Entradas populares

miércoles, 2 de octubre de 2019

Animalidad humana y depredación narrativa. Max Schreck, la alargada sombra del vampiro.


Nosferatu de Murnau

Vincent Van Gogh
La sombra del vampiro es alargada, parafraseando el título de la primera obra literaria publicada por Miguel Delibes, aunque en su caso la alargada sombra fuera la del alargado ciprés, árbol, por otra parte, cargado de simbología y asociado a su presencia en los cementerios velando el descanso de los muertos.

Cualquier sombra al amanecer o en el crepúsculo es largada por una mera cuestión de ángulo de proyección, pero la de cualquier objeto alargado como el ciprés lo es más. Los seres vivos alargados, de perfil estilizado y punzante, parecen apuntar al cielo y suelen gozar de un simbolismo asociado a lo sobrenatural, aunque sea de modos diversos y bajo muy distintas apreciaciones posibles, ora positivas ora negativas.

Van Gogh

Según el Diccionario de los símbolos de JEAN CHEVALIER/ALAIN GHEERBRANT (Herder, Barcelona, 1995), Árbol sagrado entre numerosos pueblos; gracias a su longevidad y a su verdor persistentes, se llama "el árbol de la vida" (ciprés-tuya).
    Entre los griegos y los romanos, está en relación con las divinidades del infierno; es el árbol de las regiones subterráneas; está ligado al culto de Plutón, dios de los infiernos; también adorna los cementerios.
    El ciprés es en Europa un
símbolo de duelo. Quizás se trata de todos modos de una mala interpretación, aunque sea de origen muy antiguo, del simbolismo universal y primitivo de las coníferas que, por su resina incorruptible y su follaje persistente, evocan la inmortalidad y la resurrección. "Las heladas del invierno, dice Chuang-tse (c. 28), no hacen sino resaltar con mayor esplendor la fuerza de resistencia del ciprés, al que no consiguen despojar de sus hojas."
    En la China antigua, el consumo de las semillas del ciprés procuraba longevidad, pues eran ricas en substancia yang. La resina del ciprés permitía, si uno se frotaba con ella los talones, andar sobre las aguas. Volvía el cuerpo ligero.
La llama obtenida por la combustión de las semillas permitía la detección del jade y del oro, igualmente substancias yang y símbolos de inmortalidad.
    Orígenes ve en el ciprés un símbolo de las virtudes espirituales, pues "el ciprés desprende muy buen olor", el de la santidad.
    En el Japón, una de las maderas más usadas en los ritos del shinto es una variedad del ciprés, el hinoki: además de su utilización en la fabricación de diversos instrumentos, como el shaku (cetro) de los sacerdotes, hay que señalar sobre todo que el fuego ritual se enciende por frotamiento de dos trozos de hinoki. Esta madera es igualmente la que sirve para la construcción de los templos, como el de Isé. Se vuelven a encontrar aquí manifiestamente las nociones de incorruptibilidad y de pureza.
    También como símbolo de inmortalidad se representa el ciprés (asociado al pino) en las logias de las sociedades secretas chinas, a la entrada de la "Ciudad de los Sauces" o del "Círculo del Cielo y de la Tierra". Los yin, dice Confuncio, lo plantaban al lado de los altares de la Tierra.


Vincent Van Gogh
Pero, también, ...como todos los árboles fálicos, -dice De Gubernatis-, el ciprés es, al mismo tiempo, un símbolo de la generación, de la muerte y del alma. Pero, sobre todo, en su calidad de árbol perenne, siempre verde, perfumado, de madera incorruptible como la del cedro, ha tomado una significación funeraria. Ya desde los tiempos paganos, se asocia con la idea de la muerte. Así, entre diversos pueblos primitivos y entre los griegos, que lo consideraban como uno de los atributos de Hades y de otras divinidades infernales. También debieron consagrarlo a Esculapio, dios de la medicina. Los romanos lo consagraron, asimismo al dios infernal Plutón, otorgando al ciprés el adjetivo de «Fúnebre», con el que ha pasado a la posteridad. Por ello se encuentra, generalmente, en los cementerios. Por su follaje oscuro y por su tronco, que, si se corta, jamás vuelve a crecer -otras ideas que lo relacionan con la muerte-, el ciprés aparece esculpido en numerosas tumbas cristianas. // En la simbología del cristianismo, significa también la angustia, la inmortalidad o la mansedumbre. // En heráldica, simboliza elevados y nobles sentimientos, como la idea de incorruptibilidad.  

