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miércoles, 12 de septiembre de 2012

besar a una morsa


Demasiado a menudo se suscitan polémicas por el uso irrespetuoso o tendencioso de las imágenes de los animales. La publicidad no es un mundo que pretenda entender demasiado de etología ni de ecología.
Lo que me sorprende del caso reproducido más abajo, el origen de la polémica me parece estúpido, e incluso más polémico o problemático que la supuesta polémica sugerida. Categoriza a ciertos animales como feos o asquerosos, de manera subjetiva, y, llegando más lejos, se considera ofensivo por parte de un sector del público que, lejos de ser desestimado, a través de los medios encuentra un amplificador de su mensaje.

En particular encuentro la idea en el terreno del chascarrillo fácil, un mero chiste visual no exento de gracia, y bastante inocente en el uso de un mensaje claro y directo, al poder besar una gran boca de enormes colmillos de un animal marino que consume moluscos, con un aliento fácil de imaginar, gracias al consumo del producto anunciado. Exagerar es humanísimo.




Lo que parece exagerado a la mayor parte de personas con las que he comentado el vídeo, es el tamaño de la morsa respecto a la muchacha protagonista. Creo que esto apunta a una concatenación de fenómenos semióticos en la apreciación de la imagen de la morsa, que, no sólo es así de grande, sino mucho mas en el caso de machos longevos.
Básicamente se ha reproducido la morsa como una foca con colmillos sobredimensionados, y, aunque tal asociación tiene su lógica filogenética implícita, lo cierto es que también se ha asociado a las numerosas especies de focas con algo parecido e perros acuáticos, perros con aletas, con unas proporciones semejantes, pero trasladadas a su adaptación acuática. Si bien es cierto que la gente sabe que muchas especies de focas son grandes, he visto con mucha frecuencia la sorpresa de espectadores atónitos al poder comprobar sus proporciones al natural o cuando menos en documentos audiovisuales en los que los animales aparecen junto a seres humanos que se nos antojan entonces diminutos. También es verdad que en muchos casos, la lejanía, necesaria o voluntaria, del operador de cámara con respecto a la escena le obliga o le invita al uso de teleobjetivos que acentúa la sensación de cercanía entre objetos pertenecientes a planos lejanos comprimidos en la misma profundidad de campo, falseando su escala. 
No suele ser necesario recurrir a efecto óptico alguno para comprobar que, efectivamente, los elefantes marinos y las morsas son animales enormes, que incluso echados sobre su vientre sobrepasan con mucha holgura nuestra propia estatura con sus bigotes.
Creo que este tipo de distorsiones en la imaginación (en sentido estricto) del tamaño de un animal se debe a una persistencia del modelo más cercano y parecido (si uno se habitúa a los ciervos o a otros grandes ungulados cercanos a nuestro entorno ibérico, por ejemplo, encuentra muy grandes las proporciones de un gran wapití, o de un enorme alce canadiense) lo que sitúa la imaginación en el ámbito de la búsqueda de una cierta coherencia entre los fenómenos experimentados y los imaginados.



1720 - By Pieter Van Der Aa
1720 - By Pieter Van Der Aa



 








Blog de Noticias

Polémica por besar a una morsa


Por  | Blog de Noticias – vie, 31 ago 2012
Es el colmo. Una muchacha besando a una morsa, que para mayor desconcierto se nos presenta como el novio de otra joven. ¡Qué publicidad más estrafalaria! Y toda esta escena para vender Skittles, la conocida marca de caramelos. Algunos pueden considerarlo una broma, otras califican el anuncio de "inapropiado e innecesario".
La discusión estalló cuando One Million Moms (OMM), un grupo conservador de madres cristianas, publicó una declaración para manifestar su rechazo al video. "No estamos seguras de la reflexión de Skittles que precedió a este anuncio, pero si intentaban ofender a los consumidores, lo han conseguido", sostiene el texto.
Antes de lanzar su llamado para boicotear la "irresponsable" publicidad hasta que sea retirada, OMM acusó al equipo de marketing de Skittles, una marca de la compañía Mars Inc., de "tratar con ligereza el acto de bestialismo". El Diccionario de la Real Academia Española define el bestialismo como "la relación sexual de personas con animales". Las integrantes de OMM están muy preocupadas por el pésimo ejemplo que los escarceos entre la morsa y la muchacha rubia dan a los niños. ¡Imaginen qué catástrofe si los pequeños comenzaran a besar a cuanto animal encuentran por ahí!
Por su parte, un vocero de Wrigley Co., la división a la cual pertenece Skittles, aseguró al Huffington Post que la marca "ha ganado miles de adeptos solo con este inesperado anuncio". Según el representante, "nunca pretendimos ofender a nadie con nuestro humor irreverente y no creemos que esta situación imaginaria promueva un perjuicio o un comportamiento inapropiado hacia los animales".
Hasta el momento ninguna organización ecologista ha protestado por el beso francés entre la rubia y el portentoso mamífero de alargados colmillos.
Los televidentes estadounidenses ya deberían estar acostumbrados a las extravagancias de Skittles. Quizás algunos recuerden el anuncio de la barba animada en una entrevista de trabajo o aquel en el que un hombre era alimentado por un pájaro en su nido. No obstante, la polémica se ha encendido en Youtube, con alrededor de un millar de comentarios, una cifra similar a la edición estadounidense del Huffington Post.
Aunque OMM expresa seguramente una legítima inquietud, tal vez exageren un poco. La protagonista del anuncio afirma: "esto no es lo que parece". En otras palabras, ni la morsa, ni el beso, ni siquiera los Skittles son reales. Bueno, los caramelos sí, pero nos podemos equivocar de sabor cuando tomamos uno verde limón que en su interior guarda un ponche de frutas. Las apariencias…

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