Si hay un proyecto fotográfico que merezca un lugar de honor entre las muestras de este blog, independientemente de la mayor o menor calidad o trascendencia de otros anterior o posteriormente aquí mencionados, se trata sin duda de Photo Ark, el arca fotográfica de Joel Sartore. Puede que los recursos dialécticos y expositivos de Nick Brandt sean indiscutibles, o que la espectacularidad de Gregory Colbert resulte seductora, pero la rotundidad documental y artística de Joel Sartore ha desembocado en un proyecto fotográfico monumental encaminado a constituir el legado iconográfico de la fauna existente.
Un Arca de Noé llena de ejemplares en forma de fotografía o, como bien dice Rachel Hartigan Shea para National Geographic, fotografiar "Hasta el último" de los animales conocidos, tarea titánica y prácicamente imposible pero encaminada a la concienciación conservacionista argumentando la cercana desaparición de muchas de las especies registradas.
Las circunstancias personales que han imposibilitado los viajes de exploración fotográfica de Startore lo han obligado a reflexionar sobre su trabajo como fotógrafo naturalista hasta el momento y adoptar una nueva dirección mediante el trabajo de estudio, asumiendo con ello dos vertientes, una estrictamente documental y otra más experimental o artística, más conceptual que técnicamente.
La neutralidad casi aséptica de los fondos blancos o negros aísla los ejemplares fotografiados de sus bitopos en peligro de desaparición, evidenciando su fragildad una vez fuera de contexto. Tal vez no haya sustancial diferencia con las imágenes de Wolf Ademeit u otros cuyos trabajos hemos revisado, pero la titánica propuesta que hay detrás resulta monumental incluso para uno de los pesos pesados de National Geographic.
La solución estética del escenario aparentemente vacío del estudio fotográfico obliterado por el uso de fondos blancos o negros nos recuerda no obstante lo artificioso de la situación fotografiada, realizada con animales en cautividad, casi un contrasentido de la linea de trabajo de campo hasta ahora desarrollada por el autor. No hay duda de que Sartore es muy consciente de la trascendencia de su trabajo y del estado de las cosas en una actualidad marcada por una crisis ecológica que ojalá en un futuro no sea más que un mal recuerdo, así que asumir métodos de trabajo aparentemente más cercanos a los de un Andrew Zuckerman, por poner un ejemplo bien concido, no lo coloca exactamente en la misma línea, dado que lo que subyace tras su proyecto es dejar testimonio de todas la criaturas posibles antes de su desaparición, con una premura que en el fondo reclama que el devenir de los acontecimientos imposibilite al máximo dicha tarea, en vez de facilitarla fatalmente.
Sin duda siempre habrá quien nos advierta del doble filo del arma del registro fotográfico, cuyos productos se revalorizan de algún modo cuando los referentes fotografiados escasean o desaparecen. No en vano introducimos este artículo con una pantera longibanda, fotografiada en cautividad por Sartore, antaño fotógrafo en plena naturaleza, y que encarna como pocas especies al animal-joya, escaso, hermoso, raro, poco conocido y a punto de desaparecer.
Mafa Alborés
Hasta el último
Autor: Rachel Hartigan Shea Fecha: 2016-04-12
http://www.ngenespanol.com/naturaleza/ecologia/16/04/11/proyecto-photo-ark-natgeo-national-geographic-arca-de-noe-fotografia.html
Durante
años, Joel Sartore, fotógrafo de National Geographic, trabajó lejos de
casa documentando la pasmosa fauna del Parque Nacional Madidi en
Bolivia, encaramándose a los tres picos más altos de Gran Bretaña o
acercándose a los osos grizzly en Alaska. Kathy, su esposa, permanecía
en Lincoln, Nebraska, a cargo de los niños.
