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viernes, 29 de marzo de 2019

Mierdas cúbicas: Chinchillas, marmotas y wombats. El Wombat y los prerrafaelitas según Angus Trumble. Confusiones iconográficas entre especies.


El Wombat de Rossetti sentado en el regazo de su maestro (1871), de William Bell Scott, sería en realidad una marmota - Fuente.

Uno de los temas principales de los contenidos de El Animal Invisible es el grado de distorsión y confusión frecuentemente observable en imprecisiones acerca de la imagen de especies animales concretas y su confusa identificación a través de muestras gráficas que se influyen mutuamente. 

Heces Cúbicas de Wombat
A menudo hemos comprobado cómo la tradición oral y escrita o ciertos tópicos filtrados por la cultura impregnan el resultado final de los ejercicios gráficos de artistas e ilustradores naturalistas, demostrando hasta qué punto éstos no sólo quieren ofrecer imágenes exactas u holotípicas de los animales representados, sino, muy frecuentemente, colmar las expectativas preestablecidas del público que las contempla en un contexto cultural determinado.

Wombat
El hecho de asociar serpientes a veneno y veneno a colmillos ha provocado la frecuente representación gráfica de dichos apéndices armamentísticos, tan propios de vipéridos, en especies famosas por su letalidad que no poseen dicha hipertrofia dental, como la mayor parte de especies de cobra. 

Sumar los colmillos de las vívoras a la caperuza de la cobra es un producto típico de la ilustración y el cómic de aventuras que acaba calando en el espectador.

En muchas ocasiones, la tradición y las descripciones orales o escritas pesan sobre la interpretación de la imagen que una especie ha de ofrecer, o incluso han de influir en su clasificación taxonómica popular. 

Pese a los rasgos compartidos entre pandas rojos y sus lejanos parientes mapaches, el nombre es poderoso y muchos creen en su vinculación con los pandas gigantes. A veces se ha producido en sentido contrario, y dos nomenclaturas diferenciadas han generado especies diferenciadas que no son tal, como quien piensa que un opossum y una zarigüeya son especies distintas o, quizá el ejemplo más clásico y evidente, la persistencia en ofrecer en planchas ilustradas diferenciadas a leopardos y panteras cuando se trataba de la misma especie sometida a diferentes nomenclaturas geográfica y filológicamente condicionadas.


chinchilla
No hace mucho volvíamos a referirnos la ambigüedad identificativa de rasgos fisionómicos entre especies de familias tan diferenciadas como las chinchillas y las ardillas en un experimento lúdico con alumnos de dibujo artístico. (El dibujo como transmisión de información naturalista. Conflictos entre reproducción y representación.)

marmota canadiense
En ocasiones se trata de atributos de comportamiento llevados al tópico ejemplar lo que distorsiona la imagen de una especie o la confunde perversamente con otra. 
El camaleón se había asociado históricamente con su capacidad para alimentarse de aire a causa de su rápida ingesta de insectos desapercibida por observadores poco avezados, y sus cambios de color no eran emblemáticos. Una vez observados, en cambio, pasaron a formar parte de su carácter esencialmente adaptativo o mimético, pese a que los cambios cromáticos de los camaleones no se deben a motivos miméticos con su entorno, o al menos no fundamentalmente.  

Sin embargo, el ser camaleónico confundiéndose con el entorno pasó a ser un rasgo distintivo que tradicionalmente se había atribuído (con mucha más justicia, sin lugar a dudas) al pulpo, antes de que Victor Hugo lo convirtiese en monstruoso y amenazador vigilante de tesoros sumergidos, produciendo un tópico de origen literario robado en forma submarina a la mitología del dragón. 

El tigre (por las rayas del lomo) o lobo (por su aspecto pseudocánido) de Tasmania, mito también de los animales extintos a causa del hombre, no era un felino ni un cánido, sino un genuíno marsupial. 

El león americano, o pantera, no es lo uno ni lo otro sino una especie diferenciada cuyo nombre menos confuso es Cougar o Puma. El tigre americano se confunde nominalmente con el asiático y conceptual y visualmente con éste y con el leopardo, pero se desambigúa bajo la apelación de Jaguar.



lirón gris
Los animales que hibernan (o invernan) frecuentemente se cuelan en el lenguaje popular como dormilones emblemáticos o ejemplares, por lo que alguien puede ser acusado de dormir como un lirón o como una marmota, aunque difícilmente nadie dormirá como un oso a pesar de que sea bien conocida su hibernación anual.

El dormilón lirón es otro de los animales que se cuela en la ficción de Charles Dogson/Lewis Carrol en el país de las maravillas de Alicia, disfrutando de su sueño emblemático en el interior de una tetera, a su vez emblema del bienestante costumbrismo británico.

Sería descabellado pensar que por muy dormilona que sea una marmota pueda confundirse iconográficamente con un lirón, pero más adelante veremos que no es del todo descabellado, gracias a la oportuna argumentación de Angus Trumble

Y aunque un lirón sí podría confundirse con una chinchilla, lo cierto es que ésta se parecería más en hábitat a la marmota, o incluso en actitud postural en una foto confusa sin referentes de escala. 

