Fanni Sandor |
Regresamos a las volumetrías zoológicas, a las miniaturas y al arte antrozoológico de la mano de Fanni Sandor, artista y bióloga, quien nos ha autorizado amablemente a comentar su obra y mostrar una selección de imágenes de sus peculiares trabajos.
Fanni Sandor |
Para comenzar, no está de más comentar que el término "miniatura" proviene del uso de minio, pigmento rojo anaranjado, para colorear las ilustraciones de los libros manuscritos de la antigüedad. Originalmente, una miniatura era una ilustración coloreada con minio, pero acabó por designar cualquier imagen reducida a pequeña escala.
Por tanto, existe una relación etimológica e histórica entre los libros ilustrados, la divulgación iconográfica primigenia, y el concepto de reproducción a escala reducida, como si comprimir la realidad constituyese un método para que ésta quepa en los casilleros de nuestra memoria.
No es algo alejado de los criterios de clasificación y coleccionismo asociados a los recursos expositivos de las colecciones zoológicas, especialmente las entomológicas, que influyeron en los modos de presentación de los libros naturalistas ilustrados del s. XVIII que, como vimos hace pocas entradas, influirían en el formato expositivo y coleccionista de los álbumes de cromos.
Las reproducciones volumétricas a escala propias de los dioramas poseen el poder fascinador de evocar una elevación del conocimieto sobre las cosas, de elevar nuestra talla para equipararnos con las de un hipotético creador que observa los resultados de su obra desde la distancia.
En entradas precedentes hemos tratado de exponer y resumir lo que más reclamaba nuestra atención del diorama como recurso artístico y expresivo, cuyos máximos exponentes bajo nuestro modesto punto de vista son Thomas Doyle y Patrick Jacobs:
Jorge Mayet |
Levi van Veluw |
Fanni Sandor entra en una categoría un tanto especial al ser bióloga y utilizar su actividad artística como un modo de observación y estudio de las especies representadas. Ejerce de ilustradora naturalista en 3 dimensiones evocando los recursos expositivos museísticos tradicionales, y recordándonos el peso histórico del diorama, la escultura y la taxidermia que constituyen el trasfondo que contextualiza la asimilación de la fotografía como medio de divulgació desde mediados del siglo XIX.
La minuciosidad de sus trabajos es notable desde un punto de vista de observador científico, aunque a todas luces la artista no ignora que los resultados remiten a una estética anticuada y al borde del kitch y con ello nos está recordando que la observación naturalista y su divulgación han sido fruto del trabajo de artistas. Y, también, que el arte vinculado a la ciencia ha aportado no sólo clarificación y materialización de estudios y descripciones, sino de atractivo escópico, de seducción estética, por más que ello suponga clonar los rasgos de belleza que ya están presentes en la naturaleza y que, por desgracia, han de ser aislados y reproducidos para que el público vuelva a poner sus ojos en la fuente original con el interés que merece.
Allan Drummond |
Hay algo aparentemente más tradicionalista, más conectado con el objeto coleccionable, en las piezas de Sandor, encantadoras y nostálgicas, pero también es cierto que muestran un grado de verosimilitud y detalle deudor del poso de la fotografía naturalista documental y de las producciones audiovisuales para cine y televisión.
Además, Drummond recurre a programas digitales 3D para diseñar los componentes de sus piezas.
Ni siquiera las reproducciones a la cera perdida de Justin Gilday, aparentemente más parecidas estéticamente a las genuínas esculturas policromadas de Sandor, se ajustan al trasfondo intelectual y comercial tras la producción de Drummond ni la de Sandor, que rezuma un aire vintage actualizado, con las técnicas propias del maquetismo y el modelismo y cuyo mayor mérito reside en la sensibilidad, en el gusto por el detalle y la observación, en la exquisita expresividad de sus piezas.
Justin Gilday |
Éstas constituyen, además, todo un alarde de habilidad técnica y de precisión, dado que los acabados se producen a una escala mínima, que exigen el uso como buril de puntas de alfiler.
Sin duda, la espectacularidad del alarde minucioso juega una baza en el éxito de sus obras que la empujan a retos encaminados a la progresiva reducción de la escala:
Cuanto más pequeñas, más valor añadido parecen aportar sus esculturas y dioramas, y por ello la fotografía juega un papel importante a través de los nuevos medios de divulgación de redes sociales como Instagram.
Los planos cortos sobre sus propios dedos hacen de referenta de escala y constituyen el reclamo principal sobre la pieza, que correría el riesgo de pasar despercibida en otro contexto o fotografiada de otro modo.
El registro de los rasgos físicos e incluso del comportamiento de las especies animales representadas es sorprendentemente exacto, y la habilidad requerida para su ejecución y su acabado a color quedan más que evidenciados.
Mafa Alborés / Helena Luís |
Tal vez sólo faltaría repensar el modo de presentación o exposición de un acopio de piezas de Sandor para resaltar la metáfora que se esconde tras su obra y tal vez resida, ni más ni menos, en la propia reducción a piezas coleccionables de las demás criaturas vivas que nos acompañan en nuestro viaje planetario. Volvemos, como en el caso de Drummond, Justin Gilday o nuestras propios experimentos volumétricos, a remitirnos al concepto de joyas de la naturaleza en base a su rareza y escasez.
