Hace tiempo, demasiado, que figura entre nuestros borradores de entradas Miquel Aparici.
En su día creímos que sería oportuno dedicarle al fin un artículo con motivo de "Animalarium" Exposicion en el Museu de Ciencies Naturals de Barcelona / Museu Blau (Febrero-septiembre 2013) y completar con nuestra propia selección de imágenes la muestra ofrecida en aquel entonces por el museo, cuyas exposiciones temporales siempre deberían despertar nuestro interés y nuestros comentarios. Por un motivo u otro lo hemos ido dejando y ya veis que los años pueden sucederse con excesiva celeridad y los olvidos y descuidos acumularse sin consideración.
Hace apenas unos meses que una de las maravillosas selecciones de Rinocerontes en el Arte de El Hurgador nos recordó nuestra persistente omisión, e incluso comprobamos que el bueno de Javier Fuentes le dedicó un artículo exclusivo y completito al artista barcelonés, que os recomiendo como es normal que haga con los contenidos, en general, de este excelente receptáculo on line de trabajos artísticos de toda índole:
Miquel Aparici es un artista nacido en Barcelona en 1963. Su obra actual gira en torno a las esculturas, generalmente de animales, realizadas con material reciclado, objetos recuperados, en un tono minimalista, imaginativo e ingenioso, procurando respetar al máximo los elementos constitutivos, alterándolos lo menos posible durante el proceso de montaje. Su estudio en l'Hospitalet es un reducto colmado de objetos de todo tipo que el artista va recolectando, y entre los que rebusca para ir componiendo sus piezas.
Miquel estudió diseño gráfico, y actualmente es director artístico de la revista Jueves.
Intentaré no ser reiterativo y por tanto no comentar la obra de Aparici más allá de lo ya dicho por los medios o por Fuentes, e intentaré eludir mi subjetiva satisfacción al contemplar la mayoría de sus obras, pero, aparte de recordar inevitablemente la célebre cabra de Picasso como antecedente del reciclaje escultórico de tema zoológico, os recuerdo que ya hemos mostrado previamente interés por artistas volcados en el arte de la reubicación de elementos, de analogías formales de objetos y, más específicamente, en el recurso del reciclaje a través de elementos de despiece industrial, de la observación de materiales de desguace influida por nuestra percepción atávica y culturalmente abocada al reconocimiento de formas animales, en un lúdico ejercicio de anatomía comparada.
Añadimos, pues, a Miquel Aparici a ese grupo de artistas tan diferentes pero que bien podría coincidir en una chatarrería para acabar peleándose por una junta de culata a la que cada uno había imaginado un destino bien diferente:
John Brown, Jude Turner, Michihiro Matsuoka, Jessica Joslin, Igor Verniycon, Edouard Martinet, Ann P. Smith, James Corbett,...
Si tuviese que comentar alguna peculiaridad de Aparici ante todos sus ilustres colegas escultores del reciclaje es su evidente permeabilidad estilística, ya que se muestra abierto a ser coherente con el proceso de modo que la casualidad y las características estéticas de las piezas utilizadas determinen el estilo de la escultura resultante. El sofisticado y estudiado estilo steampunk de Jessica Joslin, o las preferencias claramente inspiradas en la convivencia del art decó y el diseño industrial de Raymond Loewy por parte de James Corbett (por poner dos ejemplos claros) hacen que sus piezas sean carcterísticamente reconocibles, algo que también podríamos afirmar de Verniycon o de Martinet, referentes indiscutibles de este género artístico, si es que no es una osadía calificarlo como tal.
Aparici no tiene un excesivo empeño en perpetuarse en sus obras como si fueran hijos suyos evidentes. Cada obra sale como sale según lo que sus particulares componentes y materiales le han sugerido. De hecho, algunas pueden recordarnos más o menos a unos u otros artistas mencionados, pero muchas no parecen siquiera de él, algo que podemos esperar de su capacidad de sorprendernos, por lo que, aunque parezca paradójico, delata precisamente su paternidad.
Sabe que en el arte casi todo está hecho y descubrir algo nuevo es parte del juego sólo si aceptamos que tal vez ocurra o tal vez no, o dejaría de parecerse a la vida. Así pues, sus obrs pueden ser complejas y elaboradas con muchas piezas de muy diversos materiales o recurrir a un minimalismo rotundo y contundente, como en su maravilloso tucán.
