración enciclopedista a la modernidad audiovisual.
Es tan heredero del estilo madurado por Burian como de las enseñanzas técnicas de Muybridge y Marey, y es el maestro de los Stan Winston, Dennis Muren, Phil Tippett o Rick Baker que hoy ya son ejemplos clásicos de los efectos especiales para cine.

A caballo entre lo artístico y la observación científica, los artistas como Harryhausen han contribuido a la visualización verosímil de mundos desaparecidos y de criaturas extintas o ignotas, basándose en la observación concienzuda de las existentes y en las aportaciones de la anatomía comparada.

Ray Harryhausen. Concept-art para "Gwangi"
Sparling, de alguna manera, fué su último heredero directo al llevar su último trabajo a otro medio gráfico con otras convenciones, pero sin duda ambos constituyen un puente de continuidad con todos los científicos artistas que han dejado testimonios gráficos y con todos los artistas consagrados a representar las observaciones de los científicos. Y siempre es buen momento para volver a reivindicar a Georges Cuvier, padre de la anatomía comparada gracias en gran parte a sus grandes dotes como artista y dibujante, y uno de los padres de la paleontología.



Es más que significativo el momento del film en que uno de los cow-boys aventureros es capturado por un gran pterosaurio, en un alarde de composición de imagen múltiple y estudio del movimiento e iluminación de la criatura, todavía más logrados que en el apunte original del propio Harryhausen que podemos ver más arriba, y es que el realismo fotográfico, la coherencia exigida por los recursos del fotomontaje (coincidencia de calidad, direccionalidad y contraste de la iluminación) alecciona a los artistas venideros sobre los límites de la percepción visual del público, y en ese sentido el cine y la fotografía constituyen un ineludible referente inspirador para los encuadres e iluminación de las viñetas. Si bien muchos dibujantes de cómic célebres dotaban de realismo fotográfico a sus imágenes (como Milton Caniff o seguidores de su estilo como Frank Robbins) también es cierto que otros, conscientes de la verosimilitud otorgada por la imagen fotográfica, se servían de sus convenciones y de los trucos de iluminación para imitarlos y pervertirlos astutamente con la libertad de sus plumas y pinceles, con preferencia por la iluminación dura, altamente contrastada, tan propia del expresionismo y del noir, relativamente fácil de imitar y de adecuar a los sistemas de reproducción de tintas planas utilizadas en el cómic de la época. Así, tal y como Caravaggio había conseguido simular una coherencia de iluminación artificial pre-fotorrealista, Will Eisner reprodujo muchos efectos y encuadres post-expresionistas en sus cómics, análogamente a como Orson Welles había explotado mediante ópticas cortas e iluminaciones contrastadas en sus películas más memorables.

Otro detalle memorable en "The valley of Gwangi" es la presencia de un pequeño antecesor del caballo, una especie de eohippus, que sirve para ilustrar la trascendencia del caballo en el salvaje oeste americano. Sin duda constituye un anacronismo que incluye cualquier especie prehistórica en un mismo espacio surgido más de las páginas ilustradas de los libros de palezoología que de la coherencia histórica. Pero la tentación de incluir especies prehistóricas de diferentes épocas es a menudo irresistible, cuanto más si se trata de reubicar a los antecesores del caballo en su territorio exacto, ya que dichos ancestros se sitúan efectivamente en el continente americano, desde donde se trasladaron a Eurasia antes de extinguirse. Curiosamente, los caballos fueron reintroducidos en América por los conquistadores españoles, de modo que los caballos españoles, descendientes de la hibridación de las razas árabes e inglesas, dieron lugar a los mustangs que se tornaron salvajes y repoblaron las praderas americanas para constituir la montura emblemática de los indígenas en la época en que transcurre la historia de la película. Los indios y cowboys montan descendientes de aquellos eohippus que ya se habían extinguido milenios atrás en dichas tierras de origen, cerrando un bucle narrativo ejemplar y paradigmático. Así que, sea intencionado o no por parte de Harryhausen y de los guionistas (William Bast, Julian More y Willis H. O'Brien) se establece una interesante metáfora de viaje temporal y evolutivo de un filo bológico. El corral semejante a un diorama sobre una mesa en el interior de un rancho del viejo Oeste, ocupado por un pequeño antecesor del caballo que constituye la base motora de la economía de estas tierras, es mucho más potente de lo que se podría plantear en un principio sin considerar dichas premisas evolutivas.