También es cierto que podríamos analizar en un segunda instancia, el porqué de la elección de determindas especies por preferencias subjetivas o estéticas.
En el caso de Fanni Sandor observamos una cierta predilección por aves y pequeños mamíferos, así como animales domésticos de pequeño taño, como patos y gallinas. También concede un apartado a la recreación de insectos y pequeños artópodos, en cuyo caso genera una línea diferente en la apreciación de las piezas, dado que en su caso la escala es natural, y entonces las fotografías resultantes producen una cierta ambigüedad perceptual, dado que podrían pasar por ejemplares naturales auténticos, con lo que la reflexión sobre la escala relativa de las cosas y el tamaño de los seres vivos se añadiría al trasfondo que podríamos entresacar de dichas esculturas dependiendo del contexto.
Sea como fuere, creemos que existe una relación entre los intereses artísticos y los intereses científicos naturalistas, y que están estrechamente vinculados a través de la dotes de observación visual.
Tal vez por ello cualquier forma de reproducción resulta fascinante para tantos biólogos, cuyo interés por su campo proviene tanto de las observaciones de campo como de las ilustraciones de artistas y fotógrafos especializados.
Creo que es casi inevitable que artistas y naturalistas se sientan seducidos por el poder evocador de las reproducciones a escala, sea a gran escala o en miniatura, y que la manejabilidad y coleccionablidad de éstas últimas las convierte en algo atávicamente atractivo, con el mismo poder que desde la noche de los tiempos han tenido amuletos y juguetes.
De algún modo así lo expresa la propia artista en unas declaraciones recogidas por Grace Ebert para el artículo de Colossal que nos la dio a conocer, y del que os ofrecemos un extracto a continuación, antes de una selección de imágenes de su cuenta de Instagram para que podais disfrutar de su deliciosa calidad y admiréis sus dotes de acabado que le han valido añadir a su currículum como bióloga el de digno miembro de The International Guild of Miniature Artisans
Todas las imágenes © Fanni Sandor, compartidas con permiso
Fanni Sandor ha estado fascinada por las miniaturas desde la infancia, construyendo su primera escultura con palillos de dientes, cera de velas, papel y pegamento a los seis años.
“En mi país, no hay tradición de fabricación de miniaturas a escala 1:12. Cuando tenía unos veinte años, conocí el primer trabajo de miniaturista profesional a través de Internet. Estaba completamente fascinada ”, le dice a Colossal.
Hoy en día, la bióloga y artista con sede en Hungría crea minúsculos pollos de arrendajo que claman por comida, un ratón que se asoma de un pedazo de pan y una familia de patos silvestres. Inspiradas en su experiencia en biología, las miniaturas presentan detalles increíblemente precisos y se ajustan fácilmente en la punta de un dedo.
Sandor se toma entre dos días y dos semanas para cada pieza, señalando que el nido del petirrojo solo le llevó tres días. Su proceso es multifacético y comienza con la recolección de fotografías de la especie antes de dibujar un prototipo.
Renunciando a moldes, la artista emplea herramientas de estampado y puntas de alfiler para esculpir las figuras de animales con arcilla polimérica y alambre.
Después de hornear, cincela algunos detalles más, pinta y une el pelaje y las plumas cuando es necesario.
En 2016, Sandor se convirtió en miembro del Gremio Internacional de Artesanos en Miniatura.
Para seguir sus próximos proyectos, dirígete a su Instagram.
Biologically Accurate Sculptures of Animals by Fanni Sandor Are Smaller Than a Fingernail
Fanni Sandor
has been fascinated by miniatures since childhood, constructing her
first sculpture from toothpicks, candle wax, paper, and glue at six
years old. “In my country, there (are) no traditions of the 1:12 scale
miniature making. In my twenties, I met the first professional
miniaturist’s work through the internet. I was completely fascinated,”
she tells Colossal.
Today, the Hungary-based biologist and artist fashions minuscule baby
bluejays clamoring for food, a mouse peeking out from a bit of bread,
and a waddling family of mallards. Inspired by her background in
biology, the miniatures feature incredibly accurate details, and most
fit easily on the tip of a finger.
Sandor will spend anywhere from two days to two weeks on a single
piece, noting that the robin’s nest alone took three days. Her process
is multifaceted and begins with collecting photographs of the species
before sketching a prototype. Forgoing molds, the artist employs
embossing and pin-ending tools to sculpt the animal figures from polymer
clay and wire. After baking, she chisels a few more details, paints,
and attaches the fur and feathers where necessary.
In 2016, Sandor become a fellow at The International Guild of Miniature Artisans. To follow her upcoming projects, head to Instagram.
The International Guild of Miniature Artisans
Grace Ebert
Biologically Accurate Sculptures of Animals by Fanni Sandor Are Smaller Than a Fingernail
Entradas Relacionadas:
No hay comentarios:
Publicar un comentario