Dicho ésto, al observar las célebres ilustraciones de John Tenniel para las aventuras de Alicia, su parecido con cualquier otro roedor peludo y rechoncho durmiente favorece la ambigüedad iconográfica a la que hacemos referencia. 

La célebre y no menos emblemática adapatación gráfica de los estudios Disney no hace sino acrecentar su equivalencia con cualquier otro ratón adormilado, y la pérdida de su coloración gris sería posible con cualquier roedor disneyano.


 

Una marmota se asombraría de lo mencionado más arriba tanto como que la confundiesen con un lémur Maki o Catta sólo por el hecho de que a ambos les guste extender sus miembros al sol, pero el alcance de la tradición oral y gráfica entremezcladas demuestra a menudo la persistencia de estereotipos zoológicos e iconográficos que pertenecen al campo exclusivo de la antrozoología, aunque los biólogos se estrujen las vestiduras.

De hecho, basta con mostrar erróneamente a un wombat sentado sobre sus cuartos traseros, como veremos más adelante que se produjo en ciertos libros ilustrados de Historia Natural, y la confusión iconográfica estrá sobrealimentada a pesar de la lejanía geográfica, taxonómica y onomástica de ambas especies. Por ello uno se podría preguntar si son los artistas, la historia o la tradición cultural más o menos responsables de dicho género de confusiones, y, en cuanto continuéis leyendo, comprobaréis como todos ellos pueden aliarse casualmente para fortalecerlas, por el simple hecho, en este caso, de que las rutas comerciales favoreciesen los descubrimientos, y viceversa, de que las casas de fieras de antaño se sustituyesen por libros ilustrados de las criaturas recién descubiertas por la ciencia occidental, de que se popularizasen sus imágenes llamativas y sus nombres exóticos y sonoros, de que la alta sociedad y personajes influyentes de la cultura y el arte contribuyesen a este nuevo afán entusiasta de coleccionismo disfrazado de amor por las criaturas pintorescas. 

Así, bastó con que Rossetti, pintor prerrafaelita emblemático, tuviese una colección de mascotas exóticas, entre ellas una marmota, y de todas ellas ensalzase su predilección por su wombat para que éste se hiciera célebre entre una élite de culto y la historia hiciese el resto.

Nuestra historia reciente, a través de la cultura influída por las costumbres populares llevadas al cine, han popularizado las marmotas norteamericanas gracias a la mediática tradición del anuncio de la llegada de la primavera anunciada por John Grffiths como maestro de ceremonias en el tradicional día de la marmota, tal y como inmortalizó el film Atrapado en el tiempo / El día de la marmota. 
 
El wombat, en cambio, aparte de su lógica popularidad en Australia y entre los amantes de la fauna austral en Europa, es muy poco conocido en ámbitos no anglosajones, tal vez por carecer de menos rarezas peculiares que el ornitorrinco, paradigma del bicho raro, o el equidna, y pese a su aspecto de orondo osito de peluche marsupial, lo tuvo siempre difícil para competir con el koala y su curiosa asociación con el concepto de Teddy Bear a través de su parecido con Teddy Roosevelt y su famosa anécdota de caza con otro oso bien diferente. Con todo y eso, recientemente se ha reivindicado la peculiar forma cúbica de sus heces y se han tomado cartas en el asunto para darle una explicación científica al hecho, absolutamente cierto y llamativamente poco conocido hasta hace bien poco. 

Es llamativo que Rossetti no constatase tal hecho siendo artista y poseedor de un ejemplar de wombat tan apreciado y observado por él, cuando, por ejemplo, y volviendo a las chinchillas, puedo constatar que sus heces, secas, duras e inoloras, negruzcas, no las deposita sobre superficies claras, sino que escoge superficies oscuras o a la sombra (seguramente para evitar ofrecer rastro alguno a las aves rapaces) y que las hembras dirigen el cortejo nupcial reptando aparatosamente y ofreciendo acctitudes seductoras a la par que subiendo a lugares cada vez más altos e inaccesibles para poner a prueba a los machos. No lo sé como científico ni por mis lecturas, sino que lo comprobé experimentalmente observando a chinchillas que crié como si fuese uno de esos artistas e intelectuales victorianos apasionados por la magia natural. Tal vez mis pesquisas ya hayan sido confirmadas por los etólogos, cosa que ignoro, o lo serán  algún día en un estudio serio y oficioso a cuyo pié mi nombre no figurará, como el de la Dra. Young, encargada de explicar porqué el intestino del wombat produce heces cúbicas y qué motivo biológico puede haber para algo tan insólito.