Diccionario de los Símbolos y Mitos
J.A.Pérez-Rioja
Ed. Tecnos S.A (1988)


Hoy en día el ciprés todavía se asocia a lo fúnebre, a la muerte, y es además un típico árbol de cementerio, especialmente en ámbitos culturales mediterráneos, donde, sin embargo, en la cultura clásica se asociaba también con el tiempo y sus deidades:

...hoy un típico árbol de cementerio; en el antiguo ámbito mediterráneo, en cambio, un símbolo y atributo de Cronos (Saturno), pero también de Asclepios (Esculapio) y de Apolo (probablemente a causa de la forma de su copa, que semeja una llama), pero, al mismo tiempo, también atributo de muchas divinidades femeninas (Cibeles, Perséfone, Afrodita, Artemis, Envinome, Hera, Atenea). También las hijas del rey Eteocles de Orcomenos fueron convertidas en cipreses al igual que, según otra tradición, un joven llamado Kyparissos, que había dado muerte a un ciervo sagrado. Muchas cosas sugieren que el ciprés, ya en la época prehelénica, fue un árbol simbólico religioso al que más tarde se relacionó con cultos del mundo subterráneo. Por este motivo fue plantado a menudo junto a los sepulcros, y además, a causa de su virtud de repeler hechizos malignos, también fueron cercados. Decíase que unas ramitas de ciprés puestas debajo de las semillas preservaban a éstas de los elementos dañinos. El árbol de las hojas siempre verdes y de larga vida con su duradera madera era también símbolo de longevidad. Dado que también se le representa en cuadros del paraíso, pudo plantarse junto a las tumbas cristianas como símbolo de la esperanza en el más allá y representarse en los sarcófagos, aunque anteriormente muchos ídolos se habían tallado en madera de ciprés. «La madera de ciprés resiste y dura mucho tiempo. / Parece como si desafiase la carrera de la mortalidad / El que mediante el espíritu de Dios se prepara para la muerte / Sabiamente guiará su navecilla hacia la vida verdadera.» (Holiberg 1675).
Diccionario de lo Símbolos
H. Biedermann
(Paidós)

Árbol consagrado por lo griegos a su divinidad infernal. Los latinos ratificaron en su culto a Plutón este emblematismo, dando al árbol el sobrenombre de «fúnebre», sentido que conserva en la actualidad.
Diccionario de Símbolos
Juan Eduardo Cirlot
(Labor)

La estética gótica, o al menos lo que hoy en día se entiende por la literatura gótica y la estética neogótica en el ámbito de la ilustración y el cómic (con cierto regusto por la presencia de escenarios con arquitecturas genuínamente góticas), repite hasta la saciedad referencias estéticas asociadas al luto, a la muerte y a los cementerios, y, por supuesto, a la presencia ambiental de los cipreses.

El retablo gótico es el primer artefacto narrativo en viñetas de la historia artística de Occidente. El tatarabuelo del cómic. A partir de esa idea y de la colección de arte gótico del Museo Nacional de Arte de Cataluña, Jorge Carrión y Sagar han creado un ensayo gráfico sobre cómo el dibujo y la pintura medievales muestran la transición entre el teocentrismo y el humanismo. Un libro extremadamente original que recurre a diversos lenguajes para expandir lo que entendemos por museo y por ensayo en el siglo XXI.
Nei Gaiman

En el ámbito del cómic y la novela gráfica moderna, la influencia de la narrativa gótica es innegable en autores como Bernie Wrighston o Neil Gaiman, y observamos visos del género en clásicos como Will Eisner, en Spirit, e incluso en el Dick Tracy de Chester Gould. De hecho, la combinación del oscurantismo justiciero del fuera de la ley Spirit y los gadtches tecnológicos, la ideología ajusticiadora y la bizarra galería de villanos de Tracy constituirían las bases, añadiendo la influencia del recién nacido género de los superhéroes, de la creación de Batman por Bill Finger en desdichada asociación con el oportunista Bob Kane, padre legal de la criatura. Batman no se libraría de la estética pop que llegaría décadas después de su creación (a causa del éxito de la serie televisiva protagonizada por Adam West) hasta que no fuera revisado gráfica y conceptualmente por Neal Adams o por Bernie Wrighston, quienes le devolvieron su lado oscuro, estilizado y amenazador lejos de lo grotesco, dotándolo de una dignidad señorial, caballeresca, pero también un tanto antiheróica, peligrosa e incluso malévola. Gotham, la Ciudad Gótica de la traducción latinoamericana que nos llegaba a través de la Editorial Novaro (y que convertía a Bruce Wayne en Bruno Díaz, se servía de la arquitectura victoriana de Boston o Nueva Inglaterra, o del Art Decó neoyorkino, para dotar las escenografías del Señor de la Noche de una atmósfera con reminiscencias a los relatos de Edgar Allan Poe mixtificadas con las influencias del cine negro y del cine y los cómics de terror...gótico. Los cementerios y los parques urbanos se plagaban de árboles caducifolios en pleno invierno, de ventiscas siniestras, de ocasionales cementerios con esculculturas sombrías, de gárgolas y, cómo no, de cipreses.

