Patricia Piccinini:
Hace años que me intereso mucho por la obra de la australiana Patricia Piccinini, a quien hemos mencionado en infinidad de ocasiones en este blog por razones evidentes: nos interesamos por el arte que desafía los límites de nuestra percepción, por el arte que llega a los extremos de lo que consideramos realismo, por el bioarte, por la imagen de los animales en los medios de divulgación, por el arte que critica a la fotografía como paradigma de realismo, por el arte que se interesa por los avances científicos y su impacto en la sociedad...en definitiva, nos interesamos por el arte de Patricia Piccinini, tanto cuando realiza esculturas hiperrealistas de aspecto orgánico como cuando se inventa con dichas técnicas criaturas inspiradas en la mutación genética artificial. Nos interesa cuando realiza fotografías desafiantes a nuestra capacidad para creer en su información, nos interesan sus dioramas y artificios, sus esculturas basadas en maquinaria industrial y vehículos de locomoción adoptando características de criaturas orgánicas, nos interesan sus "híbridos" animal-humano y su concepto de la producción artística. Tal vez por ajustarse tan extremadamente a todo aquello que más nos interesa desde este blog no hemos encontrado nunca el momento oportuno para dedicarle una entrada específica, dado que no sabíamos por dónde empezar, y nos parecía más fácil su mención ocasional ilustrada con alguna imagen de sus obras enlazadas a su página web. Creo que tendríamos que mezclar en una coctelera lo mejor de Cindy Sherman, Sandy Skoglund, Ron Mueck, Joan Fontcuberta o Marcelí Antúnez para obtener una producción artística del calibre de la de Piccinini.
Sus criaturas recreadas escultóricamente con técnicas hiperrealistas parecen propias de artistas conceptuales para cine o de factorías de efectos especiales en la línea de Stan Winston, pero lo cierto es que, además de reclamar la atónita o curiosa atención del espectador y asombrar por su nivel de detalle, lo cierto es que arrastran una carga conceptual densa y muy meditada. La importancia que la artista otorga al acabado de las superficies (textura, color) de sus esculturas se debe a que quiere plasmar el aspecto que ofrece la materia orgánica, la carne, independientemente de como se organice anatómicamente en una propuesta concreta de ser vivo. De hecho, algunos de sus trabajos escultóricos son piezas informes que no obstante sugieren un apariencia orgánico o viva, con lo que es la representación de la materia viva lo que está en juego y lo que se somete a crítica.
Los avances en ingeniería genética y sus implicaciones sociológicas, culturales y éticas constituyen la base argumental de la mayor parte de la producción artística de Piccinini, que recurre a la fotografía, a la escultura o a la combinación de ambas, lo que supones un cierto tipo de puesta en escena o escenografía que desafía los límites de credibilidad de la fotografía documental y de los conocimientos de zoología y biología del público generalizado.
Si en los ejemplos que observamos en las imágenes adjuntas nos hablan de criaturas más o menos fantásticas o más o menos posibles como hibridaciones zoológicas o genéticas, la analogía entre biología y tecnología tampoco queda al margen de la producción escultórica de Piccinini, quien consigue impactar con la representación de seres tecnológicos como si fuesen de condición orgánica (son clásicos ya sus scooters y ciclomotores con apariencia dúctil y de movimiento animal). Además, si ya hemos mencionado el interés de muchas de sus fotografías más o menos manipuladas para sugerir sutiles modificaciones biológicas en las personas retratadas, también resultan inquietantemente chocantes las fotografías que se aprovechan de la presencia dramatizada de sus esculturas de hiperrealismo naturalista, tratadas como fotos documentales no artísticas.
De hecho, lo inquietante de las escenas es la aparente naturalidad con las que son expuestas, como si estuviese asumido por el público la normalidad de la presencia de los extraños seres que las frecuentan, invitando a cuestionar la no-extrañeza de dichas presencias.
