En artículos anteriores, y en referencia a las fronteras entre las imágenes que representan animales y las que representan humanos, dedicamos un análisis, no excesivamente concienzudo pero creo que honesto y conciso, al concepto de personaje antropomorfo. En dicho artículo, observábamos especialmente el significativo y especialmente paradigmático caso de la imagen del mono. Siendo nosotros mismos primates, y emparentados con los simios, nos parece normal que los otrora denominados póngidos sean ahora clasificados como simios antropomorfos, aunque la antropomorfia sea una cualidad fácilmente asignada a muchos personajes de cuento y, por extensión, a los personajes animales de las películas de animación.
Desde nuestro punto de vista, dicha expresión se usa de forma errónea casi siempre, o al menos muy a menudo. En realidad, al referirnos a estos personajes (Mickey Mouse, Tom y Jerry, etc.) deberíamos referirnos a humanos zoomorfos:
Es oportuno dedicar un capítulo particular a las imágenes de monos, y primates en general, como ejemplo paradigmático y crítico del tema que nos ocupa, ya que el hecho de que nosotros mismos seamos primates y presentemos analogías orgánicas evidentes, coloca las imágenes de simios y póngidos, particularmente, en una zona fronteriza de las imágenes zoológicas antropomorfizadas y las imágenes humanas zoomorfizadas.
En principio pueden parecernos lo mismo, o un juego de palabras excesivo, pero creo que habríamos de ser lo más certeros posible en nuestras apreciaciones. Desde los inicios del cómic y el cine de animación, las formas animales han servido como material recurrente de expresión. Todos los estudiosos de la historia del cine de animación tienen presentes a los dinosaurios de Winsor Mckay, o los primeros pálpitos luminosos de Mickey Mouse.
Se ha generalizado la expresión "animales antropomorfos" para designar una clase bien conocida de personajes animados, pero si tenemos en cuenta la importancia del comportamiento y hábitos de cualquier criatura para ser reconocida a lo largo de la historia de la cultura, creo que sería más exacto hablar de "humanos zoomorfos", personajes claramente definidos por su personalidad más que por su anecdótico disfraz de animal caricaturesco.
Un animal antropomorfo es, por ejemplo, un licántropo, pero los cómics de Lupo Alberto nos presentan humanos con actitudes forzadas y aspecto animaloide.
Mickey Mouse es un actor que ha ido desarrollando sus matices para la comedia y el drama, y cuya representación gráfica ha evolucionado al margen de su mínima condición ratonil. Mickey confirma nuestra teoría en cuanto que mantiene una relación humana con su perro pluto, que sí representaría una genuína caricatura de perro.
El problema es que los perros son injustamente juzgados como inteligentes, bajo criterios humanos, e incluso Pluto se convierte en humano antropomorfo, en cierta medida, en algunos episodios que él protagoniza. Al fin y al cabo, el amigo por excelencia de Mickey es Goofy, personaje también perruno, pero absolutamente diferenciado de Pluto, a quien puede sacar a pasear, porque Goofy, aunque zoomorfo, es un hombre, y Pluto, aunque humanizado y caricaturesco, es un perro.
Si se preguntan porqué hablamos de ratones animados en un apartado sobre monos, es sencillamente porque los animales antropomorfos y los hombres zoomorfos tienen una cita obligada de encuentro en la imagen de los monos. Las afectividades humanas van a estar, inevitablemente, presentes en cualquier representación zoológica, pero no debemos pensar que lo humano es exclusivo y elevado, sino que constituye un campo particular de las afectividades e inquietudes animales.
Mickey Mouse ha evolucionado a lo largo de su historia. Su evolución ha sido por un lado a nivel gráfico y por otro a nivel de recursos dramáticos, de contenido ético. Las primeras aventuras mostraban un Mickey violento y caprichoso, a menudo cruel o malicioso, pero, paulatinamente, Mickey, como tantos otros personajes animados, cambió sus actitudes a la vez que se modificó su imagen.