Podría añadirse, además, una cierta perspectiva científica a dos aspectos del ciprés: uno referido a su forma visual y otro referido a su carácter "purificador". En cuanto a lo segundo, parece ser que en su presencia no prosperan con facilidad otras plantas o "malas hierbas" que puedan servir de refugio o alimento a ciertos animales de mala fama (originada realmente en los campos de cultivo), algunos de los cuales, como las ratas, se asocian a la transmisión de infecciones y a un obstáculo para la vida humana (como competidoras en el sustento).



Las ratas también se asocian a la suciedad, a la basura, los desperdicios y lo corrupto, lo muerto, por su capacidad para consumir prácticamente cualquier sustancia orgánica viva o muerta. El rechazo cultural hace el resto. El temor a los muertos proviene de una prevención higiénica no muy diferente de la aversión o el miedo atávico (que puede derivar en fobia) a las ratas. No es infrecuente la aliteración de ambos elementos en la literatura gótica de terror, dando título a clásicos del género como "las Ratas del Cementerio" de Henry Kuttner, por poner un ejemplo.
Parece ser que los cipreses emiten sustancias disuasorias de la presencia de los roedores, ayudando a preservar la higiene de los cementerios y justificando de forma práctica su presencia simbólica, pero no he encontrado nada que desmienta o corrobore claramente dicha afirmación.
Con respecto a lo primero, es decir, al respecto de sus connotaciones icónicas, podríamos referirnos a formas visuales arquetípicas agudas o punzantes por las que sentimos una cierta aversión atávica pero, simultáneamente, por una mera cuestión de escala, en una forma viva vegetal y lo suficientemente grande, alta, como para apuntar al firmamento y a las estrellas, origen de todo mito creador o divino.

Las formas puntiagudas alertan implícitamente nuestras alertas más instintivas, aunque sólo sea momentánea y subterfugiamente, y por ello muchas criaturas temibles míticas o sencillamente adscritas a lo desconocido, se antojan más peligrosas cuanto más alargadas o angulosas sean sus formas, o cuando presenten extremidades o apéndices largos, agudos, o potencialmente punzantes y agresivos, como garras, zarpas, colmillos carniceros o dientes agudos, cuernos, etcétera (al fin y al cabo, los atributos propios de cualquier arquetipo de demonio).

Pese a ello, lo más confortante y simultáneamente amenazador es la configuración de cualquier forma humana o humanoide, pues cualquier ser humano no perteneciente a nuestro clan puede ser tan protector frente a otras criaturas como mucho más peligroso que todas ellas.

Los monstruos humanoides asociados a rasgos animales depredadores suelen ser amenazadores o demoníacos, y si además están asociados a la noche, la oscuridad o la muerte, apuntan además a un más allá dimensional que atenaza los miedos más elementales, que generalmente se corresponden a una memoria instintiva acumulada en el acervo genético y reafirmada por el aprendizaje grupal o cultural.
La tradición cultural es responsable de asociar ciertos animales a ciertas características o rasgos simbólicos, especialmente si se asocian a posibles amenazas, tal y como hemos observado, por ejemplo, en el caso de las serpientes.

Nosferatu de Murnau

Existen otros casos paradigmáticos como los murciélagos, por sus costumbres nocturnas, su asociación a la transmisión de enfermedades, y por su condición de aparente hibridación entre mamíferos con pelo y aves voladoras, lo que los convierte en quimeras vivientes, y, lo que es peor, en ratas voladoras.

La asociación de los murciélagos a los vampiros procede de dos vías: por un lado su asociación a la oscuridad y la noche, acrecentada por su capacidad de vuelo y elevación, y por otro, más tardía, por el descubrimiento y estudio de las especies concretas de América del Sur que se alimentan de la sangre de sus víctimas, y que fueron bautizadas como vampiros a posteriori de las historias sobre tal tipo de criaturas de leyenda.