Pero en la víspera del día de Acción de Gracias de 2005, a Kathy le diagnosticaron cáncer de mama. La enfermedad la condenó a siete meses de quimioterapia, seis semanas de tratamientos de radiación y dos cirugías. Así que Joel Sartore no tuvo opción: con tres hijos de doce, nueve y dos años no podía viajar en busca de las historias que eran el pilar de su carrera. En esa época, comenta, “tuve un año en casa para pensar”. Pensó en el ornitólogo John James Audubon. “Pintó varias aves que ahora están extintas –afirma Sartore–. Pudo percibir el fin de algunos animales, incluso en la primera década del siglo XIX”. Pensó en George Catlin, quien pintó a las tribus de indios americanos “sabiendo que su forma de vida iba a verse muy alterada” por la expansión hacia el oeste.
Pero en la víspera del día de Acción de Gracias de 2005, a Kathy le diagnosticaron cáncer de mama. La enfermedad la condenó a siete meses de quimioterapia, seis semanas de tratamientos de radiación y dos cirugías. Así que Joel Sartore no tuvo opción: con tres hijos de doce, nueve y dos años no podía viajar en busca de las historias que eran el pilar de su carrera. En esa época, comenta, “tuve un año en casa para pensar”. Pensó en el ornitólogo John James Audubon. “Pintó varias aves que ahora están extintas –afirma Sartore–. Pudo percibir el fin de algunos animales, incluso en la primera década del siglo XIX”. Pensó en George Catlin, quien pintó a las tribus de indios americanos “sabiendo que su forma de vida iba a verse muy alterada” por la expansión hacia el oeste.
“Y
entonces pensé en mí –agrega–. Me había dedicado casi 20 años a
fotografiar la naturaleza y no hacía mucho para lograr que la gente se
interesara”.
Había tomado imágenes que mostraban en una fotografía por qué luchaba una especie –el ratón de playa de Alabama, por ejemplo, frente al desarrollo costero que amenazaba su hábitat–, pero se preguntaba si una táctica más sencilla resultaría más eficaz. Los retratos podrían captar la forma, las características y, en muchos casos, la mirada penetrante de un animal. Sin embargo, ¿también podrían utilizarse para captar la atención del público?
Un día de verano en 2006, Sartore le llamó a su amigo John Chapo, presidente y director ejecutivo del Zoológico de los Niños de Lincoln, y le preguntó si podría retratar algunos de los animales del zoológico. Incluso con Kathy enferma, podía trabajar un poco más cerca de casa, ya que el zoológico estaba a solo kilómetro y medio.
Cuando llegó al zoológico, Sartore les pidió dos cosas a Chapo y a Randy Scheer, el curador: un fondo blanco y un animal que se quedara quieto. “¿Qué te parece una rata topo lampiña?”, preguntó Scheer. Colocaron al roedor lampiño, de dientes saltones, sobre una tabla para cortar que tomaron de la cocina del zoológico y Sartore empezó a tomar fotografías. Podría parecer extraño que esa humilde criatura haya inspirado lo que se ha convertido en la obra de vida de Sartore: fotografiar las especies que viven en cautiverio y hacer que la gente se interese por su destino, pero emprender una misión planetaria con un pequeño roedor encaja perfectamente con la filosofía de Sartore. “Me emociono mucho cuando retrato bichos pequeños como este, porque nadie les presta atención”, señala.
Había tomado imágenes que mostraban en una fotografía por qué luchaba una especie –el ratón de playa de Alabama, por ejemplo, frente al desarrollo costero que amenazaba su hábitat–, pero se preguntaba si una táctica más sencilla resultaría más eficaz. Los retratos podrían captar la forma, las características y, en muchos casos, la mirada penetrante de un animal. Sin embargo, ¿también podrían utilizarse para captar la atención del público?
Un día de verano en 2006, Sartore le llamó a su amigo John Chapo, presidente y director ejecutivo del Zoológico de los Niños de Lincoln, y le preguntó si podría retratar algunos de los animales del zoológico. Incluso con Kathy enferma, podía trabajar un poco más cerca de casa, ya que el zoológico estaba a solo kilómetro y medio.
