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El valle de Gwangi es un largometraje de 1969 dirigido por Jim O'Connolly y protagonizado por James Franciscus , Gila Golan y Richard Carlson. La película combina el género Wéstern con el fantástico, siendo además la última película de dinosaurios que contó con efectos especiales de Ray Harryhausen.
Un cowboy encuentra un paso entre las montañas que da a un misterioso valle poblado por dinosaurios y otros animales prehistóricos. Los problemas llegan cuando captura a uno de ellos, un Allosaurus al que llaman Gwangi, para exhibirlo en el circo en el que trabaja.
La película se rodó íntegramente en España,1 en las provincias de Almería y Cuenca (España). La parte de Almería se rodó casi en su totalidad en el Desierto de Tabernas, aunque también se rodaron escenas en la capital, como la famosa secuencia en la que Gwangi escapa de la plaza de toros. En Cuenca la mayoría de las escenas se rodaron en los paisajes de la Ciudad Encantada, cuyas extrañas formaciones eran ideales para la parte del valle prohibido, y en la catedral de la ciudad, donde transcurre el final del film.
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Nacido en Winnipeg, Manitoba, Sparling se mudó a los Estados Unidos cuando era niño. Recibió su formación artística temprana en el Arts and Crafts Club en Nueva Orleans y luego asistió a la Corcoran School of Art. Trabajó brevemente como caricaturista en el New Orleans Item-Tribune. En 1941, Sparling, junto con el escritor William Laas, creó la tira cómica United Feature Syndicate, Hap Hopper, corresponsal de Washington, para la cual los columnistas de periódicos de la vida real Drew Pearson y Robert S. Allen figuraban como editores.
Una fuente lo menciona como lanzado el 29 de enero de 1939, pero el historiador de cómics Don Markstein, señalando que ese día fue un domingo, dice que el 29 de enero de 1940 está mejor respaldado y es más probable. Sparling fue el artista hasta 1943, cuando fue sucedido por Al Plastino.
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Este personaje constituye la antesala de otros personajes femeninos inspirados por mitos eróticos del espionaje como Mata Hari, y daría pié de algún modo a la creación del personaje homónimo tanto de Voyant como de la Viuda Negra, asociable a personajes posteriores de corte similar como Nikita, sus versiones sucesivas, y otros.
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Lo más destacable de Tiger Girl es el hecho de jugar iconográficamente con la asociación entre lo gatuno y lo femenino, tanto desde una perspectiva de elegante provocación erótica como de traicionero peligro. El término tigresa está implícito, y pese a la contundencia expeditiva de la violencia física del personaje, ésta se acentúa por verse acompañada de un tigre real, que ejerce de mascota y de guardián, de arma ofensiva y temible, pero que encarna de alguna manera, desde cierta perspectiva, una especie de avatar zoológico tal y como se plantea en las narraciones de la Brújula Dorada, cosa que, al fin y al cabo, no deja de ser análoga a la compañía ofrecida por Zabú a la versión marveliana de Ka-Zar, por ejemplo.
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Claire Voyant de Jack Sparling (1948) |
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Dibujó la línea de juguetes Microbots one-shot e ilustró adaptaciones de cómics de la serie de televisión Family Affair, The Outer Limits y Adam -12 (en España, Patrulla 12). En 1976, dibujó una serie de cómics con licencia Welcome Back, Kotter para DC. Para la revista de sátira Sick de Charlton Comics, escribió y dibujó la película nudie-cutie "Cher D'Flower!"
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Además, como ya hemos mencionado, "Gwangi" constituyó el último trabajo del animador y modelista Ray Harryhausen, posiblemente el primer gran representante de los artistas consagrados a los efectos especiales cinematográficos y especialmente a la recreación de criaturas zoológicas siguiendo criterios basados en anatomía comparada y estudios genuinamente naturalistas, aportando con ello todo un imaginario que inició la vocación de numerosos paleontólogos y biólogos. Y aunque sus dinosaurios reptilianos, cuyas colas se arrastraban por el suelo, serían superados años más tarde por los dinosaurios homeotérmicos de ilustradores como Gregory Scott Paul, con sus colas elevadas del suelo ejerciendo de balancín, no cabe duda de la importancia de Harryhausen y sus modelos gráficos y plásticos para construir la imagen colectiva de un dinosaurio revivido.
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Ray Harryhausen. Concept-art para "Gwangi" |
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Ray Harryhausen. Concept-art para "Gwangi" |
Es tan heredero del estilo madurado por Burian como de las enseñanzas técnicas de Muybridge y Marey, y es el maestro de los Stan Winston, Dennis Muren, Phil Tippett o Rick Baker que hoy ya son ejemplos clásicos de los efectos especiales para cine.
