Aumentan los ataques a granjas protagonizados por linces ibéricos
Por José de Toledo | Apuntes de Naturaleza – mié, 19 jun 2013
Un lince ibérico (Lynx pardinus) apodado "Felix", junto a los restos de un cordero. Imagen …Una de las especies en peligro de extinción más carismáticas de España, por no decir la más carismática, es el lince ibérico (Lynx pardinus). Este felino se encuentra al borde de la desaparición, amenazado por muchos peligros. Por ello, podemos alegrarnos de la última noticia sobre el lince: han aumentado los casos de ataques que este animal realiza sobre el ganado doméstico.
Pero, ¿cómo puede considerarse esto una buena noticia? En realidad tiene sus claroscuros, y sin embargo deja claro algo de lo que hay que felicitarse. El aumento en el número de ataques significa que la especie se está recuperando. Como cada vez hay más individuos, se multiplican los casos en los que se acercan a granjas y establos.
Según los responsables del proyecto LIFE IBERLINCE, la población de estos felinos en la zona de Andújar-Cardeña se ha triplicado. Se trata del segundo asentamiento más conocido de este animal, y probablemente del más importante basándose en el éxito de recuperación, compitiendo por este puesto con el más conocido de Doñana.
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Los aspectos negativos se pueden explicar por dos aspectos. El principal trata sobre la ecología del animal. Los linces, de manera natural, procuran evitar los asentamientos humanos. Esto incluye también las granjas donde se cría al ganado que ahora atacan. Si lo hacen es porque sus presas naturales – principalmente conejos y liebres – también han sufrido muchos problemas de conservación.
El segundo es de carácter socio-económico. Para que las estrategias de conservación de cualquier especie prosperen hay que contar con la complicidad de los habitantes de la zona. Es decir, si aumentan los ataques de lince a las granjas y éstas suponen una pérdida de dinero importante para los ganaderos de la zona, éstos dejarán de colaborar con la conservación. Un ejemplo es el del lobo, cuyos planes de reintroducción cuentan prácticamente siempre con la oposición de los ganaderos.
Así que, para que esta noticia se convierta en buena sin ningún tipo de matiz, hacen falta dos cosas. Por una parte, seguir trabajando en la recuperación de los ecosistemas que puebla el lince. Y esto incluye principalmente, pero no sólo, aumentar las poblaciones de sus presas.
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En segundo lugar, resulta necesario establecer un sistema de compensaciones para los ganaderos. Cuando éstos pierdan alguno de sus animales de cría por culpa del lince, tendrán que ser compensados por ello de tal manera que el aumento de la población de linces no les afecte demasiado.
Evidentemente, hay que tener cuidado con posibles intentos de culpar al lince de ataques que no sean suyos, pero sin dificultar demasiado las reclamaciones para no enfrentrar a ganaderos y conservacionistas. En el caso de esta especie, en la que se invierte una gran cantidad de dinero para recuperarla y donde los daños a las granjas no son tan grandes, no debería ser un problema poder establecer estos pagos.
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