Las confusiones entre especies y las inexactitudes incluso entre los más reputados naturalistas de los siglos XVIII y XIX no son infrecuentes, y así lo hemos hecho notar en otras ocasiones, incluso como argucia argumental en célebres naturalistas de ficción de escritores de la época. En épocas posteriores, no es fácil siempre dilucidar si el autor de ficción pretende ilustrar este hecho o es víctima de sus propias confusiones, como es el caso de Patrick O'Brien en sus célebres sagas navales del Capitán Aubrey y el Doctor Stephen Maturin, que ya hemos mencionado en entradas precedentes. Cuesta entender la confusión entre cachalotes y rorcuales incluso proviniendo del relato de un personaje que para la ocasión acompañaba a los protagonistas como experto en la industria ballenera. Y, en el caso particular de la fauna australiana, con el célebre y emblemático episodio en que Maturin por fin encuentra un ornitorrinco no localizado previamente a causa de la confusa nomenclatura de "topo de agua", nuestro querido Doctor es víctima casi mortal de su ignorancia acerca del aguijón venenoso del que los machos disponen en sus patas traseras. Asimismo, en otra ocasión, Maturin se refiere al equidna como ese extraño animal con vocación de oso arborícola, confundiéndolo claramente con un koala, en contradicción con el hecho de haberse hecho con algún ejemplar del simpático animal en otra ocasión, así como de haber protagonizado divertidas peripecias cuando adopta un wombat u otras especies animales. Pese al rigor documental de O'Brien para otros menesteres, no acabamos de tener claro si quiere ilustrar las frecuentes desinformaciones de los naturalistas aficionados o vocacionales de la época o es víctima de su propia ignorancia al respecto. Al fin y al cabo, hablamos de un auténtico referente de la literatura naval de aventuras que en realidad no había navegado ni tenía conocimientos directos de náutica, aunque lo hiciese de forma ejemplar desde su perspectiva de segunda mitad del siglo XX, del mismo modo que el derroche de conocimientos científicos y enciclopédicos de Julio Verne se correspondían a un hombre que apenas había viajado en una ocasión de su pueblo natal a París.

Hoy, de forma oportuna y oportunista, volvemos a adentrarnos en el mundo de los ejemplos significativos acerca de persistencias culturales que distorsionan la imagen de diferentes especies animales. Hoy lo hacemos de la mano de Angus Trumble y su delicioso artículo sobre la presencia del wombat en el círculo de artistas prerrafaelitas que extraemos de Public Domain Review.

Trumble nos narra con gran precisión histórica u ejemplo aislado pero muy significativo de la importancia del contexto cultural en la apreciación, conocimiento y representación gráfica de una especie animal concreta. Además, nos demuestra hasta qué extremo el particular contexto de la Inglaterra victoriana, que tanto aprecia y tan bien conoce, constituye un marco muy particular de fascinación e interés por el mundo natural y por los nuevos descubrimientos científicos condicionados por las colonizaciones comerciales auspiciadas por el Imperio Británico.
Sin duda un buen jemplo de ello lo constituye el descubrimiento de nuevos continentes con faunas geográfica y taxonómicamente tan distantes como las de Oceanía, Australia (Nueva Holanda), Nueva Guinea y Nueva Zelanda. Los marsupiales colmaban las espectativas de un público ávido de maravillas vivas de muy diferente condición, reviviendo de algún modo lo que habían colmado las criaturas fantásticas descritas en los antiguos bestiarios medievales. Los canguros, los koalas, los equidnas, los ornitorrincos, los diablos de tasmania y los wombats tomaron una novedosa relevancia en el imaginario zoológico de la sociedad europea occidental, pero de un modo muy particular en la inglesa. El interés por la historia natural, la paleontología y las especies existentes o extintas alcanzó su primer zénit de repercusión popular. Los dinosaurios entran en el imaginario popular renovando con barniza moderno y científico la constatación de la existencia de los antiguos dragones. La desaparición del Dodo en las islas Mauricio coincide con el auge de la ilustración y la divulgación naturalista, de los museos de Historia Natural y la taxidermia aplicada a dicho nuevo contexto. 

El pájaro Dodo se convierte en símbolo del fracaso ante la implacable selección natural Darwiniana. Lewis Carrol lo populariza dándole un entrañable papel simbólico en el viaje al país de las maravillas de la misma Alicia Lidell que su cámara fotográfica retrató, como también lo haría la de Julia Margaret Cameron. La aparición de la fotografía cambiaría las expectativas de la pintura y propiciaría el advenimiento del impresionismo, pero también el de movimientos opuestos, de alguna manera retroactivos en busca de un pasado de la figuración pictórica renacentista y barroca bajo el prisma de una visión romántica y posterormente modernista. El prerrafaelismo británico es una muestra ejemplar del deseo de aplicar los nuevos conocimientos de precisión científica a una ensoñación mitológica, fabulosa, fantástica, que hiciese realidad o al menos diese verosimilitud a las ensoñaciones literarias, dando consistencia al mundo de las hadas.

Angus Trumble nació y se crió en Melbourne. Estudió Bellas Artes e Historia en la Universidad de Melbourne, donde se graduó en 1986. En el verano de 1987, trabajó como pasante en la Colección Peggy Guggenheim en Venecia. Estudió durante un año en la Bibliotheca Hertziana en Roma, donde se graduó en MA (Universidad de Melbourne) en 1993. De 1987 a 1991 se desempeñó como asistente del Dr. J. Davis McCaughey, AC, Gobernador de Victoria. En 1994, Angus ganó una Beca Fulbright para seguir estudiando en el Instituto de Bellas Artes de la Universidad de Nueva York.

