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domingo, 8 de marzo de 2020

Deslumbrados por Denys Watkins-Pitchford y la ilustración naturalista en blanco y negro




Dedicamos hoy una entrada a un ilustrador ejemplar en más de un sentido de lo que significa el trasfondo de un artista naturalista, o cuyo arte se vuelca en la demostración de su interés por la naturaleza, sus dotes de observación y su habilidad para representarla de forma personal y empática con un público masivo.

Nos referimos a Denys Watkins-Pitchford, también conocido como BB, seudónimo con que solía firmar muchas de sus obras, famosas por la sensibilidad con que observa la belleza natural, los animales y su entorno. Denys James Watkins-Pitchford MBE (25 de julio de 1905 - 8 de septiembre de 1990) fue un naturalista británico, ilustrador y autor de literatura infantil bajo el seudónimo "BB".

Ganó la Medalla Carnegie de 1942 para libros infantiles británicos, y aunque sus ilustraciones, muy asociadas a la estética de los grabados en blanco y negro, reproducen muchos temas asociados a motivos narrativos, lo cierto es que su producción destaca principalmente por su sensibilidad a la hora de reproducir paisajes naturales en los que los protagonistas son los animales que lo habitan, representados con una precisión y una sensibilidad que podríamos asociar a los mejores trabajos de ilustradores naturalistas especializados, como los que en su día embellecieron enciclopedias zoológicas tan famosas como la de Brehm.

Sin embargo, aunque no faltan trabajos en color reproducibles mediante caras y vistosas cromolitografías, la verdad es que lo más reconocible y característico en los trabajos de Denys Watkins-Pitchford es el alto contraste y su habilísimo tratamiento de la trama monocromática que supone un aprendizaje de la evolución secular del dibujo y el grabado cuando llega a su zénit y pueden tomar todas las lecciones posibles de la fotografía, e incluso mejorar los recursos técnicos existentes para reproducir imágenes fotográficas en libros ilustrados. Los fotograbados carecían todavía de esa fuerza y las copias al carbón eran excesivamente caras y exclusivas. Sin embargo, imitar los recursos gráficos de las técnicas de grabado directamente sobre el papel sin requerir de habilidades técnicas para trabajar sobre planchas de grabado sí empezaba a ser más factible, y de hecho, mediante fotograbado, este tipo de dibujos salían mucho mejor parados que las fotografías con múltiples tonos de gris.

Pero el blanco y negro sin matices intermedios de las imágenes de BB también nos lleva a los extremos del hombre de su época como característicamente conocedor y amante de la vida natural y de los animales, y es que su propio acrónimo autoaplicado hace referencia a la denominación de los perdigones que utilizaba en sus excursiones cinegéticas. Y es que se trataba de un cazador consumado, además de excursionista y pescador lacustre y fluvial que llegó a publicar libros al respecto. Por lo tanto, estamos ante un hombre del siglo XX que todavía arrastra esencialmente los rasgos del observador naturalista de siglos anteriores, y que por tanto considera a los demás animales como una suerte de hermosa mercancía coleccionable, por más que sus imágenes sugieran la mirada de un observador amante de la vida e incapaz de ejercer la violencia sobre los animales.

Cuesta comprender desde una perspectiva animalista más moderna cómo alguien con la sensibilidad y empatía necesarias para captar los juegos y las cariñosas interacciones entre animales en su entorno natural pueda indistintamente dibujarlos o dispararles, pero lo cierto es que en su día no era en absoluto una contradicción intelectual, y tal vez lo que equilibre o explique dicha impostura sea el hecho de que en muchos de sus mejores dibujos podemos observar escenas de depredación, en las que un animal es víctima de la acción depredatoria de otro que muestra al máximo sus aptitudes físicas y justifica en una imagen el porqué de su anatomía para cobrar belleza y sentido en un instante de captura, tanto cinegética como en cierto sentido fotográfica.

