EL ANIMAL INVISIBLE: mayo 2018

miércoles, 30 de mayo de 2018

Pintura y naturalismo simbólico en Will Wilson

Abrimos una nueva entrada de pintura y animales, pero, a diferencia de nuestras dos muestras precedentes, dedicadas a Toni Hamel y a Maria Lux, no no hallamos ante una concienzuda reflexión acerca del discurso artístico en relación al discurso científico y museístico. No observamos un claro posicionamiento antrozoológico en la pintura de Wil Wilson, sino una inevitable presencia de los animales como tema simbólico o, mejor dicho simbolizante, en el sentido recurrente de su presencia decorativa, esteticista y anclada a toda una tradición pictórica figurativa que ha dado importancia a la observación de las formas de la naturaleza reproduciéndolas con fidelidad hasta su cosificación. No quiero con esto decir que Wilson sea sencillamente el típico pintor realista que cautiva a su público con su técnica tradicionalista y depurada, pero es evidente que su discurso es intrapictórico, y su preocupación por el propio objeto pictórico lo conduce a una crítica de la percepción afectada por convenciones del medio y su propia tradición histórica.
No es casual nuestra elección de su obra The Gourmandizer ( 2014 6 x 8" oil on panel) incluída en su serie de trampantojos o trompes l'oeil que evocan la presencia física de continente y contenido, de marco y cuadro, de anaquel y objeto recalificado o revalorizado. Tal vez estos ejemplos de trampantojos y concienzudos bodegones o naturalezas muertas constituyen el único nexo de Wilson con esa toma de conciencia acerca del papel del arte en la divulgación iconográfica de los animales convertidos en piezas de colección o consumo, pero tal vez no sea más que un proceso intuitivo o una elección estética sin excesivas complicaciones. Lo que sí es evidente en el arte de Wilson es una preocupación persistente por la tácnica pictórica realista y por la iluminación, así como la composición a menudo evocadora de la pintura renacentista (recomiendo visitar su web, y especialmente en este sentido su sección de retratos y autorretratos) con la frecuente y significativa presencia de animales, de carácter simbólico o meramente sugestivo, pero siempre de impecable ejecución técnica y atención al detalle.

Wilson tampoco elude las alegorías, o las evocaciones de fábulas ilustradas, e incluso guiños a la ilustración y a los dibujos animados, pero, como decimos, evidenciando siempre su propia fascinación por la pintura y la escultura y su poder de sugestivo engaño a nuestra percepción.

Llegamos a sus obras gracias a un par de artículos sobre ella ofrecidos por Javier Fuentes en El Hurgador (Arte en la Red), y transcribimos parte de su contenido a continuación:

Trabajando desde hace varias décadas en el terreno de la pintura figurativa, el artista estadounidense Will Willson despliega una notable técnica tanto para el retrato como para las naturalezas muertas, animales o escenas en las que no faltan trampantojos o toques surrealistas.

Will Wilson es un pintor estadounidense nacido en 1957 en Baltimore, Maryland.

Estudió en la Escuela de Bellas Artes Schuler, Baltimore, Maryland, en 1975-1979, y en la Academia de Arte de Nueva York, Nueva York, 1989-90.

Fue representado por la Galería John Pence durante gran parte de su carrera. Allí realizó varias exposiciones individuales desde 1979.

Will ha recibido premios por sus pinturas en Nueva York, Maryland, California, Colorado, Minnesota, Virginia y Missouri. Sus obras han sido adquiridas por museos, conocidas colecciones corporativas y coleccionistas privados de renombre. Numerosas publicaciones, incluyendo ArtNews, US ART Magazine, San Francisco Chronicle y Baltimore Magazine, han destacado a Wilson en artículos que muestran su surgimiento como una fuerza importante en la escena artística estadounidense.

Trabaja pintando del natural figuras, flores, naturalezas muertas, animales y autorretratos. Sus pinturas son ajustadas y precisas, trabajando en la tradición de los grandes maestros holandeses y los maestros estadounidenses Harnett y Peto.

Para Wilson es importante observar y luego representar a todos sus sujetos con el mayor detalle. Su sentido del humor es claramente evidente para que todos lo vean. Cada una de sus obras, aunque inspiradas en trampantojos del pasado, contienen referencias contemporáneas que relacionan su trabajo con el presente.

«Mi pintura "Convexo" es un autorretrato en el que aludo a aspectos de mi pasado, presente y futuro como artista. El pasado está representado por el interior de la Escuela de Bellas Artes Schuler en Baltimore, Maryland, donde comencé mi formación artística formal y enseñé durante varios años. Conocía bien esas esculturas, ya que eran utilizadas en mi estudio de forma y figura. El heroico yeso de la expulsión de Adán y Eva del jardín se cierne sobre mi cabeza. La pareja está dejando Eden llena de conocimiento, pero su viaje promete ser difícil, no muy diferente de la transición de estudiante de arte a artista profesional. El presente se muestra en mi acto de pintura "en el momento", un proceso de creación que sugiere nuestra naturaleza divina. El futuro está representado por la punta del pincel rompiendo lo que parece ser el límite duro y rápido del borde dorado del marco y moviéndose hacia el misterio de lo desconocido. El pasado y el futuro coexisten en el momento, el único lugar donde pueden existir.»

Wilson muestra con frecuencia su complacencia estética en los propios procesos y procedimientos artísticos, y en la reproducción pictórica de procesos escultóricos, frecuentemente también de tema zoológico, como el interesante bodegón sobre estas líneas, en que las aves de origami son representadas de forma fotorrealista sobre un espacio escénico alegórico no sólo del taller de artista, sino del origen de todo ello simbolizado por el huevo, en este caso presente como medio material de la pintura al temple, aunque, como podremos observar en un repaso por su obra, no se trata de nada más que una confirmación del ajuste a la tradición técnica y temática de la pintura mirándose el ombligo.