La intimidación que busca voluntariamente el personaje adoptado por Bruce Wayne, el álter ego de Batman en los cómics, se basa en la adopción de un disfraz que evoca a un murciélago desde un punto de vista fantasmal y simbólico. Comparte con la imagen clásica del vampiro heredero de la versión literaria de Bram Stocker una cierta monstruosidad, aunque sea fingida o impostada, pero, como el personaje cinematográfico iniciado por Bela Lugosi y que ha generado la imagen clásica continuada por Christopher Lee y tantos otros, goza de un cierto atractivo caballeresco, aunque sea oscuro y siniestro, y ni que decir tiene que bebe de otros mitos antiheróicos como Phantomas, La Sombra, e incluso tantos otros como El Zorro, nobles vengadores enmascarados que, como Denny Colt, alter ego supuestamente muerto de Spirit (que vive en una cueva bajo su propia tumba) se amparan en una suerte de anonimato, solapado bajo una nueva identidad, en la que dan rienda a su afán de arreglar lo que no funciona en el mundo desde un punto de vista ético y justiciero.  

De nuevo es frecuente la escenografía oscura y plagada de cipreses y formas estilizadas y punzantes que calan en el subconsciente del lector/espectador. El disfraz de Batman estiliza en la capucha las orejas del murciélago hasta tener una apariencia de cuernos demoníacos, punzantes y amenazadores como las cuchillas que guarnecen sus guantes en sus antebrazos, o las agudas aristas de su capa evocando el perfil resultante de las falanges de los dedos de un quiróptero entre las membranas de sus alas, como si de varillas de paraguas se tratase.

Los murciélagos suelen aparecer rodeando al personaje (al igual que a Drácula y sus imitadores en la literatura gótica ilustrada y en el cine clásico de terror), y la arquitectura gótica añade más formas punzantes y subliminalmente dañinas al entorno en que se desarrolla la acción. En ocasiones, es suficiente con los ramajes sin hojas, o con las estalactitas y estalagmitas de la Batcueva, pero para que todo funcione, el propio Batman ha de ostentar un físico anguloso, estilizado y lleno de aristas, aunque estas tengan que justificarse o acentuarse por medio de elementos de su disfraz.

El estilo gráfico de algunos de los principales artistas que abordaron el personaje (como Frank Robbins abandonando el heroicismo clásico, moderno y luminoso de Johnny Hazard) ofrecían unas dotes especialmente indicadas para representar al Hombre Murciélago con un carisma espectral y amenazador fruto del vencimiento de su propio miedo, para ser canalizado y revertido en contra de sus enemigos. Neil Adams y, sobre todo, Bernie Wrighston y Frank Miller, son responsables de la representación gráfica y psicológica llena de aristas del personaje.



Llegados a este punto, en que asociamos iconográficamente al superhéroe más oscuro y famoso de DC (con permiso de Superman) con la imagen del vampiro en relación al murciélago, no podemos evitar la alusión a otros personajes del mundo del còmic que nos parecen importantes: por un lado, entre los personajes del universo DC, uno de los enemigos de Batman y casi su némesis conceptual es Man-Bat, el murciélago hombre en contraposición al hombre murciélago, y, como no podía ser menos, en el Universo Marvel, el gran competidor de DC en el mundo del cómic, nos encontramos a la genuína versión del hombre murciélago en Daredevil, y en cierto modo a la de Man-Bat en Morbius.

Daredevil comparte con Batman una cierta estética demoníaca. Incluso su inicial disfraz negro y amarillo de los inicios de la serie recordaba a un Batman sin capa, y, al fin y al cabo, si Bruce Wayne no posee estrictamente superpoderes y se los debe a su sobreentrenamiento, su dinero, sus gadgets tecnológicos, su armamento y su uniforme intimidante, Matt Murdock, abogado, es ciego como la justicia que intenta defender, y además, a lo largo de la evolución de la saga, se acentúa su carácter de creyente cristiano, católico, y sus conflictos éticos, morales y religiosos.

Ello propicia a menudo una ambientación oscura, neogótica y plagada de cruces, iglesias y, a menudo, cementerios, aunque lo habitual, como en Batman, es que frecuente los lugares más inmundos, inhóspitos y peligrosos de la jungla urbana encarnados por The Hell's Kitchen.


Pero lo más importante de todo, más incluso que el disfraz con capucha dotada de cuernos análogos a la iconografía de Batman, es que Matt Murdock es ciego, ciego como un murciélago, y como un quiróptero humano, sí posee superpoderes sensoriales.

