En El Animal Invisible no buscamos máxima audiencia ni récords numéricos, porque sabemos que tratamos temáticas en absoluto mayoritarias desde particulares perspectivas decididamente minoritarias. Sin embargo esto no quiere decir que no nos importe alcanzar más público o que, al menos, el que nos sigue habitualmente lo haga con creciente interés.
El caso es que hemos superado el medio millón de visitas, lo que sugiere que tal vez no seamos tan vistos como los gatitos de internet ni los youtubers de tendencias, más megalómanos y osados, pero despertamos un cierto interés muy disperso por todo el globo y claramente minoritario que podría ser la semilla de algo creciente y significativo, o no. Esta entrada lleva un tiempo cociéndose entre nuestros borradores esperando a la redonda cifra de la 500.000 visitas, pero en las últimas horas, sin que tengamos explicación alguna, las 400 o 500 visitas diarias se han incrementado bruscamente desde Rusia, lo cual ocurre un par de veces al año sin que sepamos por qué, con miles de visitas (cerca de 2400) y un aluvión inesperado desde Alemania (cerca de 1200), Reino Unido (otras tantas, cosa infrecuente) y 666 (recalco la demoníaca cifra) desde los Países Bajos, lo que tampoco suele ocurrir, teniendo en cuenta que nuestros seguidores normalmente más numerosos nos ven e incluso (tal vez) también nos leen desde España, Estados Unidos, México, Rusia, Argentina, Colombia y Ucrania.
Desde los tiempos en que elaboraba textos críticos para construir algo que colase como tesis doctoral (cosa que conseguí sin grandes consecuencias en mi vida profesional, por entonces repartida entre la docencia y la construcción de volumetrías naturalistas) he vivido el tránsito entre la comunicación analógica y la digital, y he encontrado en la red un soporte donde establecer un escritorio ubicuo al que he aprendido paulatinamente a sacar partido, a hacerlo más legible y atractivo para los visitantes y seguidores.
Algunos recordarán su antiguo diseño (el fondo era una foto de uno de los muchos dibujos copiados de antiguos mapas para ilustrar una recreación de islas de ficción en las paredes del retrete de mi antiguo domicilio), sustituído actualmente por la impronta en barro de una reproducción en bronce de un camaleón malgache que realicé hace años mediante técnicas de joyería.
No es la primera vez que hacemos mención a nuestra audiencia y que lo ilustramos con imágenes vinculadas a la búsqueda de El Animal Invisible o de Antrozoología Artística. Lo hicimos con motivo de nuestras 300.000 vistas y no pocos se han quejado de que los iconos enlazados tapaban las demás opciones de la página, pero así se ha quedado y nos hace cierta gracia.
Somos conscientes de que lo que realmente recibe muchas visitas en internet son imágenes de gatitos y contenidos banales o bizarros, y también sabemos que las vistas a nuestros contenidos no siempre son vistas en profundidad, y que la mayor parte de nuestros textos son leídos sólo parcialmente o no lo son en absoluto, pero nosotros vamos a seguir igualmente con nuestra actividad y compartiéndola, dado que lo que nos mueve es la curiosidad, especialmente si esta es compartida, independientemente del mayor o menor número de personas alcanzadas.
Los recién llegados podéis haceros una idea de qué va todo esto.
Los demás estáis invitados a un ejercicio de dejà vu.
Mafa Alborés
Si preferís jugar a ver a dónde os lleva las imágenes, podéis clicar sobre cualquiera de las que ofrecemos a continuación para rememorar nuestros artículos o bien intentar dilucidar qué tipos de asociaciones establecen los motores de búsqueda:
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