Gracias a Rosa Nero he sabido de la obra de la fotógrafa Nathalia Edenmont, quien flirtea con el bioarte o con ciertas evocaciones estéticas, al menos, a otros autores genuinamente adscritos al bioarte. Nacida en Yalta en 1970, formada en la antigua Unión Soviética, la artista vive y trabaja actualmente en Estocolmo, Suecia. Aunque su obra se nos antoja argumentalmente irregular, indudablemente ha atraído nuestra atención por algo, y es que alitera fragmentos bien reconocibles de animales, especialmente alas de lepidópteros, para construir composiciones a medio camino entre la abstracción pictórica y el diseño gráfico o la ilustración, aunque también gusta de sugerir fotomontajes que no son tal mediante dioramas y volumetrías y viceversa, por lo que su constante desafío a diversos aspectos y niveles de nuestra percepción de los animales la hacen especialmente interesante.
Suponemos que realiza macrofotografías y escanogramas a alta resolución de muestras naturales de alas de mariposa, por ejemplo, para recomponer digitalmente sus propias imágenes, pero lo cierto es que no lo sabemos con seguridad, y la sensación de recurrir a innumerables cadávers para conseguir su objetivo nos genera una cierta perplejidad, por no decir ansiedad.
Sus composiciones con animales y otros elementos de origen orgánico se sirven de la capacidad simbólica de estos para asociarlos a ciertas simbologías sociológicas y políticas tal vez subjetivas pero no por ello imperceptibles, y hacía tiempo que no contemplábamos una crítica tan mordaz al propio significado de "animalidad" asociado a un cierto conformismo iconográfico que condena a los animales a su condición de objetos tal y como la educación nos reduce a objetos sociopolíticos a los que se ha alterado o reconducido su finalidad, su animalidad propia.
En su web, de forma más o menos poética, encontramos una declaración de la artista acerca de su obra:
Nací en un país que ya no existe y que me ha dado un nombre comúna tantas otras chicas. He caminado por las calles de mi ciudad natal usando bufanda roja alrededor de mi cuello y desde el fondo de mi alma creía en los ideales quese habían servido ante mí (¿pueden las mentiras se convertirse en bandeja de plata?). ¿Realmente creí en esto sin dudarlo? Sí, sin duda alguna.
La fotografía es capaz de contener e imitar la misma hipocresía que había coloreado mi educación. En las fotografías, las flores marchitas florecen mucho después de que se han marchitado.
Cuando la sangre en mis imágenes todavía parece viva y vívida, la sangre en realidad desde hace mucho tiempo se ha congelado y coagulado, al igual que los ideales que una vez fueron tan vivos en mi juventud.
Vivo en la tierra de los rubios. Aquí, la diversidad se hace invisible. ¿Qué hace la conformidad con nosotros? Estamos a salvo, todo el mundo es como todos los demás - rubio.
Tenemos nuestros hogares, nuestras vidas, y nadie interfiere. Estamos a salvo del conflicto y la confrontación.
Somos rubios. Somos ciegos. ¿Quieres lo que quiero? Entonces tendré que aspirar a estas cosas solo. ¿Ves lo que veo? ¡Te lo mostraré! Algo que ambos podemos sentir.
Pero, ¿verdad? Algo que no quieres hacer y yo tampoco. No existe a menos que elijas hacerlo existir. No quiero decírtelo más, porque no me creerás.
Por Nathalia Edenmont Octubre 2002
Butterflies:
Still-lifes:
http://www.nathaliaedenmont.com/
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