Entradas populares

viernes, 16 de junio de 2017

Falsificar falsificaciones. Expectativas y biología. Criptozoología. Juan Cabana y los límites del arte naturalista.

Supuesta sirena hallada en la playa de Caranza en Ferrol (obra del artista Juan Cabana)

Hace apenas un par de meses se divulgaba por diversos medios la aparición de una criatura en una playa de Ferrol, y, como suele ocurrir en estos casos, se da muy poca información adicional acerca del impacto o los detalles del suceso, que apunta claramente a una broma mediática o a una falsificación en toda regla. La foto que acompaña a la noticia llamó mi atención por coincidir la criatura mostrada con la que ya se había visto con anterioridad respecto a una noticia similar que llegaba desde Rusia, así que decidí echar un vistazo para averiguar la autoría de la escultura fotografiada y su relación con otras "apariciones" similares de tema criptozoológico.

Para abreviar diré que pude comprobar que se trata de una obra del escultor Juan Cabana, y he podido constatar que existen muchas otras noticias similares sobre criaturas monstruosas, desconocidas o extrañas (generalmente marinas) que se han colado entre los motores de búsqueda y que se corresponden con otras tantas obras del mismo autor, por lo que he decidido que Cabana se ha ganado un puesto destacado entre los artistas que consiguen que sus obras tengan gran visibilidad mediática al margen de su autoría, su calidad o su aportación artística. Este tipo de juego especulativo es muy antiguo, y ya en diversas ocasiones comenté cómo nme vi implicado en producciones de este tipo, especialmente a través de un proyecto de Sandro Alviani en el que participé hace ya unos cuantos años.

Mafa Alborés
De hecho, al buscar "hadas", "hadas reales" y expresiones similares en el buscador de imágenes de google, una serie de imágenes de mis trabajos, convertidos en obras anónimas que trascienden a mi autoría o a la dirección de Alviani, aparecen entre los resultados como si se tratase de misterios sin resolver del campo de la biología, lo que en cierta manera formaba parte de los objetivos del proyecto.

Este se basaba principalmente en dar una vuelta de tuerca al concepto de falsificación e iba un poco más allá al convertir a las propias falsificaciones en piezas peculiares de una especie de género artístico particular y valorable según ciertos criterios de credibilidad, creatividad, coherencia científica o sencillamente poder de seducción o persistencia icónica.

Obispo de mar
Se trataba, pues, de observar las características de las falsificaciones más famosas y también de las más convincentes y analizar por qué, porque el reto era exponer objetos a sabiendas de que se trataba de antiguas falsificaciones.

La vuelta de tuerca añadida se basaba en el hecho de que ni siquiera se trataba de una colección de antigüedades de la falsificación, sino de "falsas falsificaciones" a las que se atribuía una cierta solera debido a su supuesta antigüedad, lo que al fin y al cabo les otorgaba un cierto interés documental e histórico, e ilustraría los criterios de realismo y verosimilitud de épocas pretéritas.




Pongamos un ejemplo bastante bien conocido y muy documentado:

Juan Cabana
Realizando ciertos cortes precisos a un pez raya y dejándolo secar, se obtenía hace ya siglos lo que parecía una extraña criatura marina humanoide conocida como monje de mar, que se ha colado en los bestiarios y antiguos libros ilustrados de (proto)zoología desde los tiempos de Ulises Aldrovandi (en cuyo caso se caracterizaba como una especie de dragón marino), y esta especie criptozoológica sigue apareciendo en mercadillos e infinidad de galerías y gabinetes de horrores y curiosidades. Ni que decir tiene que existe la versión del propio Cabana de tan ilustre falso animal, y como casi siempre sirviédose de una raya (en ocasiones se ha conseguido un efecto muy similar mediante peces cartilaginosos similares a las rayas, como tiburones ángel y análogos -en general, tiburones de hábitos biológicos vinculados al fondo arenoso y de cuerpo predominantemente plano y anchas aletas pectorales-).
Grabado de la obra de Ulises Aldrovandi
Lo curioso del caso de los monjes y dragones marinos es que sugieren un rostro humanoide con cara y ojos, aunque lo que percibimos como ojos son en realidad los orificios nasales de ubicación ventral (los ojos auténticos del animal están posicionados en la cara dorsal, opuesta, de su cuerpo).

