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martes, 9 de mayo de 2017

Kendal Murray. El paraíso materialista o la ecología capitalista: dioramas de ensueños paisajísticos.



En entradas precedentes hemos tratado de exponer y resumir lo que más reclamaba nuestra atención del diorama comor recurso artístico y expresivo, cuyos máximos exponentes bajo nuestro modesto punto de vista son Thomas Doyle y Patrick Jacobs:



Jorge Mayet
La principal peculiaridad de los dioramas tridimensionales a escala es su parecido con los sistemas de preservación y exposición propios de los museos de historia natural, matraces de formol y glicerina, acuarios y terrarios. A su vez nos proponen mentalmente un paralelismo con la fotografía y su capacidad de preservar trocitos del mundo real en el espacio y en el tiempo. Aunque el formato clásico es paralelepípedo, un hexaedro como cualquier acuario clásico, las esferas transparentes también nos remiten a las bolas de cristal asociadas a la magia visionaria y a los pequeños paisajes navideños nevados en micromundos ralentizados por el medio acuático.

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Levi van Veluw
Comprobamos en nuestras búsquedas por la red que el arte del diorama sigue constituyendo un recurso para hablar de nuestra relación con la naturaleza, dado que la mayor parte de los ejemplos que encontramos reproducen elementos naturales, vegetación, paisajes...naturalezas en miniatura o a escala, aunque no siempre sea así (recordemos las peculiares creaciones de ficción irónica de Hrjoe Photography y su humorística visión de los superhéroes). Hemos encontrado este denominador común en obras tan parecidas y tan diferentes como las de Thomas Doyle,Maico Akiba, Jorge Mayet y otros tan interesantes como Arron Kuiper y sus paisajes de pintura tridimensional  o Guy Laramée y sus libros esculpidos, así como representantes de lo que aquí solemos denominar escenografías naturalistas, tanto si están constituídas por elementos naturales como si son un completo artificio de apariencia natural.
El diorama es una escenografía a escala, un recordatorio tridimensional de lo que la fotografía hace con la naturaleza, por lo que se convierte en peculiar cómplice de la fotografía, sea con fines específicos y narrativos a través del cine y la publicidad, o con fines críticamente documentales como en el caso de  y sus sueños de animales o trabajos análogos realizados en escenografía museísticas como los de   o Don Freeman y sus series sobre el Museo de Historia Natural de Nueva York.
Y aunque hemos traído aquí cuantos ejemplos de artistas del diorama nos han interesado, es posible que ninguno tanto como Patrick Jacobs y el mismo Thomas Doyle a quienes mencionábamos al inicio, hasta que hemos descubierto a Kendal Murray.


Kendal Murray no es el último ni el único caso de artista consagrado al arte del diorama que hemos glosado para nuestros archivos recientemente, y guarda no pocas coincidencias con Patrick Jacobs y, muy especialmente, con Tawlst, con quien comparte el uso de pequeños objetos y estuches de uso cotidiano para usarlos como soporte de sus paisajes simbólicos y evocadores de un paraíso perdido, un poco a la manera, también, de Jorge Mayet, pero con una clara vocación de no eludir cualquier asociación con el kitch, desde el momento en que la tecnología y los productos industriales también han creado un paisaje idílico en el que se integran sin problemas con la naturaleza, a la manera en que los animales convivían felices y en el Edén.
Tawlst
Los pequeños dioramas de Murray son conmovedores y recurren a una fórmula única que es tan complaciente como paradójicamente crítica y mordaz, puesto que nos presenta un mundo de ensueño en el que la naturaleza y la aburguesada vida occidental acomodada en recursos de origen industrial convierten la existencia en un feliz día de campo, en un picnic eterno y armonioso, tan idílico que delata su falsedad y nos ofrece dos opciones: pensar en nuestros productos industriales como un instrumento para una idílica relación con la naturaleza o, por el contrario, denunciar por reducción al absurdo su nociva influencia al alejarnos de un entorno natural al que destruye. Al fin y al cabo, Murray no emplea elementos naturales, sino productos comercializados para la realización de maquetas, incidendo más todavía en nuestra crítica existencia entre naturaleza y artificio. La sociedad de consumo nos vende este sueño y Murray lo escenifica para hacernos reflexionar sobre ello, sobre lo hermoso que sería si fuese posible, y simultáneamente lo irreal que se antoja. No creo que sea casual su frecuente uso de espejos portátiles, con sus estuches desplegables, convertidos en artilugios para vernos reflejados con el maquillaje de nuestros deseos, pero, posiblemente, su interrogante más ácido al sistema capitalista se encuentre en sus monederos de mano, lo más reconocibles posible como objetos estandarizados, reconvertidos en bases en las que se suntentan estos micromundos de apariencia sostenible.
Kendal Murray ofrece en su web diferentes apartados o series de sus trabajos, que en realidad no presentan cambios temáticos notables aparte de los títulos alternativos que sirven para diferenciar cronológicamente sus sucesivas exposiciones en diferentes salas de arte:

Between Rhyme and Reason:




Flights of fancy:







Short Stories and tall tales:



A través del funcionamiento de la memoria, los juguetes tienen poder como símbolos evocadores del pasado. Las colecciones de juguetes pueden considerarse una celebración de la juventud del coleccionista, símbolos de inspiración personal de su pasado. También se puede ver que nos ofrecen otras historias culturales sobre los ritos de pasaje y las relaciones familiares y las historias, mientras que también refleja las actitudes sociales a la infancia.
Los juguetes juegan un papel importante en la capacidad y motivación de un niño para entender y usar el juego simulado, que desempeña un papel importante en el equipamiento del niño para la comunidad social en la que viven. Un niño aprende sobre el lenguaje de sustituciones imaginativas copiando las acciones de sus padres. El niño se inicia de este modo en el lenguaje simbólico de los juguetes, que aprenden pueden estar para otros objetos. Este acto de sustitución también se repite en la creación de una colección como una re-presentación de una experiencia pasada y las emociones generadas en el colector por esa experiencia. La colección permite que esas fuertes emociones sean continuamente revividas por el coleccionista.
La estrategia de sustitución para crear escenarios de fantasía se ha utilizado en las obras escultóricas de la exposición "Show and Tell".
Las obras de arte se basan en la experiencia de juego, sueño como escenarios para representar la memoria, y las formas de juguete. Elementos tales como tazas de té, tops de hilado, teléfonos de juguete y juegos de madera se combinan con otros objetos domésticos de una manera de representar la forma en que se puede crear una narración en juego y como un acto de juego simulado y una experiencia recordada para el coleccionista. Las obras de arte hablan de la experiencia de la nostalgia, y un anhelo de un pasado. Su significado personal es enraizarse y crecer con formas vegetales para crear una nueva experiencia y un embellecimiento de la memoria.


Kendal Murray

















show and tell:





stage_whispers:












the collector:

































http://kendalmurray.net/

http://mafa-elanimalinvisible.blogspot.com.es/search?q=dioramas

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