Sanna Kannisto, nacida en Hämeenlinna, Finlandia, en 1974, y vinculada a la escuela de Helsinki, es una fotógrafa que se merece un lugar destacado en las galerías de El Animal Invisible por diversas razones que creemos que son evidentes a la vista de sus imágenes.
En este blog intentamos dar cabida a trabajos de artistas plásticos de toda índole, pero sentimos una especial preferencia por los fotógrafos en la medida que sus obras se mueven frecuentemente en terrenos a medio camino entre lo creativo (la expresivividad puramente estética o formal) y lo documental, dado que constituyen pruebas testimoniales de la existencia de lo fotografiado al margen del punto de vista y los recursos técnicos o expresivos escogidos por el autor.
A menudo, lo que interpretamos como registro fotográfico o audiovisual de carácter estrictamente documental ha sido manipulado por motivos diversos.
Un fotógrafo o un cineasta naturalista pueden encontrar un ejemplar zoológico en una ubicación concreta que presenta dificultades para un registro óptimo, como una luz inadecuada o una posición incómoda para situar el equipo, o sencillamente poco atractiva (algo muy subjetivo) o poco pintoresca. El simple hecho de recolocar un pequeño reptil que tomaba el sol sobre una roca en un bonito tronco inclinado plagado de musgo y hermosas orquídeas a escasos metros o incluso centímetros de su posición original es una práctica habitual y supuestamente honesta por parte del documentalista, pero supone una manipulación y en cualquier caso no podemos estar entramente seguros de que quizás el animal en cuestión no hubiese evitado sistemáticamente escoger un lugar semejante por razones que se nos escapen.
Además de esto, suele ocurrir que la tentación de trabajar cómodamente en un entorno óptimo para el registro fotográfico o videográfico invite al realizador a simular el estudio recurriendo a escenografías naturalistas, terrarios o instalaciones de conservación zoológica de apariencia naturalista que generen la apariencia de documentar una escena natural en realidad manipulada (muy especialmente cuando la casualidad o la paciencia son sustituidas por la provocación intencionada de escenas de lucha o depredación, colocando animales de especies distintas -o de la misma, en conflicto territorial o reproductivo- en el set convenientemente controlado e iluminado).
Un fotógrafo o un cineasta naturalista pueden encontrar un ejemplar zoológico en una ubicación concreta que presenta dificultades para un registro óptimo, como una luz inadecuada o una posición incómoda para situar el equipo, o sencillamente poco atractiva (algo muy subjetivo) o poco pintoresca. El simple hecho de recolocar un pequeño reptil que tomaba el sol sobre una roca en un bonito tronco inclinado plagado de musgo y hermosas orquídeas a escasos metros o incluso centímetros de su posición original es una práctica habitual y supuestamente honesta por parte del documentalista, pero supone una manipulación y en cualquier caso no podemos estar entramente seguros de que quizás el animal en cuestión no hubiese evitado sistemáticamente escoger un lugar semejante por razones que se nos escapen.
Además de esto, suele ocurrir que la tentación de trabajar cómodamente en un entorno óptimo para el registro fotográfico o videográfico invite al realizador a simular el estudio recurriendo a escenografías naturalistas, terrarios o instalaciones de conservación zoológica de apariencia naturalista que generen la apariencia de documentar una escena natural en realidad manipulada (muy especialmente cuando la casualidad o la paciencia son sustituidas por la provocación intencionada de escenas de lucha o depredación, colocando animales de especies distintas -o de la misma, en conflicto territorial o reproductivo- en el set convenientemente controlado e iluminado).
Ya en alguna ocasión habíamos mencionado la escrupulosa honestidad de muchos artistas naturalistas encargados de ilustrar libros y catálogos de ejemplares provenientes de museos y gabinetes al reproducir con todo lujo de detalles no sólo los ejemplares reproducidos sino también los contenedores, vitrinas, frascos y estanterías que los acogían ya disecados o en cualquier otro modo de conservación. Frecuentemente, en los cuadernos de campo, los apuntes del natural no ocultan sino que ponen de manifiesto el entorno de trabajo del naturalista, los instrumentos empleados, etc.
Fiel a este espíritu, Sanna Kannisto homenajea tanto el rigor como el valor artístico implícito en este tipo de trabajos, y ofrece un catálogo de imágenes que evidencian la improvisación de su estudio fotográfico en la misma localización natural en la que encuentra o atrae a los ejemplares botánicos y zoológicos que fotografía. Inmersa en bosques tropicales y otros biotopos, realiza un catálogo relativamente concienzudo de los ejemplares a su criterio más llamativos que son atraídos por las pantallas retroiluminadas que coloca in situ y que también ejercerán de fondo fotográfico o de difusor.
Tampoco elude el atractivo artístico y evocador de las imágenes que registran la actividad en sí, con el registro de sus más o menos improvisados espacios de trabajo, de su instrumental, pantógrafos, ceferinos, parasoles, los objetos utilizados para la clasificación, almacenamiento, iluminación...porque lo que Kannisto fotografía no son sólo los animales y las plantas que observa, sino también su propia actividad fotográfica, lo que pone en un contexto muy concreto los ejemplares zoológicos, vivos en su entorno natural pero momentáneamente sometidos a una circunstancia de excepción que no quiere en absoluto disimular.