Pero la insólita morfología aparente del insólito animal y su inequívoco aspecto de aunténtico vestigio biológico, natural es la mejor carta de presentación de este tipo de reproducciones, ya que algo nos dice que están hechos de auténtica materia orgánica, por lo que consiguen salirse en un principio del mero ámbito de la escultura o la manufactura.
Mafa Alborés
No obstante, la conservación de ejemplares biológicos es problemática y acaban por asemejarse a toscos muñecos si no gozan de óptimas condiciones de preservación. Resulta más detalladamente realista, o cuando menos mucho más informativa, una escultura anatómica del siglo XIX que un cadáver auténtico, pero observados en detalle, la escultura delata estar hecha de cerámica o de cera, y el cadáver, pese a estar cauterizado y deformado, oscurecido, revalará mínimos de talles que confirmarán su autenticidad a simple vista.

Mafa Alborés
Juan Cabana
Este desconcierto perceptivo es lo que Alviani pretendía conseguir con el acabado de las piezas de sus exposiciones, por lo que muy a menudo recurríamos a materiales orgánicos auténticos para lograr esa dosis de verosimilitud y es exactamente el mismo criterio por el que se rige Cabana para sus obras, cubiertas generalmente de piel de peces y otors animales o estructuradas sobre auténticas piezas óseas de diversas especies para conseguir aparentes criaturas quiméricas en un estado de conservación que sólo llegue a aceptable, obligándonos a intentar imaginar cómo era el animal en vida.

Hace apenas un par de entradas recordábamos el célebre caso del ornitorrinco, tomado en principio por un falsificación por los primeros naturalistas que tivieron la ocasión de observar los restos de un ejemplar, y que estaban ya habituados a que les ofreciesen especímenes manipulados para aumentar su rareza y consecuentemente su valor mercantil. Ni que decir tiene que el grado de observación y conocimientos por parte del científico determinaban el límite de credibilidad que los artesanos se permitían aplicar a sus piezas, y el grado de conocimientos de éstos para aportar una cierta coherencia morfológica.

Mafa Alborés
En nuestro caso particular, en colaboración con Alviani, procurábamos cuidar las texturas y acabados de nuestras piezas, e incluso aportar una cierta lógica anatómica sirviéndonos libremente de una cierta anatomía comparada para que los ejemplares obtenidos fuesen reconocibles como falsos, con el cierto encanto que ello conlleva, pero que a la vez pudiesen colar por auténticos o, en caso de que no fuera así, que se ajustasen a criterios de credibilidad ingenuos desde nuestra propia coetaneidad, y que así pareciesen pertenecer al ámbito de las falsificaciones naturalistas de otras épocas más faltas de información visual precisa o directa. La iconografía recogida en las ilustraciones de bestiarios y relatos fantásticos reproduce por copia y repetición determinadas características del aspecto que ofrecería un gnomo, un kappa, un duende o un hada, pero también es cierto que este esterotipo sufre cambios y aportaciones dependiendo del lugar y del tiempo. 
Mafa Alborés

Juan Cabana
Así, pues, intentábamos que las hadas, al pertenecer a tradiciones culturales que las describían como antropomorhas o humanoides, pareciesen como mínimo auténticos primates, y nuestros modelos eran ejemplares de simios y monos nonatos conservados en glicerina o formol. La base que utilizábamos para modelar la escultura eran esqueletos humanos a escala de juegos didácticos de anatomía, y preferíamos modelar con cera natural de abeja a la que aplicábamos fibras de lana teñida para simular atisbos del sistema circulatorio.