Lo cierto es que podríamos afirmar que su carácter y su físico evolucionaron, para agradar, en la misma dirección pero en sentidos opuestos. Mientras su físico rejuvenecía, su carácter maduraba.
Stephen Jay Gould, en un delicioso artículo, un pequeño ensayo titulado "Homenaje biológico a Mickey Mouse", estudia los cambios gráficos de la figura de Mickey en términos evolutivos (Gould, S.J.: "El pulgar del panda").
Gould nos remite a "La parte y la totalidad en las sociedades animales y humanas", de Konrad Lorenz ("Ganzheit und Teil in der Tierischen und menschilichen Gemeinschaft", 1950). Para Lorenz, los rasgos físicos juveniles provocan en nosotros y otros animales "mecanismos de liberación innatos", y somos seducidos, incluso engañados, por una respuesta desarrollada hacia nuestros propios bebés, transfiriendo en consecuencia la misma reacción al mismo conjunto de características en otros animales.
Lorenz resume estas características: "...una cabeza relativamente grande, predominio de la cápsula cerebral, ojos grandes y de disposición baja, región de las mejillas prominente,extremidades cortas y gruesas, una consistencia elástica y neumática, y movimientos torpes".
Gould no entra en la cuestión acerca del origen, innato o aprendido, de esta predisposición, porque considera que su argumentación es de todas formas lo suficientemente consistente:
"Muchos animales, por razones que nada tienen que ver con la inspiración del afecto en los seres humanos, poseen algunas características compartidas con los bebés humanos pero no con los adultos humanos: ojos grandes y una frente abultada con una barbilla huidiza, en particular. Nos sentimos atraídos por ellos, los criamos como mascotas, nos detenemos y los admiramos en la naturaleza... mientras rechazamos a sus parientes de ojos pequeños y hocico alargado que podrían resultar objeto de admiración o compañeros más afectuosos. Lorenz señala que los nombres en alemán de muchos animales con características que imitan a los bebés humanos, terminan en el sufijo diminutivo chen, aunque los animales sean a menudo parientes cercanos carentes de tales características: Rotkehlchen (petirrojo), Eichhörnchen (ardilla), y Kaninchen (conejo), por ejemplo."
(Gould, Stephen Jay: "El pulgar del panda")
Así, Gould nos recuerda que el "engominado y repelente Mortimer", antagonista de Mickey en aventuras tempranas, con su cabeza relativamente pequeña respecto a su mayor estatura y con su nariz ocupando un 80 por 100 de la longitud de su cabeza, presentaba un aspecto adulto, intrínsecamente "peligroso" o rechazable. Gould toma de Lorenz el ejemplo del camello, cuya expresividad facial, traducida a la humana, se antoja desdeñosa o arrogante, aunque "el pobre camello no puede evitar llevar la nariz por encima de sus ojos alargados ni tener las comisuras de la boca hacia abajo". Como nos recuerda Lorenz, "si desea usted saber si un camello está dispuesto a comer de su mano o a escupirle, mírele a las orejas, no al resto de la cara".
Encontramos argumentaciones análogas en Darwin y neodarwinistas. Darwin argumentaba en 1872 ("Expression of Emotions in Man and Animals") a favor de una continuidad evolutiva de la emoción, no sólo de la forma en que ésta se manifiesta. Gruñimos y elevamos el labio superior al verse irritada nuestra ferocidad "...para dejar al descubierto nuestro inexistente camino de combate". Otros gestos imitan actos adaptativos concretos, como el de vomitar inspira el gesto de repugnancia.
(Mafa Alborés)
De hecho, en la vida real, los personajes animales de los filmes clásicos de Disney se encontrarían con problemas mucho más duros y acuciantes que las humanas inquietudes de las que hacen gala, tanto si fuesen animales reales como si fuesen los personajes humanos disfrazados de animales que supuestamente simbolizan las cualidades intrínsecas a dichos personajes.