Denys Watkins-Pitchford nació en Lamport, Northamptonshire, el segundo hijo del Reverendo. Walter Watkins-Pitchford y su esposa, Edith. Su hermano mayor, Engel, murió a la edad de trece años. Denys fue considerado delicado cuando era niño, y debido a esto fue educado en casa, mientras que su gemelo más joven, Roger, fue enviado a la escuela. 

Pasó una gran cantidad de tiempo solo, deambulando por los campos y desarrolló un amor por el aire libre, lo que influiría en su escritura. Le gustaba cazar, pescar y dibujar. 

Todas estas cosas influirían mucho en su escritura. A la edad de quince años, salió de su casa y fue a estudiar a la Escuela de Arte de Northampton. Ganó varios premios mientras estuvo allí, pero estaba molesto por el enfoque seco y académico, y anhelaba poder sacar de la vida.

Mientras estaba en la Northampton School of Art, Watkins-Pitchford ganó una beca de viaje a París. Más tarde dijo que no podía recordar cuánto tiempo había pasado en París, pero Quinn sugiere que probablemente fueron unos tres meses. 

Trabajó en un estudio en Montparnasse y asistió a clases de dibujo. Se desconoce exactamente dónde estudió. En el otoño de 1924, ingresó en el Royal College of Art de Londres. En 1930 se convirtió en maestro asistente de arte en la Escuela de Rugby, donde permaneció durante diecisiete años. Mientras estaba en la Escuela de Rugby, comenzó a contribuir regularmente al Shooting Times y comenzó su carrera como autor e ilustrador. Escribió bajo el nom de plume de '"BB"', un nombre basado en el tamaño del tiro de plomo que solía disparar a los gansos, pero mantuvo el uso de su nombre real como el del ilustrador en todos sus libros. Más tarde ilustró libros de otros escritores y vendió sus propias pinturas a nivel local.


  Watkins-Pitchford se casó en 1939 y tuvo dos hijos, Robin, quien murió a la edad de siete años a causa de la enfermedad de Bright, y Angela. La tragedia entró en su vida por segunda vez en 1974, cuando su esposa, Cecily, se sintió mal después de trabajar en el jardín mientras un agricultor rociaba sus campos al otro lado del seto. Ella murió unas semanas después. A fines de la década de 1980, Watkins-Pitchford necesitaba un tratamiento de diálisis regular. Recibió una maestría honoraria de la Universidad de Leicester en 1986, y fue nombrado miembro de la Orden del Imperio Británico (MBE) en 1990. Se desplomó repentinamente en septiembre de ese año y murió bajo anestesia en el quirófano.

Hoy en día consideraríamos una contradicción que un amante de la naturaleza se definiese como amante de la caza y la pesca, pero la verdad es que así suelen definirse los amantes de dichas actividades: amantes de la naturaleza. Amantes de la naturaleza que necesitan las actividades cinegéticas como pretexto para transitarla y observarla, aunque sea como pasajeros ocasionales y sobreprotegidos de acotaciones territoriales artificialmente pobladas de fauna destinada a su depredación armada con fuego. Es curioso que su amor por los animales se refleje en sus dibujos, en sus cuidadísimas observaciones ilustradas, y que firmase con su nombre como ilustrador mientras que como escritor usaba el seudónimo que apuntaba al tipo de perdigones que usaba para cazar cuando no hacía apuntes de la naturaleza.

Aunque carezco de datos al respecto, algo me dice que Watkins-Pitchford practicó también la fotografía o se sirvió de ella, aunque hubiese sido realizada por otros, para afinar el detalle de sus observaciones gráficas y, sobre todo, para conseguir ciertas precisiones en la iluminación y encuadre de algunos de sus trabajos más notables.

Tengamos en cuenta que su generación pertenece a la que vió nacer las primeras cámaras compactas de 35 mm de soporte fotográfico, y que estas proporcionaron la multiplicidad de encuadres moviendo el eje óptico en cualquier dirección imaginable.