A caballo entre lo artístico y la observación científica, los artistas como Harryhausen han contribuido a la visualización verosímil de mundos desaparecidos y de criaturas extintas o ignotas, basándose en la observación concienzuda de las existentes y en las aportaciones de la anatomía comparada.
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Ray Harryhausen. Concept-art para "Gwangi" |
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Es más que significativo el momento del film en que uno de los cow-boys aventureros es capturado por un gran pterosaurio, en un alarde de composición de imagen múltiple y estudio del movimiento e iluminación de la criatura, todavía más logrados que en el apunte original del propio Harryhausen que podemos ver más arriba, y es que el realismo fotográfico, la coherencia exigida por los recursos del fotomontaje (coincidencia de calidad, direccionalidad y contraste de la iluminación) alecciona a los artistas venideros sobre los límites de la percepción visual del público, y en ese sentido el cine y la fotografía constituyen un ineludible referente inspirador para los encuadres e iluminación de las viñetas. Si bien muchos dibujantes de cómic célebres dotaban de realismo fotográfico a sus imágenes (como Milton Caniff o seguidores de su estilo como Frank Robbins) también es cierto que otros, conscientes de la verosimilitud otorgada por la imagen fotográfica, se servían de sus convenciones y de los trucos de iluminación para imitarlos y pervertirlos astutamente con la libertad de sus plumas y pinceles, con preferencia por la iluminación dura, altamente contrastada, tan propia del expresionismo y del noir, relativamente fácil de imitar y de adecuar a los sistemas de reproducción de tintas planas utilizadas en el cómic de la época. Así, tal y como Caravaggio había conseguido simular una coherencia de iluminación artificial pre-fotorrealista, Will Eisner reprodujo muchos efectos y encuadres post-expresionistas en sus cómics, análogamente a como Orson Welles había explotado mediante ópticas cortas e iluminaciones contrastadas en sus películas más memorables.
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Además, podría decirse que juega con una de las opciones de los trucos visuales fomentados por el cine fantástico, y es el juego con la escala. Los animales extraordinariamente pequeños, reducidos, son tan provechosamente expresivos de lo extraordinario como los gigantescos. De lo que se trata es de reflexionar sobre la escala del hombre respecto a la naturaleza, y ahí radica la fascinación por los dinosaurios, fundamentada especialmente por las especies de grandes dimensiones, depositarias de los mitos sobre dragones y bestias míticas gigantescas, que convierten al hombre en frágil víctima de los elementos naturales, y que elevan a dichas criaturas a una cierta divinidad. No en vano Willis O'Brien, ya lo había planteado en King Kong, donde precisamente Harryhausen se estrenó como aprendiz aventajado de los efectos especiales basados en la animación de esculturas articuladas. Gwangi es una especie de divinidad para los primitivos habitantes del aislado valle que habita (un cierto remedo del mundo perdido de Conan Doyle) que es capturada con fines económicos al igual que lo es King Kong. La falta de respeto por lo divino se iguala a la falta de respeto por el orden natural, y la explotación irrespetuosa tendrá sus dramáticas consecuencias en ambos casos. La captura de Gwangi para su exhibición circense es oportunista e irreverente, pero es perpetrada por el mismo tipo de hombres que transformaron a caballo las praderas norteamericanas, llevando a la extinción a los bisontes para sustituirlos por rebaños de vacas domésticas. La ganadería es puesta en cuestión desde una perspectiva ética sin tan siquiera planteárselo seguramente por parte de los guionistas, pero siempre es motivo recurrente el sentimiento de culpa humano por domeñar los recursos naturales. Los gigantes del pasado representan la deuda con los ancestros, el temor a traicionar el legado intimidatorio de los dioses antiguos.
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Con ello queremos remarcar que el hecho de que Sparling llevase al cómic a Gwangi no lo convierte en un ilustrador especialmente dinosauriano o antrozoológico, sino sencillamente un profesional de su tiempo, que había de estar dispuesto a bregar con las temáticas que más demandaba el público del género fantástico del que se nutría la industria del cómic.
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Mafa Alborés.
Koprolitos. lunes, 11 de noviembre de 2019
Jack Sparling, el ilustrador que llevó a Gwangi al cómic
El canadiense John Edmond “Jack” Sparling (1916-1997) –no, no tiene nada que ver con los Piratas del Caribe-
se trasladó siendo aún niño a Nueva Orleans. Mientras estudiaba en el
Arts and Crafts Club de la ciudad, donde pudo disfrutar del primer jazz
[1], fue utilizado como modelo por la escultora Angela Gregory
(1903-1990), que realizó cuatro bustos del futuro artista de cómic, en
yeso, mármol y bronce.
