Hace unos años, mi buen amigo Tete, que tiempo atrás había hecho prácticas como estudiante de Biología en Finisterre, cerca de una ahora abandonada y muy poco conocida factoría ballenera, me contaba que habían tenido la suerte de encontrar ámbar gris en el estómago de un cachalote en el preciso momento en que la empresa entraba en quiebra, salvándose gracias a tan preciado material.
Yo le dije que era imposible.
Tete, que al fin y al cabo está más cualificado que yo para opinar sobre temas biológicos y oceanográficos, insistió en su versión asegurando que conocía bien a sus informadores y que en absoluto dudaba de su testimonio.
Yo insistí en que era imposible, porque, según me había informado, el ámbar gris es muy caro y muy difícil de conseguir por un mar de razones.
Aunque ciertas noticias recientes (que transcribimos a continuación) hacen referencia a un "valioso vómito de ballena", lo cierto es que el ámbar gris es el resultado de un largo y fortuito proceso que implica la problemática digestión de algunos cachalotes.
Al igual que un grano de arena provoca la secreción de nácar en la que deviene una perla sobre el cuerpo carnoso de una ostra, así también algunos cachalotes (no cualquier ballena, sino exclusivamente cachalotes, únicos cetáceos consumidores de calamares gigantes) tienen dificultades para expulsar los duros picos de los grandes cefalópodos que capturan.
Hemos de tener en cuenta que no siempre ingieren esta indigesta parte del gran calamar, y que no siempre es retenida en su intestino. En los pocos casos que ocurre, se supone que podría llegar a producir una lesión o una obstrucción intestinal fatal para el cachalote, y es por ello que su intestino segrega una sustancia protectora, grasa, una peculiar cera natural que rodea estos grandes y duros picos de calamar no digeridos generando un quiste más fácil de expulsar por el tracto digestivo sin provocar lesiones. Si extrajéramos uno de estos enquistamientos cerosos del intestino de un cachalote no obtendríamos más que una masa maloliente sin valor comercial alguno. La anécdota que me contaba Tete no puede ser cierta porque sólo ocasionalmente se defecan (no se vomitan) junto con las heces, de las que se separan en el mar, donde flotan entre aguas durante años hasta absorber las sales y el aroma del océano, que poco a poco fosiliza o petrifica de algún modo la cera que envuelve el indigerible pico de calamar.
Estas "piedras intestinales" flotantes pueden ser de mayor o menor tamaño dependiendo de la mayor o menos secreción cerosa por parte de cada ejemplar concreto, así como del tamaño y cantidad de picos alojados en su intestino. Una vez separados del resto de las heces y sólo tras años flotando en el mar, es la diosa fortuna la que determina si se fragmentará más o menos, si será más o menos densa, aromática, antigua, pura, etcétera. Después de todo ello, alguien ha de encontrar el pedrusco y saber del proceso comercial necesario para rentabilizarlo.
Sólo la industria de la perfumería se interesa por el ámbar gris, que se usa en ínfimas cantidades como base o fondo aromático para determinados perfumes frescos (la base cálida por excelencia se consigue con otra cara sustancia de origen animal: el almizcle) y se trata de, posiblemente, la sustancia de origen natural más cara que existe por razones obvias.
Incluso en ciertas costas cercanas a rutas habituales de cachalotes, los pocos habitantes dedicados a la búsqueda de estas valiosas y añejas deposiciones, rara vez encuentran fragmentos de alto valor comercial, y han de estar muy experimentados para reconocerlos y recolectarlos selectivamente. Ellos obtienen beneficios significativos en relación a la pobre economía local, pero estos son ridículos si observamos el exponencial aumento de valor económico de esta sustancia al ir dando pasos por el circuito comercial que la llevará finalmente al laboratorio de un perfumista de élite.
Recuerdo que Tete llegó a apostarse conmigo una botella de whisky añejo defendiendo su versión, apuesta que ambos "olvidamos" con el paso de los años, hasta que casualmente (curiosamente mientras practicaba sus propias deposiciones aprovechando para leer entradas de una enciclopedia) se percató de que yo estaba en lo cierto, comentándoselo, divertido, a una serie de amigos comunes.