Una vez hecho esto aplicábamos un acabado superficial en látex natural, transparente y brillante una vez seco, pero que se vuelve traslúcido co la piel natural al sumergirlo en agua en un recipiente transparente. En otras ocasiones utilizábamos finos pergaminos tratados en húmedo que una vez secos daban la apariencia de la piel reseca y envejecida de un ejemplar biológico auténtico, o buscábamos texturas naturales transferibles al objeto de viversas maneras

Mafa Alborés

Mafa Alborés
A decir verdad, Alviani se inspiraba en trabajos similares realizados para cine, pero, sobre todo, en eos objetos al filo de lo cutre y lo sorprendente que se podían encontrar en gabinetes de ferias, museos y exposiciones itinerantes de dudoso calado pero de indudable y evocador poder de sugestión, pero su vinculación profesional con las exposiciones zoológicas de divulgación de marcado carácter pedagógico o científico, especialmete aquellas mostrando ejemplares vivos, le hacían tener una perspectiva exigente debida al contacto habitual con vestigios zoológicos auténticos.

Mafa Alborés

Mafa Alborés
Mafa Alborés
Al margen de mis colaboraciones con Alviani, y precisamente lo que nos hizo compenetrarnos por un interés común, yo ya había realizado piezas artísticas basadas en la estética propia de los recursos expositivos más habituales en los museos de historia natural, haciendo hincapié en fósiles, ejemplares preservados en medios transparentes antisépticos y, cómo no, en la taxidermia.

Geno Rey para Sandro Alviani
En muchos casos, los recursos técnicos y materiales eran prácticamente idénticos a los empleados para las piezas expositivas de Alviani, y, sin duda, coinciden en su mayoría con los recursos técnicos empleados por Juan Cabana, el peculiar artista venezolano afincado en florida al que dedicamos la entrada de hoy.
Juan Cabana
La peculiaridad de Cabana no reside en sus logros técnicos, ni en una especial creatividad a la hora de especular sobre el poible aspecto que tendrían míticas criaturas fantásticas en caso de toparnos con ellas en la realidad. Tampoco reside en el propio hecho de dedicar su producción a este tipo de criaturas, ni al hecho de hacerlas pasar por auténticas o de convertirlas en piezas de exposición en galerías de arte, sino en el hecho de conseguir hacerlas partícipes de un amplio abanico de posibilidades iconográficas. El uso dado por muchos de sus compradores a sus piezas es el juego perverso de hacerlas aparecer en las redes o en las noticias gráficas como documentos fotográficos que pretenden pasar por sorprendemente auténticos y desde el anonimato de la autoría.

Por lo tanto, lo verdaderamente particular y distintivo de las esculturas de Juan Cabana es que no constituyen su obra final, ya que su destino es ser fotografiadas por personas ajenas y son las fotografías las que realmente perduran y establecen un contacto o una cierta comunicación con su público. Es autor indirecto, por tanto, de falsificaciones fotográficas o documentales, por encima de escultor especializado en determinado tipo de piezas.

Desde el gigante de Cardiff, o el Hombre de Piltdown podríamos mencionar un gran número de "fakes" ilustres sobredamente comentados y analizados por los analistas de la historia de la ciencia como Stephen Jay Gould y tantos otros. En ocasiones, las falsificaciones han sido involuntarias o producto de malinterpretaciones, como el célebre caso de Anomalocaris, cuyas mandíbulas habían pasado por una especie remota de crustáceo. En la actualidad parece que hemos vuelto a las supersticiones de la Edad Media al amparo de la ambigua divulgación de falsos documentales al estilo de La Verdadera Historia del Cine ("Forgotten Silver") de Peter Jackson aplicados a la Historia Natural, como el famoso falso documental de Discovery Chanel, en realidad una ingeniosa película de ficción que dio lugar a una secuela, y que fue tomado en serio recientemente por gran parte de su público pese a poder identificar en alguno de sus testimonios videográficos, por ejemplo, al joven actor posteriormente famoso por la saga de las Crónicas de Narnia. "Caminado entre dinosaurios", "Caminando entre las bestias" o "Dragones, una fantasía hecha realidad".