Personalmente me atrae mucho su preocupación por el detalle en el acabado de sus esculturas. Si los años 70s fueron testigos del advenimiento de la escultura hiperrealista de John de Andrea, por ejemplo, basada en el aspecto naturalista de las poses no canónicas de sus modelos y en la simulación del aspecto visual de la textura y color de la piel, el hiperrealismo escultórico de Piccinini recurre a esta precisión en la textura de la piel y la carne para que defienda la condición orgánica de las formas representadas aunque aparentemente no reproduzcan ninguna anatomía conocida, como si fuesen fruto de un accidentado experimento genético digno del argumento de un film de David Cronnenberg, cuya película "Existenz" bien podría ilustrar una muestra de la producción de la australiana, o al menos por qué caminos intelectuales transita.
Quedémonos, pues, con la aparente normalización de la presencia de atavismos y futuribles recreados biogenéticamente en nuestras vidas gracias al testimonio ficticio, pero realista y coherente, de las obras de Patricia Piccinini y concedámosle la justa categoría como referente de los otros autores que mostramos en esta entrada, aunque estética o técnicamente puedan antojarse muy similares o intercambiables
A continuación, veremos ejemplos de artistas que siguen una estela estética y conceptual similar, hasta el punto que, como veréis inmediatamente más abajo, en alguna entrada atribuyen a Piccinini obras que no son suyas, como es el caso de Dwayne Butcher en arbutcher, quien comienza una selección de muestras de la australiana con una imagen de una obra de Noé Serrano, a quien podéis conocer en mayor profundidad si seguís bajando.
http://artbutcher.blogspot.com.es/2012/12/patricia-piccinini.html
(esta obra, erróneamente atribuida a Piccinini por Butcher, pertenece en realidad a la producción de Noé Serrano, no exenta de ciertas coincidencias técnicas pero estética y argumentalmente diferenciada)
http://www.patriciapiccinini.net/
Lee Dongwook:
Aunque no son pocas las coincidencias estéticas y técnicas entre Piccinini y Lee Dongwook, lo cierto es que el trabajo del coreano se sitúa en un nicho comercial diferente y en una defensa menos sesuda de sus obras, que tienden a hablar por sí mismas apuntando a referentes culturales más o menos evidentes para el espectador, de manera que no sólo podrían sugerirse ciertas reflexiones sobre biogenética e ingeniería genética, sino, más llanamente, sobre la visión de lo vivo como perteneciente a una biomasa aprovechable como recurso comercial (de modo especialmente claro y significativo en la denuncia medioambiental implícita en sus latas de conservas con ejemplares humanoides).
El realismo de Lee Dongwook no es objeto de crítica en sus obras, como en las de Patricia Piccinini, sino un recurso expresivo que invoca el estremecimiento y la atención escópica del espectador. No obstante, sería injusto negar el turbador y evocador efecto de las esculturas del artista coreano, quien, por cierto, constituye nuestro particular y reciente descubrimiento que ha motivado esta entrada poniéndolo en un cierto contexto en relación a la obra de Piccinini y casi obligándonos a hacer justa mención de Noé Serrano.
Lee Dongwook:
Una vez que comprobamos cuán tentador es para el artista servise del hiperrealismo para representar criaturas de ñla fantasía clásica, como sirenas o centauros, constatamos que lo hace en presencia de objetos expositivos que refuerzan su carácter objetual (matraces, peceras, probetas, expositores transparentes...) robados al típico catálogo de recursos expositivos de los museos de ciencias naturales, y que ayudan a establecer un claro contraste entre los materiales que ofrecen un aspecto artificial o cuando menos inanimado y aquellos que aparentan vida o al menos un origen orgánico.
Tal y como las fantasías jurásicas de Michael Crichton eran llevadas a la pantalla por Steven Spielberg mediante la eficaz analogía entre genes y bits de información infográfica (gracias a las técnicas desarrolladas por ILM bajo dirección de Dennis Muren) el píxel es representado de modo tridimensional en forma de piezas ortogonales de diversas tonalidades en uno de los aspectos más interesantes de algunas de las piezas de Dongwook. Las ocasionales deformidades de sus criaturas tienen tanto un carga simbólica, cultural, como crítica, tal y como podría sugerir la relación entre genética-sanguineidad y poder-realeza (la presencia de una corona evolutivamente desarrollada por un ente humanoide apoyado en un bastón de mando asociado a los materiales cirstalinos que simbolizarían la exclusividad de uso.
