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martes, 2 de octubre de 2018

La Boca del animal como foco escópico: Catherine Marcogliese se aventura fotográficamente en una pesadilla de monstruos de museo de historia natural



Catherine Marcogliese: Historia natural: fantasmas y monstruos
Ya sabéis que siempre intento enlazar temáticamente una entrada con la siguiente, aunque sea por los pelos, pero podría decirse que en esta ocasión, aunque no deje de ser socorridamente, nuestro artículo precedente sobre dibujo y representación viene a pedir de boca, por el apartado dedicado a la boca del cachalote. Y es que nuestra percepción visual está de algún modo configurada, tal vez arquetípicamente desde un punto de vista jungiano, para detectar miradas, puntos dobles alineados horizontalmente, posibles observadores amigables o posibles agresores o depredadores, y la depredación por excelencia supone ingestión a través de la puerta de la boca ajena.

Catherine Marcogliese
La boca, junto con los ojos, es el foco escópico principal de la imagen del animal, símbolo de agresión, oscuridad y muerte. Una muerte que significa en cierto modo fracaso y también tránsito, transformación, pasar a formar parte del propio depredador. La boca es una cueva absorbente, un pozo sin salida, pero también una trampa armada, definida por una disposición concreta de dientes que seleccionan la manera en que se producirá la depredación. De ahí el poder iconográfico de los colmillos, de las armas del carnívoro, del bebedor de sangre, como ya señalamos al respecto de la sublimación de la depredación encarnada por la figura del vampiro. También hemos hablado de ello al respecto de la exageración o distorsión que se suela producir al otorgar expresión facial canina (o tal vez incluso felina) mostrando los colmillos (los caninos) en representaciones gráficas de animales que no lo hacen, como el oso, o como de algún modo detectábamos también en el cachalote imaginario de Disney. También hemos hecho notar en cuántas ocasiones se aliteran rasgos que señalan letalidad en las imágenes de ciertas serpientes. El capuchón característico de las cobras las detalata como tales, y por tanto como venenosas y peligrosas. Los largos colmillos de las especies proteroglifas son reproducidos por los artistas gráficos a menudo sobredimensionados en especies que no los poseen, y la cobra constituye el ejemplo más frecuente.

Catherine Marcogliese
Las calaveras, los crános vestigiales, todavía poseen un tremendo poder evocador precisamente porque sus órbitas vacías aliteran el poder iconográfico de los ojos y de la boca. Son de algún modo ambas cosas a la vez, y la carencia de tejidos blandos, de vestimenta, destaca la dentadura. Un cráneo es básicamente una dentadura.

Cuando la taxidermia intenta disfrazar la base esquelética de los ejemplares juega a confundir nuestra percepción mediante miradas de cristal más o menos convincentes o más o menos erráticas, pero además suele hacer lo posible por no ocultar lo poco que de genuíno y original queda de la presencia tridimensional del animal que fué y ya no es: los dientes. Sus cualidades escultóricas y simbólicas adquieren una acentuada relevancia en las piezas de museo de Historia Natural, como hemos constatado en otras muestras artísticas basadas en el recurso de la taxidermia. Y ya sabés que, aparte de nuestras numerosas deudas con el blog Taxidermy de Raquel Poliquin, el más importante referente actual en cuanto a seguimiento, documentación estudio y práctica del arte necroantrozoológico es Emma Kisiel, y de su inestimable Muybridge's Horse extraemos nuestras primeras noticias acerca del trabajo de Catherine Marcogliese, la artista cuyas imágenes justifican nuestro artículo de hoy.

 La artista canadiense, Catherine Marcogliese, comenzó su carrera artística en el campo de la pintura después de haber obtenido un BFA en pintura e historia del arte en Concordia University en Montreal (1979). Desde su llegada a Francia (1988) donde ahora reside, su trabajo se ha centrado principalmente en la definición de la noción de lo "real" en la representación visual. Al principio esto implicó la integración de objetos tridimensionales en sus obras, pero luego, con una lógica obvia, recurrió a la fotografía.