Además, podría decirse que juega con una de las opciones de los trucos visuales fomentados por el cine fantástico, y es el juego con la escala. Los animales extraordinariamente pequeños, reducidos, son tan provechosamente expresivos de lo extraordinario como los gigantescos. De lo que se trata es de reflexionar sobre la escala del hombre respecto a la naturaleza, y ahí radica la fascinación por los dinosaurios, fundamentada especialmente por las especies de grandes dimensiones, depositarias de los mitos sobre dragones y bestias míticas gigantescas, que convierten al hombre en frágil víctima de los elementos naturales, y que elevan a dichas criaturas a una cierta divinidad. No en vano Willis O'Brien, ya lo había planteado en King Kong, donde precisamente Harryhausen se estrenó como aprendiz aventajado de los efectos especiales basados en la animación de esculturas articuladas. Gwangi es una especie de divinidad para los primitivos habitantes del aislado valle que habita (un cierto remedo del mundo perdido de Conan Doyle) que es capturada con fines económicos al igual que lo es King Kong. La falta de respeto por lo divino se iguala a la falta de respeto por el orden natural, y la explotación irrespetuosa tendrá sus dramáticas consecuencias en ambos casos. La captura de Gwangi para su exhibición circense es oportunista e irreverente, pero es perpetrada por el mismo tipo de hombres que transformaron a caballo las praderas norteamericanas, llevando a la extinción a los bisontes para sustituirlos por rebaños de vacas domésticas. La ganadería es puesta en cuestión desde una perspectiva ética sin tan siquiera planteárselo seguramente por parte de los guionistas, pero siempre es motivo recurrente el sentimiento de culpa humano por domeñar los recursos naturales. Los gigantes del pasado representan la deuda con los ancestros, el temor a traicionar el legado intimidatorio de los dioses antiguos.

Por eso mismo resultan tan impresionantes e intimidatorias las construcciones funerarias y las esculturas colosales del pasado. Tanto da que se trate de antiguos titanes que de misteriosas cabezas de la isla de Pascua. Su uso recurrente como vengadores de sus ancestros es frecuente en las fantasías aventureras del cine y del cómic, y es curioso constatar, por ejemplo que el propio Sparling había dibujado gigantes de Rapa-Nui cobrando vida para aterrorizar a sus lectores, pero hemos de insistir en el hecho de que Jack Sparling bregó con todos los géneros que le pudiesen proporcionar trabajo en el mundo editorial que le tocó vivir, y que por ello debía adaptarse y ser tan lexible como plastic-man, personaje, por cierto, al que prestó también sus habilidades gráficas en alguna ocasión.

Con ello queremos remarcar que el hecho de que Sparling llevase al cómic a Gwangi no lo convierte en un ilustrador especialmente dinosauriano o antrozoológico, sino sencillamente un profesional de su tiempo, que había de estar dispuesto a bregar con las temáticas que más demandaba el público del género fantástico del que se nutría la industria del cómic.

No obstante, para defender la experiencia de Jack Sparling como dibujante experimentado de criaturas antediluvianas, Charlie Charmer nos ofrece el monográfico de Koprolitos que reproducimos a continuación, gracias al cual comprobamos hasta qué punto los artistas de su época se veían frecuentemente abocados a investigar sobre las características físicas de estas criaturas antediluvianas y estudiaban los trabajos gráficos de paleoartistas de prestigio que influyeron en cómo se representaban estos animales de forma supuestamente realista y creíble. Por ello nos parece especialmente valioso y oportuno este recopilatorio de uno de nuestros sitios web de referencia, que podéis consultar en su ubicación y formato original aquí.

Nuestra introducción al artículo original de Charmer sólo pretende contextualizar en qué grado Sparling ocupa un sitio de privilegio en la iconografía popular de los dinosaurios como artista gráfico, pero de forma circunstancial, dado que en su ámbito profesional, la coherencia taxonómica, la paleoetología, la anatomía comparada y las disciplinas tenidas en cuenta por los ilustradores naturalistas que sustentaban la inspiración de sus representaciones dinosaurianas, no tenían tanto peso como las evocaciones puramente fantasiosa y aventureras que pudiesen ser aderezadas con cualquier ingrediente que suscitase la curiosidad de un público dispuesto a evadirse un rato por unos pocos centavos, e imaginarse mundos tan llenos de peligros como de sugerencias eróticas o simplemente viajeras y elusivas de la rutina diaria. Por ello no es de extrañar que en la selección de Charmer comprobemos que la mayoría de sus dinosaurios aparezcan en mundos distópicos futuristas, afectados por viajes interestelares y espaciales, transitados por astronautas y científicos irresponsables, o por mundos salvajes en los que depositar las ansias de libertad y aventura de un paraíso terrenal perdido, un paraíso lleno de peligros pero también carente de ciertas reglas y por tanto prometedor de premios y recompensas a los deseos más primitivos y básicos.

Mafa Alborés.


Artículo original de Charlie Charmer en Koprolitos:

Koprolitos. lunes, 11 de noviembre de 2019


Jack Sparling, el ilustrador que llevó a Gwangi al cómic

El canadiense John Edmond “Jack” Sparling (1916-1997) –no, no tiene nada que ver con los Piratas del Caribe- se trasladó siendo aún niño a Nueva Orleans. Mientras estudiaba en el Arts and Crafts Club de la ciudad, donde pudo disfrutar del primer jazz [1], fue utilizado como modelo por la escultora Angela Gregory (1903-1990), que realizó cuatro bustos del futuro artista de cómic, en yeso, mármol y bronce.