Lo que normalmente serían meras imágenes ilustrativas de la memoria de un proyecto fotográfico de esta índole constituyen el proyecto fotográfico en sí mismo, algo que, al ser realizado a conciencia, constituye una excepción otorgando personalidad propia a su obra y un estilo que la hace reconocible. Hay algo paradójico o contradictorio en ello, según los cánones más habituales, ya que lo más artístico o impostado de la labor propia del fotógrafo de estudio es mostrado enmarcado por el "fuera de campo" generalmente oculto.
Este rasgo, que convertiría su obra en una suerte de muestrario didáctico de la metodología fotográfica de oficio en un campo concreto, o directamente en un reportaje fotográfico como podría ser el que registrase el proceso de trabajo de un ceramista o de un carpintero, genera un bucle autoconclusivo muy interesante a la par que honesto y sencillo.
No podemos evitar el acordarnos de todo lo que nos atraía de las recreaciones de fotografías ilustres a cargo de Jojakim Cortis y Adrian Sonderegger, y sin duda nos encontramos nuevamente ante un desafío a la reflexión sobre el problema del cuadro dentro del cuadro, de la foto dentro de la foto, deconstruyendo el concepto en sentido inverso, dado que, al fin y al cabo, los sujetos fotografiados por Sanna Kannisto son auténticos, están vivos y, en todo caso, apuntarían a un simulacro simulado, si se me permite la verbigracia redundante.
Mafa Alborés
Recientemente, la edición digital de National Geographic le dedicaba un interesante artículo firmado por Sarah Stacke, quien, por cierto, consigna a la autora como Sanno, y no como Sanna, no sé si por error de transcripción o por alguna causa que se me escapa. Sea como sea, os ofrezco una traducción del mismo a continuación:
Tampoco elude el atractivo artístico y evocador de las imágenes que registran la actividad en sí, con el registro de sus más o menos improvisados espacios de trabajo, de su instrumental, pantógrafos, ceferinos, parasoles, los objetos utilizados para la clasificación, almacenamiento, iluminación...porque lo que Kannisto fotografía no son sólo los animales y las plantas que observa, sino también su propia actividad fotográfica, lo que pone en un contexto muy concreto los ejemplares zoológicos, vivos en su entorno natural pero momentáneamente sometidos a una circunstancia de excepción que no quiere en absoluto disimular.
Lo que normalmente serían meras imágenes ilustrativas de la memoria de un proyecto fotográfico de esta índole constituyen el proyecto fotográfico en sí mismo, algo que, al ser realizado a conciencia, constituye una excepción otorgando personalidad propia a su obra y un estilo que la hace reconocible. Hay algo paradójico o contradictorio en ello, según los cánones más habituales, ya que lo más artístico o impostado de la labor propia del fotógrafo de estudio es mostrado enmarcado por el "fuera de campo" generalmente oculto.
Este rasgo, que convertiría su obra en una suerte de muestrario didáctico de la metodología fotográfica de oficio en un campo concreto, o directamente en un reportaje fotográfico como podría ser el que registrase el proceso de trabajo de un ceramista o de un carpintero, genera un bucle autoconclusivo muy interesante a la par que honesto y sencillo.
No podemos evitar el acordarnos de todo lo que nos atraía de las recreaciones de fotografías ilustres a cargo de Jojakim Cortis y Adrian Sonderegger, y sin duda nos encontramos nuevamente ante un desafío a la reflexión sobre el problema del cuadro dentro del cuadro, de la foto dentro de la foto, deconstruyendo el concepto en sentido inverso, dado que, al fin y al cabo, los sujetos fotografiados por Sanna Kannisto son auténticos, están vivos y, en todo caso, apuntarían a un simulacro simulado, si se me permite la verbigracia redundante.
Mafa Alborés
Autorretrato, 2000 |
Recientemente, la edición digital de National Geographic le dedicaba un interesante artículo firmado por Sarah Stacke, quien, por cierto, consigna a la autora como Sanno, y no como Sanna, no sé si por error de transcripción o por alguna causa que se me escapa. Sea como sea, os ofrezco una traducción del mismo a continuación:
A través de la lente de una artista, la biología de campo entra en escena (Sarah Stacke)
Siempre fascinada por cómo la ciencia y la naturaleza nos explican el mundo, la fotógrafa finlandesa Sanno Kannisto ha pasado mucho tiempo en el bosque durante toda su vida. Como un niño que recoge insectos, ranas, setas o bayas durante los veranos y fines de semana pasados en el campo con su familia. A finales de 1990 se comenzó a explorar bosques más lejos de casa -las selvas tropicales de América del Sur- con su cámara y un pequeño estudio de campo portátil.Desde entonces Kannisto ha asumido el desarrollo de un estilo de toma de imagen que vive en la intersección de las bellas artes y las ciencias y explora la complicada relación entre los seres humanos y la naturaleza.