Todavía me debes la botella, Tete.
El ámbar gris no es vómito, sino una perla entre la caca del cachalote que necesita años de singladura marina (y la fortuna de ser hallada) para adquirir el enorme valor económico que supone.
Así pues, si habéis leído el post que reproduzco a continuación, que quede claro que Charlie necesita un buen contacto y asesor comercial en el ramo de la perfumería, y que malvendería por una sustanciosa cantidad el valioso pedrusco, en caso de querer hacerlo.
Charlie estaba caminando a lo largo de la playa en Hengistbury Head, en el sur británico, cuando descubrió y recogió un objeto grande con la apariencia de una roca.
La “roca” resultó ser un pedazo de ámbar gris, una secreción producida por los cachalotes que es extremadamente valiosa como fijador en la industria de la perfumería.
La piedra de ámbar, de poco más de una libra de peso, podría valer alrededor de 63.000 dólares.
“A él le apasiona la naturaleza y está realmente interesado en conservarlo”, según Alex, el padre de Charlie. “Sabemos que es un raro descubrimiento y estamos esperando que algunos expertos en biología marina nos den más información”.
Charlie todavía no está seguro de que hará con su ganancia, pero según reportó el Daily Echo, piensa construir una casa para animales.
El ámbar gris se puede encontrar flotando en el mar o en la arena de las playas, pero como este hallazgo no es nada común, vale lo que pesa en oro. En 2006 un hombre encontró una pieza de ámbar gris de 32.5 libras (14.77 kgs) en una playa del sur de Australia cuyo valor estimado alcanzó los 300.000 dólares.
(H/T The Huffington Post
Un británico encuentra un "raro vómito de ballena" valorado en 50.000 euros
AFP – jue, 31 ene 2013
Un británico ha recibido una oferta de 50.000 euros (68.000 dólares) por un bloque de una extraña piedra con un olor peculiar que encontró en una playa y parece ser "vómito de ballena inusual", el también llamado ámbar gris, muy buscado en perfumería, informó el jueves la BBC.
Ken Wilman estaba paseando a su perra Madge por una playa de Morecambe (noroeste de Inglaterra) cuando ésta se detuvo ante una "piedra grande" de un color gris amarillento y con textura cerosa.
Aunque en un primer momento pasó de largo, algo le empujó posteriormente a dar media vuelta para recuperar la piedra, que ahora cree que es un trozo de ámbar gris, una secreción biliar de los intestinos de los cachalotes, explicó Wilman en la BBC.
Las ballenas a veces vomitan el ambar gris, que flota en la superficie del agua y es muy buscado desde hace siglos. Se utiliza en perfumería como fijador y, aunque originalmente es más bien pestilente, con el tiempo desprende un olor almizcleño.
"Cuando lo recogí y lo olí lo volví a dejar y pensé '¡aj!', dijo Wilman a la radio. "Era un olor de almizcle, pero cuanto más lo hueles, mejor huele".
Mientras espera que los análisis confirmen que se trata de ámbar gris, a veces conocido también como "oro flotante", dijo que ha recibido una oferta de 50.000 dólares por su hallazgo de un comprador francés interesado.
"Vale mucho por sus propiedades particulares", explicó a la BBC Andrew Kitchener, responsable de los vertebrados en el Museo Nacional de Escocia. "Es una base muy importante para los perfumes y es difícil encontrar un sustituto artificial", agregó.
El ámbar gris es mencionado en el clásico de la literatura "Moby Dick", donde el autor Herman Melville escribe en 1851: "¿A quién podría ocurrírsele, pues, que damas y caballeros exquisitos se deleitan con una esencia surgida de las tristes entrañas de una ballena enferma? Y sin embargó es así."
Un británico ha recibido una oferta de 50.000 euros (68.000 dólares) por un bloque de una extraña piedra con un olor peculiar que encontró en una playa y parece ser "vómito de ballena inusual", el también llamado ámbar gris, muy buscado en perfumería, informó el jueves la BBC.
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