El mismo accidente en que pierde la vista le otorga supersentidos como la ecolocación, lo que lo acerca más a la emulación de un murciélago que el propio Batman. No obstante, la monstruosidad de Daredevil radica sólo en la asunción de sus responsabilidades éticas y legales. Su alter ego civil es un abogado dentro de la ley, mientras él, bajo su disfraz enmascarado, está fuera de ella.



En el caso de Man-Bat, un zoólogo (como suele ser frecuente como pretexto argumental) padece un accidente debido a un tratamiento experimental sobre sí mismo que lo convierte en un monstruoso y temible murciélago humano

 (recomiendo el episodio de Big Bang Theory en que Sheldon Cooper y sus amigos se cuestionan acerca de si Bruce Wayne afectado por el suero del doctor Kirk Langstrom (Man-Bat) debería ser considerado un Batman-bat o un Man-Batman, o tal vez un Bat-man-bat)

Langstrom, como el Doctor Morbius, como tantos científicos castigados en su afán de superar obstáculos o alcanzar metas experimentales no siempre para satisfacer su ego o su vanidad intelectual, sino, como en su caso, fruto de la necesidad e incluso de la desesperación, pagan su inconformismo existencial y el recurso a los frutos del árbol del conocimiento no con la expulsión del paraíso primigenio, sino a su retorno a una forma física más propia de aquel, a una forma animal supuestamente primitiva, supuestamente inferior, aunque le otorgue una cierta superioridad física en forma de superpoderes físicos o sensoriales.
                          



No deja de ser significativo que Frank Miller fuera el responsable, a finales de los ochenta, de la revisión profunda y psicoanalítica de Batman y su trasfondo reaccionario, violento y enloquecido, y que motivó la oportunidad de llevarlo al cine (por Tim Burton, intentando contentar demasiadas expectativas estéticas diferentes, que se hicieron más sólidas y convincentes en Batman Vuelve, su secuela) porque también debemos a Frank Miller algunos de los mejores momentos gráficos y argumentales de Daredevil. 

En todo caso, el trasfondo totémico del murciélago, del depredador nocturno, es equivalente en ambos, y deben sus dotes físicas al entrenamiento, a la preparación (argumentalmente, el Batman de las películas de Christopher Nolan, bebe bastante de los inicios ideados por Stan Lee para Daredevil entrenándose en Oriente al modo Shao-Lin o Ninja)..

En cuanto a Man-Bat y Morbius, ambos comparten un monstruoso aspecto de híbrido humano-animal, ambos son científicos caídos en desgracia por un accidente debido a un experimento en busca de una cura para ellos mismos (Man-Bat quería curar su pérdida de oído, adquiriendo rasgos animales de murciélago, Morbius quería curar una enfermedad hemológica y acaba adquiriendo rasgos de un murciélago concreto: el vampiro -comparten esta circunstancia con tantos otros científicos de ficción "castigados" por su curiosidad, como Curt Connors, el Lagarto de las sagas de Spiderman, que sólo buscaba la regeneración de miembros propia de los reptiles y anfibios para abandonar su condición de manco-). Man-Bat ejerce de villano en toda regla, aunque sea accidentalmente, y Morbius vive su sed de sangre como una maldición que ha de canalizar hacia los villanos, y padece un conflicto moral que ha de superar, aceptando su condición, lo que nos lleva lo más atractivo de la simbología del vampiro: la depredación y la aceptación de la condición depredadora, interesante rasgo del vampiro Louis en las sagas vampíricas de Anne Rice, y que dotan de cierta calidad poética y cierto interés literario al libro que las inicia y a la película que adaptó Neil Jordan. 
Gary Oldman como Drácula según Coppola
Dábamos cuenta de ello en una entrada específica hace ya unos años. Lo hacíamos a propósito de una reflexión al respecto a cargo de Andrew Linzey, quien ve en la figura del vampiro una suerte de sublimación de la depredación, y tiempo más tarde revisaríamos el contenido de dicho artículo para contrastarlo con la visión de Juan Gómez-Alonso, quien, desde una perspectiva clínica, médica y antropológica, argumenta una relación simbólica con la eucaristía y con el calado cultural e histórico del concepto de la sangre, algo que no ignoró Francis Ford Coppola al realizar su versión de Drácula en pleno apogeo sociocultural del SIDA (algo de lo que no puede escapar Neil Jordan -ni la propia Anne Rice- en "Entrevista con el Vampiro").