En enero de 1996, Angus fue nombrado Conservador Asociado de Arte Europeo en la Galería de Arte de Australia Meridional en Adelaida, y ascendió a Conservador en 1998. Comisarió y escribió el catálogo de varias exposiciones, entre ellas Bohemian London: Camden Town y Bloomsbury Paintings en Adelaida y Love & Death: Arte en la era de la reina Victoria, que viajó a Sydney, Brisbane y Auckland, Nueva Zelanda, en 2002.

Angus fue nombrado comisario de pinturas y esculturas en el Centro de Arte Británico de Yale en mayo de 2003 y desempeñó dicha actividad hasta enero de 2014 (y desde 2008 como comisario principal). Es el autor de Una breve historia de la sonrisa (2003) y The Finger: A Handbook (2010). Su último libro (coeditado con la profesora Andrea Wolk Rager de la Universidad Case Western Reserve, Cleveland, Ohio), Edwardian Opulence: British Art en Dawn of the Twentieth Century, fue preseleccionado para los Spears Book Awards 2013 en Londres. Es colaborador habitual de The Times Literary Supplement, The Burlington Magazine, Paris Review, Esopus Magazine y Australian Book Review.
Angus fue Director de la Galería Nacional de Retratos de Australia desde febrero de 2014 hasta diciembre de 2018. 



Recomiendo encarecidamente la lectura de sus apasionados y amenos artículos sobre arte y pintura, especialmente retratos, de los que encontraréis una selección jugosa en la página web de la National Portrait Gallery, en los que contextualiza socioculturalmente Arte e Historia de modo ejemplar.


Angus Trumble sobre Dante Gabriel Rossetti y la curiosa pero de larga data de la compañía con la peluda rareza que es el wombat, esa "la más bella de las criaturas de Dios" que encontró su camino en sus poemas, su arte e incluso, por un breve tiempo, sus hogares. .

 El frontispicio de Dante Gabriel Rossetti, completo con wombat, para el largo poema Goblin Market de su hermana Christina, que incluye la línea "Uno como un wombat merodeado obtuso y peludo" - Fuente

En 1857, el artista inglés Dante Gabriel Rossetti, figura central del movimiento prerrafaelita y para entonces una celebridad nacional, recibió el encargo de decorar el techo abovedado, las paredes superiores y las ventanas de la biblioteca de la Oxford Union. Reunió a un gran grupo de ayudantes, incluidos sus nuevos amigos graduados de Oxford (y los futuros artistas principales) Edward Burne-Jones y William Morris.
Mientras se pintaban los murales con escenas tomadas de la leyenda artúrica, que resultó bastante mal, ya que se han deteriorado más allá del reconocimiento, los paneles de vidrio de las ventanas se pintaron para reducir el brillo que entraba en las paredes. Estas superficies encaladas pronto se cubrieron con bocetos dibujados o rayados en la pintura, principalmente representaciones de un animal en particular: El wombat.
Estos desaparecieron pronto porque, por supuesto, cuando se terminaron los frescos, se eliminó el lavado de la cal. Se suponía que Edward Burne-Jones había hecho los mejores, y continuó produciéndolos durante muchos años. Lady Burne-Jones eligió mucho más tarde un ejemplo egiptológico bastante sobrecalentado, que pasaba volando por las pirámides, como una ilustración de la parte de sus memorias que trató el episodio de la Oxford Union.
Recordando la experiencia enormemente agradable de trabajar en la Oxford Union, otro artista, el ayudante Val Prinsep, recordó: "Rossetti era el planeta alrededor del cual giramos, copiamos su forma de hablar. Todas las mujeres hermosas fueron "aturdidoras" para nosotros. Los wombats fueron las criaturas más hermosas de Dios".

Dibujo del Wombat por Edward Burne-Jones presentado en Memorials of Edward Burne-Jones (1904) por Georgiana Burne-Jones - Fuente