Catherine Marcogliese
No cabe duda de que la serie fotográfica (Historia natural: fantasmas y monstruos) que reclama la atención de Kisiel para dedicarle un artículo específico a Marcogliese se basa en las premisas anteriormente expuestas, y que la artista muestra la dimensión de atracción atávica implícita en los Museos de Historia natural. Curiosamente, dicha serie, tal vez anecdótica entre sus otros trabajos, no aparece, al menos hasta este momento, documentada entre sus trabajos selecionados en su página web, pero que sí ha tenido cierta cobertura en otros medios en línea como el que gestiona Emmanuel Chaussade, debido al talante un tanto terrorífico o evocador de monstruos ancestrales de dicha serie. Ésta, realizada en estricto blanco y negro, supone una cierta aproximación a las primeras manifestaciones de documentación fotográfica de fondos museísticos de estas características, tan sugerentes por el hecho de congelar en el tiempo especímenes previamente "congelados" en el tiempo. La taxidermia y la fotografía son disciplinas que se complementan y se llevan bien por motivos obvios.
Catherine Marcogliese
Si en sus otros trabajos Marcogliese tiende a utilizar la fotografía como expresión documental de procesos de mayor amplitud, en esta serie ejerce de estricta fotógrafa, y aunque el carácter documental de sus imágenes es innegable, las fotos adquieren un voluntario talante onírico, arquetípico, con un componente fantástico que dota de vida alternativa a los ejemplares fotografiados, inquietantes y subliminalmente agresivos.
Por una parte, como apuntamos más arriba, observamos muestras de cráneos un tanto distorsionados ópticamente, con sus dentaduras descarnadas. Por otra parte, observamos una preferencia por ejemplares disecados o esqueletos que son captados de modo que destacan sus bocas con toda la carga siginificativa a la que hemos hecho referencia. El resultado se asemeja a una galería de horrores, a una concatenación de imágenes arquetípicas que conectan con un archivo ancestral e inquietante, perturbador, que a los seguidores habituales de este blog les parecerá incluso obvio o fácilmente recurrente, pero sin duda bastante personal y ciertamente notable.

Mafa Alborés


A continuación os ofrecemos el interesante comentario de Emma Kisiel y ampliamos su propia selección de imágenes de Marcogliese para que disfrutéis de una sala virtual más llena, pero os recomiendo que visitéis su página a través del enlace al final desta entrada para comprobar que tras estas imágenes hay una profunda reflexión sobre cuestiones ecológicas y antrozoológicas de mayor calado que tal vez precisen de una nueva revisión comentada por nuestra parte.



Catherine Marcogliese


Catherine Marcogliese
Emma Kisiel:
Probablemente mi experiencia más temprana de taxidermia es algo desconcertante y espeluznante. Siempre fue emocionante verlo, especialmente en una exhibición de museo de historia natural artísticamente iluminada, pero también me daba un poco de miedo estar tan cerca de un animal que nunca había visto antes, que en su vida era salvaje y peligroso. Cuando miro las imágenes de la serie Historia Natural de Catherine Marcogliese: Fantasmas y Monstruos, no puedo decir si los animales se muestran más terroríficos o aterrorizados. Como suele ocurrir con la "mala taxidermia", algunos de ellos son divertidos. Pero los animales en las fotos también me entristecen.  

Me imagino a las criaturas poniendo estas expresiones mientras sus vidas les eran arrebatadas, tratando de defenderse de un atacante o por puro dolor o miedo, y ahora eso es todo lo que les queda.

Las fotos de Marcogliese fueron tomadas en el Muséum d'Histoire Naturelle, Marsella, Francia, el Museo de Historia Natural de Toulouse y el Museo di Storia Naturale di Venezia, Italia.  

Es interesante considerar cómo cambian los estilos y las prácticas de la taxidermia en el tiempo o de una región o país a otro. Percibo que los animales solían describirse como taxidermia de una manera que resaltaba su agresión y poder. Ahora (y en Estados Unidos), parece que anhelamos formas de ver animales que nos recuerden que no somos tan diferentes, que no son bestias, sino seres con almas similares a las nuestras. 

De la declaración de la artista: 

Esta serie de fotos intenta capturar las criaturas sorprendentes y a menudo extrañas que pueblan las vitrinas de los museos de la historia natural. Los cráneos, esqueletos y animales disecados, con sus miradas congeladas y horrorosas, restos de exploración y clasificación pasadas, nos cuentan tanto sobre nuestra sociedad y nuestra relación con la naturaleza, como sobre la ciencia. Son los testigos inquietantes de una era en que la naturaleza era extraña y atemorizante, algo que debía controlarse, clasificarse y catalogarse. 
Las fotos se presentan como retratos y se vuelven a trabajar para acentuar la extrañeza de estas criaturas. Intenté capturar la maravilla y el asombro que experimenté cuando era niña, cuando visitaba museos de historia natural. Recuerdo que estos museos eran oscuros, polvorientos y misteriosos: sus exhibiciones aparentemente habitadas por criaturas de algún cuento de hadas gótico. La presencia fantasmal de estos especímenes en mis fotografías refleja mis tenues recuerdos de estas visitas.


Catherine Marcogliese: Historia natural: fantasmas y monstruos:


Catherine Marcogliese

Catherine Marcogliese

Catherine Marcogliese

Catherine Marcogliese

Catherine Marcogliese

Catherine Marcogliese

Catherine Marcogliese

Catherine Marcogliese

Catherine Marcogliese

Catherine Marcogliese

Catherine Marcogliese

Catherine Marcogliese

Catherine Marcogliese

Catherine Marcogliese

Catherine Marcogliese

Catherine Marcogliese


http://www.marcogliese.org/main.htm

http://muybridgeshorse.com/2018/09/17/catherine-marcogliese/

http://aima007.blogspot.com/2015/10/catherine-marcogliese.html  


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sublimación de la depredación

La boca del cachalote, una vez más.

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