Max Schreck como el conde Orlock (Nosferatu)
Sin embargo, si estamos hoy aquí dándole vueltas a todo ello es posiblemente por el poder icónico e iconográfico ejercido por la película "Nosferatu", adaptación apócrifa de H.W. Murnau al cine, y a la inolvidable caracterización del personaje a cargo del actor alemán Max Schreck, tan poderosa que alimentó la leyenda de que se trataba de un auténtico vampiro, idea con la que jugó recientemente el film norteamericano "La sombra del Vampiro" del año 2000 dirigida por E. Elias Merhige. La película es una historia ficticia basada en el rodaje de la película Nosferatu, el vampiro de 1922.


Año 1921F.W. Murnau (John Malkovich) está rodando Nosferatu en la Europa del Este. El director está decidido a hacer la película más auténtica jamás vista. Para este fin, Murnau ha contratado a un vampiro auténtico, Max Schreck (Willem Dafoe) como protagonista. 


Explica el peculiar comportamiento de Schreck diciendo a su equipo que es el no va más de la nueva generación: el actor con método, formado por el mismísimo Stanislavsky. Si Schreck realiza la actuación que Murnau busca tan desesperadamente y controla hasta el final de la producción sus necesidades más indecorosas, el premio de Schreck será el sabroso cuello de la estrella de la película, Greta (Catherine McCormack).


Wllem Dafoe como Max Schreck en La Sombra del Vampiro
Willem Dafoe tuvo que someterse a intensas sesiones de maquillaje para dar vida al personaje.
También interviene Udo Kier, quien en esta ocasión no interpreta un vampiro, pese a haber actuado como tal en Vampiros modernos o Blade.
Uno de los productores de la película es el actor Nicolas Cage a través de su productora Saturn Films.
Se trata el primer guion escrito para el cine por Steven Katz, quien redactó un primer borrador de Entrevista con el vampiro.

La potente estética adoptada para el personaje ya había fascinado a Herzog, quien, lejos de querer versionar al cine el Drácula de Stocker, opta por una revisión de la pieza muda de Murnau, caracterizando a Klaus Kinski como Orlock en una clara analogía a la interpretación y caracterización ofrecida en su día por Schreck.


La deliciosa recreación de Elias E. Merhige del mito de Max Schreck como auténtico vampiro es un regalo para la revisión del personaje por parte de Wilhem Dafoe, quien afronta el reto de un bucle narrativo que mezcla realidad y ficción al borde de la parodia caricaturesca llena de ironía.



F. W. Murnau durante un rodaje



Max Schreck
Max Schreck
En cuanto a Max Schreck la supuesta falta de información sobre su vida se une a la leyenda negra surgida alrededor del inquietante personaje que representa en la película, el Conde Orlok, un álter ego del Conde Drácula. El mito dice que el actor realmente era un vampiro, y que el director F.W. Murnau le pagó para que en la escena final de la película mordiera el cuello de la protagonista.
Esta leyenda sirvió de base a la película de E. Elias Merhige 
Otro rumor sugiere que Schreck (que significa «miedo» en alemán) es en realidad un seudónimo de Alfred Abel, actor de cierto prestigio que actuó, entre otras, en las obras maestras de Fritz Lang El doctor Mabuse, de 1922 y Metropolis, de 1927.
Tales cosas son inverosímiles. No es cierto que se carezca de información suficiente sobre la vida de Max Schreck. La monumental biografía de Stefan Eickhoff (Max Schreck. Gespenstertheater, Belleville, 2009) aporta una cantidad ingente de datos sobre la dilatadísima carrera teatral y cinematográfica del actor berlinés.

Christopher Walken como Max Schreck en Batman Returns, de Tim Burton
En Batman Returns, de 1992Tim Burton le hace un velado homenaje, ya que el malvado que interpreta Christopher Walken se llama Max Shreck.

El malvado Schreck, usado por Burton como inteligente nexo argumental para la introducción de Selina Kyle como Catwoman, acabó por estar presente como un villano más de la galería de los cómics de las sagas del hombre murciélago. 



el malvado Max Schreck de los cómics de Batman

Max Schreck
El caso de Schreck es uno de los pocos en que el personaje no devora al actor, sino que la leyenda del actor fagocita al personaje generando una ficción nueva sobre la realidad, de modo que no sólo el actor ha sido vampirizado por su creación de caracterización, sino que finalmente el vampiro de leyenda ha sido vampirizado por la leyenda del actor.