¿Cómo llegaron a obsesionarse tanto Rossetti y sus protegidos con los wombats?
Solo uno de los Hermanos prerrafaelitas visitó Australia: el escultor Thomas Woolner, quien, después de no poder ganarse la vida con su arte, emigró allí para buscar fortuna en los campos de oro. Los prerrafaelitas y sus amigos se reunían regularmente para leer en voz alta la correspondencia que Woolner les enviaba. No tuvo suerte en absoluto, y no le gustó el paisaje australiano. Le confió a su diario que pensaba que estaba al revés. Las estaciones iban al revés, al igual que las horas del día. Afirmó que los pájaros no cantaban, las cerezas crecían con sus huesos en el exterior de la fruta, los árboles arrojaban su corteza, no sus hojas, etc. En una ocasión se sorprendió al encontrar la fragancia de lila porque había decidido que Australia era implacable, estéril, "una tierra sin fruta ni verdura". A pesar de que los wombats no reciben una mención específica en las cartas sobrevivientes, es muy posible que se llevara la memoria del marsupial exótico a casa cuando se mudó de regreso a Inglaterra apenas un año después.
Por supuesto, los prerrafaelitas no fueron los primeros ingleses en enamorarse de esta criatura inusual. Los wombats atrajeron la atención de los naturalistas ingleses en cuanto se enteraron por los primeros colonos, exploradores y naturalistas en el momento del primer contacto. La palabra aborigen wombat se registró por primera vez cerca de Port Jackson, y aunque se observaron variantes como wombach, womback, wom-bat y womat, la forma actual del nombre se adoptó muy temprano, desede al menos 1797. Hermosos dibujos sobreviven desde 1802 Viajes del investigador y geógrafo Ferdinand Bauer, que navegó con Matthew Flinders, y Charles-Alexandre Lesueur, que estaba en la expedición francesa rival de Nicolas Baudin, dibujaron la criatura. Estos fueron grabados y cuidadosamente estudiados a su regreso. Se admiraba a los wombats por su fuerza de tocón, su paciencia, su placidez, por no decir modales afines, y también una especie de determinación estoica. Ocasionalmente, se les consideraba torpes, insensibles o incluso estúpidos, pero estas observaciones aisladas están fuera de sintonía con la mayoría de las opiniones del siglo XIX.

Grabado de wombats a partir de un dibujo de Charles-Alexandre Lesueur, placa 58 en el Voyage de Découvertes aux Terres Australes (1824) por Arthus Bertrand - Fuente

Desde aproximadamente 1803, un goteo constante de wombats en vivo llegó a Europa. Sabemos que hubo un wombat entre las aves y los animales que fueron entregados a la colección de animales de la emperatriz Joséphine Bonaparte en Malmaison, cerca de París. Otro de los primeros propietarios de wombat fue el naturalista inglés Everard Home, cuyo artículo sobre el tema, "Un relato de algunas peculiaridades en la estructura anatómica del wombat"
(“An Account of Some Peculiarities in the Anatomical Structure of the Wombat), apareció en marzo de 1809 en el Journal of Natural Philosophy, Chemistry and the Arts. El wombat de Home, un macho, en realidad fue capturado por George Bass, probablemente en King Island, donde sabemos que Bass y sus compañeros dispararon a otros especímenes. Una vez provocado, este wombat en particular opuso una lucha espléndida, arrancando las tiras de las mangas de la chaqueta de Bass y haciendo fuertes ruidos a modo de "zumbidos". Evidentemente tardó años en calmarse. Bass lo mantuvo vivo, lo cuidó bien y lo envió a Inglaterra. Allí, en Londres, vivió en lo que Home describió como "un estado domesticado durante dos años". La siguiente descripción no es menos atractiva hoy de lo que debió ser para los lectores científicos ingleses hace casi dos siglos:

[El wombat] se hundía en el suelo cada vez que tenía una oportunidad, y se cubría a sí mismo en la tierra con sorprendente rapidez. Estaba tranquilo durante el día, pero constantemente en movimiento en la noche: era muy sensible al frío; Comía todo tipo de vegetales; pero le gustaba particularmente el heno nuevo, que comía tallo por tallo, llevándolo a la boca como un castor, por trozos pequeños cada vez. No carecía de inteligencia, y parecía estar unido a aquellos a quienes estaba acostumbrado, y que eran amables con él. Cuando los veía, ponía sus patas delanteras en la rodilla, y cuando lo levantaban, dormía en el regazo. Permitía que los niños lo cogieran y lo llevaran, y cuando los mordió no pareció hacerlo enojado o con violencia.
Algunos conceptos erróneos perduraron durante décadas. 

En 1827, un grabador que trabajaba para el museo en Newcastle hizo queel wombat se sentara como un canguro, algo que claramente se escapó a través de las etapas de publicación de galeras y páginas.

Pero el desarrollo más importante en el establecimiento de la reputación inglesa del wombat fue la aparición en 1855 de la lujosa edición de los mamíferos de John Gould, The Mammals of Australia

Gould estuvo en Australia mucho antes, en la década de 1830, y fue sin duda a través de Gould que el artista Edward Lear, quien ilustró Las Aves de Gould pero desafortunadamente no los Mamíferos, hizo una maravillosa hoja de dibujos caprichosos de los "Inditchenous Beestes of New Olland", una rareza que se encuentra hoy en la colección de la Biblioteca Pierpont Morgan en Nueva York. Estas son caricaturas plausiblemente precisas de varias especies de canguro y wallaby, el ornitorrinco, la "zarigüeya de su árbol de goma" y el diablo de Tasmania. También hay representaciones alocadas del bandicoot, el equidna y el gato salvaje nativo, sin mencionar las apariciones representativas en el margen de la vaca, el perro, la oveja y el caballo. Espléndidamente rotundo y ocupando la mayor cantidad de espacio hacia el centro inferior de la hoja está el wombat, con "su i".