Las faunas futuribles del ilustrador naturalista Dougal Dixon, al amparo de los prólogos de Desmond Morris, recuperaron la curiosidad por las posibilidades especulativas de la evolución en realidad siguiendo la estela de las fabulaciones que se colaban en los bestiarios medievales y acabaron, gracias al establecimiento de los recursos digitales en los medios documentales, por convertirse en documentales videográficos de calado científico al estilo de series comoel parque de la prehistoria del famoso presentador reputado naturalista Nigel Marven, antaño colaborador del ilustre David Attenborough y posteriormente conductor de prestigiosas series documentales cuyo formato era calcado por las dedicadas a especulaciones dinosaurianas inspiradas por el parque jurásico de Crichton y los logros visuales de ILM para la versión cinematográfica de Steven Spielberg. Llegados a este punto, me gustaría destacar mi admiración por las grandes dotes de Marven como divulgador y su exquisito carisma como naturalista de los medios audiovisuales aumentada por su capacidad para ejercer de convincente actor que se interpreta a sí mismo simulando la presencia de animales ausentes que han de ser introducidos digitalmente con posterioridad. También me parece gracioso y digno de mención el hecho en relación a la frecuente confusión entre Richard Attenborough (el ilustre actor y director de cine inglés que encarnó al millonario naturalista aficionado y hombre de espectáculo propietario del Parque Jurásico de la saga fílmica) y el no menos ilustre científico y divulgador David Attenborugh, hasta el punto que a menudo se menciona que un científico real encarnó al empresario, a lo que siguió la supuesta leyenda de que se trataba de una coincidencia onomástica debido a que se trtaba de su hermano, pero lo más gracioso de todo es que esta última leyenda urbana es falsa como leyenda dado que, efectivamente, Richard y David son (eran, dado que Richar falleció hace poco tiempo) hermanos en la vida real.
La presencia y buen hacer de Nigel Marven en sus series sobre fauna de todo el mundo le han otorgado un innegable y merecido prestigio además de la simpatía del público ante su imagen que se asemeja a una interpretación a cargo de un actor como Michael Palin (el parecido físico entre ambos también ha dado lugar a absurdas confusiones). Como decíamos más arriba, su grandes dotes interpretativas le han facilitado resultar extrañamente creíble y convincente cuando se enfrenta a expediciones en el tiempo para mostrarnos fauna extinta al estilo de un documental real, y, al fin y al cabo, sirviéndose de la magia del montaje y el uso de imágenes de archivo para generar un discurso coherente, cosa que a la postre hacen todas las producciones audiovisuales sobre la vida natural. El tránsito del siglo XX al XXI ha traído consigo este tipo de producciones que pueden coger por sorpresa al público menos preparado o más desinformado, y no sólo generan confianza en lo recreado, sino subsidiariamnete, desconfianza en las informaciones auténticas. La credibilidad de la fotografía en el siglo XIX ponía en jaque el rigor de cronistas tan ilustres como Arthur Conan Doyle ante el caso de las Hadas de Cottingley, pero hoy en día el hecho de que algo aparezca en una fotografía no confirma en absoluto su existencia porque las posibilidades del Photoshop han acabado por siempre con este criterio y nos ha devuelto a la confusión entre realidad y ficción propias de la Edad Media.
Tal vez el mejor ejemplo de artista que ha sabido exponer esta cuestión e indagar en los límites entre ciencia y ficción sea Joan Fontuberta, y sus trabajos más ilustres en este sentido serían su parodia del paradójico sentido histórico de las fotos botánicas de Karl Blossfeldt en "Herbarium" o su célebre colaboración con Pere Formiguera para generar su ya paradigmático proyecto "Fauna Secreta". Sus flirteos con la criptozoología hecha realidad mediante la documentación fotográfica le han obligado a recurrir a la escultura, la taxidermia y la escenografía, así como el fotomontaje, para ofrecer un producto final genuinamente fotográfico y paradójicamente esclarecedor.

Juan Cabana
Por casualidades de la vida profesional, como ya he apuntado, yo mismo me he visto frecuentemente vinculado a este tipo de trabajos inspirados en la especulación pseudocientífica y tenido la suerte de disfrutar de una cierta cercanía circunstancial con alguno de los proyectos mencionados de Fontcuberta, así que comprenderéis que haya querido dedicar una entrada a los trabajos de Juan Cabana, quien, sin duda alguna, se ha procurado un lugar de honor en el mundo de las falsificaciones naturalistas icónicamente persistentes desde un sorprendete anonimato.

