Con sus músculos de la mandíbula hipertrofiados capaces de ejercer una fuerza equivalente a 30 veces su peso, la piraña es una máquina de morder que deja en ridículo al resto del reino animal.
El gran tiburón blanco, la hiena o el cocodrilo tienen, es cierto, los dientes muy afilados, pero si se relaciona la mordida con la masa y el tamaño del animal, el campeón es a todas luces la piraña negra (cuyo nombre científico es 'Serrasalmus rhombeus').
Este pez tropical supera incluso a monstruos prehistóricos como el tiranosaurio o el megalodón, ancestro gigante del tiburón blanco, asegura un estudio publicado en la revista Nature Scientific Reports.
Los investigadores arriesgaron sus dedos para atrapar a 15 pirañas negras en un brazo del río Amazonas y deslizarles un aparato de medida en las mandíbulas. Los peces, que medían de 20 a 37 centímetros de largo, "se prestaron de buena gana al juego practicando mordidas defensivas", recalcan los biólogos.
"Aun cuando las anécdotas concernientes a las víctimas reducidas al estado de esqueletos en aguas infestadas de pirañas son generalmente exageradas, la eficacia de su mordida no lo es", añaden los científicos, citando ciertos casos en los que esos carnívoros habían cortado de un tajo y comido falanges humanas. La fuerza de la mordida de la piraña negra alcanza 320 newtons, casi tres veces superior a la que ejercería un cocodrilo del mismo tamaño.
Con sus músculos de la mandíbula hipertrofiados capaces de ejercer una fuerza equivalente a treinta veces su peso, la piraña es una máquina de morder que deja en ridículo al resto del reino animal.
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