Retratos de las "llamativas bestezuelas de Nueva Holanda", dibujo sin fecha de Edward Lear, aunque probablemente en algún momento entre 1831 y 1837, cuando el artista pasó muchos meses grabando los contenidos de la famosa colección de caballeros del decimotercero Conde de Derby en Knowsley, cerca de Liverpool - Fuente

La descripción de 1855 de Gould del wombat es casi tan cautivadora como la de Everard Home cincuenta años antes:
En sus hábitos es nocturno, vive en las profundas madrigueras pedregosas excavadas por sí mismo, durante el día, y emerge al acercarse la noche, pero rara vez se confía lejos de dicha madriguera, a la que corre inmediatamente por seguridad ante la aparición de un intruso. Los nativos afirman, sin embargo, que a veces se entrega a un largo paseo y, si debe cruzar el curso de un río, camina silenciosamente hacia el agua y atraviesa el fondo de la corriente hasta que llega al otro lado ... En su disposición es tranquilo y dócil en extremo, pronto se familiariza y aparentemente se une a aquellos que lo alimentan; como evidencia de lo cual, puedo mencionar que los dos especímenes que actualmente viven y han estado viviendo durante mucho tiempo en los Jardines de la Sociedad Zoológica en el Regent's Park, no solo admiten la inspección más cercana, sino que también pueden ser manipulados y tocados por todos los que deciden conocerlos tan íntimamente.
Si no es de Thomas Woolner, cuya visión del paisaje australiano era bastante sombría, Rossetti y sus amigos bien podrían haber derivado su entusiasmo particular por los wombats de Gould o alguna otra descripción atractiva. O tal vez simplemente se enamoraron de los wombats en el Regent's Park Zoo.
En la década de 1860, Rossetti a menudo llevaba a sus amigos a visitar a los wombats en el zoológico, a veces durante horas y horas. En una ocasión, Rossetti escribió a Ford Madox Brown: "Querido Brown: Lizzie y yo proponemos reunirnos con Georgie y Ned [Burne-Jones] a las 2 de la tarde de mañana en los Jardines Zoológicos. Lugar de reunión, la guarida del Wombat". En este período varios wombats nuevos llegaron al zoológico de Regent's Park: un wombat raro de nariz peluda el 24 de julio de 1862, y dos wombats comunes enviados desde el zoológico de Melbourne el 18 de marzo de 1863. Rossetti también visitaba regularmente a su hermano William Michael, en la Sociedad de Aclimatación en Londres y su sucursal en París, para observar a los wombats de nariz peluda residentes en ambos lugares. No se trataba de un capricho pasajero.

Bocetos del zoológico (probablemente Regent's Park) por Christina Rossetti, incluyendo, por supuesto, en la parte inferior, el de un wombat, ca. 1862 - Fuente.

 Anteriormente, en 1862, Rossetti se había mudado a Tudor House, en el 16 de Cheyne Walk, Chelsea. Espaciosa, con mucho espacio para familiares y amigos, incluyendo a George Meredith y al poeta y sadomasoquista semiprofesional Algernon Charles Swinburne, a quien le gustaba deslizarse desnudo por las barandillas. 

La casa tenía cuatro quintas partes de un acre de jardín, con tilos y una gran morera. Tan pronto como llegó, Rossetti comenzó a llenar el jardín con aves y animales exóticos. 

Había búhos, dos o más armadillos, conejos, mapaches y un lirón que hibernaba en una cómoda. Había pavos reales, periquitos, canguros y walabíes, de los cuales sabemos muy poco. Había un "woodchalk" o marmota canadiense, un cachorro de Pomerania llamado Punch, un ciervo irlandés llamado Lobo, una salamandra japonesa y dos asnos risones. 

Sabemos que los vecinos eran tolerantes hasta cierto punto, pero a Thomas Carlyle, por su parte, le enloquecía el ruido. Finalmente, hubo un pequeño toro brahmín que tuvo que irse cuando persiguió a Rossetti por el jardín y, en septiembre de 1869, un wombat largamente esperado, la culminación de más de doce años de entusiasmo por el exótico marsupial.

Poco antes de esta fecha hubo una serie de muertes de animales en Cheyne Walk, por lo que Rossetti elevó considerablemente las apuestas de recolección de animales. En noviembre de 1867, estaba negociando con su proveedor de animales salvajes, Charles Jamrach. Su objetivo era comprar un joven elefante africano, pero se resistió al precio de  400 £. Los ingresos de Rossetti para 1865 eran de 2000 £. Rossetti finalmente se dispuso a comprar un wombat, nuevamente a través de Jamrach, cuando por fin llegó a estar disponible un espécimen adecuado. 

Este wombat llegó cuando estaba lejos en Escocia, recuperándose de una especie de crisis, en gran parte precipitada por la falta de visión, insomnio, drogas y, sobre todo, su creciente enamoramiento de Jane Morris, la esposa de su viejo amigo y protegido de los días de la Unión de Oxford.