La cosificación de los seres vivos, evidenciados como una forma particular de la materia, es criticada al ubicarla en piezas expositivas y recipientes.
Algunas de las piezas del coreano también apuntan a la curel indiferencia del método científico que se sirve de los holotipos y los ejemplares expuestos ajeno al sufrimiento de estos o a su extracción del biotopo que les es propio.
Aunque a menudo no observamos más que un efectismo un tanto angustioso, es indudable la conmoción intencionada que el artista busca en el espectador, quien acabará por asociar los métodos de conservación y exposición científica con el coleccionismo de despojos a través de la empatía.
La relación entre el ser humano como especie zoológica con las demás especies también es cuestionada especialmente conectando su imagen con las de especies domésticas tan significativas para nuestro desarrollo cultural como el perro, y lo consigue casi en la misma medida en que asocia la biología humana con el desarrollo paralelo de la tecnología y la maquinaria industrial, con toda la simbología comercial a la que también se asocia, de tal modo que el consumismo y el capitalismo desmedido pueden ser simboloizados por piezas de automoción que ni siquiera tiene más utilidad que rubricar el poder comercial de una firma, como es el caso de las esculturas enmarcadas en un emblema como el de Mercedes.
Las jeringuillas, blisters farmacéuticos y otros envases que remiten a la manipulación de la materia viva por los laboratorios con fines científicos o en última instancia comerciales, también están presentes en las peculiares piezas de Dongwook, quien deja claro el ámbito temático de us inquietudes pero que se conforma con lanzar la pregunta al público, no sin una cierta conmoción implícita, pero a quien no ofrece respuestas, pese a la claridad de su preocupación.
http://culturainquieta.com/es/arte/escultura/item/6587-las-grotescas-esculturas-de-noe-serrano.html
via juxtapoz
http://3punts.com/ca/artista/noe-serrano
https://www.facebook.com/pages/NOE-SERRANO-oficial/178287728886461
http://www.cibermitanios.com.ar/2010/06/escultores-hiperrealistas.html
Hace años que me intereso mucho por la obra de la australiana Patricia Piccinini, a quien hemos mencionado en infinidad de ocasiones en este blog por razones evidentes: nos interesamos por el arte que desafía los límites de nuestra percepción, por el arte que llega a los extremos de lo que consideramos realismo, por el bioarte, por la imagen de los animales en los medios de divulgación, por el arte que critica a la fotografía como paradigma de realismo, por el arte que se interesa por los avances científicos y su impacto en la sociedad...en definitiva, nos interesamos por el arte de Patricia Piccinini, tanto cuando realiza esculturas hiperrealistas de aspecto orgánico como cuando se inventa con dichas técnicas criaturas inspiradas en la mutación genética artificial. Nos interesa cuando realiza fotografías desafiantes a nuestra capacidad para creer en su información, nos interesan sus dioramas y artificios, sus esculturas basadas en maquinaria industrial y vehículos de locomoción adoptando características de criaturas orgánicas, nos interesan sus "híbridos" animal-humano y su concepto de la producción artística. Tal vez por ajustarse tan extremadamente a todo aquello que más nos interesa desde este blog no hemos encontrado nunca el momento oportuno para dedicarle una entrada específica, dado que no sabíamos por dónde empezar, y nos parecía más fácil su mención ocasional ilustrada con alguna imagen de sus obras enlazadas a su página web. Creo que tendríamos que mezclar en una coctelera lo mejor de Cindy Sherman, Sandy Skoglund, Ron Mueck, Joan Fontcuberta o Marcelí Antúnez para obtener una producción artística del calibre de la de Piccinini.
Sus criaturas recreadas escultóricamente con técnicas hiperrealistas parecen propias de artistas conceptuales para cine o de factorías de efectos especiales en la línea de Stan Winston, pero lo cierto es que, además de reclamar la atónita o curiosa atención del espectador y asombrar por su nivel de detalle, lo cierto es que arrastran una carga conceptual densa y muy meditada. La importancia que la artista otorga al acabado de las superficies (textura, color) de sus esculturas se debe a que quiere plasmar el aspecto que ofrece la materia orgánica, la carne, independientemente de como se organice anatómicamente en una propuesta concreta de ser vivo. De hecho, algunos de sus trabajos escultóricos son piezas informes que no obstante sugieren un apariencia orgánico o viva, con lo que es la representación de la materia viva lo que está en juego y lo que se somete a crítica.
