Otros han dedicado estos días a dejar comentarios sobre la vida y la obra de Oriol Maspons, indisociables de la frívola modernidad barcelonesa del tránsito a los años 60, la gauche divine, etc.
Este aspecto frívolo de parte de su obra parece ser problemático para la legítima trascendencia de su obra, más apreciada cuando más retrata la cruda realidad del Somorrostro, por ejemplo, a la altura de la fotografía Documental de Centelles o Català Roca.
No pienso entrar en este tipo de disquisiciones.
Maspons fué una persona que hizo fotografías, algunas memorables, y vivió su vida, a la que integró su actividad como fotógrafo, de maneras diversas.
Lo cierto es que, personalmente, fue un libro concreto de fotografías del autor lo que me llamó la atención hace años (a mediados de los 90, diría yo).
Se trataba de una colección de retratos de personas, más o menos conocidas en sus ámbitos profesionales y sociales, acompañados de sus mascotas. El libro llegó a mis manos cuando trabajaba en el zoo, y Emi, una de las cuidadoras y "entrenadoras" de delfines, me mostró el ejemplar que le acababan de entregar por haber participado en la serie de retratos, creo recordar que íntegramente en blanco y negro. Emi aparecía (y no los otros cuidadores masculinos del "aquarama" del zoo de Barcelona), por acompañar a los ilustres animales del zoo, y acentuar una cierta estampa maternal y a la vez erótica al asociar animales marinos y agua con femineidad (el mito de ondinas y sirenas -inicialmente asociadas a criaturas aladas-) de la que ya hemos dado cuenta en anteriores entradas.
No he conseguido encontrar referencia visual alguna a dicha publicación, que sería especialmente oportuna en nuestro rincón de antrozoología artística, pero sí que he podido rescatar algunas de las imágenes que ilustran esta pequeña entrada y en las que los protagonistas son animales. No he podido hacerme con ningún ejemplar del catálogo o libro fotográfico citado, pero aparte de la curiosa, o al menos significativa, elección de Emi (no Albert, ni Andrés, los otros cuidadores de entonces), por añadir una imagen curiosa o insólita pero canónica al libro, también me llamó la atención la presencia de un viejo conocido de los responsables de la colección para la que yo trabajaba, Jordi Butxaca, un cuidador de caballos también característico por su atuendo y sus tatuajes de tipo duro, una especie de ángel del infierno aficionado a la entomología y a la crianza de artrópodos de aspecto temible, como escorpiones y sobre todo grandes arañas como migalas y tarántulas. En este caso se trataba de incluir una imagen tópicamente representativa del "hay gente para todos los gustos", mientras que los demás retratos presentaban a gente "normal" con animales "normales", que supuestamente eran los responsables de la "normalización" del retratado, ilustre o famoso (políticos, periodistas, actores, modelos...). Jordi salía retratado con sus peludas arañas, y no con sus peludos caballos.
Una lástima, por supuesto, no poder ofrecer imagen alguna de esta obra concreta de Maspons, de la que dábamos cuenta en entradas precedentes sin ilustrarla aún con imágenes, pues de eso se trata.
Hago desde aquí un llamamiento a todo el que me pueda facilitar más información soble la publicación de este proyecto fotográfico que creo recordar se llamó "Mascotas" (corregidme si me equivoco) y que merece un hueco particular en nuestro espacio dedicado a la iconografía animal.
Este aspecto frívolo de parte de su obra parece ser problemático para la legítima trascendencia de su obra, más apreciada cuando más retrata la cruda realidad del Somorrostro, por ejemplo, a la altura de la fotografía Documental de Centelles o Català Roca.
No pienso entrar en este tipo de disquisiciones.
Maspons fué una persona que hizo fotografías, algunas memorables, y vivió su vida, a la que integró su actividad como fotógrafo, de maneras diversas.
Lo cierto es que, personalmente, fue un libro concreto de fotografías del autor lo que me llamó la atención hace años (a mediados de los 90, diría yo).
Se trataba de una colección de retratos de personas, más o menos conocidas en sus ámbitos profesionales y sociales, acompañados de sus mascotas. El libro llegó a mis manos cuando trabajaba en el zoo, y Emi, una de las cuidadoras y "entrenadoras" de delfines, me mostró el ejemplar que le acababan de entregar por haber participado en la serie de retratos, creo recordar que íntegramente en blanco y negro. Emi aparecía (y no los otros cuidadores masculinos del "aquarama" del zoo de Barcelona), por acompañar a los ilustres animales del zoo, y acentuar una cierta estampa maternal y a la vez erótica al asociar animales marinos y agua con femineidad (el mito de ondinas y sirenas -inicialmente asociadas a criaturas aladas-) de la que ya hemos dado cuenta en anteriores entradas.
No he conseguido encontrar referencia visual alguna a dicha publicación, que sería especialmente oportuna en nuestro rincón de antrozoología artística, pero sí que he podido rescatar algunas de las imágenes que ilustran esta pequeña entrada y en las que los protagonistas son animales. No he podido hacerme con ningún ejemplar del catálogo o libro fotográfico citado, pero aparte de la curiosa, o al menos significativa, elección de Emi (no Albert, ni Andrés, los otros cuidadores de entonces), por añadir una imagen curiosa o insólita pero canónica al libro, también me llamó la atención la presencia de un viejo conocido de los responsables de la colección para la que yo trabajaba, Jordi Butxaca, un cuidador de caballos también característico por su atuendo y sus tatuajes de tipo duro, una especie de ángel del infierno aficionado a la entomología y a la crianza de artrópodos de aspecto temible, como escorpiones y sobre todo grandes arañas como migalas y tarántulas. En este caso se trataba de incluir una imagen tópicamente representativa del "hay gente para todos los gustos", mientras que los demás retratos presentaban a gente "normal" con animales "normales", que supuestamente eran los responsables de la "normalización" del retratado, ilustre o famoso (políticos, periodistas, actores, modelos...). Jordi salía retratado con sus peludas arañas, y no con sus peludos caballos.
Una lástima, por supuesto, no poder ofrecer imagen alguna de esta obra concreta de Maspons, de la que dábamos cuenta en entradas precedentes sin ilustrarla aún con imágenes, pues de eso se trata.
Hago desde aquí un llamamiento a todo el que me pueda facilitar más información soble la publicación de este proyecto fotográfico que creo recordar se llamó "Mascotas" (corregidme si me equivoco) y que merece un hueco particular en nuestro espacio dedicado a la iconografía animal.
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