Un dibujo notable de Jane Morris y el wombat en el Museo Británico ilustra el grado en que el amante y la mascota se fusionaron en la mente de Rossetti como objetos de santificación. Cada uno de ellos lleva un halo. Pero Jane tiene el wombat atado, y parece claro que Rossetti también usó a su mascota wombat como un emblema cruelmente cómico para el sufrido y cornudo esposo de Jane. Desde la universidad, William Morris era conocido por sus amigos como "Topsy"; El nombre que Rossetti eligió para su Wombat era "Top".

Dibujo de Dante Gabriel Rossetti de Jane Morris y Top, 1869 - Fuente

Todavía tembloroso, Rossetti no podía esperar para volver a Chelsea desde el congelamiento de Escocia. Le escribió a Jane las siguientes líneas de simulación heroica:

Oh! Cómo combaten los afectos familiares.
Dentro de este corazón; y cada hora arroja una bomba a
Mi alma ardiente ni de lechuza ni de murciélago
¿Se puede ganar la paz, hasta que me abrace el wombat?

Mientras tanto, con apenas unos días de diferencia, la hermana de Rossetti, Christina, le había enviado unos intensos versos en italiano titulado "O Uommibatto", en los que describía al animal como "agil, giocondo" (ágil, alegre), así como "irsuto e tondo" ( peludo y redondo). Escrito desde Escocia unos días después, Rossetti le pidió a su hermano William Michael que también le agradeciera a Christina por el "santuario del sabor italiano, que ella había creado para el wombat. Me temo que sus hábitos tienden a drenar la arquitectura de manera intencional ... ¡Parece que el wombat sigue a la gente por toda la casa! ”. Por fin, Rossetti regresó a Londres el 20 de septiembre, y al día siguiente escribió a William Michael su comentario más famoso y sugerente sobre la nueva adquisición para su colección: "El wombat es una alegría, un triunfo, un deleite, una locura". Desafortunadamente, el pobre wombat también era un desvalido.



El poema wombat de "O Uommibatto" de Christina Rossetti tal como se publicó en el periódico de Sydney The Bulletin, vol. 25 No. 1262 (21 de abril de 1904) - Fuente

Desde el principio, William Michael había notado que algo iba mal: "Fui a ver a la bestia, que es la más desaliñada e incapaz de los wombats, con un aire de bebé sin objeto, probablemente no mucho más que a medio crecer. Es muy adicto a seguir a uno por la habitación, y anidándose contra uno, y mordisqueando las pantorrillas o los pantalones ”. El wombat Top también se llevaba bien con los otros animales, particularmente con los conejos.
Pronto, sin embargo, Top estaba enfermo. William Michael escribió: 

"El wombat muestra síntomas de algún mal de la sarna, y lo atiende un médico canino". Al día siguiente: "Vio el wombat nuevamente en Chelsea. Me temo que muestra ya síntomas decididos de pérdida de visión que afectan a tantos wombats ”

Finalmente, el 6 de noviembre, el wombat murió. Rossetti lo hizo disecar y luego lo expuso en el vestíbulo.

El famoso autorretrato de Rossetti con Top, el difunto wombat, es satírico, pero aparentemente fue motivado por un dolor genuino. Los versos que lo acompañan son de hecho sombríos:

Nunca he criado un joven wombat
Para alegrarme con su ojo de alfiler,
Pero cuando más era dulce y gordo.
Y sin cola, estaba condenado a morir!



El autorretrato de Dante Gabriel Rossetti con su difunto wombat Top - Fuente

Estos versos son, de hecho, la parodia de Rossetti de las primeras líneas de "The Fire Worshipers", un poema que apareció en una novela curiosa pero enormemente popular de Thomas Moore llamada Lallah Rookh, publicada en 1817, que trata sobre el compromiso matrimonial de la hija del Emperador. a un príncipe extranjero, y el viaje que emprendió desde Delhi a Cachemira para encontrarse con su futuro esposo. En el camino se encuentra con un hermoso juglar del que se enamora y, por supuesto, al final resulta que él no es otro que el príncipe disfrazado. Estas líneas son cantadas por Lallah Rookh:
Nunca amamanté a una querida gacela
Para alegrarme con su suave ojo negro,
Pero a la hora de conocerme bien.
Y amarme, estaba condenada a morir!
La sustitución del wombat por la gacela exótica de Lallah Rookh es típica del humor autoindulgente de Rossetti, y claramente no tuvo problemas para adaptarse al humor de una princesa oriental enamorada.
Durante su corta vida, el primero de los dos wombats favoritos de Rossetti consiguió un lugar destacado en la mitología de su círculo de amigos. Rossetti le informó alegremente a William Bell Scott el 28 de septiembre de 1869 que el wombat había interrumpido efectivamente un largo y lúgubre monólogo de John Ruskin al cavar pacientemente entre la chaqueta y el chaleco del crítico. Esto debió haber sido algo digno de ver. Mucho más tarde, James McNeill Whistler inventó una historia tonta sobre cómo el wombat había perecido después de haberse comido una caja entera de cigarros. Ford Madox Brown pensó que el hábito de Rossetti de llevar al wombat a cenar y dejarlo dormir en la gran épergne o centro de mesa de la mesa del comedor inspiró al lirón en el incidente de la tetera en la fiesta del té del Sombrerero Loco en Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas. De hecho, esto es imposible porque Lewis Carroll escribió ese capítulo en 1863, y la novela con sus famosas ilustraciones de John Tenniel se publicó dos años más tarde en 1865. También circulaban historias sobre la dieta del wombat de sombreros de paja descartados por descuido de las damas, y cosas así.