A veces nos puede evocar a la lineal verticalidad de Giacometti y otras aturdirnos con intrincadas articulaciones de madera, metal u otros materiales, y es que la evolución biológica y la evolución tecnológica tal vez no sean tan dispares, y la separación entre naturaleza y artificio una presunción antropocentrista, así que la paleontología industrial de Aparici, aunque sin duda lúdica e intuitiva, no es irreflexiva.
En cuanto al uso de materiales encontrados, su coherencia le empuja a hacer lo propio con los medios empleados en sus dibujos y pinturas, para los que suele emplear, por ejemplo, café.
«[Todo empezó] con una taza de café y un papel. Acababa de llegar de un viaje a Formentera. Había quedado fascinado por la fauna de la isla. Tomando café en casa de mi amigo el ilustrador Lluïsot, cogí papel y dibujé con el café y la cuchara las lagartijas que había visto en Formentera.
El resultado me encantó y estuve unos cuatro meses sin parar de dibujar insectos y animales con café y azúcar. Más tarde, contacté con una galería que me dio mi primera oportunidad.»
Mantendré tan sólo pequeños fragmentos robados al artículo de El Hurgador y eludiré los comentarios más específicos sobre los materiales empleados, dejándoos sin más con una variada selección de piezas de Miquel Aparici, quien ya hace tiempo que nos recuerda que el tema fundamental del arte es la existencia, y por tanto la animalidad propia tanto como la ajena, y que en pleno antropoceno no hay imagen más evocadora de nuestros deseos y temores que la de los animales precisamente por su crítica escasez. La antrozoología marcará nuestro presente y nuestro futuro, y el arte da cuenta de ello cada vez más, como argumentamos desde este rincón nuestro y vuestro desde hace años. La mayoría de los artistas plásticos lo saben, porque las ciencias naturales y las artes figurativas han ido de la mano desde la noche (y el día) de los tiempos, y es evidente que Miquel Aparici siempre lo ha sabido.
Mafa Alborés
«He unido dos de mis pasiones: la biología y los objetos antiguos. Busco materiales y herramientas antiguas e intento combinarlos en mi taller para crear mi fauna particular.»
«Cuando comienzo a hacer una pieza nunca sé que voy a hacer, pero siempre me salen pájaros, insectos, animales... A veces intento hacer otras cosas y me salen mal, no fluyen naturalmente, tampoco me siento a gusto ni lo disfruto. Los animales me surgen espontáneamente. Me gustan los animales que tienen alas, antenas o patas, aquellos que tienen elementos que permiten que la escultura sea volumétrica, es cuando me siento más cómodo.»
«Llegado un momento sentí que el dibujo del café no daba para más, comenzaba a aburrirme. Era consciente, sobre todo, que si permanecía en el mundo del arte era para divertirme. Tampoco quería quedarme encallado ni encadenado a una técnica porque a la gente le gustaba. Así que comencé a dibujar en el aire, y paralelamente empecé a hacer los alambres, que era mi verdadera pretensión. Pasar del dibujo en café, que era muy lineal, al de alambre, me ha permitido comprender que cada escultura es un problema, un reto y que cada una era muy diferente de la anterior, y así fue como encontré mi camino. Es donde me siento más feliz y más cómodo, donde no me aburro y, sobre todo, donde no me repito. Ese es mi principal motor. Al mismo tiempo descubrí que realizar esculturas de animales me permitía canalizar mi pasión innata por la biología. Así, puedo decir que realizo una especie de síntesis.»
«Yo intento extraer belleza de cosas que la gente no encuentra necesariamente bellas. Por ejemplo, he dibujado un piojo que me parece bello, también una medusa, un pez abisal, que son animales no necesariamente bellos. Yo nunca haré una mariposa porque ya es bella de por sí. A mí, lo que es bello de por sí no me interesa, porque ya es una cosa demasiado bonita. Encuentro absurdo intentar hacer algo bonito cuando ya lo es.»
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http://museuciencies.cat/es/exposicio_temporal/animalarium-4/
http://museuciencies.cat/es/que-passa-al-museu/exposicions-temporals/passades/
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