Seguimos rescatando artículos atrasados y cuentas pendientes. Este verano descubríamos a través de COLOSSAL una contundente intalación fotográfica y escultórica de Nobuhiro Nakanishi que nos pareció sumamente interesante y nos retrotraía a las instalaciones de video de Plessi en los lindes de los años noventa.
Aparte de tomar conciencia de que hace años que le debemos un comentario al videoartista y escultor italiano, nos fascinó el minimalismo más que discutible de la instalación de Nakanishi. El japonés, como ya nos tienen acostumbrados los artistas asiáticos, en su mayoría japoneses y coreanos, demuestra un gran dominio técnico y una tremenda comprensión del procedimiento y de sus connotaciones.
Si Takashi Amano nos conmueve y nos impresiona con su dominio técnico de la fotografía de gran formato y su talento como conservador biológico y constructor y desarrollador de acuarios para ser fotografiados, o si Seung Mo Park nos da una lección de fotografía y escultura conectando con la reproducción mecánica de imágenes, Nakanishi nos recuerda que la fotografía congela el tiempo y la cronofotoagrafía o el cine lo recomponen, por lo que idea un time lapse tridimensional mediante transparencias fotográficas de gran formato aliteradas como diapositivas en un carro de proyección para que nosotros mismos desentrañemos los pasos temporales entre toma y toma. En un peculiar ejercicio de fotografía de juntura, consigue apuntar a recursos de la narración secuencial en una peculiar panorámica acerca de los cambios que la naturaleza experimenta en el tiempo, de su transitoriedad y de la nuestra propia, con una cierta carga de fondo de reivindicación ecologista que nos recuerda hasta qué punto los árboles nos impiden ver el bosque hasta que acusemos su ausencia. Es como decir que no existe un sólo bosque, sino muchos que se suceden en el tiempo dependiendo de la supervivencia del precedente. En la manera física de expresarlo es como si desplegase en capas un gif animado de un time lapse, pero también nos recuerda a los retatos de exposición múltiple de Ken Kitano, quien nos dice que en el fondo todos los rostros son el mismo, al menos en determinadas categorçias sociales. Nakanishi se sirve de un recurso similar y lo despliega en el espacio.
Respecto a su trabajo, los responsables de redacción de contenidos de Colossal nos dicen:
El artista japonés Nobuhiro Nakanishi crea obras escultóricas que intentan preservar un momento singular en la palabra natural, capturando puestas de sol profundamente pigmentadas y bosques brillantes en una serie titulada Layer Drawings. Para producir las instalaciones tridimensionales, Nakanishi primero fotografía un ambiente durante un período de tiempo. A continuación, monta las imágenes seleccionadas de su documentación en paneles de acrílico en orden cronológico, lo que permite una ligera variación de marco a marco."Todos estamos sujetos al paso del tiempo, sin embargo, cada uno de nosotros lo siente y lo percibe a nuestra manera", dice Nakaniski, "El tiempo en sí no tiene forma o frontera y no puede ser fijado o captado. Cuando miramos las fotografías de estas esculturas, intentamos rellenar las lagunas entre las imágenes individuales. Extraemos de nuestras experiencias físicas para llenar el tiempo y el espacio que faltan, tanto efímeros como vagos. En esta serie, intento describir el tiempo y el espacio como sensaciones compartidas tanto por el espectador como por el artista ".
Nakaniski es representado por Kashya Hildebrand en Londres. Podéis ver más de sus trabajos en capas en su sitio web. (Via Tu Recepcja)
Hemos de decir que estas instalaciones reclamaron nuestro interés sobre la obra de Nakanishi en cuanto que fotógrafo, pero, como sospechábamos que fuera posible, comprobamos que sus trabajos, coherentemente interesados por la sostenibilidad de la naturaleza, son eminentemente escultóricos, y hemos seleccionado unas cuantas muestras además de sus Layer Drawings.
No hay comentarios:
Publicar un comentario