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jueves, 12 de febrero de 2015

Animalidad y parecido. Identidad e identificación afectiva del propio rostro. La original idea del fotógrafo Scott Chasserot.

El Fotógrafo Scott Chasserot, con su Proyecto Original/Ideal muestra cómo la gente se quiere ver.



Tal y como comenta Aria Bendix en el artículo original de BUSTLE del que extrajimos nuestras primeras anotaciones para esta entrada, en su proyecto fotográfico revolucionario titulado "Original / Ideal", el fotógrafo Scott Chasserot utiliza un escáner cerebral para revelar cómo la gente desea aparentar en la vida real. Al hacer esto, el proyecto tiene como objetivo responder una de las preguntas más apremiantes de la sociedad: ¿Qué encontramos instintivamente hermoso en el rostro humano, y cómo se traduce esto a la propia imagen? Aunque la tecnología es compleja, el proceso fue simple: Chasserot primero pidió 13 participantes posar para una solo toma de busto contra un fondo liso sin joyas, maquillaje o ropa. Luego manipuló sus rasgos faciales utilizando un software de edición para reflejar, como sus conclusiones en vídeo del proyecto, "cánones establecidos científicamente de la belleza." El resultado fue la auto-imagen ideal del sujeto.
Inmediatamente después, Chasserot equipó a los participantes con un auricular EEG diseñado para registrar e interpretar sus ondas cerebrales mientras visualizan las imágenes manipuladas. A continuación, presentó Chasserot a los participantes en el proyecto mediante una muestra simultánea de su foto original y su correspondiente "ideal". Luego buscó respuestas emocionales positivas entre los escáneres cerebrales resultantes para determinar qué foto preferían los sujetos.

Los resultados, apunta Bendix, son sorprendentes. La página web del proyecto de Chasserot describe la foto manipulada como "una preferencia cerebralmente sincera obtenida eludiendo el pensamiento consciente." Esto significa que inconscientemente, la mayoría de nosotros puede estar descontento con nuestra apariencia, o desea que fuera más acorde con los estándares de belleza normativos. Lo que es particularmente poderoso para la cronista Aria Bendix, cosa que compartimos a la vez que nos alerta sobre el alcance de este proyecto y su rigor, es la fotografía de Chasserot de un niño pequeño, cuya imagen ideal cuenta con una línea de la mandíbula más estructurada, y los ojos azules en lugar de marrón. La disparidad entre esta imagen y el original es la prueba viviente de lo profundamente arraigado de nuestro concepto de belleza a una edad temprana. Aún así, "original / Ideal" cuenta con una variedad de sujetos, lo que demuestra la gama con la que los estándares ideales de belleza se extienden por la edad, la raza y el género.

Ni que decir tiene que estamos ante una nueva actualización de nuestros trabajos sobre identidad y parecido facial a través de proyectos fotográficos que nos hacen reflexionar sobre nuestra manera de percibir los rostros e identificarlos no sólo como tales, sino como rostros conocidos, atractivos o intimidantes, más o menos ajustados a un esquema preestablecido basado en nuestras espectativas sociales y biológicas. La psicosociología de la percepción sustenta el alcance de la observación de este tipo de trabajos, y los consideramos, más allá de su innegable valor artístico, herramientas experimentales útiles, o cuando menos notables, para entender mejor nuestra manera de ver el mundo desde sus aspectos más básicos. El método afrontado por Chasserot tal vez podría ser criticable a la hora de su particular aplicación de las pautas básicas de simetría facial y distribución de los rasgos acorde a un esquema "ideal" de rostro armónico, bello, al que ya hicimos referencia a través de los estudios recopilados por el Profesor Antonio L. Manzanero.
Creo que el trabajo de Scott Chasserot es, posiblemente, el más conscientemente encaminado a ilustrar la problemática detrás de todos los ejemplos que hasta ahora hemos mostrado, pero también es cierto que sin duda seguiremos encontrando nuevas revisiones de crítica fotográfica. Un ejemplo de ello lo mostramos a continuación de las interesantes obras de Chasserot, y nos llegan del ámbito de la moda y las tendencias a través de una bloguera especializada en tutoriales de maquillaje bastante llamativos en su canal de youtube, Kandee Johnson. Es indudable que se trata de un ejemplo mucho más frívolo, casi anecdótico, en contraste con la metódica seriedad que Chase se esfuerza en reivindicar a la hora de dar a conocer los resultados de su obra, pero es precisamente por eso por lo que hemos rescatado a Johnson de los otros ejemplos que tenemos en espera para incluir en nuestro particular muestrario de estudios fotográficos de los rostros. Con la reciente aparición de PhotoLightPro, una aplicación para el ensayo virtual de la iluminación de retratos de estudio, han sido los autorretratos con diferentes caracterizaciones de Johnson lo que más nos ha llamado la atención para esta sección.