Tras una temporada dibujando gags en el New Orleans-Tribune, debuta en el cómic con la tira Hap Hooper, Washington Correspondent (c.1940, guión de William Laas) para el United Features Syndicate, tras la que publicó la más conocida Claire Voyant (1948).
[1] Nueva Orleans es la cuna de esta música, y más en concreto el barrio chino de Storyville, cuyo cierre por las autoridades en 1917 impulsa a la mayoría de los músicos a emigrar a Chicago o New York. Pero Sparling pudo escuchar a algunas de las primitivas marching bands desfilar por las calles o acudir a las barcazas del Mississippi o los locales de Tango Belt u otras zonas de la ciudad a escuchar a pioneros que se quedaron y aún tardarán en realizar sus primeras grabaciones.
En Dell, y probablemente con guión de Paul S.Newman, creó Naza, Stone Age Warrior (1962), que en un valle helado se encuentra al “Terror congelado” (1966, Naza #9) –efectivamente, un feroz saurio- que despertará un volcán.
"The Secret Cavern"
Donde seguro que colaboraron fue en “The Secret Cavern” y “Plateau of Death”, para Turok, Son of Stone
#28 (1962), y en “The Boy who Saved the World” (1969), sobre un chaval
que inventa una máquina del tiempo con la que viaja al Mesozoico antes
de aventurarse en el futuro y tratar de evitar el holocausto nuclear.
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En Gold Key, tomó las riendas gráficas de Mighty Samson (1964, Otto Binder/Frank Thorne) desde el número 8. Se trata de un cómic postapocalíptico ambientado en el mundo prehistórico de criaturas mutantes (como el saurio de tres cabezas que podemos observar sobre estas líneas) que ha resultado de la hecatombe nuclear.
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"The Captives of the Time Stone" (Moraleja:
siempre es interesante tener a mano una botella de cianuro de potasio
por si hay que invitar a un tiranosaurio inesperado)
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Para DC realizó “The Captives of the Time Stone” (1966, Tales of the Unexpected #93),
en la que unos científicos descubren un extraño cristal con la
capacidad de traer diferentes amenazas –como un T.Rex- desde el pasado.
Adaptó en Dell el mismo año de su estreno las películas Around the World under the Sea (1966), en la que no hay dinosaurios pero sí una descomunal serpiente marina que rivalizaría con cualquier tilosaurio, o El valle de Gwangi (1969), que puedes leer aquí, aquí y aquí,
aunque te recomendamos acudir a Cuenca el 29 de noviembre para ver la
película y celebrar el 50 aniversario de su estreno... ¡Y no te pierdas
las dos estupendas conferencias que seguirán los días 4 y 12 de
diciembre, con los ilustres ponentes Francisco Ortega y José Luis Sanz,
papás de Concavenator corcovatus!
En la adaptación al cómic de "El valle de Gwangi" se reutilizó como portada el cartel creado para el filme por Frank McCarthy
En la adaptación al cómic de "El valle de Gwangi" se reutilizó como portada el cartel creado para el filme por Frank McCarthy
Gwangi por Sparling, en dos palabras: Im-Presionante
En 1971 colaboró en la revista de Warren Eerie #33 con el
guionista Steve Skeates en “A trip in time”, en la que se nos muestran
los mecanismos de la cuarta dimensión contra las irrupciones de
crononautas sin escrúpulos. Puedes leerla aquí.
En 1978-82 volvió a colaborar con Paul S.Newman en Turok, son of Stone, esta vez para Gold Key. Te dejamos con algunas imágenes de esta última etapa de nuestro “piel roja” favorito.
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http://koprolitos.blogspot.com/2019/11/jack-sparling-el-ilustrador-que-llevo.html
Otros enlaces:
https://peoplepill.com/people/jack-sparling/
https://en.wikipedia.org/wiki/Jack_Sparling
https://dc.fandom.com/wiki/Jack_Sparling
http://www7.wikipedes.eu/03697031/JackSparling
https://en.wikipedia.org/wiki/Claire_Voyant_(comic_strip)
¡Vaya! Así da gusto empezar el año.
ResponderEliminarCon semejante presentación, el post de koprolitos me parece bueno hasta a mí.
Recuérdame que te encargue la introducción cuando publique mi próximo libro...
Lo tendré en cuenta. Celebro que te guste la intro. He disfrutado mucho con tu artículo, como de costumbre. De hecho tengo en stock unos cuantos y me he de cortar un poco para no vampirizar constantemente delicias tuyas o de Javi Godoy, o el animal invisible se convertiría en una desleal sucursal de Koprolitos, y tampoco es plan, que ya llevo dos o tres casi consecutivos. La culpa es vuestra por hacerlo tan bien. Feliz año nuevo.
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