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miércoles, 17 de diciembre de 2014

Paul Fryer. Animalidad y espiritualidad. Ángeles y demonios. Naturaleza y mito.




El hecho de que traigamos hoy aquí a Paul Fryer no es para comentar el sorprendente cambio estilístico que su obra ha experimentado recientemente (demostrando que es un artista más preocupado por indagar en los límites de la percepción que por desatar polémicas con sus impactantes obras) de la que apenas ofreceremos unas pocas muestras.

De hecho, la mayor parte de las imágenes que hemos seleccionado ilustran sus trabajos más conocidos cuya producción arranca, al menos mediáticamente, alrededor del año 2005 y se prolonga aproximadamente hasta 2012.

Desde entonces, en un giro investigador material y temático, observa la percepción del movimiento en la mecánica de fluidos a través de trabajos con vidrio y resinas que flirtean con las artes decorativas y que desconciertan seguramente un poco a buena parte de su público habitual.

El uso de recursos escultóricos y de puestas en escena a caballo entre el hiperrealismo y el surrealismo, haciendo evidentes guiños a la iconografía religiosa, mitológica y naturalista han rodeado de cierta polémica la divulgación mediática de sus obras, cuya invitación a la reflexión resulta excesivamente obvia y su impacto visual tal vez demasiado fácil, algo común en toda obra hiperrealista, que aturde al espectador profano tanto como al más crítico con la maestría técnica que requiere un resultado de este tipo.
No obstante, lo que más reclama mi atención es el uso que Fryer hace del realismo extremo y de sus técnicas herederas del efectismo propio de la cera y el poliéster bajo los cánones tremendistas de Madame Tousseaud y los museos de cera; cómo saca de contexto las obras y las resitúa en escenografías adecuadas para influir en la percepción de las esculturas, convirtiéndolas en instalaciones que evocan las distópicas arquitecturas que escenifican pasajes bíblicos y evangélicos en la pintura renacentista y barroca, por ejemplo; cómo estremece al espectador por la fantasmal presencia de mitos literarios (y pictóricos) como Ofelia y la sumerge en la sólida e imperturbable apariencia líquida de la resina, o cómo turba la percepción de la misma propuesta escultórica cambiándoles el color hacia el blanco o hacia el negro, cómo no se avergüenza en absoluto por recurrir a los trucos visuales de la magia y espectáculos circenses y mesmeristas tradicionales (la aparente levitación de una figura femenina de apariencia real cuyo cabello disimula el férreo soporte que la sustenta, como aquellos grifos chorreantes sostenidos por el propio chorro de agua que esconde la tubería transparente que la suministra).
"Digo, Miento, Fotografío" y "El árbol de plástico" hacen constante referencia a los límites de este tipo de recursos artísticos que producen caligramas enigmáticos, propios de Magritte, homenajeado sin disimulo por Fryer en algunas de sus vitrinas, que asocian lo embrionario de las ideas y del intelecto con la imagen simbólica del huevo, o de la manzana (un recordatorio directo de los cuadros del pintor belga). Reutiliza enigmas ópticos y escénicos ya planteados por Kanovitz y otros, y evoca la inquietante presencia de las preparaciones anatómicas, de las reproducciones médicas y zoológicas, de la taxidermia y de la imaginería cristiana. Lo mezcla todo como en un sueño, pero este aparente onirismo apunta en realidad al pensamiento conciente más que al subconsciente, a la construcción de conceptos a lomos de imágenes icónicas que constituyen la cultura occidental, entre la religión y la ciencia, entre lo orgánico y lo tecnológico.
La animalidad, el cómo la disposición anatómica de los seres vivos condiciona su carácter y expectativas y viceversa, es un problema que emerge inquietantemente de muchas de sus obras, que intencionadamente hemos seleccionado para alimentar nuestros archivos de ejemplos de antrozoología artística.
En fin, que traemos a Paul Fryer a colación porque su catálogo entero serviría para ilustrar todos los capítulos del texto original que inició "El Animal Invisible" y complementar la mayoría de referentes expuestos en las entradas del blog que estais leyendo. Desde sus simiescas crucifixiones hasta sus tableros de ajedrez inspirados en Tessla, llegando incluso a sus más recientes esculturas transparentes.
Os ofrecemos una selección de imágenes desordenada y tendenciosa, poniendo el acento en aquellas que explotan recursos zoológicos o en sus instalaciones tridimensionales, pero para haceros una idea de su producción de forma más sistemática y cronológicamente ordenada, os recomiendo la visita a la web del artista, de interesante y hermoso diseño y mucho más rica y variada en su muestrario, como es lógico.

Mafa Alborés



Fuente: http://www.paulfryer.net/index
























































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