El hecho de que mayormente Cabana se centre en las criaturas marinas creo que se debe, aparte quizá de una personal preferencia estética o técnica, a que el artista es plenamente consciente de que aparte de lo que pueda ofrecernos el especio exterior, los misrios y sorpresas que nos pueda deparar la fauna natural se hallan en las profundidades de los océanos, pese a los modernos medios para sacar a la luz a los habitantes de sus inmensos abismos. Tal vez también se deba al tópico recurso de la ciencia ficción basado en la venganza de la naturaleza a través de sus vengativas criaturas, y el mar oculta suficientes misterios como para que nuestros desmanes y desvaríos ecológicos provoquen su desdichada salida a la superficie o su lógica venganza.



La aparición de restos orgánicos de criaturas marinas sigue ofreciendo grandes posibilidades, porque históricamente hemos tenido una visión fragmentada de estos seres, y las raras ocasiones en que aparecían en la costa liberados de su velo acuático para exponerse desprotegidos ante nuestros ojos ha constituido desde antaño un tremendo empujón a nuestros conocimientos a la vez que a nuestras fantasías y especulaciones. Comentábamos esta cuestión al respecto del poder iconográfico de las ballenas en la entrada precedente, y os anticipamos que en ello nos centraremos en próximas entradas.

Mafa Alborés




Rescato un comentario de Kim Bannerman acerca de las obras de Juan Cabana seguido de una selección de artículos y comentarios de diversas fuentes sobre sus trabajos, especialmente la sinfonía oceánica instigada por Hernán Bas:


 El arte oceánico de Juan Cabana 
De Kim Bannerman 

Las sirenas existen en el crepúsculo entre la tierra y el mar, en la zona intertidal psicológica entre el que da vida y el que toma la vida. Deseosas, seductoras y seductoras, estas diosas anfibias de los mitos clásicos se burlan descaradamente de los afectos de un hombre, ofreciéndole dulzura y trayendo solamente la muerte. Las pinturas de los pre-rafaelitas representan a las sirenas como hermosas doncellas con una cola acuática plateada, que peinan sus lujosas cabellos en un sereno reposo a lo largo de una plácida orilla, pero las sirenas de antaño no eran ni tan inocentes ni recatadas. Con la curva sensual de sus pechos y la oscuridad dulce de sus ojos de ensueño, esas deidades oceánicas medio olvidadas prometieron revelar los secretos de las brazas inalcanzables, sólo para ahogar a los hombres con su salvaje afecto.Estamos fascinados por las sirenas porque representan lo desconocido, lo místico y el peligroso depredador detrás de una cara elegante. Las sirenas han capturado nuestro interés de la misma manera en que snared los corazones de los marineros, nos vertiendo y desorienting, tirándonos bajo las olas turquesa. Muchas de las historias más antiguas afirman que los Merfolk no tienen lenguas, pero esto no les impide lanzar su hechizo sobre el pobre desgraciado que se enamora de ellos; Un cuento habla de la hija de un pescador que se enamora de un merman, pero cuando descubre que nunca puede proclamar su amor por ella, lo sigue en el océano, sólo para perecer.


Algunos afirman que las sirenas todavía cantan sus melodías sin palabras, jugando entre las aguas y las olas. Juan Cabana, vagando por las playas solitarias de playas aisladas, a menudo ha encontrado los restos mortales de estas criaturas. En la vida, nadan por debajo de la superficie y rara vez se elevan desde el fondo, pero al morir, las tormentas despiadadas lanzan sus cuerpos desde las aguas oscuras para depositarlos en la arena blanca. Juan conoce las calas lejanas donde las llevan las corrientes, y recoge sus restos con la esperanza de preservarlos, honrándolos y demostrando a la humanidad que no somos la única especie inteligente en este hermoso planeta. Estos teratismos de terrible belleza, salvajes y exóticos, se encuentran más allá de la mancha de la civilización humana. Viven en armonía con su entorno acuático, y el respeto de Juan por ellos ha resultado en una búsqueda interminable de sirenas y monstruos marinos alrededor del mundo.Las sirenas de Cabana no son suaves doncellas pre-rafaelitas. Estas sirenas nos seducen, no con su belleza de sirena, sino con piel de pergamino y ojos embrujados. Su atractivo radica en su honestidad hipnótica. Las sirenas de la cabaña han sido dragadas de las profundidades stygian, donde la presión y la oscuridad interminable crían monstruos dentados spine-dientes y scenseers simies grotescos. Estas criaturas son las hermanas y hermanos de la sirena de Barnum, algunas se arrastran desde las orillas de una laguna, otras se extienden como especímenes en un laboratorio. Seethe con la vida, nos llaman con las lenguas agudas y los dedos torcidos, ruegan para arrastrarnos abajo en el abismo. Desde las trincheras del medio del océano y los canales sin fondo que vienen.Juan Cabana ha capturado a las sirenas, y sus sirenas prometen enraizarte.