Mafa Alborés.





















Agradecimiento por las imágenes a Scott Chasserot



Kandee Johnson y su particular transformismo fotográfico a través del maquillaje.
Estamos ante una especie de juego en el que la autora demuestra su habilidad y pericia para transformar su propio rostro a la vez que instruye a sus seguidoras y seguidores, de forma amena y didáctica, en las diferentes técnicas del maquillaje del rostro, tanto desde un punto de vista cosmético o estético como interpretativo o caracterizador. Comprobar cuán difusas son ambas fronteras es el logro, tal vez involuntario, seguramente obvio, del trabajo de Kandee Johnson.

Os la queremos presentar con este típico retrato digno de la foto de perfil de cualquier red social, tal y como se mostraría normalmente en público, guapa y discretamente maquillada, para que lo contrastéis, más que con las siguientes caracterizaciones, con aquellas parejas fotográficas en las que muestra el antes y el después, en las que su rostro más íntimo, sin trazas de maquillaje, no sólo le sirve para realzar más los resultados de la foto con caracterización, sino para recordarnos que el rostro público, el habitualmente aceptado como normal, no es más que otra caracterización que se intenta adaptar a un convenio social de aceptación basado en la la belleza convencional del rostro, en parte atávica, biológica o instintiva, y en parte influenciada por las tendencias sociales y de la moda. Alguien podrá criticarme que tal vez no sea del todo oportuno asociar un trabajo como el de Johnson, que no aporta nada esencialmente nuevo al retrato fotográfico caracterizado, al proyecto de Chasserot, que supone una profunda implicación por parte del artista con el significado y objetivos de su trabajo, que apunta a pretensiones científicas más o menos concluyentes para los campos de la psicología de la percepción y las neurociencias, la sociología, la antropología y vé a saber cuántas disciplinas más. Lo cierto es que la coincidencia en el tiempo de publicitación mediática de ambos trabajos es suficiente, tal vez, para traerlos a colación simultáneamente, y, en todo caso, no hay duda que, desde diferentes perspectivas, abordan la problemática relación que mantenemos con nuestra propia imagen y la imagen de los demás en relación a criterios estéticos. Kandee Johnson sobreentiende el alcance de sus autorretratos con respecto a cómo son interpretados o simplemente disfrutados, bastante lúdicamente, por parte de su público, y no pretende hacer reflexionar sobre ello, aunque indudablemente lo consiga. Al fin y al cabo, se trata sólo de un divertimento con el que hacer más atractivos sus consejos y tutoriales sobre maquillaje y cosmética y hacer más atractivos y visitados sus vídeos al respecto en su canal de YouTube.

Sea como fuere, lo cierto es que el tono de ambos proyectos contrasta lo suficiente como para ilustrar muy bien los posibles puntos de vista ante la cuestión de la identidad y la identificación de rostros en relación a la personalidad (asociada al concepto de personaje o carácter) y al origen biológico, social y psicológico del mayor o menor atractivo de ciertos rostros en base a su ajuste a determinados cánones o proporciones. Como mínimo, las caracterizaciones de Johnson ilustran y ejemplifican los motivos que empujan a Chasserot a indagar seriamente sobre la cuestión.
















PhotolightPro. Un estudio fotográfico virtual.

http://photolightpro.net/


Aunque esencialmente no ofrece nada que no podamos extraer de otros programas como MAYA o 3D SudioMAX, PhotoLightPro constituye una novedad que confirma que todo proceso artístico que precisa de una fase de abocetado puede recurrir a aplicaciones digitales que simulan el espacio y los materiales de realización de la obra a la vez que "amenazan", con sus constantes mejoras, con sustituir incluso los resultados de la materialización de sus objetivos. Lo cierto es que, como docente de iluminación fotográfica, me siento tan entusiasmado como, al menos irónicamente, amenazado.




http://photolightpro.net/

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