Cuando llegó al zoológico, Sartore les pidió dos cosas a Chapo y a Randy Scheer, el curador: un fondo blanco y un animal que se quedara quieto. “¿Qué te parece una rata topo lampiña?”, preguntó Scheer. Colocaron al roedor lampiño, de dientes saltones, sobre una tabla para cortar que tomaron de la cocina del zoológico y Sartore empezó a tomar fotografías. Podría parecer extraño que esa humilde criatura haya inspirado lo que se ha convertido en la obra de vida de Sartore: fotografiar las especies que viven en cautiverio y hacer que la gente se interese por su destino, pero emprender una misión planetaria con un pequeño roedor encaja perfectamente con la filosofía de Sartore. “Me emociono mucho cuando retrato bichos pequeños como este, porque nadie les presta atención”, señala.
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Se
calcula que existen entre dos y ocho millones de especies de
animales en el planeta. Muchas de ellas podrían extinguirse para finales
de este siglo (los pronósticos varían de 1,600 especies a tres
millones), a causa de la pérdida de hábitat, el cambio climático y el
comercio de fauna silvestre. “La gente piensa que vamos a perder
animales cuando tengamos nietos –afirma Jenny Gray, directora ejecutiva
de los Zoológicos Victoria en Australia–. Ya los estamos perdiendo. Y
esos animales se han ido para siempre”.Los zoológicos son la última
esperanza para muchos animales al borde de la desaparición, pero los
zoológicos albergan solo una fracción de las especies del planeta.
Sartore calcula que le tomará 25 años o más para fotografiar la mayoría de las especies en cautiverio.
Durante
la última década, Sartore ha fotografiado más de 5,600 animales para el
apasionante proyecto que él llama Photo Ark [el arca fotográfica]. Ha
fotografiado ejemplares pequeños: una diminuta rana dardo venenosa verde
y negra, una mosca amante de las flores de El Segundo, California.
Grandes: un oso polar, un caribú. Marinos: un pez conejo, un calamar
hawaiano. Aves: un faisán de Edwards, un turpial de Montserrat. Y no ha
parado.
Sartore no manipula los animales, deja que lo hagan los cuidadores del zoológico. Si en algún momento “el animal muestra señales de estrés, la sesión termina –dice–. La seguridad y la comodidad de los animales es lo primero”. Ninguno de ellos ha resultado lesionado.
Sartore no manipula los animales, deja que lo hagan los cuidadores del zoológico. Si en algún momento “el animal muestra señales de estrés, la sesión termina –dice–. La seguridad y la comodidad de los animales es lo primero”. Ninguno de ellos ha resultado lesionado.
About Joel
Joel
Sartore is a photographer, speaker, author, teacher, conservationist,
National Geographic Fellow, and a regular contributor to National
Geographic Magazine. His hallmarks are a sense of humor and a Midwestern
work ethic.
Joel specializes in documenting endangered species and landscapes around the world. He is the founder of The Photo Ark, a 25-year documentary project to save species and habitat.
In
his words, “It is folly to think that we can destroy one species and
ecosystem after another and not affect humanity. When we save species,
we’re actually saving ourselves.”
Joel has written several books including RARE: Portraits of America’s Endangered Species, Photographing Your Family, Nebraska: Under a Big Red Sky and Let’s Be Reasonable. His most recent book is Photo Ark: A World Worth Saving. All of his books are available through his website.In addition to the work he has done for National Geographic, Joel has contributed to Audubon Magazine, Geo, Sports Illustrated, The New York Times, the Smithsonian Magazine and numerous book projects. Joel and his work have been the subjects of several national broadcasts including National Geographic’s Explorer, the NBC Nightly News, NPR’s Weekend Edition, the Today Show and an hour-long PBS documentary, At Close Range. He is also a contributor on the CBS Sunday Morning Show with Charles Osgood.
Joel is always happy to return from his travels around the world to his home in Lincoln, Nebraska where he lives with his wife Kathy and their three children.
The Photo Ark
RARE: Portraits of America’s Endangered Species,
Photographing Your Family,
Nebraska: Under a Big Red Sky
Let’s Be Reasonable.
Photo Ark: A World Worth Saving.
http://www.joelsartore.com/
http://www.joelsartore.com/galleries/the-photo-ark/
Fuente:
http://www.ngenespanol.com/naturaleza/ecologia/16/04/11/proyecto-photo-ark-natgeo-national-geographic-arca-de-noe-fotografia.html
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