Ocean's Symphony

Incluye treinta y ocho obras en varios medios por el joven artista con sede en Miami que fueron recogidas en los últimos diez años por la familia Rubell. Nacido en 1978 y graduado de la Escuela de Artes del Nuevo Mundo en Miami, Bas se ha convertido en uno de los artistas más célebres del sur de la Florida. Su obra, que incorpora imágenes románticas y clásicas, encuentra inspiración en la cultura juvenil y gótica, diseños de moda y libros, entre ellos la serie de Hardy Boys, así como la obra de Wilde, Huysmans y otros escritores del período Estético y Decadente De la literatura reimaginada desde la perspectiva de un joven artista gay.  
En el centro de la exposición se encuentra una instalación de video y escultura de gran escala, Ocean's Symphony, un suntuoso homenaje al mito de la sirena (la pieza central de esta instalación es un Merman creado por Juan Cabana para Hernán Bas ).


Hernán Bas: Trabajos de la colección de la familia Rubell

Museo de Brooklyn. Del 27 de febrero al 24 de mayo de 2009, Morris A. y Meyer Schapiro Wing, 4to piso, 200 Eastern Parkway, Brooklyn, Nueva York 11238-6052. Organizado por Mark Coetzee, ex director de la Rubell Family Collection; La presentación del Museo de Brooklyn es coordinada por Charles Desmarais, Subdirector de Arte. La exposición es posible gracias al fondo de exposiciones Martha A. y Robert S. Rubin. El catálogo de la exposición se puede comprar en el Museo de Brooklyn o en línea en la librería RFC.
 

Para obtener más información, visite: www.brooklynmuseum.org/exhibitions/hernan_bas


http://www.thefeejeemermaid.com/gallery1.htm


Bienvenidos a la galería acuática de arte de Juan Cabana. Estas creaciones de medios de comunicación surtidas(mixtas) atraviesan del año 2001 a nuestro presente. Cada uno de estos ensambles incorpora el empleo de pescado auténtico (la piel, aletas y dientes).


http://www.nayaritenlinea.mx/2013/08/10/sirenas-del-escultor-juan-cabana-son-usadas-por-bromistas-que-suben-videos-falsos-a-internet?vid=50643

Juan Cabana, un escultor que vive en Florida, comenzó a llamar la atención desde el año 2000 con sus fantásticas y algunas horrorosas esculturas de sirenas y seres marinos.
Él es el responsable indirecto de que los bromistas de la red, hayan utilizado sus esculturas para producir videos y fotografías con el fin de engañar a los usuarios de internet y redes sociales sobre la existencia de sirenas y monstruos marinos.
Tal es el caso del video que circuló por la costa Norte de Nayarit sobre una supuesta sirena aparecida en Palmar de Cuautla. Se trató de un video que muestra a la escultura de una sirena "disecada" en la playa que ha sido decenas de veces reeditado en distintas partes del mundo. Es una de las obras más famosas de Juan Cabana.
Cabana utiliza como materias primas, la carne, los órganos, la piel y dientes de peces, a las que agrega figuras humanoides.

http://www.taringa.net/posts/imagenes/1485532/Galeria-de-Juan-Cabana-sirenas-WTF.html




























































All images are copyright (c) 2001, Juan Cabana. All rights reserved

http://www.thefeejeemermaid.com/gallery1.htm

http://www.thefeejeemermaid.com/index.htm

http://mafa-elanimalinvisible.blogspot.com.es/p/mafa-albores-volumetrias-escultura.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario