Incluso a riesgo de pecar del amarillismo inaugurado por Hearst (tal y como se comenta al incio del artículo reproducido a continuación) proponemos un título de impacto para nuestra entrada de hoy.
Extraemos los contenidos de Koprolitos, como en otras ocasiones, y en esta gracias a su redactor Charlie Charmer, uno de nuestros favoritos junto a Javi Godoy, por su deliciosa tendencia a proponer puntos de vista alternativos a la hora de contemplar la iconografía de los dinosaurios en la cultura. Para ello ni siquiera necesita redactar siempre él mismo los contenidos, sino encontrarlos, valorarlos y seleccionarlos para su divulgación a través de este particular espacio on line para la paleoantrozoología.
Charmer quiere compartir lo que en él despierta la lectura que descubre en "A Short and Incomplete History of Philippine Science Fiction", donde Victor Fernando R. Ocampo de alguna manera nos recuerda que la pérdida de Filipinas, vista como un símbolo de la decadencia de España como potencia política, naval y económica, supuso la extinción de muchas cosas que hemos olvidado o, más bien, hemos ignorado debido a la supuesta lejanía histórica, geográfica y cultural.
Establecer una analogía entre los extintos dinosaurios y algo ya pasado, obsoleto pese a (o por culpa de) su característica grandiosidad facilita que entendamos los valores de la intelectualidad española marcada por los acontecimientos de 1898 como propia de dinosaurios (aunque a estas alturas la generación del 27 tampoco parece dejar de sugerir efluvios de naftalina a las nuevas generaciones).
Lo que pocas veces se reconoce o reivindica es el bagaje cultural peculiar y característico de los territorios coloniales perdidos, y nuestra ignorancia sobre lo que se cocía en Filipinas cultural, artística o intelectualmente es grande por no decir total, pero gracias a Ocampo y a Charmer os puedo ofrecer una asociación entre la prehistoria de la narración gráfica española y Filipinas, y entre ambas y los dinosaurios, no los dinosaurios en sentido metafórico, sino los dinosaurios como imagen recurrente de las historias de aventuras fantásticas. Si los monstruos postatómicos de la ciencia ficción occidental surgieron de Japón, los dinosaurios ilustrados españoles surgieron de Filipinas.
Mafa Alborés
http://koprolitos.blogspot.com.es/2016/11/filidinos-1-hiwaga-komiks.html
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Extraemos los contenidos de Koprolitos, como en otras ocasiones, y en esta gracias a su redactor Charlie Charmer, uno de nuestros favoritos junto a Javi Godoy, por su deliciosa tendencia a proponer puntos de vista alternativos a la hora de contemplar la iconografía de los dinosaurios en la cultura. Para ello ni siquiera necesita redactar siempre él mismo los contenidos, sino encontrarlos, valorarlos y seleccionarlos para su divulgación a través de este particular espacio on line para la paleoantrozoología.
Charmer quiere compartir lo que en él despierta la lectura que descubre en "A Short and Incomplete History of Philippine Science Fiction", donde Victor Fernando R. Ocampo de alguna manera nos recuerda que la pérdida de Filipinas, vista como un símbolo de la decadencia de España como potencia política, naval y económica, supuso la extinción de muchas cosas que hemos olvidado o, más bien, hemos ignorado debido a la supuesta lejanía histórica, geográfica y cultural.
Establecer una analogía entre los extintos dinosaurios y algo ya pasado, obsoleto pese a (o por culpa de) su característica grandiosidad facilita que entendamos los valores de la intelectualidad española marcada por los acontecimientos de 1898 como propia de dinosaurios (aunque a estas alturas la generación del 27 tampoco parece dejar de sugerir efluvios de naftalina a las nuevas generaciones).
Lo que pocas veces se reconoce o reivindica es el bagaje cultural peculiar y característico de los territorios coloniales perdidos, y nuestra ignorancia sobre lo que se cocía en Filipinas cultural, artística o intelectualmente es grande por no decir total, pero gracias a Ocampo y a Charmer os puedo ofrecer una asociación entre la prehistoria de la narración gráfica española y Filipinas, y entre ambas y los dinosaurios, no los dinosaurios en sentido metafórico, sino los dinosaurios como imagen recurrente de las historias de aventuras fantásticas. Si los monstruos postatómicos de la ciencia ficción occidental surgieron de Japón, los dinosaurios ilustrados españoles surgieron de Filipinas.
Mafa Alborés
http://koprolitos.blogspot.com.es/2016/11/filidinos-1-hiwaga-komiks.html
martes, 15 de noviembre de 2016
FiliDinos 1: Hiwaga Komiks
El
15 de febrero de 1898, el acorazado Maine explota en el puerto de La
Habana. Acusando a España de un supuesto sabotaje, W.R. Hearst batió
récords de ventas y forzó a McKinley a declarar la guerra.
La poco objetiva [1] prensa sensacionalista se conoce como prensa amarilla desde que W. R. Hearst publicó en el dominical del New York Journal una serie de gags
en los que ese color era el predominante, para hacer ostentación de su
capacidad técnica (el amarillo es el color más difícil de obtener en la
prensa), tratando de deslumbrar a sus lectores e intimidar a sus
competidores [2]. Si pudiera, le habría añadido incluso sonido (Edison
había patentado el fonógrafo en 1878); lo más parecido que ha podido
hacer es añadirle bocadillos. El protagonista de la serie Tin Pan Alley no tiene nombre, pero todos le conocen como “el chico amarillo” (The yellow kid), nombre que terminará rebautizando por imperativo popular la tira, considerada el primer cómic moderno.
Las consecuencias de “la guerra de Hearst” (su lema era “Hago
noticias”) son conocidas: Cuba, Puerto Rico y Filipinas se independizan
de España… para caer bajo la órbita estadounidense. Filipinas lo estuvo
hasta 1935. Después llegó un breve periodo de autogobierno y tres años
de dominación japonesa (base de la nula influencia del manga sobre los
filipinos), hasta la independencia definitiva tras la Segunda Guerra
Mundial.
“Pero tenemos buenas razones para creer que la aviación existía en los tiempos prehistóricos”
La ilustración superior corresponde a
un gag de Joaquín Xaudaró (1872-1933). Aunque su familia se trasladó a
Barcelona en 1883, había nacido en Vigan, Filipinas. Pionero del cómic
[3] y la animación [4] española, ese mismo 1898 comenzó su carrera en la
prensa.
Tras la guerra del 98 y durante el
dominio norteamericano, Tony Velásquez (1910-1997) comenzó ilustrando
partituras a modo de cómics en 1926 y en 1928 crea a su popular
personaje Kenkoy para la revista Liwayway. En 1947 funda la editora Ace, que debuta con la revista Pilipino Komiks (10.000 ejemplares que llegan a 120.000 en tres lustros), a la que siguen Tagalog Klasiks (1949), Hiwaga Komiks (1950), Espesyal Komiks (1952), Kenkoy Komiks (1959) y Educational Klasiks Komiks (1961). En 1962, tras una serie de huelgas, la editora acabó cerrando.
La más interesante, a los efectos que aquí nos ocupan, fue Hiwaga Komiks, que podríamos traducir como “Cómics de Misterio”. En "A Short and Incomplete History of Philippine Science Fiction",
Victor Fernando R. Ocampo indica que, junto a un par de novelas, los
cómics fueron la única fuente de historias filipinas de ciencia ficción
en los años 1950 y principios de los 60.
En
1951 debutó en la revista Rubén Yandoc (1927-1992), que contribuirá
regularmente a los títulos de misterio y bélicos de DC así como a las
revistas de Warren en la segunda mitad de los 70 y comienzos de los 80.
En Hiwaga Komiks publicó la serie “Rondo”, en cuya página de
presentación (arriba) vemos imágenes tomadas de libros infantiles sobre
dinosaurios. Volverá a ilustrarlos, con mayor libertad, en Satano (1968).
Tuko, en la portada del número de enero de 1958 de Higawa Komiks
Para Ocampo, Tuko sa Madre Kakaw
(1952), de Clodualdo del Mundo (1911-77), fue el cómic de
ciencia-ficción más interesante de la época. Aunque el protagonista de
la serie es un gecko (“tuko”), sus dimensiones le hacen remedar
inevitablemente a los dinosaurios. En 1959 Richard Abelardo lo trasvasó a
la gran pantalla en una cinta que se ha perdido, salvo algunos
fotogramas.
Higawa Komiks #407 (1967) con Dambusaurus
Tras el cierre de Ace, Higawa Komiks
será recuperada en 1964 por Pilipino Komiks, Inc. (germen de Atlas
Publishing). De esta etapa data “Dick Garbo”, una suerte de James Bond
ideado por Ric M. Torres/ Armando V. de Guzmán, que tendrá que
enfrentarse a una especie de dinosaurio que seguro que no conocías: el
“Dambusaurus”. Ambos autores le cogieron gustillo a la temática sauria,
como puedes comprobar en la primera página de Jarko, con reminiscencias del Turok de Alberto Giolitti.
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[1] Baste comparar el titular de arriba (“La crisis está servida. El gobierno está reunido; crece la creencia en un sabotaje español”) con el del New York Times: "Hasta
el momento las causas de la explosión no están claras. Los marineros
heridos del Maine son incapaces de explicarlo. Se cree que el acorazado
ha sido totalmente destruido”.
[2]
Pulitzer se vio obligado a rebajar a la mitad el precio de sus diarios
para equipararse a los de Hearst, cuyas cifras de ventas se igualaron
gracias a los cómics, una agresiva publicidad y el sensacionalismo.
[3]
En la última década del siglo XIX utiliza la elipsis para agilizar la
acción, publicó con Francisco Navarrete los 15 números de The Monigoty (1897), el primer tebeo regular de España, dibuja en 1899 el primer bocadillo hispano, anticipa el género de ciencia-ficción (Un viaje al planeta Júpiter) y el de aventuras en La hormiga de oro (1904), donde estrenó la fórmula del serial por episodios autoconclusivos que sigue en su cómic más largo, Vida y milagros del hijo de Gedeón.
[4] Es autor de las cintas Venenos de Bombay (1917), Aventuras de Jim Trot (1918), La fórmula del Dr. Napp (1919), Un discípulo de caco (1930) o Un drama en la costa (1933). La primera película española de dibujos es El apache de Londres (1915, Alfred Fontanals).
http://koprolitos.blogspot.com.es/2016/11/filidinos-1-hiwaga-komiks.html
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