Los avances en ingeniería genética y sus implicaciones sociológicas, culturales y éticas constituyen la base argumental de la mayor parte de la producción artística de Piccinini, que recurre a la fotografía, a la escultura o a la combinación de ambas, lo que supones un cierto tipo de puesta en escena o escenografía que desafía los límites de credibilidad de la fotografía documental y de los conocimientos de zoología y biología del público generalizado.
Si en los ejemplos que observamos en las imágenes adjuntas nos hablan de criaturas más o menos fantásticas o más o menos posibles como hibridaciones zoológicas o genéticas, la analogía entre biología y tecnología tampoco queda al margen de la producción escultórica de Piccinini, quien consigue impactar con la representación de seres tecnológicos como si fuesen de condición orgánica (son clásicos ya sus scooters y ciclomotores con apariencia dúctil y de movimiento animal). Además, si ya hemos mencionado el interés de muchas de sus fotografías más o menos manipuladas para sugerir sutiles modificaciones biológicas en las personas retratadas, también resultan inquietantemente chocantes las fotografías que se aprovechan de la presencia dramatizada de sus esculturas de hiperrealismo naturalista, tratadas como fotos documentales no artísticas.
De hecho, lo inquietante de las escenas es la aparente naturalidad con las que son expuestas, como si estuviese asumido por el público la normalidad de la presencia de los extraños seres que las frecuentan, invitando a cuestionar la no-extrañeza de dichas presencias.
Personalmente me atrae mucho su preocupación por el detalle en el acabado de sus esculturas. Si los años 70s fueron testigos del advenimiento de la escultura hiperrealista de John de Andrea, por ejemplo, basada en el aspecto naturalista de las poses no canónicas de sus modelos y en la simulación del aspecto visual de la textura y color de la piel, el hiperrealismo escultórico de Piccinini recurre a esta precisión en la textura de la piel y la carne para que defienda la condición orgánica de las formas representadas aunque aparentemente no reproduzcan ninguna anatomía conocida, como si fuesen fruto de un accidentado experimento genético digno del argumento de un film de David Cronnenberg, cuya película "Existenz" bien podría ilustrar una muestra de la producción de la australiana, o al menos por qué caminos intelectuales transita.
Quedémonos, pues, con la aparente normalización de la presencia de atavismos y futuribles recreados biogenéticamente en nuestras vidas gracias al testimonio ficticio, pero realista y coherente, de las obras de Patricia Piccinini y concedámosle la justa categoría como referente de los otros autores que mostramos en esta entrada, aunque estética o técnicamente puedan antojarse muy similares o intercambiables
A continuación, veremos ejemplos de artistas que siguen una estela estética y conceptual similar, hasta el punto que, como veréis inmediatamente más abajo, en alguna entrada atribuyen a Piccinini obras que no son suyas, como es el caso de Dwayne Butcher en arbutcher, quien comienza una selección de muestras de la australiana con una imagen de una obra de Noé Serrano, a quien podéis conocer en mayor profundidad si seguís bajando.
http://artbutcher.blogspot.com.es/2012/12/patricia-piccinini.html
Tuesday, December 11, 2012
Patricia Piccinini
Patricia Piccinini - because we were talking about her in class today as well
(esta obra, erróneamente atribuida a Piccinini por Butcher, pertenece en realidad a la producción de Noé Serrano, no exenta de ciertas coincidencias técnicas pero estética y argumentalmente diferenciada)
Big Mother
The Carrier
Doubting Thomas
Foundling
Long Awaited
Newborn
http://www.patriciapiccinini.net/
Lee Dongwook:
Lee Dongwook |
El realismo de Lee Dongwook no es objeto de crítica en sus obras, como en las de Patricia Piccinini, sino un recurso expresivo que invoca el estremecimiento y la atención escópica del espectador. No obstante, sería injusto negar el turbador y evocador efecto de las esculturas del artista coreano, quien, por cierto, constituye nuestro particular y reciente descubrimiento que ha motivado esta entrada poniéndolo en un cierto contexto en relación a la obra de Piccinini y casi obligándonos a hacer justa mención de Noé Serrano.
