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lunes, 19 de febrero de 2018

Kate MccGwire en los límites del bioarte. Sugerentes formas serpentiformes emplumadas.


Kate MccGwire
Kate MccGwire
Kate MccGwire es  una escultora británica de renombre internacional cuya práctica explora la belleza inherente a la dualidad, empleando materiales naturales para explorar el juego de los opuestos a un nivel  estético, intelectual y visceral.

Al crecer en los Norfolk Broads, su conexión con la naturaleza y su fascinación por las aves se nutrió desde una edad temprana, y los trasuntos y materiales aviarios han constituido el tema recurrente en sus obras de arte. Desde que se graduó en el Royal College of Art en 2004, sus asombrosas esculturas se han exhibido en la Saatchi Gallery (Londres), el Museum of Art and Design (Nueva York), el Musée de la Chasse et de la Nature (París) y recientemente en Glasstress, un evento colateral oficial de la Bienal de Venecia.

'Recopilo, clasifico, reutilizo, añado capas, pelo, quemo, revelo, localizo, cuestiono, duplico, juego y fotografío'


(extracto de la web de la artista)


Pasamos de los restos orgánicos de animales como recurso expositivo al empleo de estos como pretexto artístico. Este tipo de prácticas se acercan al terreno del bioarte, en tanto en cuanto ha sido necesario un proceso biológico para llegar a ellos, y dicho proceso está argumentalmente implícito en el propio sentido de la obra, pero en una obra de genuino bioarte, la propia forma final de la obra habría de estar determinada por un proceso biológico, o cuando menos el material orgánico habría de estar vivo aunque intervenido. Al fin y al cabo, las principales obras de Louis Bec, uno de los padres del bioarte junto a Eduardo Kac, se amparan en soportes digitales y constituyen simulaciones virtuales de formas de vida en desarrollo, un desarrollo virtual, pero esencialmente autónomo y en cierto modo auténticamente vivo. Discutir sobre su auténtica condición orgánica, viva, no hace sino constatar que consiguen el propósito de hacer cuestionarse al espectador acerca de la vida y su propia condición como ser biológico, y sin duda este es el propósito final de cualquier manifestación de lo que se pudiese considerar bioarte.

Darryl Cox
En nuestra anterior entrada volvíamos sobre ciertos autores de diferentes disciplinas, entre ellos muchos fotógrafos, que focalizan sus reflexiones sobre la vida a través de sus vestigios, centrando sus miradas en formas animales muertas.

Algunos de dichos referentes flirtean con cuestiones cercanas a los ámbitos del bioarte, pero lejos de una concreción de un discurso amparado en interrogantes científicas, denotan una preocupación más espiritual, abstracta si se prefiere, que los inserta más bien en lo que hemos venido denominando necroantrozoología artística y que sería tánatoarte en contraposición al bioarte.

No obstante es posible encontrar casos fronterizos en los que el despojo animal se convierte en material no exento de significado implícito. Al fin y al cabo, una talla en madera no evoca nada en relación al desarrollo biológico del árbol del que se ha extraído el material base, a no ser en el caso que ya hemos comentado anteriormente de las obras de Darryl Cox.

Guido Mocafico


Hoy dedicamos nuestra atención a la obra de Kate MccGwire precisamente por estar en un espacio intelectual similar, a medio camino entre sugerir texturas y materialidad orgánicas reconocibles a través de la observación zoológica, pero también modelando formas sugerentes que atañen al esquema básico de una tracto digestivo protegido por una armadura motriz, como en los gusanos o en esa atávica imagen de la serpiente. Las esculturas forradas de plumas naturales de MaccGwire nos recuerdan a ovillos de serpientes o al menos a seres vivos serpentiformes, estableciendo además un cierto nexo entre las serpientes y los demás reptiles que antaño evolucionaron hasta los dinosaurios que darían paso a las aves. Sin embargo, sería demasiado escueto limitarnos a establecer esta categorización en base a que sus esculturas nos recuerdan a serpientes que se mueven en un sentido concreto determinado por la disposición estudiada de sus escamas convertidas en plumas. Lo que más nos constata que la artista reflexiona sobre nuestros conocimientos biológicos y sobre el poso cultural del discurso científico es su concienzuda elección de los soportes y contenedores para sus obras, a menudo preservadas por expositores transparentes semejantes a peceras, matraces y campanas transparentes que nos remiten a los recursos expositivos propios de museos de la ciencia y museos de historia natural. La asociación entre la preservación de los especímenes biológicos y la preservación de las obras de arte en espacios específicos para su observación es el argumento que más justifica la presencia de Kate MccGwire entre nuestras selecciones.

Guido Mocafico:
Fotografía de uno de los modelos zoológicos
en vidrio de Leopold y Rudolph Blaschka
Si en nuestra anterior entrada observábamos cómo la plastinación convierte los restos animales en esculturas, podríamos decir que las obras de MaccGwire sugieren un proceso inverso, de forma casi más evidente que estableciendo dicha comparación con esculturas para la didáctica zoológica o veterinaraia. En esta misma entrada sobre los animales plastinados podíamos observar la fotografía de un pulpo tratado mediante dicho proceso, lo que posibilita visualizar al animal de forma más aproximada a su movimiento en estado natural que si esos mismos restos orgánicos se hallasen sumergidos en un frasco con glicerina o formol, porque su condición blanda e invertebrada convierte a los cefalópodos en algo difícil de mostrar.

