Existen en la red muchas imágenes de fotomontajes que se han vuelto virales, la mayoría de ellos dedicados a la hibridación de especies animales o su asociación a objetos de diversas índoles. No creo que los trabajos de Sarah deRemer sean técnicamente excepcionales, pero sí creo que su sencillez de recursos, sus facilones e inmediatos recursos de photoshop los convierten en agudos collages cuyo mérito radica en la selección de los protagonistas del fotomontaje, como es el caso del tiburón blanco con mirada de araña (que aúna las dos zoofobias más emblemáticas), o su serie de animales-fruta, que tal vez constituya una reflexión más profunda que un mero juego visual acerca de las fronteras del veganismo, y que, como podéis ver en los ejemplos que acompañan este texto previo al muestrario de DeRemer, tampoco son estrictamente una idea original o técnicamente más perfecta que sus precedentes. DeRemer, sencillamente, parece haber meditado un poquito más tras observar dichas imágenes preexistentes, y se diría que se ha limitado a intentar emularlas junto con la fascinación que a ella misma le producían, sin más pretensiones, pero me da la sensación de que, durante el proceso, la tenue pregunta subyacente de por qué se sentía atraída por estas criaturas surtidas de la imaginación y de los archivos de imágenes zoológicas, nos resultan tan turbadoras, y es por todo ello que hemos querido rendir tributo a las quimeras del s.XXI, marcado por el Photoshop, a través de los sencillos pero contundentes trabajos de Sarah DeRemer, encaminados a perderse, posiblemente, en el anonimato de los buscadores de imágenes si no ponemos remedio.
De esta serie, destacaría la fusión del Kiwi ave y el Kiwi fruta. Muchos me han preguntado quién debe su nombre a quién. La verdad es que la peculiar ave neozelandesa debe su nombre a su voz característica, que suena a algo semejante a la onomatopeya que la nombra. El parecido de la fruta de la también genuínamente neozelandesa enredadera le otorgó la misma denominación por parte de los habitantes de la isla. No hay que decir que son ya muy vistos en internet montajes de esta índole, y que ya habíamos visto ratones-kiwi, ranaranjas, cebrocerontes y toda suerte de hibridaciones, pero son tan replicadas y copiadas a través de la red que ya no es fácil determinar su autoría, y a alguien había que adjudicar el mérito de producir obras de este tipo, y que constituirían un género emparentado con los cadáveres exquisitos, el dadá, el surrealismo e incluso la crítica a la ingeniería genética tan ilustremente analizada por autores de peso como Patricia Picinini.
De esta serie, destacaría la fusión del Kiwi ave y el Kiwi fruta. Muchos me han preguntado quién debe su nombre a quién. La verdad es que la peculiar ave neozelandesa debe su nombre a su voz característica, que suena a algo semejante a la onomatopeya que la nombra. El parecido de la fruta de la también genuínamente neozelandesa enredadera le otorgó la misma denominación por parte de los habitantes de la isla. No hay que decir que son ya muy vistos en internet montajes de esta índole, y que ya habíamos visto ratones-kiwi, ranaranjas, cebrocerontes y toda suerte de hibridaciones, pero son tan replicadas y copiadas a través de la red que ya no es fácil determinar su autoría, y a alguien había que adjudicar el mérito de producir obras de este tipo, y que constituirían un género emparentado con los cadáveres exquisitos, el dadá, el surrealismo e incluso la crítica a la ingeniería genética tan ilustremente analizada por autores de peso como Patricia Picinini.
Sarah DeRemer
Otras quimeras digitales en la red:
Al igual que en nuestro texto introductorio a la obra de Sarah icluimos imágenes similares de otros autores sin identificar, podeis encontrar un sinfín de ellos de los que es difícil ya determinar su origen exacto, por lo que, a continuación, ofrecemos una selección de algunos de los más llamativos que, sospechamos, pertenecen a un mismo autor o a un proyecto o ejercicio pautado por una escuela de imagen o fotografía. ¿Veis a qué me refiero?
Otros ejemplos anónimos extraídos de la red que agradeceríamos comentáseis en caso de conocer su origen o autoría:
Y hay más:
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