Lee Dongwook |
Lee Dongwook:
Una vez que comprobamos cuán tentador es para el artista servise del hiperrealismo para representar criaturas de ñla fantasía clásica, como sirenas o centauros, constatamos que lo hace en presencia de objetos expositivos que refuerzan su carácter objetual (matraces, peceras, probetas, expositores transparentes...) robados al típico catálogo de recursos expositivos de los museos de ciencias naturales, y que ayudan a establecer un claro contraste entre los materiales que ofrecen un aspecto artificial o cuando menos inanimado y aquellos que aparentan vida o al menos un origen orgánico.
Tal y como las fantasías jurásicas de Michael Crichton eran llevadas a la pantalla por Steven Spielberg mediante la eficaz analogía entre genes y bits de información infográfica (gracias a las técnicas desarrolladas por ILM bajo dirección de Dennis Muren) el píxel es representado de modo tridimensional en forma de piezas ortogonales de diversas tonalidades en uno de los aspectos más interesantes de algunas de las piezas de Dongwook. Las ocasionales deformidades de sus criaturas tienen tanto un carga simbólica, cultural, como crítica, tal y como podría sugerir la relación entre genética-sanguineidad y poder-realeza (la presencia de una corona evolutivamente desarrollada por un ente humanoide apoyado en un bastón de mando asociado a los materiales cirstalinos que simbolizarían la exclusividad de uso.
La cosificación de los seres vivos, evidenciados como una forma particular de la materia, es criticada al ubicarla en piezas expositivas y recipientes.
Algunas de las piezas del coreano también apuntan a la curel indiferencia del método científico que se sirve de los holotipos y los ejemplares expuestos ajeno al sufrimiento de estos o a su extracción del biotopo que les es propio.
Aunque a menudo no observamos más que un efectismo un tanto angustioso, es indudable la conmoción intencionada que el artista busca en el espectador, quien acabará por asociar los métodos de conservación y exposición científica con el coleccionismo de despojos a través de la empatía.
La relación entre el ser humano como especie zoológica con las demás especies también es cuestionada especialmente conectando su imagen con las de especies domésticas tan significativas para nuestro desarrollo cultural como el perro, y lo consigue casi en la misma medida en que asocia la biología humana con el desarrollo paralelo de la tecnología y la maquinaria industrial, con toda la simbología comercial a la que también se asocia, de tal modo que el consumismo y el capitalismo desmedido pueden ser simboloizados por piezas de automoción que ni siquiera tiene más utilidad que rubricar el poder comercial de una firma, como es el caso de las esculturas enmarcadas en un emblema como el de Mercedes.
Las jeringuillas, blisters farmacéuticos y otros envases que remiten a la manipulación de la materia viva por los laboratorios con fines científicos o en última instancia comerciales, también están presentes en las peculiares piezas de Dongwook, quien deja claro el ámbito temático de us inquietudes pero que se conforma con lanzar la pregunta al público, no sin una cierta conmoción implícita, pero a quien no ofrece respuestas, pese a la claridad de su preocupación.
http://culturainquieta.com/es/arte/escultura/item/6587-las-grotescas-esculturas-de-noe-serrano.html
Noé Serrano
Noé
Serrano ha despertado una de las más incisivas expectaciones artísticas
de los últimos años, convirtiéndose en uno de los más firmes valores de
la joven escultura española de vanguardia.
Su obra es inquietante y perturbadora, ahonda en los sentimientos más
viscerales del ser humano. Un mundo de bestiarios y seres fantásticos,
donde la anatomía se pone al servicio del arte, la ironía y la crítica.via juxtapoz
http://3punts.com/ca/artista/noe-serrano
https://www.facebook.com/pages/NOE-SERRANO-oficial/178287728886461
http://www.cibermitanios.com.ar/2010/06/escultores-hiperrealistas.html
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