Me parece oportuno y correcto que sea Orgasmatrix quien nos ofrezca la entrada que nos sirve para ilustrar la obra de Peter Keresztury, aunque nos gustaría reivindicar una revisión del concepto de pornografía en el arte.
En todo caso, siempre es interesante constatar que todas las formas de arte fugurativo en sus vertientes más hiperrealistas siempre acaban por rendir tributo a la posesión de las formas, y por tanto a la satisfacción de las fantasías sexuales imitando la visión directa de la carne.
En cuanto a la carnalidad humana como rotunda respuesta a la condición animal del ser humano, tendríamos tanto que decir y discutir que casi que lo dejamos para otro momento.
En todo caso, siempre es interesante constatar que todas las formas de arte fugurativo en sus vertientes más hiperrealistas siempre acaban por rendir tributo a la posesión de las formas, y por tanto a la satisfacción de las fantasías sexuales imitando la visión directa de la carne.
En cuanto a la carnalidad humana como rotunda respuesta a la condición animal del ser humano, tendríamos tanto que decir y discutir que casi que lo dejamos para otro momento.
Peter Keresztury y sus esculturas porno
Expuestas de forma permanente en el Museo de Arte Erótico de Miami, en Florida, las esculturas que constituyen la obra del artista californiano Peter Keresztury han dado ya varias veces la vuelta al mundo, siendo su última parada la Exhibición Erótica de San Francisco. Y no es de extrañar: el realismo de cómic del que dota a sus figuras en esta colección titulada The Erotic Woman es fascinante, sobre todo cuando uno piensa que está observando una obra de arte en la que se representan actos puramente pornográfico, y ahí es cuando la eterna dicotomía entre el arte y el porno (si el porno puede ser arte) le vuela a uno la cabeza.
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