Tras una temporada dibujando gags en el New Orleans-Tribune, debuta en el cómic con la tira Hap Hooper, Washington Correspondent (c.1940, guión de William Laas) para el United Features Syndicate, tras la que publicó la más conocida Claire Voyant (1948).

[1] Nueva Orleans es la cuna de esta música, y más en concreto el barrio chino de Storyville, cuyo cierre por las autoridades en 1917 impulsa a la mayoría de los músicos a emigrar a Chicago o New York. Pero Sparling pudo escuchar a algunas de las primitivas marching bands desfilar por las calles o acudir a  las barcazas del Mississippi o los locales de Tango Belt u otras zonas de la ciudad a escuchar a pioneros que se quedaron y aún tardarán en realizar sus primeras grabaciones.

En Dell, y probablemente con guión de Paul S.Newman, creó Naza, Stone Age Warrior (1962), que en un valle helado se encuentra al “Terror congelado” (1966, Naza #9) –efectivamente, un feroz saurio- que despertará un volcán.

"The Secret Cavern"

Donde seguro que colaboraron fue en “The Secret Cavern” y “Plateau of Death”, para Turok, Son of Stone #28 (1962), y en “The Boy who Saved the World” (1969), sobre un chaval que inventa una máquina del tiempo con la que viaja al Mesozoico antes de aventurarse en el futuro y tratar de evitar el holocausto nuclear.

Esta historieta se publicó en el último de los cuadernillos en los que Sparling adaptó para Dell la serie de ciencia-ficción de la ABC The outer limits (1963-65, Leslie Stevens). Sparling ya había dibujado lagartos antediluvianos en “Mother and Child” (1967, The Outer Limits #14), en la que un meteorito transporta un huevo de pterosaurio.






En Gold Key, tomó las riendas gráficas de Mighty Samson (1964, Otto Binder/Frank Thorne) desde el número 8. Se trata de un cómic postapocalíptico ambientado en el mundo prehistórico de criaturas mutantes (como el saurio de tres cabezas que podemos observar sobre estas líneas) que ha resultado de la hecatombe nuclear.

"The Captives of the Time Stone" (Moraleja: siempre es interesante tener a mano una botella de cianuro de potasio por si hay que invitar a un tiranosaurio inesperado)

Para DC realizó “The Captives of the Time Stone” (1966, Tales of the Unexpected #93), en la que unos científicos descubren un extraño cristal con la capacidad de traer diferentes amenazas –como un T.Rex- desde el pasado.



Adaptó en Dell el mismo año de su estreno las películas Around the World under the Sea (1966), en la que no hay dinosaurios pero sí una descomunal serpiente marina que rivalizaría con cualquier tilosaurio, o El valle de Gwangi (1969), que puedes leer aquí, aquí y aquí, aunque te recomendamos acudir a Cuenca el 29 de noviembre para ver la película y celebrar el 50 aniversario de su estreno... ¡Y no te pierdas las dos estupendas conferencias que seguirán los días 4 y 12 de diciembre, con los ilustres ponentes Francisco Ortega y José Luis Sanz, papás de Concavenator corcovatus!


En la adaptación al cómic de "El valle de Gwangi" se reutilizó como portada el cartel creado para el filme por Frank McCarthy

Gwangi por Sparling, en dos palabras: Im-Presionante

"A Trip in Time"
En 1971 colaboró en la revista de Warren Eerie #33 con el guionista Steve Skeates en “A trip in time”, en la que se nos muestran los mecanismos de la cuarta dimensión contra las irrupciones de crononautas sin escrúpulos. Puedes leerla aquí.

En 1978-82 volvió a colaborar con Paul S.Newman en Turok, son of Stone, esta vez para Gold Key. Te dejamos con algunas imágenes de esta última etapa de nuestro “piel roja” favorito.







http://koprolitos.blogspot.com/2019/11/jack-sparling-el-ilustrador-que-llevo.html

Otros enlaces:

https://peoplepill.com/people/jack-sparling/

https://en.wikipedia.org/wiki/Jack_Sparling

https://dc.fandom.com/wiki/Jack_Sparling

http://www7.wikipedes.eu/03697031/JackSparling

https://en.wikipedia.org/wiki/Claire_Voyant_(comic_strip)

Enlaces externos

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3 comentarios:

  1. ¡Vaya! Así da gusto empezar el año.
    Con semejante presentación, el post de koprolitos me parece bueno hasta a mí.
    Recuérdame que te encargue la introducción cuando publique mi próximo libro...

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    1. Lo tendré en cuenta. Celebro que te guste la intro. He disfrutado mucho con tu artículo, como de costumbre. De hecho tengo en stock unos cuantos y me he de cortar un poco para no vampirizar constantemente delicias tuyas o de Javi Godoy, o el animal invisible se convertiría en una desleal sucursal de Koprolitos, y tampoco es plan, que ya llevo dos o tres casi consecutivos. La culpa es vuestra por hacerlo tan bien. Feliz año nuevo.

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