En entradas anteriores y en otros medios on line a los que están vinculados los contenidos del animal invisible hemos dado buena cuenta de nuestra admiración por los trabajos del ilustrador y grafista norteamericano Christoph Niemann.
Nos gusta esa aparente falta de dudas ante la posibilidad de dar forma visible a cualquier ocurrencia, aunque la mayoría evidencian la confirmación de un accidente visual puntual en la que se asocian, mediante analogías varias, diversos objetos a ideas dibujadas en forma de collages oportunistas en los que los objetos suelen sobrepasar los límites del papel.
Si en mi anterior comentario lo comparaba con el ingenioso creativo Diego Mallo, he de añadir que también me hace pensar en las composiciones fotográficas de Chema Madoz, salvando las distancias de sus diferentes medios de expresión y de sus diferenciados tonos de ironía visual.
Niemann no hace nada especialmente novedoso, ni realiza grandes alardes de lenguaje visual. De hecho sus imágenes poseen algo tautológico u obvio, pero ahí radica su rotundidad, y son universalmente comprensibles.
Aunque la mayoría poseen una cierta carga humorística, se diría que el humor acompaña a Niemann en sus procesos, siempre frescos y espontáneos, pero no constituye un fin. Dudo que el artista se plantee sencillamente hacer chistes gráficos, sino reflexiones impregnadas de un cierto divertimento inevitable.Aunque hemos hecho acopio de múltiples y variados trabajos del artista, que constituyen una especie de vasto catálogo de sugerencias para la creatividad (y es aquí donde encuentro la conexión con Mallo) lo cierto es que hemos preferido seleccionar una muestra de aquellas obras cercanas a la iconografía zoológica que nos suele interesar. Nuestra capacidad para desentrañar formas animales de nuestro entorno está tan arraigada que dudo mucho que las artes figurativas dejen de encontrar animales en cualquier posible composición gráfica, y Niemann parece haber nacido para constatarlo.
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