Con los años, Kannisto ha fotografiado varias especies de serpientes, murciélagos, aves, ranas, hongos y plantas tropicales enigmáticas como la Gorgona Aristolochia que produce flores de 14 a 16 pulgadas, todo en el contexto de la intervención humana.
Imagen: bolsas colgadas en un tendal
"Cada bolsa de algodón contiene un murciélago," dice Kannisto de las bolsas de tela de recogida de muestras que cuelgan en una estación de investigación en la Guayana francesa. La armonía visual de la escena reclamó su atención, al igual que el frasco de esmalte de uñas de color rojo sobre la mesa que los científicos usan para hacer marcas en las uñas de los murciélagos. "Cuando lo ves en la imagen realmente te asaltan preguntas al respecto", comenta.
Al aislar y organizar cuidadosamente la iluminación de sus sujetos dentro de un estudio de plexiglás, las imágenes nítidas y detalladas de Kannisto reconocen la imposibilidad de los seres humanos para imitar, controlar o comprender totalmente la abrumadora diversidad de la selva. El fondo blanco de muchas de las imágenes intensifica la presencia de los sujetos y se refiere a una larga tradición de la historia del examen científico, así como a los dibujos de historia natural.
Muchas de las imágenes están enmarcadas por una cortina negra, añadiendo un elemento de teatralidad y llamando la atención sobre el estudio ya tanto un laboratorio como un escenario. Los conductos de cintas, alambres, tornillos y abrazaderas utilizadas para dar forma y asegurar las ramas y plantas sobre los que los animales se posan quedan visibles, negando cualquier noción acerca de que Kannisto esté intentando crear dioramas-hábitat. En cierto número de imágenes la misma Kannisto es visible. Ella se convierte en un sujeto y su presencia destaca su trabajo como una meditación de su posición como un artista que trabaja en el mundo de la investigación científica.
"Quiero subrayar en lugar de ocultar el hecho de que las imágenes se construyen", dice Kannisto, que une sus imágenes a la tradición del bodegón y de la fotografía artística de estudio. Las propiedades visuales como los colores, formas y tamaños de la flora y la fauna utilizados en cada imagen se planifican meticulosamente por adelantado, sin embargo, la imprevisibilidad de los movimientos de los animales y de la hoja o rama que elijan para posarse aporta una noción de oportunidad casual de las fotos y alude a un enfoque documental.
Durante su fotografía de campo, Kannisto vive en las estaciones científicas por un máximo de dos meses para la ocasión y trabaja junto a científicos y naturalistas. Algunos científicos ayudan al traer plantas y animales para el estudio de Kannisto, pero la fotógrafa encuentra la mayoría de las plantas y los animales mientras se interna en el bosque. Cuando la recolección de plantas, sólo se necesita una pequeña parte, dejando intacto el resto. Se ha convertido en experta en el uso de redes para atrapar pequeños animales y, una vez los tiene, Kannisto trabaja con rapidez y luego los devuelve al lugar exacto en el que se encontraron.
Ha aprendido que en la primavera se debe fotografiar las aves migratorias lo más rápido posible, porque después de recorrer un largo camino tienen hambre y la necesidad de buscar comida. La primavera es también un buen momento para fotografiar a las aves porque las hojas son más pequeñas y complementan los cuerpos menudos de los animales.
Cuando trabaja con los anilladores de aves, Kannisto observa su dominio de unos 10 a 15 minutos de"tiempo de seguridad", el tiempo total que un pájaro puede ser manipulado y fotografiado.
Kannisto observa primero el comportamiento de las aves en el estudio, con la esperanza de un espíritu valiente y curioso que la motiva y le ofrece la oportunidad de realizar variedad de composiciones fotográficas.
Para capturar las imágenes que previó con los murciélagos que se alimentan de néctar, los dirigía con tiras de plástico para que volaran hacia los arreglos en su estudio desde una dirección particular.
En los últimos años Kannisto ha dejado atrás los trópicos y ha estado fotografiando pájaros que viven en la península de Hanko de Finlandia.
"Ha sido maravilloso e inspirador trabajar en Finlandia," dice. Al tener la oportunidad de trabajar de cerca con las aves de Finlandia después de la observarlos en los árboles y arbustos durante tantos años, Kannisto se ha visto sorprendida por las pequeñas diferencias en los tonos de marrones y grises en sus plumas y su espléndida belleza cada día.
Kannisto cree que cada animal es mágico a su manera y muchos le han emocionado. "Tienen increíbles detalles y colores. Se puede sentir el latido del corazón de un pájaro cuando se sostiene, por ejemplo, y las aves y los murciélagos son tan inteligentes... Se puede sentir por la forma en que te miran, ".
http://proof.nationalgeographic.com/2016/03/21/through-an-artists-lens-field-biology-takes-the-stage/?utm_source=NatGeocom&utm_medium=Email&utm_content=pom_20160327&utm_campaign=Content&utm_rd=1004277576
http://www.sannakannisto.com/works/ (web de la artista)
http://helsinkischool.fi/artists/sanna-kannisto/portfolio/portfolio-4/
el cuadro dentro del cuadro
No hay comentarios:
Publicar un comentario