"William Bell Scott, preguntándose qué es lo que esos compañeros parecen ver en Gabriel", de Rossetti y su Círculo de Max Beerbohm (1922) - Fuente

Muchos años más tarde, recordando las bromas en Cheyne Walk, Max Beerbohm ideó una serie de ridículas caricaturas, con la colección de jardines como escenario. 

No sabemos si este extraño animal con enormes orejas caídas fue el extraño homenaje de Beerbohm al wombat, pero parece posible.

A corto plazo, la marmota canadiense compensó la incapacidad de Rossetti de preservar sus dos mascotas wombats. La marmota duró mucho más tiempo. Durante mucho tiempo se confundió con el wombat. El 9 de febrero de 1871, William Bell Scott observó la marmota acurrucada en el regazo de Rossetti e hizo un dibujo a lápiz encantador con el membrete de Cheyne Walk. Siempre asumió que era un wombat. Yo diría que fue, de hecho, era la marmota la que dormía plácidamente en la épergne en medio de la mesa del comedor, no el wombat.




El Wombat de Rossetti sentado en el regazo de su maestro (1871), de William Bell Scott - Fuente

De hecho, es la idea misma del wombat, no tanto de la propia criatura, la que capturó constantemente la imaginación de los visitantes de Cheyne Walk, y destacó entre los diversos accesorios bohemios con los que Rossetti se rodeó. 

La locura del wombat de las décadas de 1850 y 1860, si bien se limita a un grupo relativamente pequeño de amigos, representa un subproducto fascinante de la colonización británica de Australia.

Las aves y los animales australianos rara vez se observaron en la prensa de Londres. El índice de Palmer para el periódico The Times sólo enumera una referencia a una zarigüeya y un equidna en toda la extensión del siglo XIX, mientras que los canguros también son raramente mencionados, aunque las pocas menciones son tan extrañas que vale la pena repetirlas.

La primera referencia llegó en febrero de 1834 y se refería a una anciana que, viviendo sola en una casa en Castle Hill en el sur de Londres, se despertó una mañana para encontrar
un extraño animal tendido en su espalda, con una de sus patas colocadas sobre su hombro. Gritando de miedo, dejó su cama y, tomando una toalla, la golpeó con todas sus fuerzas, cuando, con un atado, saltó a la esquina más alejada de la habitación y finalmente se refugió en otra cama que estaba en el mismo departamento
Este canguro bastante despreocupado resultó haber escapado del Wild Beast Show del señor Wombwell, que últimamente había ocupado The Mound.

La segunda referencia se produce dieciséis años después, en octubre de 1850, y también se refiere a un fugitivo canguro, esta vez de una colección de un miembro del Parlamento recientemente electo, W. J. Evelyn, de Wotton, cerca de Dorking en West Surrey. Levantando la alarma, Evelyn convocó a la caza local, repleta de cazadores, un grupo de beagles, batidores, etc. 
El canguro buscó refugio en un lugar llamado Copse del duque de Norfolk, pero fue expulsado y acorralado en la Rectoría de Abinger. Vale la pena citar el informe:
Aquí, el peculiar modo de desplazamiento del animal se exhibió en un estilo que asombró al campo: una sucesión singular de saltos que lo llevaban por el suelo a una velocidad perfectamente sorprendente. Aquellos que estaban bien montados solos pudieron seguir el ritmo, y rápidamente se encontraron en la cima de Leith Hill, donde el canguro se dirigió a la carretera, y durante aproximadamente una milla y media, todos corrieron a lo largo, "del campo" aumentando rápidamente en número a medida que avanzaban en su novedosa persecución.

En contraste con estos raros avistamientos de canguros, como curiosidad en Gran Bretaña, el wombat, "la más bella de las criaturas de Dios", parece haber atraído mucha más atención que cualquier otro animal australiano, y llegó a los recovecos de la imaginación, al menos entre ese grupo de artistas que en las décadas de 1850 y 1860 se agruparon alrededor de Dante Gabriel Rossetti.


https://publicdomainreview.org/2019/01/10/how-the-pre-raphaelites-became-obsessed-with-the-wombat/

https://www.portrait.gov.au/searchresults.php?person=6182&type=article

https://www.abc.es/ciencia/abci-cientificos-explican-wombat-hace-caca-cubica-201811182329_noticia.html



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  • Goblin Market, and Other Poems by Christina Rossetti.
  • An Account of Some Peculiarities in the Anatomical Structure of the Wombat (1808) by Edward Home.
  • Mammals of Australia (1863) by John Gould.


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