Ulric Collette pone cabeza de diferentes especies animales a cuerpos humanos, o cuerpos humanos a diferentes especies animales, si ustedes lo prefieren, y les advierto que esta dicotomía en la posible apreciación de sus imágenes es más importante de lo que pudiéramos creer.
|
Ulric Collette |
|
Yago Partal |
Volvemos a uno de nuestros autores fotográficos favoritos en cuanto que sus series constituyen casi siempre un concienzudo análisis del funcionamiento de nuestra percepción y nuestra memoria visual. Así lo constatamos cuando observamos el problema de la identificación y reconocimiento de rostros como factor clave de aquello que identificamos como rasgos parentales o genéticos a través de sus
"retratos genéticos", o mejor aún en cuanto a la identificación de un mismo rostro como fachada cambiante de nuestras emociones en su serie
"Facade" a la que prestaremos atención en posts venideros. Pero, aunque todas las manifestaciones artísticas que desafían o engañan a nuestros sentidos nos interesan desde el animal invisible, lo cierto es que el
leit motiv por excelencia de nuestro blog son aquellos trabajos que implican una observación novedosa de la imagen animal, cuánto más si simultáneamente la animalidad humana es contrastada en dichas obras.
Un día de estos nos tendremos que sentar con calma y categorizar de algún modo las diferentes combinatorias típicas en el juego de crear quimeras compuestas por fragmentos de distintas especies, pero, lo que es bastante evidente es que existen dos modalidades especialmente importantes en este tipo de iconografía de juntura antrozoológica:
|
Christoph Meyer |
1) Los animales con cabeza humana (esfinges, sirenas, centauros...) y cuerpo de otra especie animal
2) Los humanos con cabeza animal (minotauros, divinidades egipcias como Horus o Anubis, algunos collages surrealistas de Duchamp, infinidad de personajes de los dibujos animados clásicos y de las ilustraciones de cuentos tradicionales...) y cuerpo humano
Podríamos, pero no es ahora oportuno, incluir otra más quimérica, en la que es posible mezclar rasgos interespecies de forma menos compartimentada, pero esta es fruto tanto de la concienzuda categorización simbólica como, demasiado a menudo, de los errores de apreciación, y, por sí sola, justifica la existencia de un blog como el nuestro, y de todos aquellos observadores que anotan todos los errores iconográficos en la representación de cualquier especie zoológica, o el origen específico de los rasgos presentes en cualquier monstruo de nuevo o viejo cuño.
|
Miguel Vallinas |
El día que le demos un buen repaso al tema tendremos que profundizar un poco acerca de qué implica o simboliza exactamente una u otra manifestación. De momento bastará con recordar ejemplos que ya hemos traído a este blog, cuya debilidad por la fotografía nos ha hecho destacar a
Miguel Vallinas,
Yago Partal, o a
Christoph Meyer, cuyos proyectos fotográficos a este respecto se vinculan inevitablemente a estos
teriantropos de Ulric Collette que hoy motivan su rescate en nuestras páginas. Por el momento, lo primero que se me ocurriría destacar es la ya tópica asociación entre femineidad humana y felinidad, entre mujer y gato (o pantera, o similar), entre hombre peludo, bestial, o grande y oso (bestia peluda potencialmente bípeda por excelencia), y yo diría que no es casual que a aves y cervatillos también se les asignen cuerpos de modelos femeninas. Se admiten comentarios y sugerencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario