Para complementar nuestra anterior entrada sobre el dibujo a ciegas, nos ha parecido bien dar una vuelta de tuerca a la reproducción gráfica de nuestras percepciones visuales saliéndonos, precisamente, de sus fronteras.
En el título de la entrada parafraseo el título español de la memorable película de Roger Corman protagonizada por Ray Milland, cuyo personaje, el Dr. James Xavier, se ve desbordado por su hipertrófica capacidad visual adquirida mediante una medicación experimental. Xavier es capaz de ver más allá de las longitudes de onda que vemos el resto de los humanos y se ve incapaz de asumir el exceso de información, cada vez más incomprensible para él, que sus superdotados ojos le ofrecen, hasta el extremo de preferir arrancárselos en un moralizante y escalofriante desenlace. No es una situación excesivamente diferente de la vivida por el personaje interpretado por Val Kilmer en "A primera vista", un invidente que recibe un tratamiento para obtener la vista y que descubre que no es lo mismo que obtener la visión. Una cosa es sentir la luz y otra muy diferente percibir imágenes y otorgarles un sentido, o una relación con el entorno físico para su comprensión. He de decir que tengo otro referente, de vago recuerdo. Creo recordar que se trataba de una producción de Televisión Española protagonizada por Gerardo Malla sobre un hombre de mirada telescópica, afectado por su capacidad para ver detalles infinitesimales de la realidad circundante, de la que se tenía que distanciar, literalmente, para hacerse una idea de cómo la percibimos los demás, como metáfora de la percepción alternativa del mundo que tienen los genios, sean artísticos o científicos. Desde luego, agradeceré cualquier aclaración sobre esta producción, seguramene basada en una obra de ilustre origen literario.
Las radiografías, como las fotografías de infrarrojos y otras representaciones gráficas de aspectos de la realidad generalmente invisbles para nosotros, son significativamente expresivas por el hecho de estar en el filo de lo perceptible. Mantienen una correlación formal con las imágenes que nuestra propia visión nos aporta, y su traducción nos resulta relativamente sencilla, mostrándonos el interior de los objetos que normalmente nos muestran tan sólo su superficie.
Nick Veasey trabaja sus imágenes desde estas premisas para conseguir aportar una carga evocativa e incluso poética en los resultados. Y si lo logra es gracias a la cuidadosa selección de los objetos/sujetos fotografiados/radiografiados, oportunamente relacionados con este tipo de visión alternativa. Ignoro cuáles de us imágenes se corresponden a radiografías reales y cuáles a simulaciones digitales, pero en cualquier caso todas nos remiten al aspecto que suelen ofrecer las radiografías clínicas, en negativo, o a los escáneres de seguridad, por lo que el público que las contempla vislumbra, además de aspectos estéticos, los usos técnicos y científicos de la tecnlogía que suele facilitar este tipo de imágenes.
En el caso de la imagen que abre esta entrada, el mini-cooper se muestra como un organismo, un fenotipo extendido de la especie humana, en el que el propio ser humano es una parte más de la anatomía de ese organismo surgido del artificio.
En la imagen correspondiente al murciélago, es inevitable remitirnos a la evocación del mundo sensorial del murciélago basado en la ecolocación, que rastrea en la densidad de los objetos circundantes, tal y como haría una ecografía, sustituta alternativa de la radiografía en medicina y en veterinaria.
La estructura biológica revelada posee una belleza intrínseca porque saca a relucir la lógica anatómica y estructural del animal tradicionalmente ciego (lo cual es un mito cultural falso, ya que casi ninguna especie de quiróptero es ciega, sino que a su visión añaden los valiosos datos sensoriales extra que complementan su percepción del entorno, generalmente nocturno) que ve más allá de los límites de nuestra propia percepción.
Bajo este punto de vista, al igual que en la radiografía del "mini" tripulado, la excavadora con su conductor adquiere la categoría de organismo cuando menos simbiótico, sobrevolando el concepto de cyborg que ya hemos comentado en otras entradas.
Me parece por ello igualmente interesante su versión radiográfica de un conjunto de lámparas, o bombillas, que remiten a la luz artificial, a la emisión de radiaciones visibles e invisibles, desnudadas estructuralmente por el mismo poder de la luz.
Las ondas que no vemos sí dejan huella en ciertos soportes, que sirven de sustituto a nuestra óptica limitada para desentrañar los secretos del mundo habitualmente no visible. Recomiendo recapitular y ver con nuevos ojos el contenido de la entrada que dedicamos al soporte de la lámpara de flash de la Graflex Speed-Graphic.
Y si a alguien le queda alguna duda sobre lo sustancioso de la obra de Veasey, y que no se trata sencillamente de una forma llamativa o curiosa de observar objetos, recomiendo visitar su web y comprobar que siempre selecciona objetos significativos, composiciones que nos remiten a las enseñanzas del arte a través de citas u homenajes a obras bien conocidas e ilustres, como el famoso pictograma de Magritte que nos recordaba, acerca del dibujo o la pintura de una pipa que "esto no es una pipa", por más que la reproducción la diseccione hasta sus más íntimas entrañas, como es el caso de la versión radiográfica deVeasey.
Asimismo encuentro un especial interés en sus radiografías de manos con gestos significativos, culturalmente osados o despectivos, de los que decido seleccionar los cuernos característicos de la pulsación, por parte de Spiderman, de sus surtidores de telarañas, y soy consciente de que ya me estoy extralimitando en la subjetividad de mis apreciaciones y comentarios, pero no me negaréis que es un modo encantador de vincular este trabajo artístico-científico con uno de los científicos de ficción que más juego han dado, desde diferentes enfoques temáticos, a los contenidos más visitados de nuestro blog.
Y, ya para terminar, recordaros que somos seres sensoriales, que interpretamos el mundo a través de nuestros sentidos, que de todos ellos hemos concedido especial preeminencia a la vista y al oído como canales de comunicación, pero que los órganos sensoriales que realmente nos motivan y empujan son más básicos, táctiles y térmicos, al punto de convertirse en arquetipos visuales (ya hemos dicho que la tiranía de la imagen nos guía) cuya visión superficial nos convierte en potenciales víctimas de los superestímulos...y, en fin, que la vista engaña...a no ser que tengas visión de rayos X.
http://www.nickveasey.com/home/4570152827
Nick Veasey