Nosferatu de Herzog
La interrelación que hemos establecido entre los arquetipos visuales y su uso en productos de la cultura popular sugeriría, si fuese más precisa y concienzuda (que no) que atendemos a pulsiones básicas e instintivas que condicionan nuestras preferencias y nuestras fobias perceptivas, y muy particularmente en el plano de lo visual, omnipresente en los medios de divulgación y en las herramientas de educación tanto como en las del mero entretenimiento.


Max Schreck
La atracción por la perversa seducción del mal hace que busquemos un lado heróico, o cuando menos poético, en personajes intimidantes, dotados de físicos arquetípicamente angulosos, amenazadores, que puedan usar sus poderes destructivos contra un mal mayor. Esa es la excusa del héroe reaccionario con licencia para matar, esa es la fuerza inherente en los vengadores justicieros depredadores de despreciables víctimas delictivas, o sencillamente es la razón de ser de cualquier maquinaria biológica nacida para matar, para sobrevivir consumiendo otras vidas.

Como decíamos con anterioridad todo esto está estrechamente relacionado con el problema de la culpa depredadora, el dilema del vampiro, la práctica de su diaria "eucaristía". Comer. Consumir. Vivir a costa de otro implica el intercambio de vidas, y hace mucho que la sangre es símbolo de vida. Actualmente, la sangre es el vehículo más recurrido para leer mensajes de nuestro organismo, a través de su análisis. Vivimos tiempos en que la sangre es vehículo de vida y de muerte.
No creo que sean obsesiones particulares la insistencia en el símbolo de la sangre que practica Coppola en su "Drácula", o Neil Jordan en su "Entrevista con el vampiro". La sangre, símbolo de vida, se implica en el intercambio amoroso de fluidos, con el fantasma del sida detrás. Se trata de una cierta estilización de los rituales de canibalismo Lo que decía Pere acerca de eliminar al "otro" apropiándoselo del todo, comiéndolo. Comer su corazón, beber su sangre. Repito que la eucaristía bien podría ser una especie de sublimación de la predación. En todo caso está claro que los avances de la ciencia, particularmente de la biología y la biotecnología, se reflejan constantemente en manifestaciones artísticas que las popularizan, aunque sea con una (¿inevitable?) distorsión, pero del mismo modo, aspectos perceptivos del arte se introducen en la mentalidad popular tanto como en la científica. Es lo que ocurriría con las distintas escalas de reproducción de un mismo tema de los juguetes, justificadas por los múltiples formatos de imagen que han calado en la imaginación del que juega.

Max Schreck 


Max Schreck


Max Schreck

Max Schreck



Max Schreck en un fotograma icónico del Nosferatu de Murnau



Max Schreck, el homónimo malvado de Batman, encarnado por Christopher Walken en la versión de Tim Burton para Batman Vuelve, su segunda (y la mejor) entrega de Batman, con Danny De Vito como el Pingüino y Michelle Pfeiffer como Cat Woman

La sombra de Max Schreck  es alargada


Max Schreck


Max Schreck

Max Schreck

Klaus Kinski, quien interpretaría la versión de Herzog inspirada en el Nosferatu de Murnau

Max Schreck como el conde Orlock, 
en la película Nosferatu, de Murnau
Klaus Kinski e Isabelle Adjani en el Nosferatu de Herzog



Max Schreck
Entre otras cosas, sabemos que Schreck, además de actor de teatro, interpretó muchos papeles en el cine, medio que le atraía por su modernidad y su condición de natural evolución tecnológica de la fotografía, por la que sentía inclinaciones técnicas y artísticas de la que dan testimonio sus propias fotografías.

Sabemos que hemos establecido analogías simbólicas entre fotografía y muerte, en las que el medio fotográfico, convertido en un modo de preservación, otorga una cierta inmortalidad a la vez que mata en un instante la imagen de lo transitorio, de lo vivo.
Fotografía de Max Schreck
Sería por tanto factible referirnos poética (e irónicamente) a la fotografía como a una peculiar forma de vampirismo, y a los fotógrafos como vampiros de la imagen, algo no tan lejos de la realidad en contextos culturales que ancestralmente creyeron que las fotografías robaban el alma de los fotografiados, o cuando menos atrapaban su esencia en el soporte fotográfico. Este socorrido argumento es utilizado en "Los otros" de Alejandro Amenábar para reforzar un supuesto contexto cultural que justifique las fotografías post mortem que en los años 40 al personaje de Nicole Kidman parecen algo retrógada y macabro.
Fotografía de Max Schreck
Lo cierto es que no cualquiera podía permitirse una fotografía de los seres queridos, y todavía era un lujo difícil de justificar darse el capricho de hacerse una fotografía, y hacía falta una razón tan poderosa como la muerte para decidirse a pagar un retrato fotográfico de quien ya no podrá ser visto más.
Max Schreck