Recordemos la solución técnica a la condición traslúcida de este tipo de animales, así como de las medusas y otros invertebrados marinos, al reproducirlos en vidrio mediante sofisticadas técnicas policromadas a cargo de los célebres Blaschka, padre e hijo, y a cuyas célebres piezas dedicamos un artículo. lo que fotografió para un catálogo el fotógrafo Guido Mocafico, y vale la pena comparar el pulpo plastinado con la pieza del pulpo en vidrio de los Blaschka fotografiada por Mocafico, pero si en su momento dedicamos un espacio propio al fotógrafo fue por sus propias composiciones fotográficas de animales (a destacar arañas y medusas) y muy especialmente de sus series de estudio con serpientes, por su forma de aliterarlas en cajas rectangulares coincidentes formalmente con el rectángulo del propio formato fotográfico.
Ernst Haeckel

Precisamente eran las piezas zoológicas de estos famosos vidrieros (famosos inicialmente por sus excelentes reproducciones botánicas y florales en vidrio)

El pulpo de los Blaschka fotografiado por Mocafico exhibe una simetría heredera de las ilustraciones de Ernst Haeckel que inspiran la pieza.


De este modo, Mocafico nos recuerda que la fotografía es una forma de preservación de especímenes semejante a un matraz cuadrangular, y que está tan cargada de información visual sobre aspectos anatómicos de los especímenes como de estímulos estéticos y estrictamente artísticos y compositivos, como en cualquier pintura sea abstracta o figurativa. Hemos de pensar en el hecho de que el material más valioso de los especímenes compilados en cualquier menagerie es actualmente la información genética, seriamente mermada o anulada por los procesos de conservación, con lo que estos objetos sólo aportan información visual, al igual que las fotos, pero constituyen un material que se acomoda más a una galería de curiosidades que a un archivo científicamente significativo.

Tal vez parezca forzada la asociación entre las fotos de serpientes de Mocafico y las esculturas de MccGwire, pero lo cierto es que ambos trabajos aluden a la expresividad de las formas orgánicas y a la importancia de la textura iridiscente de escamas y plumas para dotar a los objetos expuestos de belleza cromática además de significado estructural y orgánico, que sugieren vida y movimiento en contraste con los rígidos formatos cuadrangulares de las vitrinas expositivas, que aluden a un discurso científico organizado pero que se limita a extraer fragmentos sujetos a coordenadas ortogonales, racionales, que aportan otro tipo de verosimilitud a las piezas. Es significativa, además, la preocupación la escultora por fotografiar de forma concreta y precisa sus piezas, tomando clara conciencia de lo que exponíamos al inicio de este escrito, que la fotografía constituye una forma particular de preservación y, a la postre, el soporte natural en que la mayor parte del público visionará su obra en las redes y en medios impresos, evocando al máximo la detallada observación que los que las contemplen en directo tendrán en las salas que las expongan.

Mafa Alborés

Os ofrezco ahora un recordatorio de las serpientes fotografiadas por Mocafico y a continuación una selección de las obras de MccGwire, entre las que descubriréis algunas que apuntan a texturas botánicas, además de las consagradas a superficies con plumas.



referentes: (Guido Mocafico)

Guido Mocafico

Guido Mocafico


En un artículo de COLOSSAL, se comenta al respecto de la reciente exposición de la escultora británica:

Las esculturas de plumas de Kate MccGwire yuxtaponen el material hermoso y delicado con formas desconcertantes. Mientras que su trabajo anterior tendía a instalaciones extensas que rezumaban y se deslizaban hacia el espectador, las piezas más recientes de MccGwire se enrollan con fuerza y ​​se muestran dentro de los límites de marcos, armarios y campanas.
Aunque a primera vista los increíbles colores y patrones de las plumas parecen exóticos, la británica MccGwire obtiene todos sus materiales de plumas sueltas proporcionadas por granjeros, guardabosques y corredores de palomas. 
Originalmente se inspiró para comenzar a trabajar con plumas después de descubrir una colonia local de palomas que dejaba caer plumas cerca de su estudio de arte rural. Las plumas de urraca y pato silvestre brillan con un azul tornasolado iridiscente, y las plumas de faisán exhiben patrones detallados.
En una entrevista con Artnews, MccGwire describe su trabajo: 

"Pienso al respecto que es como un cordón umbilical. Quiero seducir por lo que hago, pero rebelarme en igual medida. Es realmente importante para mí obtener ese rechazo de las cosas que crees saber con certeza ".

MccGwire está representada por La Galerie Particuliere y Mark Sanders Art Consultancy y exhibe ampliamente; ella actualmente tiene obras en tres shows. El artista también comparte actualizaciones en Facebook e Instagram.















Kate MccGwire‘s roiling feather sculptures juxtapose the beautiful, delicate material with discomfiting shapes. Whereas her earlier work tended toward sprawling installations that oozed and slid toward the viewer, MccGwire’s more recent pieces are tightly wound and displayed within the confines of frames, cabinets, and bell jars.
Although at first glance the feathers’ incredible colors and patterns seem exotic, the British MccGwire sources all of her materials from dropped feathers provided by farmers, gamekeepers, and pigeon racers. She was originally inspired to begin working with feathers after discovering a local pigeon colony that dropped feathers near her rural art studio. Magpie and mallard feathers gleam an iridescent inky blue, and pheasant feathers sport detailed patterns.
In an interview with Artnews, MccGwire describes her work: “I’m thinking of it as being like an umbilical cord. I want to seduce by what I do—but revolt in equal measure. It’s really important to me that you’ve got that rejection of things you think you know for sure.”
MccGwire is represented by La Galerie Particuliere and Mark Sanders Art Consultancy and exhibits widely; she currently has works in three shows. The artist also shares updates on Facebook and Instagram.

http://www.thisiscolossal.com/2018/01/seething-sculptures-kate-mccgwire/

http://katemccgwire.com/

Guido Mocafico

Darryl Cox

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