Aparecen múltiples picados y contrapicados en la fotografía profesional y amateur, y de alguna manera esto se refleja en la prensa ilustrada, en los libros con reproducciones fotográficas y en la literatura ilustrada en general, dado que dibujantes, grabadores e ilustradores usaban cada vez más la fotografía como modelo, y por tanto como intermediario entre la realidad y el soporte gráfico asociado al texto.

BB vivió y protagonizó asimismo el advenimiento de otros medios de difusión como la radio y los incipientes reportajes cinematográficos que ya podían servirse no sólo del medio de difusión de las salas de proyección sino como nutrientes de los contenidos de la naciente televisión en los años 50 y 60. De hecho, fué reportero de naturaleza para la BBC y por tanto un antecesor de los Bellamy, Attenborough, Durrell, Cousteu o Rodríguez de la Fuente que en cierta época se asociaban a los contenidos propios de la programación infantil.

Asumió por tanto un cierto papel de comunicador, de intermediario entre la sociedad cada vez más urbanizada o aljada del medio natural, que consideraba que la campiña inglesa reflejaba esa naturaleza representativa y cada vez más desconocida en vez de una acotación artificiosa y transformada por la acción del hombre y su control cinegético de las especies que la habitan.

Cuando escribe manuales de pesca fluvial, BB no ejerce sencillamente de divulgador naturalista sobre las costumbres y hábitos de vida de las especies expuestas, desde el momento en que el interés de la propia selección de dichas especies no es tanto ictiológico como genuinamente gastronómico y deportivo. 
 
Los peces han de ofrecer un buen producto para su consumo y un buen entretenimiento o grado de dificultad para su captura. Todos los elementos que suponen el disfrute de la naturaleza y su explotación y disfrute en un entorno controlado y muy relativamente salvaje los encontramos también en los argumentos de sus narraciones para entretenimiento educativo de los niños a los que iban destinados. Cómo mezclar la ensoñación aventurera y el contacto con los animales y sus comportamientos con la observación de sus hábitos y costumbres, de sus hábitats y de su aspecto físico. Podríamos relacionar lo expuesto hasta ahora con lo que ya habíamos comentado acerca del trabajo literario de autores como James Oliver Curwood y su trascendencia para las adaptaciones cineatográficas de Walt Disney y el asentamiento del género del relato de carácter naturalista.

Lo curioso de Denys Watkins-Pithcford es que no sólo lo podemos asociar a través del soporte bibliográfico a los narradores naturalistas especializados como Brehm, sino a los literatos naturalistas como Félix Salten, J. O. Curwood o Jack London y, lo que es más, al elemento más característico de sus obras literarias: las ilustraciones. Y es que la literatura naturalista implica la asociación entre palabra e imagen, entre experiencia y descubrimiento, dado que se trata de viajes aleccionadores y ejemplares que han de calar en la experiencia de sus lectores. El advenimiento de la fotografía transformó en su día la estética realista-naturalista de las escenas representadas gráficamente en los libros ilustrados, fueran de ficción o de divulgación científica y naturalista, y los condicionantes estéticos de estas circunstancias dieron como resultado la posibilidad de modernizar mediante ciertos conocimientos técnicos y científicos multidisciplinares a los artistas e ilustradores. 

BB fué tanto narrador como ilustrador, y en este sentido optimizó tanto su talento literario como su talento gráfico pra dejar una impronta en la configuración de la imagen de la naturaleza en la cultura occidental contemporánea, una estética precisa pero a la vez ensoñadora, amante pero a la vez explotadora, contemplativa y a la vez depredadora.

Os dejo con lo que hemos podido seleccionar de trabajos de Denys Watkins-Pitchford como ilustrador, en los que podréis apreciar su inclinación por el paseo apacible, por la observación de una naturaleza amable, cercana a la campiña domeñada, pero rica, fértil y todavía plagada de criaturas en algo muy similar a la salvaje libertad.

Mafa Alborés.












































https://en.wikipedia.org/wiki/Denys_Watkins-Pitchford


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