Si en las fotografías ya se producía una especie de muerte de la imagen, ¿Qué problema había en fotografiar a los muertos? ¿Quién podría aseverar que los fotografiados lo estaban realmente cuando las exposiciones para un retrato eran tan desmesuradamente largas que en los inicios del medio se pedía a los modelos que posases con los ojos cerrados para evitar el desenfoque borroso del parpadeo? Si bien a nosotros nos puede parecer extraño, no lo era en tiempos pasados, y posiblemente no hubiesen sorprendido tanto a alguien durante la segunda guerra mundial, pero lo que sí es muy probable es que nadie buscase una justificación esotérica en el asunto, porque la tentación de conservar un recuerdo visual es demasiado poderosa para ser ignorada, incluso en un tiempo saturado de registros de imagen como el nuestro, en el que se siguen reivindicando la presencia y el retorno de los personajes del pasado para preservar ya no su memoria, sino su existencia.




el malvado de Batman llamado como el actor Max Schreck interpretado por Christopher Walken en la segunda entrega de Batman de Tim Burton

Michelle Pfeiffer como Selina Kyle/Catwoman, secretaria y ejecutora de Max Schreck en Batman Returns, de Tim Burton, convertida en Catwoman tras resucitar de su asesinato a cargo de un jefe opresivo y machista que la vampiriza, el propio Schreck.



Max Schreck

Klaus Kinski emulando la caracterización del Nosferatu de Max Schreck W. F. Murnau en la versión de W. Herzog

La sombra del vampiro, o la sombra de Max Schreck sobre la caracterización y la excelente interpretación de Willem Dafoe

Max Schreck como Nosferatu



Willem Dafoe como Max Schreck en el supuesto de ser un auténtico Nosferatu en la propuesta sobre el rodaje de Murnau "La sombra del vampiro", de E. Elias Merhige

Klaus Kinski como el Nosferatu de Herzog

Max Schreck
Nosferatu de Murnau



La sombra de Max Schreck es alargada


Max Schreck






ver también:

La rabia vinculada a las leyendas de vampiros


entradas relacionadas:

sublimación de la depredación

Depredación y teología. Vampiros y eucaristía. Sangre, contagio y transmutación.

La Boca del animal como foco escópico: Catherine Marcogliese se aventura fotográficamente en una pesadilla de monstruos de museo de historia natural

El deseo y las arañas mortíferas. Querer ser viuda negra. Eros y Tánatos.

Antrozoología literaria. Antrozoología y ficción según Michelle Szydlowski.

Animal Man: destilando la esencia del superhéroe de animalidad alternativa.

GRAFISMO Y SIMULACRO EN LAS IMÁGENES ZOOLÓGICAS. ESCENAS NATURALES Y SU REPRESENTACIÓN BAJO EL INFLUJO DEL ESPECTÁCULO.

CONVERSACIÓN CON JOAN FONTCUBERTA Y PERE FORMIGUERA SOBRE ANIMALIDAD E IMAGEN.

 Enlaces:


https://es.wikipedia.org/wiki/Max_Schreck

https://es.wikipedia.org/wiki/Friedrich_Wilhelm_Murnau

https://es.wikipedia.org/wiki/E._Elias_Merhige

https://es.wikipedia.org/wiki/Max_Shreck_(personaje_de_Batman_Returns)?fbclid=IwAR3S4qgXRkC_EO4iFlazV2g0hlhB7eLdNSiGMa1YEJd_LImp--W3ObJz-Ug

(https://www.normaeditorial.com/ficha/9788467931594/gotico/) Autores: Jorge Carrión, Sagar Fornies, Norma Editorial.

https://es.wikipedia.org/wiki/Batman_Returns?fbclid=IwAR08gC9gqLWXjTujKX5FZGqOGdUf4UFGjF_4NlE0PiUkP8nsn_xQ8Z23nqU

https://es.wikipedia.org/wiki/Christopher_Walken?fbclid=IwAR2tzU-HTFVZoetQ_KJQDmNVBwXNKo7FPQeWipIR8OAW6qY1KQ9bVJReW_s

No hay comentarios:

Publicar un comentario