Hoy recordamos todas estas cuestiones porque apuntan a la problemática relación entre el ser humano y los demás animales, y quien nos lo recuerda de forma gráfica es Jeff Hong en su blog Unhappily Ever After, de donde extraemos algunas de las imágenes que ilustran este post, a raíz de un comentario de Kristina Pepelko que traducimos a continuación:
Genial Blog Reemplaza animales maltratados con los personajes de Disney en Imágenes para la reflexión
Kristina Pepelko
12 de mayo 2014 23 Comentarios
OneGreenPlanetBuzz Monster
Para muchos de nosotros, crecer viendo películas de Disney fue una experiencia mágica. Algunas nos inspiraron a ser valientes, mientras que otras nos enseñaron acerca de la bondad y el amor familiar .
Sin embargo, las películas de Disney también nos cegaron ante algunas cosas atemorizantes que suceden en la vida real. Como los críticos han puesto de manifiesto en los últimos años, en una serie de películas de Disney apestaban tanto el racismo como el sexismo (además del clasismo ) .
Además, las películas de Disney con personajes animales los utilizan como meros objetos para llevar a cabo los destinos humanos frente a una forma de explorar la vida interior de los propios animales, creando una falta de conexión entre los personajes animales con los que empatizamos en las películas y los animales con los que compartimos nuestra vida real con (y de los que abusamos) .
Jeff, un artista del guión gráfico de animación con sede en la ciudad de Nueva York (y fan de la animación de Disney ), ha traído esta dicotomía a la luz con su blog Tumblr, Disney Infelices para siempre. Mientras que algunas de sus imágenes lidian con temas sociales , un número de ellas profundizan en los derechos de los animales y temas de conservacinismo, yuxtaponiendo escenas hechas por el hombre donde a menudo encontramos animales (o partes de animales) en la actualidad (es decir, los parques zoológicos , restaurantes de comida rápida , los laboratorios , etc ) con uno de los favoritos, pero desesperados, personajes de Disney.
Genius Blog Replaces Abused Animals With Disney Characters in Thought-Provoking Images
Yet, Disney movies also blinded us to some scary things going on in real life. As critics have revealed in more recent years, a number of Disney movies reeked of both racism and sexism (in addition to classism).
Additionally, Disney movies featuring animal characters use them as mere props to carry out human destinies versus a way to explore the inner lives of the animals themselves, creating a disconnect between the animal characters we empathize with in the films and the animals we share our real lives with (and the ones we use and abuse).
Jeff, a New York City-based animation storyboard artist (and a fan of Disney animation), has brought this dichotomy to light with his Tumblr blog, Disney Unhappily Ever After. While some of his featured images deal with social issues, a number of them delve into animal rights and conservation topics, juxtaposing human-made scenes we often find animals (or parts of animals) in today (i.e. zoos, fast food restaurants, laboratories, etc.) with a favorite, yet forlorn Disney character.
Check out a few of his thought-provoking images below, and tell us what you think with a comment!
1. The Little Mermaid Drowning in an Oil Spill
2. Chicken Little in Horror at KFC
3. Winnie the Pooh Mourning a Clear-Cut Forest
4. Simba Languishing at a Zoo
5. Rataouille Suffering in a Laboratory
5. Dumbo Scared at the Circus
6. Bambi Silent on a Hunter’s Wall
Hasta aquí la selección de Pepelko, quien destaca lo que también a nosotros nos parece más remarcable del trabajo de Hong, dados los temas que solemos tratar a través de La voz del animal invisible, pero, además de las cuestiones antrozoológicas planteadas en el mundo de "Infelices para siempre", no cabe duda de que también la crítica a aspectos sociológicos estrictamente humanos son repasados con sencilla agudeza por el responsable de esta particular propuesta on line: