En los últimos días del año 2012 se publicó un artículo que ha convertido en hecho una sospecha que tenían las asociaciones conservacionistas: el rinoceronte de Java (Rinhoceros sondaicus annamiticus) se ha extinguido en Vietnam.
Las asociaciones conservacionistas se temían
lo peor desde abril de 2010, cuando los habitantes de un poblado
cercano al Parque Nacional de Cat Tien informaron a las autoridades
sobre un animal en descomposición dentro de espacio protegido. Al acudir
al lugar, los guardas forestales pudieron confirmar que se trataba de
una hembra de rinoceronte de Java. El cuerpo estaba completo, excepto por el cuerno.
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De hecho, es el cuerno de rinoceronte lo que supone el mayor peligro para la conservación de este animal. Este apéndice es muy valorado en la medicina tradicional asiática. Según
estas prácticas, es capaz de curar un gran número de dolencias, desde
la resaca hasta ciertos tipos de cáncer, pasando por controlar la
fiebre. Por contra, según la medicina moderna no tiene ninguna capacidad
curativa. Su composición química no se diferencia de la de las uñas o
el pelo, ya que está formada casi por completo por queratina.
Al tratarse de una especie catalogada en los
mayores niveles de amenaza para su supervivencia, las autoridades
encargaron a organismos internacionales un estudio en detalle del
cadáver. Al comparar las muestras de ADN con la base de datos que se
tenía, se han podido confirmar las peores sospechas: se trata del último ejemplar conocido de rinoceronte de Vietnam. Para
completar el estudio se ha realizado una búsqueda de estos animales por
todo el país. Todos los muestreos han terminado sin éxito.
La de Vietnam es la segunda subespecie de rinoceronte de Java que se extingue. Aún queda una tercera en Indonesia. Pero la población total de esta es de solo 35 individuos,
todos ellos confinados en un único Parque Nacional. No se sabe con
seguridad si el número de ejemplares está creciendo o decreciendo, pero
todo hace temer que no sean suficientes animales para poder sobrevivir.
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A pesar de no recibir la misma atención que otras categorías, la desaparición de una subespecie tiene un impacto muy importante en la conservación de la naturaleza.
Una subespecie está formada por un conjunto de individuos que tienen
todas las características de su especie, y además otras particulares de
dicho grupo.
Una de las formas por las que aparecen nuevas especies se denomina especiación alopátrida. Cuando
dos poblaciones de una misma especie se quedan aisladas por alguna
barrera física, por ejemplo, al crecer el nivel de mar, cada uno de los
grupos comienza a adaptarse a su entorno y evolucionar de manera
independiente. Al cabo de suficientes generaciones – entre miles y
millones de años – estas dos poblaciones dan lugar a especies distintas.
En algunas ocasiones a lo largo de este
proceso aparecen subespecies. Se podrían entender como pasos intermedios
entre la especie original y la que acabará surgiendo al vivir en
ambientes distintos. Por ello la desaparición de una subespecie tiene
tanto impacto: supone una extinción parcial de una especie que ya
existe, y la de una que podría llegar a existir.
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